9. Mi vampiro perdido
Dejé de respirar al verlo.
La luna se rió por eso. Los grillos cantaron mientras el silencio se hizo cada vez mayor. Mis ojos se llenaron de lágrimas y sentí que iba a desvanecerme. Aquellos grandes y perfectos ojos azules me estaban mirando y yo no lo podía creer. Mi corazón rugió dentro de mí para hacerme saber que no estaba dormida. Me dolió el pecho. No supe realmente cuantos segundos pasaron, pero cuando la primera gota salada resbaló por mi mejilla, el Alexander vestido en un esmoquin lleno de sangre, simplemente desapareció de mi vista.
Dejé de respirar de nuevo.
Bajé la mirada sabiendo que tal vez era otro sueño, que me estaba volviendo loca o que posiblemente era otra alucinación.
Sollocé mientras me tapaba la boca con dolor. Miré la ventana esperando que al menos volviera su imagen. Ya no me importaba si me faltaba algún tornillo. Puse mi mano de nuevo en aquel ventanal que me separaba de la oscuridad de la noche. Mis orbes cristalinas mostraron un vacio más grande.
¿Por qué la vida me castigaba de esta manera?
Me sentí muerta, más muerta que antes. Dejé que las lágrimas resbalaran y me consolé a mi misma al saber que le estaba mostrando mi lado más débil a la luna.
—Esto es estúpido. —Lloré apoyando mi cabeza en el cristal, soltando lo mucho que me odiaba—. Él no volverá... él nunca lo hará.
Respiré con fuerza sabiendo que me quedaría sola de nuevo; sin embargo y cuando pensé que debía ir con Max de una buena vez para comenzar el día, se escuchó el azote de la entrada principal.
Por un milisegundo, dejé de llorar. Abrí los ojos con fuerza y mi boca se entreabrió levemente. ¿Sería posible...? Sentí un escalofrió, mis mejillas se secaron con rapidez. Mi cuello se giró en un movimiento brusco hacia la puerta de la habitación y fue cuando mi corazón volvió a sentirse caliente. Pasé saliva sabiendo que tal vez estaba soñando de nuevo, pero aún así susurré su nombre en un hilo de voz casi inaudible.
Debo admitirlo, temblé peor que una gelatina.
Respiré con fuerza antes de tocar la manija y como si el miedo de repente me invadiera, dejé mi mano ahí puesta. Fueron segundos quizás, pero cuando me armé de valor y abrí la puerta esperando ver solo el pasillo vacio, observé a aquella persona que estaba manchada de sangre e hiperventilaba cómo si hubiera corrido miles de kilómetros hasta donde yo estaba.
—Nicole...
Me tapé los labios casi al instante y volví a quedarme sin aliento.
Sentí entonces cómo dio un paso hacia al frente y yo no pude evitar hacer una mueca que intentaba no destruirse al verlo avanzar. Su rostro palideció al verme, entendiendo por qué mis ojos se humedecieron al verlo.
Me abrazó y yo simplemente me quebré por dentro. Mis mejillas volvieron a mojarse con premura y no pude impedir que mis piernas se aflojaran. Me deshice con él en el piso mientras escondía mi rostro entre el pecho de la persona que yo más amaba.
—Alex...
Sus manos se aferraron aún más a mi espalda ante mi llamado y yo hice lo mismo al sentir que encajaba sus dedos con necesidad en mí. Lloré sin titubeos al saber que no era una ilusión, de que en serio era el Alexander que yo tanto había esperado.
—¿Eres tú? —Susurré a pesar de tenerlo entre mis manos—. ¿En serio eres tú?
—Soy yo... —soltó tras separarme y hacerme ver aquellos ojos que gritaban mi nombre con alegría.
Miré aquella hermosa mirada antes de volver a llorar.
—¿ Cuánto tiempo...?
—Seis años, tres meses y... y diez. —Me interrumpió. Me interrumpió besándome. Me besó un millón de veces.
