Color rush
Pareja: Yuki x Uenoyama
Tematica: romántico
Bueno por si algún alma no entiende nada este one shot esta basado en el dorama coreano "Color Rush"
Mini guia xD:
Probe: Es la persona que puede hacer que un monocromatico pueda ver colores
Mono: Persona que puede ver solo en tonalidades grises.
Fiebre del color: efecto que sucede cuando el mono y el probe se miran a los ojos.
Ceguera facial: persona que no puede distinguir rostros, los ve como manchas.
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¿Cómo mostrarle los colores a alguien que nunca los ha visto? ¿Cómo ser el Probe de la persona a la que estas destinado?
Yuki Yoshida, 21 años, estudiante de la facultad de música, nunca pensé que lo encontraría.
—Me daría miedo ser el probe de alguien. Escuché que los monocromáticos se obsesionan rápidamente con los colores y luego no pueden dejar de verlos. Ver el mundo de un solo color no debe ser agradable— todos los días se escuchaban casos de monos asesinando a su pareja luego de secuestrarlos. Era habitual tener miedo y no querer toparse con ellos pero a mí simplemente me daba curiosidad.
— Eres un miedoso Hiiragi, después de todo ellos tampoco quieren conocernos— ¿Cómo sería el rostro de una persona al descubrir el mundo por primera vez? ¿Cómo sería su expresión?
—Dejen de parlotear y ensayemos. Hoy en la noche tenemos una presentación importante y no pienso perder contra Given otra vez— Shizusumi nos había convencido de crear una banda ya que la anterior se desintegró luego de perder contra aquel vocalista que cada vez que cantaba lograba que tu piel se erizara.
—No se ustedes pero a mi me emociona verlos en vivo— por fin podría conocer al castaño de voz tan dulce.
—Como sea, el guitarrista no se queda atrás. Escuché que es mono pero no quiere admitirlo— en el mundo de la música ser monocromático significaba la expulsión del integrante. El miedo siempre terminaba ganando y por ello esas personas eran las más solitarias.
—Dejen ese asunto y concéntrense— nuevamente fuimos regañados por Yagi quien se veía eufórico. Estaba seguro que no perderíamos.
La noche llegó y con ello la competencia. Me aseguré de estar en la primera fila para analizar bien a mis contrincantes y ver sus pros y contras. Eso me hacía crecer cada vez más como músico.
—Ahora es el turno de la banda favorita de Shizu— el rubio amaba molestar al azabache quien solo lo miraba con fastidio.
—Ya cállate. Están por comenzar—el primero que salió fue Mafuyu Sato quien tímidamente se acomodaba frente al micrófono. Los segundos en salir fueron el bajista y el baterista quienes estaban detrás de él y por ultimo el guitarrista se posicionó frente a mí.
—Es un honor presentarles a la banda del momento. Con ustedes: Given— cuando Uenoyama Ritsuka fijó su vista en mi no pude evitar sorprenderme por ello. Nuestras miradas estaban conectadas, sus ojos se tornaron rojizos y luego de ello él se desmayó y cayó del escenario por lo que sin dudarlo ataje su caída cargándolo en mis brazos.
— ¡Uenoyama-kun! Debemos llevarlo al hospital— el castaño se preocupaba por el guitarrista pero yo no podía dejar de observar su rostro. Era muy lindo.
— Será que... ¿Le agarró la fiebre de color?— Hiiragi analizaba la situación mientras la banda dejaba sus instrumentos para venir a ayudar a su integrante.
—Cuando nos miramos...sus ojos se tornaron rojizos. Podría ser una posibilidad—sea como sea debía averiguarlo. Si yo era su probe era mi deber mostrarle el mundo de colores a su alrededor.
Luego de varios minutos y de que una enfermera del lugar lo revisara el chico despertó. Estaba muy desorientado ya que su rostro mostraba aquella expresión.
