Calidez lo recibió.

Se permitió encandilarse un segundo con las hermosas luces y el embriagador aroma del alcohol, pero ni toda la bella arquitectura o el calor de la gente a su al rededor fueron lo suficientemente brillantes para no verlo.

A la distancia un pelirrojo de largas piernas y estrecha cintura caminaba entre mesas tomando pedidos y entregando bebidas. Jungkook lo miró escuchar atento a sus clientes con libreta en mano, tan natural que se cuestionó por qué le extrañaba no ver la altanería en sus facciones o la soberbia en sus ojos, pero ahí estaba. Kim Taehyung estaba en su ambiente y con su gente.

Lo vio asentir varias veces antes de levantar la vista cual imán y conectar miradas, el pelinegro casi fue capaz de ver la máscara deslizarse por su piel para posterior a ello sonreírle altanero, dejó los pedidos en manos de sus compañeros y caminó hacia él.

—Pensé que lo había espantado oficial, ¿Qué lo trae por aquí?

Jungkook lo miró humedecerse los labios con la punta de la lengua.

—Vengo por información.

—¿Qué información puedo yo brindarle sobre una noche que no pasó? —el silencio se instaló en ambos hasta que el mayor rio seco—. Por dios relájate, estoy jugando. Mi turno está por terminar, ¿Me esperas?

Mas contradiciendo sus palabras se retiró antes de darle oportunidad de réplica. Jungkook decidió entonces tomar asiento en lo que su nuevo "contacto" terminaba de atender a la clientela. Lo observó ir de un lado a otro con bebidas en mano y una extraña incomodidad se instaló en su pecho al verlo sonreír forzado, sin la calma inicial con la que lo vio antes de que lo notase. Casi sintió que su sola presencia invadía su espacio, su terreno.

Cuando menos lo pensó ya tenía de nueva cuenta los ojos miel mirándolo fijo y a Taehyung sin el delantal, quedando todo de negro con una mochila colgando de su hombro.

—¿Nos vamos, oficial? —y una vez más caminó sin esperar respuesta, con el menor tras él siguiéndolo por donde había entrado.

El pelirrojo rodeó el bar hasta llegar a unas escaleras colocadas como escape en caso de incendio.

—¿A dónde vamos? —Taehyung tocó la vieja escalera, mirándolo.

—Para no conocerme haces muchas preguntas, me sorprende que sigas vivo —y subió.

Su buen humor fue sepultado con aquellos arranques de superioridad que muy en el fondo lo hacían sentir inferior, ¿Quién demonios se creía aquel vándalo para hablarle como si fuera un niño? De mala gana lo siguió escaleras arriba, hasta que ambos pisaron el techo del lugar. En la azotea el aire era considerablemente más frío.

—¿No eres capaz de lidiar con la crítica, mh? —el pelirrojo dijo tras detenerse y mirar las luces de Seúl por la noche—. Hasta acá puedo ver el humo que te sale por las orejas.

—No es que no sepa lidiarla, sino que trato de ser amable con quien sólo sabe ser arrogante.

—Poético —respondió sin mirarle, sarcástico—. Bienvenido al mundo real niño bonito, a la gente le importa una mierda tu amabilidad.

Jungkook no entendió el drástico cambio de actitud ni la hostilidad que bañó la voz del contrario tras apartarle la mirada.

—Pero no venimos a hablar de eso —y un brillo fugaz que no supo cómo interpretar atravesó sus pupilas—. Te traje aquí porque allá abajo hay muchos ojos y oídos, no me voy a exponer a que me maten por lo que voy a decirte.

Inhaló y suspiró antes de clavarle la mirada.

—Hay muchas bandas por aquí, desde quienes venden piratería hasta drogas y armas. Choi Youngjae es el dueño del tattoo studio, hace bien su trabajo pero su establecimiento es también un punto de compra y venta, ya sabes, hay excusa para permanecer tanto tiempo dentro si te tatúas. No tienen días específicos para negociar pero sí una señal, cuando las letras neón cambian tenuemente de naranja a rosa la clientela son mayormente esos tipos que el público general.

Jungkook guardó cada detalle en su mente, ideando un nuevo plan para proceder. Taehyung notó su largo silencio.

—¿Preguntas? —la noche cubrió el rostro del novato oficial.

—¿Cómo sabes esto?

—Contactos, oficial. Demasiados ojos, bocas y oídos.

—¿Eres parte del negocio? —la mirada ajena se opacó.

—No.

—¿Y cómo sé que puedo creerte? —Taehyung rodó los ojos.

—Aunque no lo creas me tomo muy en serio mi palabra, y como dije antes no tengo nada que perder facilitándote el camino.

—Muy noble de tu parte —le regresó la jugada—. ¿Y tienes algo que ganar?

Bingo.

—Por supuesto, no me pondría en riesgo sin obtener nada a cambio —al menos era directo, Jungkook le concedió.

Permanecieron en silencio con la brisa enfriándoles la piel y las estrellas ocultas por las luces de la movida ciudad. Taehyung se perdió unos minutos en la profunda noche con Jungkook mirándole curioso, preguntándose quién era el chico con la mirada perdida que se extraviaba en sus propios pensamientos. Con dos parpadeos el pelirrojo se removió incómodo tras ser consciente del innecesario momento que estaban compartiendo.

—Me voy, espera unos minutos antes de bajar, no quiero que nos vean juntos —caminó hacia la escalera—. Muchos ojos.

—De acuerdo —no hubo despedida ni agradecimientos, si bien los valores de Jungkook le quemaron la lengua por retener un gracias y buenas noches el pelinegro tragó, sabiendo que tal cual Taehyung había dicho a la gente le importaba una mierda su amabilidad.

Caminó ocupando el lugar del pelirrojo y apreció la vista con la corta conversación dando vueltas en su cabeza. Los dedos le picaron en anticipación que controló, pues si en algo el mayor tenía razón era en lo fácil que la información volaba por los aires.

Tenía que ser inteligente y ser parte de los ojos y oídos para no estar entre las bocas.

[...]

"Tan atrayente como su persona, tan lento como las horas.

¿Qué es eso que baila entre tus pupilas?

¿Qué es eso que escondes entre sonrisas?

Es luego de que tu mirada se apaga que te tiñes de amarillo, pero, ¿Es en advertencia o tan solo es brillo?"

Que bonita me quedó la última parte djskajbdkasnq