—¿Vas a decirme qué te tiene tan tenso? —Taehyung sintió los dedos de su mejor amigo masajearle el cuero cabelludo, a veces le molestaba que supiese todo de él; cómo tocarlo, qué le gustaba y qué no, qué lo hacía feliz, sus miedos, su pasado o cuando algo le carcomía la cabeza.

Era su subconsciente personificado y fuera de su cuerpo, siempre haciéndole enfrentar aquello que prefería posponer. Sin embargo ayudaba, todo lo que Park Jimin hacía o decía terminaba siendo siempre para un bien mayor.

—Estoy sin ideas —va directo al punto, sabiendo lo innecesario que sería hacerse el desentendido—. Llevo dos años trabajando bajo el sello de BaeSoul y lo único que tengo es una colección, Joohyun acaba de darme un ultimátum: debo entregarle una colección completa para antes de que termine el año o perderé el espacio en la agencia, ¿Sabes cuándo es eso? ¡En seis meses!

Jimin lo observa sentarse en el colchón, drenando su estrés en gestos exagerados con las manos mientras habla.

—Tengo seis meses para pensar en una temática, hacer bocetos, recrear los primeros diseños, hacer pruebas de calidad y llevarlos hasta su despacho para ver si los acepta o no. Me voy a volver malditamente loco —el pelipúrpura extiende el brazo y lo atrae a su propio pecho desnudo, consolándole. Sabe de primera mano la tendencia explosiva del pelirrojo cuando no puede manejar sus emociones por lo que lo acaricia en silencio hasta que nota que se tranquiliza.

—Lo vas a lograr —y él no es de mentir para no dañar, lo que dice lo cree con cada fibra de sí mismo—, hace dos años creíste que tus diseños no serían lo suficientemente buenos para entrar en una línea de ropa comercial y hace seis jurabas que nadie se interesaría en ti, en lo que tienes para ofrecer como diseñador. En todas esas suposiciones te has equivocado.

—Pero esto es diferente-

—Y en todas yo he acertado, por una vez confía en mí y confía en ti. Mientras más te fuerces en pensar algo más tardarás en obtenerlo, deja que la inspiración llegue sola; y cuando lo haga, te aseguro que será tan fuerte que harás en días lo que no hiciste en meses.

El silencio se instala entre ambos y una vez más Taehyung confirma que Jimin sabe qué decir para tranquilizarlo.

—Confío en ti —es lo que murmura una vez que la calma le relaja el cuerpo entero.

—Lo sé, yo también confío en ti.

Se dejan arrastrar por el cansancio de la madrugada, con las piernas y los brazos entrelazados sobre la delgada sábana que apenas les cubre los cuerpos entre una esperanza no verbalizada de que al amanecer será un mejor día si despiertan juntos.

[...]

—¿Cómo van las cosas en la comisaría? —Jungkook ríe ante tal preocupación.

—Hyung llevas fuera dos días, por supuesto que todo sigue igual.

—¡Apuesto que no! Yoongi debe estar acabado sin mí.

El pelinegro maniobra entre papeleo, la pantalla de su computadora y celular en mano.

—Tienes razón, Yoongi hyung está muriendo sin ti, lo vi llorar en su oficina esta mañana.

—¿De verdad? —y la carcajada que el menor suelta lo hace desear golpearlo.

—Tú de verdad ibas a venir corriendo, ¿No?

—Debería adoptar un cachorro para que ensucie toda la casa y te vuelvas loco —amenaza—. Voy a ensuciar todas tus camisas blancas cuando regrese por ser un desalmado con tu hyung.

—Sobre eso, estoy pensando en rentar un departamento —las bromas quedan en segundo plano ante tal anuncio.

—¿Tan pronto? ni siquiera conoces bien toda la ciudad, no gastes innecesariamente, sabes que no me molesta tenerte como compañero.

—Lo sé, es solo que no termino de sentirme independiente, ¿Sabes? aprecio como no imaginas vivir contigo pero también deseo algo propio, algo que yo gané.

—Sigues siendo igual que cuando tenías quince años —cuenta nostálgico—. Bien, entiendo. Solo no te precipites, ¿Está bien? tómate tu tiempo para elegir y mientras disfruta de mi compañía porque una vez solo ya no te haré el desayuno.