—Colores...veo colores...tú...— ¿De verdad él era monocromatico? ¿Y yo era su probe?
—Tranquilo...—se estaba poniendo muy nervioso por lo que sin dudarlo me senté detrás de él y le hablé muy bajo—. El color de tu pantalón es azul...como el mar. El cartel de allí es de color violeta. Tu abrigo es de color celeste, como el cielo— él miraba todos los colores mientras yo lo abrazaba.
—¡Ue! Nos asustaste...emm... ¿Interrumpimos algo?— el bajista apareció acompañado de toda la banda mientras nosotros estábamos en una situación algo comprometedora.
—Claro que no. Tú ¡Aléjate de mi!— sin más me levanté de donde estaba y sonreí.
—Creo que nos veremos luego, digo, si quieres descubrir un mundo nuevo— me sentía feliz. Por fin había encontrado a mi otra mitad y no la dejaría ir tan fácilmente.
—Viejo te buscamos por todas partes. Somos los siguientes— Hiiragi me dió mi guitarra y luego de correr nos subimos al escenario en donde dimos absolutamente todo. Mi instrumento destellaba pasión mientras mis amigos me acompañaban. Era una canción digna de ganar.
—Eso estuvo bien. Quizás pasemos a la próxima instancia— Yagi reía y eso daba mucho miedo.
—Deja de hacer esa mueca me asustas— pero yo no podía dejar de pensar en Uenoyama quien tenia unos bonitos ojos azules que quería observar por siempre.
Cuando estábamos saliendo sentí que alguien tiraba de mi brazo y me llevaba a un lugar apartado.
—No puedo verte...hasta que te cubras con algo— para que el efecto de color funcionara las personas debían verse a los ojos, con sus rostros descubiertos.
—Bien bien— tomando mi bufanda la subí lo más que pude a mi rostro y con ello rompí la conexión de color—. Ya puedes mirarme— el chico me miró y posteriormente una mueca molesta adorno su cara.
—Escucha... al parecer eres mi probe...pero eso no significa nada. No te quiero en mi vida y no te necesito. Mantente alejado de mí y de mis amigos— sus palabras sonaban serias pero por alguna razón había algo de duda en ellas.
—¿Por qué eres tan terco? Solo deja que cumpla mi rol y te enseñe el mundo que no puedes ver— yo también tenia un motivo para tenerlo cerca, pero no se lo diría, al menos no ahora.
— Mi respuesta sigue siendo no— sin más se marchó y yo no iba a detenerlo. Sabía que una vez que observó los colores tarde o temprano querría hacerlo de nuevo y yo lo esperaría.
Pasó una semana de aquello y seguía sin poder concentrarme en mis clases. La última que me quedaba era la de música avanzada en la cual solo los que poseían mejores notas podían ingresar.
—Suerte en tu clase de niños avanzados—Hiiragi se molestó conmigo toda una semana por no poder ingresar.
—Prometo transmitirte mi conocimiento— pero no esperaba reencontrarme con el allí. Antes de que cayera al suelo pude sostenerlo.
—Lo llevaré a la enfermeria— luego de cubrirme el rostro para cuando despertara lo deposité suavemente en la camilla del lugar y saqué de mi mochila una pequeña caja de colores que utilizaba en las partituras.
— ¿Qué haces aquí?—Uenoyama me miraba con fastidio mientras yo sonreía.
—Fue pura casualidad lo juro. De saberlo me hubiese cubierto el rostro. Hasta que no te acostumbres a mi te desmayaras— una vez que la persona mono se adaptaba a su probe dejaba de desmayarse y podía ver los colores por más tiempo.
—Te dije que no quería nada contigo y tu sigues insistiendo— antes de que el efecto del color pasara deposité en su regazo la caja de colores y se los señalé pacientemente.
—Este es el azul, rojo, amarillo, verde, naranja, violeta, gris, celeste— amaba ver sus ojos abrirse de asombro o de curiosidad cuando no comprendía algo, pero odiaba como se apagaban al desaparecer el efecto.