En un comienzo, no pude responderle. No contesté sus besos porque aún pensaba que todo era un gran sueño; sin embargo, cuando me limpió las lágrimas con sus helados dedos y pude mirar sus ojos arrepentidos, no pude evitar lanzármele encima. Le besé de nuevo y lo profundizamos casi al instante.
Mis manos parecieron moverse solas. Me aferré a su cuello como si mi vida dependiese de ello y él no soltó mi cintura. Cerré los ojos soltando tantas lágrimas como si no tuviera una llave que las detuviera.
El calor comenzó a arder mi cuerpo y con eso, comenzó un gran baile. Era como una pelea divertida, una pelea que hacía mucho que no tenía.
Nos besamos con pasión y furia. Mis manos no se detuvieron y vaya que él no se quejó por ello. Lo acaricié sin parar... más que nada porque yo aún no creía que estaba despierta.
Toqué su gran espalda, su rostro afilado, sus largas pestañas, su hermoso cabello... prácticamente, enredé mis piernas en su torso cuando me levantó en el aire y seguí besándolo.
Le sentí de cerca. Tan cerca que no pude evitar gemir de deseo.
Chocamos contra el armario de forma inesperada, me hizo dar un brinco y me acomodó mejor sobre sus pantalones.
Nunca paramos, ni siquiera para respirar.
Recuerdo que puse mis manos en su cabello, le di cariño con mis dedos, seguí jugando con su boca y sus labios y emití leves gemidos en los momentos en que mi cuerpo chocaba contra las paredes.
Simplemente todo fue una locura.
Hacía unos minutos había tenido el sueño más extraño de todos y ahora... ahora tenía junto a mí al hombre al que yo tanto había esperado. Y no solo lo había encontrado, sino que ahora estaba tocándome igual de necesitado que yo.
Recordé entonces y entre todo el jaleo, a esa primera noche. Esa cuando yo lo había iniciado todo y había tenido una de las pocas noches con las que había estado con él. No pude evitar ruborizarme al saber lo que venía. Estaba ansiosa, emocionada y a la vez, realmente excitada.
Alexander rio adivinando el por qué de mi zozobra y sin poder evitarlo, metió una de sus manos por dentro de mi pijama.
Tuve un escalofrió al sentir el contacto de su piel congelada con la mía, que en ese entonces, ardía como un volcán en erupción.
—Lo siento... —Me besó el lóbulo de mi oreja tras decir aquello—. Te lo voy a recompensar esta noche, te lo prometo.
Gemí al escucharlo decir aquello, ya que me dejó suavemente en la cama y me acarició de arriba abajo. Abrí mis ojos observando cómo se deshacía de su chaleco y de ahí, se desabotonaba su camisa empapada de sangre.
Me mordí los labios tratando de controlarme y respiré lentamente al ver el torso desnudo de mi fiel y amado novio, que tenía una media sonrisa en su hermoso y pálido rostro.
—Eres una pervertida.
Solté una tímida sonrisa a la par en que, jugando, me deshice de solo uno de mis tirantes. Escuché de él una risa contenida y sin retenerse más, me besó el cuello.
Sentí sus colmillos rozar mi piel. No puedo negar que tuve un escalofrió que me puso el pelo en punta. Solté su nombre en un ronroneo libidinoso que a él prácticamente lo hizo besarme de nuevo en los labios.
—Te amo, Nicole.
Respiré con fuerza al saber que iba a llorar. Mi vista volvió a nublarse por las lágrimas y esta vez, no pude evitar soltar una sonrisa nerviosa, pero tonta al escucharle.
¿Cuánto tiempo había esperado para eso?
Aquellos ojos azules volvieron a acercarse a mí. Su mirada lo decía todo. Me quería desnuda también. Me sonrojé al verle acariciar mi cintura y tomar el borde del blusón para quitármelo. Aquella sonrisa blanca apareció casi al instante al mirarme. ¿Se estaba dando cuenta de lo emocionada que estaba, o no? Se hizo del rogar un poco, pero al mirar mi cabello expandido en las sábanas, mi pecho subiendo y bajando por desearle y mis labios entreabiertos sin poder respirar, casi me arrancó mi blanca ropa de una sola estocada.