Unos toques en la puerta desvían su atención. Tras conceder permiso una compañera de grandes ojos negros se asoma.

—Jungkook-ssi, el comisario pide verte.

—Gracias, ya voy —asiente regresando de nueva cuenta a la llamada—. Hyung tengo que colgar, el comisario solicita verme ¿Algún recado que quieras que le pase?

—Dile que hasta acá puedo verle el entrecejo arrugado —comenta burlesco—. Éxito en tu día Kookie lindo, hyung te ama. Hablamos luego.

—También te amo hyung —y con ello corta la llamada. Unos tecleos más son los que necesita para abandonar su oficina y caminar hasta donde se le ha solicitado.

Dentro, tal cual Hoseok predijo, Min Yoongi mantiene el ceño fruncido frente a la pantalla de su laptop en un hábito inconsciente que los años le dejaron. Jungkook toca la puerta y entra tras oír el permiso.

—Comisario, me dijeron que viniera.

—Así es —responde quitándose los lentes para relajarse un poco—, ¿Crees que puedas filtrar las estadísticas del último expediente que te mandé para mas tardar mañana a la medianoche? decidí adelantar todo lo posible para darle mi atención a cosas de mayor importancia que delitos menores.

—Claro comisario, lo tendré listo lo antes posible.

—Gracias, sabía que podía contar contigo —y esa simple felicitación es suficiente para incitarlo a pedir lo que tanto viene pensando. Yoongi lo mira entre indeciso y emocionado, cual niño que está por pedir un juguete nuevo—. ¿Algo que quieras decir?

—He hablado con Hoseok hyung lo necesario para saber que ocupan cuerpos y mentes dispuestas a dar todo por resolver el caso, por lo que me preguntaba si me daría la oportunidad de participar en el operativo FL95; prometo dar todo de mí mismo para ayudar.

Silencio es lo que recibe. Yoongi lo analiza con sigilo, la petición de incluirlo en el operativo principal no siendo escuchada por primera vez pero sí la primera instancia en la que el menor lo pide abiertamente. Sabe lo perspicaz y eficiente que el azabache es, lo dedicado que es en cada cosa que hace; pero sigue siendo un recién llegado y eso es un detalle que no puede darse el lujo de ignorar.

—Lo consideraré —es lo único que puede ofrecer y con eso el menor se queda tranquilo.

—Muchas gracias comisario, me retiro a seguir trabajando.

—Adelante.

Es hasta que su mano roza la manija de la puerta que las palabras de su ruidoso mejor amigo regresan a él.

—Oh, por cierto, Hoseok hyung me pidió que le dijera que incluso desde Gwangju puede ver su entrecejo arrugado.

Jungkook piensa lo tierno que es el sutil rosado que le tiñe las mejillas ante tan tonto mensaje.

—Dile que se meta en sus propios asuntos, o no —se corrige—, yo lo llamo más tarde. Puedes retirarte Kook.

—Permiso, comisario.

Y Min Yoongi se encuentra sonriendo en la soledad de su despacho por el recado disfrazado de fastidio que sabe busca relajarle.

Contra todo pronóstico y más de lo pensado se encuentra esperando su regreso, pues como dijo, el café no le sabe igual en su ausencia y solo tal vez el día pasa con mayor lentitud sin él merodeando en su oficina cada que tiene oportunidad.

Y quizá sí lo extraña. Solo un poco.

[...]

"Cuán irónico es que pueda odiarte amándote, verte brillar apagándote o extrañarte tocándote.

Te odio por todo lo que soy capaz de hacer por ti, te amo por todo lo que haces por mí.

Brillas cual sol ante una simple caricia y te apagas al ver en la gente malicia.

Sin embargo, he decidido no extrañarte más; en su lugar recibo tu gentileza y apoyo tu nobleza.

Extrañar es doloroso y corrosivo, por ello de ahora en adelante no te extraño, te estaño."

Adoro la analogía que hice entre el estaño y la palabra extraño, se me hace súper lindo.

El estaño es un metal blando no tóxico ni corrosivo de color platinado que a veces varía en tono y debido esas dos propiedades se me hace lindo compararlo con extrañar a alguien sin intoxicarnos ni dañarnos en el proceso.

Btw AMO a los Jimins de mis historias se los juro JAJAJAJJA casi siempre terminan siendo mis personajes favoritos 💜