—Bien...si quiero ver los colores...pero solo por unos días— entendía su miedo al encontrarme. Las personas monocromáticas eran peligrosamente obsesivas.
—De acuerdo— desde aquel día ambos nos encontrábamos para ver la ciudad, una noche de luces, el arte callejero, los diferentes colores de guitarras, etc.
— No puedo creerlo...mira allí arriba— fue un día de lluvia en donde me enamore de él. Aquella vez en donde sus ojos apreciaron el arcoiris que atravesaba el cielo.
—Vaya...nunca había visto algo tan hermoso— rara vez sonreía pero esta vez el de cabello azabache parecía un niño pequeño y yo no podía apartarlo de mi vista. Era el único rostro que anhelaba apreciar.
—Este es el mundo que quería que conocieras— su rostro volteo a verme y unas lágrimas de felicidad lo inundaban.
—Gracias...—pero no supe por que desde ese día comenzó a evitarme.
Cada vez que quería acercarme Uenoyama cambiaba de dirección, cuando nos encontrábamos por accidente inventaba una excusa y se iba. Lo peor fue cuando él y Sato comenzaron a salir lo cual me destrozó.
—Viejo... los probes y los monos no pueden estar juntos. Tómalo como una ventaja, no terminarás secuestrado. Shizu y yo nos estábamos preocupando—Hiiragi hablaba pero yo no paraba de pensar en él, en sus ojos, en su cabello, en sus breves sonrisas, en sus sonrojos. Resulta que el obsesionado era yo.
—Por algo te está evitando. No puedes andar como acosador. Déjalo ir y ya— parecía tan fácil hacer aquello, pero una vez que observas algo ya no quieres dejar de verlo.
—Vi su rostro...— mis amigos quedaron sorprendidos por mi confesión y yo decidí desahogarme— Saben que tengo ceguera facial desde que soy un niño, pero por alguna razón es el único rostro que puedo ver. No sabría explicarlo, pero sé que lo necesito— así como el azabache quería ver los colores yo anhelaba observarlo a él.
—Uenoyama está en una clínica...intentó suicidarse— al escuchar decir eso a la supuesta pareja de Ritsuka mi mundo se desmoronó.
— ¿Fuiste a verlo? ¿Sabes algo de él?— el castaño lloraba mientras se aferraba a un chico de cabello azabache.
—No Ugetsu. No se permiten visitas. Su mama prohibió que cualquier persona lo vea, pensó que yo era su probe— ¿Por qué diablos haría algo como eso? ¿Qué quería lograr? Necesitaba respuestas y las obtendría.
Cuando la noche llegó me infiltré a su habitación por la ventana del segundo piso y cuando lo vi mi corazón se partió.
—Yuki... ¿Qué haces aquí? Debes irte— su piel estaba pálida, sus ojos rojos de haber llorado y se encontraba más delgado.
—Nos vamos de aquí. Huiremos— sin dejarlo reprochar y burlando la seguridad del lugar nos escapamos en medio de la noche y paramos en un hotel que se encontraba alejado de allí.
— ¿Pensabas que lo hacías por mí? ¿Para no obsesionarte conmigo y terminar secuestrándome?— él no quería verme a los ojos. Se cubría el rostro en todo momento.
— Intenté seguir con mi vida sin ti, intente enamorarme, intente volver a ver el mundo gris pero...no puedo...ya no puedo— las lagrimas brotaban de sus ojos y yo no pude evitar besarlas y acunarlo con ternura.
— ¿Y quien dijo que tendrías que alejarte de mi? ¿Acaso yo te lo pedí? ¿Acaso no te dije que me gustaba observarte? Aún tenemos que ver el mar que prometí. A eso iremos mañana— nuestras manos se entrelazaron y esa noche no volvimos a hablar.