Me miró detenidamente cuando quedé en ropa interior para él. Entorné mis labios para decir algo, pero cuando dije su nombre, él simplemente se echó hacia adelante y puso su frente sobre mi pecho.
—No puedo creer lo hermosa que eres.
—¿Alex?
—Fue tanto tiempo...
Le abracé sabiendo que se estaba culpando; sin embargo, no quería pensar en eso ahora. Realmente quería que siguiera. Necesitaba tenerlo ahora, había esperado este momento desde hacía mucho tiempo y no quería que la tristeza me lo echara a perder.
—Olvídalo...
—No puedo, es solo que yo...
—Alex —Intenté esconder lo excitada que estaba—, hablemos de eso mañana.
El del cabello oscuro se levantó un poco para verme y casi como si se hubiera acordado que prácticamente estábamos por hacer el amor, me miró con las cejas levantadas.
—Dios, realmente eres una pervertida.
Le miré con lujuria y no pude evitar sonreírme a mí misma. Sí y la persona que estaba quitándose los pantalones, tenía la culpa.
Lo había esperado mucho tiempo. ¿Qué más quería? Como mujer, estaba insatisfecha desde hacía años y no solo quería que llegase para que me besara todo el tiempo o me ayudara con Max, sino que tenía necesidades y vaya que lo había extrañado.
Me besó entonces de nuevo y volvimos a lo que estábamos. El hizo uno que otro comentario sobre lo bonita que era y lo mucho que me había extrañado en su viaje, pero cuando quiso a comenzar a hablar de más, no pude evitar besarle con furia para que se callara y volviera a acariciarme.
Alexander, al sentirse dominado, no tardó en aferrarse de nuevo a espalda, y como si supiera de sus intenciones, me arqueé un poco para ayudarle. Sus manos se movieron con cierta experiencia y entonces el sonido del brassier se oyó desbotonarse.
Me fui sentando en el colchón y los tirantes de mi sujetador de encaje se fueron deslizando con éxito por sobre mis brazos. Llegué a poseer de nuevo su boca y volviendo a cerrar nuestras vistas, sentí sus manos adueñarse de mi busto, cintura y espalda.
Me enfoqué en aquel beso haciéndole saber lo mucho que le había extrañado, lo mucho que lo había necesitado y el deseo de hacerle saber lo mucho que quería que continuara. Entendió el mensaje rápido o tal vez su necesidad era tan grande como la mía, porque se separó un poco de mi para sacarme la última prenda que tenía.
Se echo encima de mí de nuevo y me besó esta vez tiernamente.
—Nicole —soltó tras besarme—, te amo.
Mis ojos se abrieron en conmoción. Respiré profundamente y dejando correr una última lagrima, me aventé contra sus labios sin darle una respuesta en palabras sobre lo que sentía.
Volvimos a besarnos de la misma forma en cómo habíamos hecho cuando destruimos la habitación. Sentí sus manos de nuevo por mi torso y no pude evitar plañir entre sus labios. Alex sonrió por ello, pero no por eso se detuvo. Sin dejar mi boca, pasó a acariciar aquella zona que hacía mucho que yo no tocaba. Sin poder evitarlo, dejé de besarlo y gemí con fuerza.
Alex se convirtió entonces en el mejor vibrador de la historia.
Alcancé casi al instante un orgasmo cuando, sin siquiera preguntar, me mordió en el cuello delicadamente.
Aquella sensación que tanto había extrañado, que me había hecho sentir tantos celos en año nuevo, al fin lo sentía de nuevo.
El escalofrió me recorrió el cuerpo por un largo tiempo y era mejor de lo que yo recordaba. Era como si un rayo me hubiese atravesado de repente y vaya que se había sentido genial. Abochornada por haber gritado en su oreja, escondí mi rostro en su pecho.
Le escuché lamerse los dedos y no quise mirar el momento preciso cuando se deshizo de sus calzoncillos. Estaba muerta de vergüenza.
