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06 ⏐ Canela

Jungkook estaba frustrado, molesto, preocupado.

Un huracán de emociones nacía desde la boca de su estómago queriendo hacerlo reaccionar estrepitosamente, más reprimiendo su impulsividad con la muralla del autocontrol, cualidad que el pelinegro había entrenado toda su vida específicamente para su oficio.

Podía ver que no era el único tenso, a pesar de todos lo años de entrenamiento, podía ver en los ojos de Yoongi su ansiedad por resultados, pues desgraciadamente a su hyung no le gustaba esperar; mucho menos luego de que casi descubrieran a uno de los agentes infiltrados, quien tuvo que asesinar para mantener su coartada.

Por lo mismo, toda la comisaría trabajaba dentro de una burbuja hostil. Todos ansiaban el éxito del mismo por lo que Jungkook comenzaba a cuestionarse si realmente se trataba de una red de tráfico de drogas y no algo más grande.

Pasaron unas cuantas horas hasta que finalmente decidió ponerse en marcha. Quería ayudar a sus superiores, quería serles de utilidad.

—Hoseok hyung, ¿Te cubro? —preguntó a su mejor amigo, quien escribía en su computadora con el entrecejo fruncido, relajándolo tras ver al pelinegro.

—No hace falta Kookie, gracias —pero Jungkook necesitaba su autorización como excusa.

—¿Todo en orden? —entró a la oficina, cerrando la puerta y caminando a su escritorio.

—No- es decir, sí —suspiró agotado—. Lo normal.

—¿Seguro? —el castaño se rindió.

—El operativo es inestable, a veces parece que se nos va de las manos y otras que lo tenemos bajo control. Es exhaustivo en muchos sentidos y demasiadas personas se están rompiendo la espalda para que funcione —Jungkook percibía perfectamente el cansancio y la frustración en la voz de su hyung.

—¿Hay algo que pueda hacer para ayudar? —Hoseok negó.

—Sabes que no. Yoongi no permite que nadie ajeno al caso interfiera, sigo abogando para que te incluya pero no quiere sobrecargarte de responsabilidad. Prometió pensarlo.

—Eso es suficiente para mí —caminó posicionándose detrás de su silla, masajeándole los hombros tensos.

—Estás siendo demasiado lindo, ¿Qué quieres? —y la mente de Jungkook no vaciló.

—Déjame cubrir tu último patrullaje —pidió abiertamente.

—¿Por qué el repentino interés?

—Sólo quiero dar una vuelta —y no mentía—, despejarme un poco del papeleo.

Hoseok fingió sospecha, dado que confiaba su vida al contrario.

—De acuerdo. No hagas ninguna locura —Jungkook retiró sus manos, fingiendo haber sido ofendido.

—Estás hablando con la prudencia personificada —caminó hacia la puerta—, te veo en casa.

Y salió, satisfecho de conseguir su objetivo y dispuesto a cumplir con la segunda parte de su plan.

...

Terminó de recoger sus cosas en un abrir y cerrar de ojos, subiendo a la patrulla que Yoongi le había permitido usar como medio de transporte en lo que su auto era trasladado de Busan a Seúl.

Se quitó el amplio saco negro junto a su corbata, arrojándolas de manera rutinaria al asiento trasero. Manejó en silencio repasando mentalmente sus anotaciones infinidad de veces. Jungkook era bastante listo, unas cuantas conversaciones más altas de lo normal por un lado e información que había recopilado de documentos por el otro le habían permitido conectar algunos puntos.

Tenía ciertos establecimientos que planeaba vigilar de cerca con la esperanza de obtener algún dato de utilidad, el primero: un tattoo studio medianamente conocido.

Aparcó la patrulla en el estacionamiento de un local cerrado a varias calles de distancia, decidiendo continuar el resto por cuenta propia para no llamar la atención.

Sentía la brisa fresca sobre sus brazos cuyas mangas había (vaya la redundancia) remangado y el aire colándose entre los dos botones sueltos de su camisa. Estaba cómodo, y quizás algo (demasiado) expectante.

Pudo apreciar las letras neón del local a lo lejos, súbitamente se detuvo, preguntándose si sería realmente buena idea entrar y dejar expuesto su rostro. Alguien podría verlo después vistiendo el uniforme o aún peor, podían seguirlo y verlo marcharse a bordo de la patrulla.

La cabeza le daba vueltas, viendo todos los finales y alternativas posibles para tomar una decisión. Pero antes de poder llegar a una conclusión el característico e inconfundible sonido de disparos resonó a lo lejos dentro del studio.

Retrocedió instintivamente, tocando por reflejo el lugar donde solía portar su arma, arma que había dejado en el auto. Se quejó casi cayendo al suelo tras ser jalado dentro de un oscuro callejón de un segundo a otro, listo para usar los puños de no ser por la apariencia reconocida.

—Los niños bonitos no deberían estar por aquí a estas horas —se burló, y aún con la penumbra  Jungkook fue capaz de visualizar la coqueta sonrisa junto al fogoso cabello rojo.

—¿Qué haces aquí? —preguntó ligeramente aturdido por la cercanía de ambos cuerpos.

—Pago mis deudas, no como otros —señaló  con la cabeza al local—. Me encantaría quedarme a conversar pero será mejor largarnos, esto se pondrá feo.

Tomó su brazo con intención de correr,  siendo detenido por el fornido cuerpo del pelinegro.

—Soy policía, ¿Lo olvidas? puedo detener un final trágico —Taehyung negó divertido.