Al día siguiente luego de tomar un transporte, nos encontrábamos en la playa.
—Ue, mírame— el azabache me observó y posteriormente se encontraba admirando la belleza del mar—. Existen diferentes tonalidades de azul, azul marino, cobalto, Francia, índigo, grisáceo, Prusia...— me memoricé todas las tonalidades de colores que pudiera mostrarle. Quería que las transmitiera en su música, en lo que el hacia, en su día a día.
—Si que te aprendiste todos los colores, yo por ahora sé los básicos— tomando su mano decidí que era momento de revelarle mi secreto, el porque yo no me alejaría de él, el porque teníamos que pasar la vida juntos.
— ¿De verdad...solo puedes ver mi rostro?— nunca había hablado tan enserio en mi vida.
—Desde pequeño...quise entender a las personas. Todos me hablaban de las emociones, de los rostros, pero yo no lograba comprender que querían decir ya que nunca había visto uno. Me dediqué a la música porque quería ver los cuerpos moviéndose, así yo sabia si les agradaba o desagradaba y estaba bien con eso pero...al ver tus ojos...supe que no quería perder eso. Cuando te veo se que eres tú y solo tú— ambos teníamos motivos por los cuales amarnos.
— ¿Y como reconoces a las personas?— era normal que me preguntasen eso.
—Por su tono de voz, su modo de caminar, sus acciones. Me acostumbré a eso—Uenoyama apoyo su cabeza en mi hombre y luego habló.
— Mi mamá me dijo que conocer a tu probe solo te echaba a perder la vida. Mi padre huyó de ella y jamás logro recuperarse de aquello. Mi hermana salió normal y yo la escuchaba nombrar los colores pero para mi todo era gris. En la escuela me mantuve lo más alejado posible de todos y poco a poco perdí las esperanzas de encontrarte pero...aquí estas—ambos estábamos conectados.
—Pues entonces no hay motivos por los cuales no podamos estar juntos—sin poder esperar tomé sus mejillas y acercándome lentamente uní nuestros labios con dulzura. Nadie podría separarnos, nadie nos alejaría.
Cuando volvimos a la realidad las cosas se complicaron. La madre de Uenoyama lo encerró en su casa y no permitió que nadie fuese a verlo. Hiiragi y Shizusumi me ayudaban a visitarlo cuando ella se iba y así nos mantuvimos. Viéndonos a escondidas.
— ¿Qué color nuevo traes para mi?— mientras el componía una melodía yo lo abrazaba por detrás.
— Ya no se me ocurren...sabes mas de colores que yo— mi novio suspiró y luego volteó para conectar nuestras miradas
—Pronto tendré lista la canción para Given. Seremos rivales en la competencia...si solo mi mamá me dejara ir— para su suerte Haruki, Akihiko, Mafuyu, Hiiragi y yo habíamos ideado un plan.
—Tú solo preocúpate por estar listo. Nosotros nos encargaremos del resto— cuando el día llego, mediante una distracción y un transporte listo logramos sacar a Uenoyama de su hogar y llevarlo al bar de Take.
El turno de Given se acercaba por lo que mi chico se preparaba para irradiar pasión.
—Lo harás increíble. Estoy seguro de ello— antes de irme el tomó mi brazo
—Por favor...mírame. Quiero tocar viendo a las personas con sus colores, pero especialmente a ti— por supuesto que no apartaría mi mirada de él. Era inevitable.
— Aunque quisiera mis ojos no se apartaran de tu rostro ni por un segundo— y allí en esa pequeño lugar ambos nos besamos.
A pesar de que tendríamos que luchar con nuestros temperamentos, con nuestras bandas y con lo complicada de la situación lo haríamos. No éramos como los demás probes o monos, éramos únicos.
Nuestro destino era amarnos y así completar la parte que al otro le faltaba porque nuestra relación no se basaba en la obsesión sino en las ganas que teníamos de complementarnos mutuamente.
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