Cuando creí que haría algo más loco, percibí sus labios en mi frente. Alojando un tierno beso, volvió a acariciarme y él, ya con la respiración un tanto más prolongada, abrió mis piernas lentamente para volver a ingresar sus dedos dentro de mí. Jadeé débilmente y me arqueé esperando que aquello mejorara.
Y vaya que lo hizo.
Sentir sus labios en mi pecho me hizo volver a sentir ese relámpago delicioso que ya había olvidado que existía.
Alex volvió a sonreír, pero no paró de besar todo mi cuerpo. Se enfocó en cada parte de mi cuerpo; no dejó ni un solo lugar sin besar mientras su mano exploraba el terreno.
Intenté decir su nombre entre susurros, pero al hiperventilar, no pude más que aferrarme a las sábanas y morder mis labios. Cuando pensé que nada más podría mejorar, le sentí besarme justo allá abajo. Gemí como nunca antes y, sin conocer a la mujer que se apoderaba de mi cuerpo, pedí por más.
No sé cuanto tiempo estuvo abajo, pero cuando volví a tocar aquella puerta al paraíso, él simplemente entró sin tocar a la puerta. Lo sentí de nuevo dentro de mí y los dos suspiramos al mismo tiempo.
Intenté decir su nombre de nuevo, pero cuando lo intenté, él volvió a besarme. Le abracé entonces con obsesión y rasgué su espalda con mis uñas. Por esto, Alex comenzó a moverse. A entrar y salir de mí lentamente para, con los segundos, transformarse en un vaivén que hacía mover la cama con nosotros encima.
El cuarto se llenó de nuestras melodías y pude sentir de nuevo su calor cayendo en mí, a aquellas manos atrapándome, sus hermosos labios besándome y su respiración en mi sensible oreja.
Ahogué un resuello cuando volví por decima vez a lo más alto. Me contraje y esto hizo que él me imitara. Escuché un resoplido de su parte y entonces, nos derretimos juntos.
Al terminar, lo sentí acostarse en mi cuerpo, sin sacar al animal que me había hecho tan feliz. Me besó en un fino reproche y como si adivinara mis pensamientos, mordió sus labios lastimándose.
La dulzura de aquel líquido rojo sacó de mí mis instintos más bajos y miserables. Aunque cansada, respiré profundamente y no pude evitar lamer con gusto aquella carnosa boca, para luego comérmela entera.
El no me impidió nada en lo absoluto y, solo para divertirse, a veces hasta me torturaba conteniendo su sangre dentro suyo. Aquello me hizo quejarme entre dientes y me moví un poco para que su amiguito despertara entonces de nuevo.
Alex gimió un poco y eso me hizo sentir victoriosa. Aprovechando tal reacción gloriosa, enterré mi boca sobre su cuello. Detallé en mi lengua, el dulce sabor de su sangre, esa sangre que me estaba quitando la sed que yo tanto tenía. Me concentré en comer y fue entonces cuando lo sentí penetrarme de nuevo.
No tuve idea de cuánto tiempo duró la cena, pero chupé y chupé hasta cansarme, hasta saciándome por fin de aquella sed que me había perseguido por seis años. Alex, gozando de mi cuerpo, esperó a que terminase de comer.
Al terminar, volvimos a hacer el amor y relamió su propia sangre de mi mentón. Me besó de nuevo mientras mis parpados se sintieron pesados y caí de nuevo en un hermoso y dulce sueño.
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Y esto lo escribí cuando tenía 15 años, ¿okay? Jajajaja dios, y quité muchas escenas subidas de todo pero Dios, no puedo creer que era tan pervertida. Anyways.... les ha gustado? Ahora veamos que pasa cuando Alex conozca a Max :3
PD. Me iré de vacaciones justo en... 3 horas ( Sí, acá son las 3:39 am y mi vuelo sale temprano) Estaré fuera por una semana. Regreso el 27 y el siguiente estará como el 30/1 de septiembre <3 Las amo y espero que les haya gustado tanto como a mí (?)
-Nancy A. Cantú
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