—¿Dónde está tu uniforme, tu placa y tu arma? no traes refuerzos y eres tú contra diez sujetos aproximadamente. Ante sus ojos eres otro civil más en el lugar y momento equivocado, no dudarán ni dos segundos en volarte la cabeza por testigo —Jungkook no lo aceptó en voz alta pero el pelirrojo tenía razón, iba completamente desarmado—. Ahora mueve las lindas piernas que tus padres te dieron y sígueme.

Taehyung no lo sostuvo esta vez, corriendo entre los callejones como si su vida dependiera de ello. Y tal vez, sí lo hacía.

Jungkook dudó muchas veces antes de resignarse tras ver que no tenía otra vía de escape, siguiendo la espalda de Taehyung a quien no tardó en igualar, admirando lo bien que parecía conocer todos y cada uno de los atajos.

Dieron varios giros, algunos saltos e incluso tuvieron que escalar muros. Jungkook se sentía nuevamente en la academia de entrenamiento.

Corrieron hasta llegar a una pequeña casa escondida en un barrio de muy mala muerte, entraron jadeantes por el esfuerzo y con la adrenalina a tope, Taehyung cerró la puerta y encendió la luz.

—¿Vives aquí? —Jungkook miraba con asombro el pésimo estado del lugar, no quería juzgar pero la casa verdaderamente parecía un nido de ratas.

Taehyung, recobrando el aire a su lado, lo miró como si hubiera hablado en otro idioma.

—Por supuesto que no, ¿Crees que llevaría a un extraño que encima es policía a mi casa? no gracias, no quiero desaparecer del mapa aún.

El pelinegro lo miró cansado y con un deje de pena.

—Tienes un punto —le dio la razón, demasiado agotado para fingir ser desagradable—. ¿Ya puedes explicarme qué demonios ocurrió?

Taehyung lo miró asombrado.

—¿Mis oídos están escuchando bien? ¿Acabas de sonar agradable?

—Bueno, después de correr medio Seúl con un desconocido siento que al menos merezco una explicación —respondió ignorando mundialmente su comentario y empezando a aceptar que a falta de no poder regresar él mismo por la patrulla tendría que llamar a una grúa y tomar un taxi hacia el apartamento de Hoseok.

El mayor rodó los ojos al verse ignorado.

—Ya te lo dije, alguien no pagó sus cuentas y pium pium —Jungkook escuchó incrédulo cómo el pelirrojo había imitado infantilmente el sonido de disparos aún cuando siempre que lo escuchaba hablar parecía no poder decir tres palabras sin incluir una maldición en medio de la oración.

—¿Y esperas que con eso olvide los disparos que escuché y que probablemente hayan matado a alguien?

—Mmm...¿Sí? —Jungkook suspiró.

—Voy a arrestarte —Taehyung lo miró casi con horror, muy diferente a la ocasión en la que Hoseok lo había amenazado de la misma manera. Quizá temiendo de su poca experiencia con el oficial Jeon, no pudiendo determinar la seriedad de sus amenazas y no deseando arriesgarse.

—No tienes ninguna prueba en mi contra.

—Pero eres cómplice.

—¡Al igual que tú! ¿Qué clase de oficial huye dejando a alguien en peligro? —el acusado lo miró airado, Taehyung presionaba los botones correctos para hacerlo reaccionar.

—Tú mismo lo dijiste, no había mucho que pudiera hacer, iba desarmado.

—Y a todo esto —interrumpió su explicación—. ¿Qué hacías tú ahí? ¿Ibas de encubierto? ¿Acaso tus superiores saben de esto?

Bingo. Taehyung sonrió victorioso al ver la sinceridad traslucir por un segundo en la mirada del otro, era bastante bueno leyendo el lenguaje corporal de la gente luego de tener solo un par de ojos para defenderse. Meditó cuidadosamente sus palabras antes de hablar.

—Hagamos esto, olvida esta noche y te daré información acerca de los implicados. Así la próxima vez que vengas con refuerzos —enfatizó—, puedes proceder y hacer tus cosas de niño bueno, ¿Qué dices?

Taehyung se había precipitado, lo sabía. Pero quizá aquel candente oficial era su última oportunidad para detener lo inminente. Y como bien decían, a situaciones desesperadas medidas desesperadas.

—¿Por qué debería creerte? —cuestionó.

—¿Hola? acabo de salvarte el culo. Aparte, no tengo nada que perder —se jactó—. En cambio, me atrevo a afirmar que usted sí, oficial.

Y ahí estaba nuevamente, la coquetería y falso respeto en su voz. Jungkook pensó otras opciones, pero maldita sea su imprudente codicia por querer ayudar y sentirse útil. Decidiendo otorgar un gramo de confianza al pelirrojo frente a él.

Sin saber que ambos, desesperados por objetivos distintos, se habían lanzado de lleno al limbo de la confianza a ciegas.

Donde un solo error podría desmoronar todo.

—De acuerdo —aceptó y pudo ver brillar los grandes orbes almendra que lo miraban con la leve luz de la bombilla vieja del techo iluminándolos.

[...]

"La prudencia, madre de hallazgos y verdades, alejada de los brotes de falsedad y errores.

Aún si me he jurado a servirle eternamente me permito pecar por labios coral y ojos ópalo, sólo para ser bañado en la enmienda del perdón y resurgir de las cenizas como un ave.

Qué no daría por regresar a ser fiel creyente de que el orden trae la paz, pues desde que me hallé embelesado por el recorrido de tres lunares la idea de que lo ordinario debería ser extraordinario no me ha permitido cerrar los ojos sin que el canela de su piel caramelo invada mis sueños y haga de ellos un perfecto desorden."

Amo esta historia sólo por el final JAJJAJAJAJA.

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