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Supuestos enemigos

Tipo:one shot
Advertencia:ninguna

He estado atraído por Dianne de Savanaclaw desde la primera vez que la ví, pero no he podido hablarle ya que el presidente de Savanaclaw es un poco regionalista y no le gusta que los otros dormitorios se relacionen con el de él.He podido notar que Dianne no es así, le gusta ser sociable, se lleva con muchas personas de los otros dormitorios a pesar de lo recto que pueda ser Leona.

Lamentablemente no estoy en su grupo de amigos, pero la he estado observando en clases,en su club y con sus amigos y me he sentido tan extraño, feliz cuando ella lo era, triste cuando triste estaba ella, y tan furioso cuando la molestan o regañan que termine pidiéndole ayuda a Lilia Vanrouge,compañero de mi amigo Malleus.

—Eso es amor, he visto tantas personas como tu en mis años de vida, que los identifico con solo posar mis ojos sobre ellos, estas enamorado de Dianne, algo difícil con el príncipe Leona Kingsholar en el medio, pero trataré de ayudarte, porque no empiezas tratando de hablar con ella?-su andrógino rostro me sonrió.

—No se Sr Lilia,no me siento con valor, ella es tan sociable, tan amable, que creo que una presencia tan lamentosa a su lado no es algo justo.

—Lo que no es justo es que ella no sepa la verdad-Apareció Malleus, dándome un pequeño susto.

—¿Pero, y si se burla de mi?

—¿Por qué lo haría?Si ella es tan amable como dices no tiene poque hacerlo—Dijo el mayor.

—¿Y qué hago con Leona?—Dije aún más nervioso.

—Ignorarlo.¿Además si Dianne se lleva bien con el señor Malleus por qué no se llevaría contigo?

—Porque nunca salgo de mi habitación y no soy atractivo ni buen chico.

—Tienes que intentarlo Idia, te ayudaré con Leona personalmente—Dijo Malleus en un tono serio.

—¿Te parece mañana Idia?¿Luego de las clases?

—Esta bien, y gracias por ayudarme—Me levante y camine hacia la puerta.

Dispuesto a ir a mi cuarto abrí la puerta encontrandome con la pálida piel y ojos verdes de Dianne, que iba a pasar al ver a Malleus, nuestros rostros se pusieron rojos y yo simplemente me fui corriendo.

Al otro día me levante agitado, tendría que hablar con Dianne y no sabía que hacer, Ortho me vio nervioso y me dijo.

—¿Hermano, pasa algo? ¿Es por lo de ayer?

—Si—suspiré—No quiero hacer el ridículo y que se burle de mí.

Ortho me abrazó y me dió ánimos, las clases fueron bien y en la tarde Lilia me dijo sonriente.

—Te esta esperando en el Salón de baile.

Fui caminando y en la puerta del Salón me detuve, estaba tan nervioso que sentía los latidos de mi corazón en todo mi cuerpo. Normalicé mi respiración y entre, encontrandome con Dianne, sentada en una mesita con dos tazas de té, me miro y sonriente me dijo que pasara.

—Ho-Hola Dianne, soy Idia, presidente del dormitorio de Ignihide, disculpa si te hice perder tu tiempo si quieres yo—me interrumpió.

—No quiero que te vayas, llevo meses queriendo ser tu amiga, me dijeron que en Ignihide hay mucha diversión y juegos para entretenerse, pero no he podido ir gracias a Leona.¿Algún día me dejarás entrar a tu dormitorio? ¿O tiene es el mismo reglamento de Leona?

¿Había querido ir a mi dormitorio? ¿Por qué yo no lo sabía? Se supone que Lilia me conoce y no me lo dijo ayer.

—Eres bienvenida a Ignihide cuando quieras.

Nuestras mejillas se tornaron de un color rosa tenue.¡Ella converso mucho conmigo y hasta intercambiamos número de celular! ¡Estaba tan feliz! A la hora de irnos ella me prometió que volvería a venir el sábado a esta hora para seguir hablando, pero.¡Aún era martes! Supuse que tendrían un horario muy ocupado, además tiene que ejercitarse. Savanaclaw exige muchísimo entrenamiento y cuerpos atléticos y ella no era la excepción.

Llegué a mi cuarto con una sonrisa enorme y al ver a Malleus y a Lilia les agradecí muchísimas veces por su ayuda.Leona me miraba sospechosamente y yo no hacia más que sonreír.

Al otro día de clases pensé que todo iría bien, pero Leona se me acercó y me dijo en tono amenazante

—¿Te crees qué soy tonto? Se que hablaste con Dianne, deja a Savanaclaw en paz o te mataré.

No supe que decir hasta que la mencionada antes apareció echándole el vaso de agua que llevaba en la mano a Leona encima.

—Deja a Idia-kun en paz, no ha hecho nada malo.

Leona la miro mal y le dijo.

—Me iré, pero vas a tener serios problemas si vuelves a relacionarte con él.

Dijo señalandome despectivamente, se fue y buscó una toalla, en lo que la chica me decía.

—¿Estás bien?

—Si, gracias Dianne-sonreí.

—Aww que lindo sonríes.

Me sonrojé y ella también al darse cuenta de lo que dijo. Nos fuimos cada uno por su lado a dar nuestras clases, un poco aburridas ya que lo que único quería era hablar con ella, y mis plegarias fueron escuchadas.

En el horario de almuerzo,iba hablando con Ortho,y nos sentamos donde siempre, en lo que conversabamos de clases y eso llegó Dianne.

—¿Me puedo sentar con ustedes?

—¡Claro!—Dijo Ortho mirandome.

Ella se sentó a mi lado y me dijo.

—¿Hoy puedo conocer Ignihide?

—¿Cl-claro, por qué no? —Dije contento y avergonzado.

—¿Me mostrarás toda la diversión de Ignihide?

—Para mi sería un pla-placer hacerlo.

Quedamos en un acuerdo de vernos hoy al final de clases en el espejo que lleva a Ignihide. Luego de la hora de almuerzo llegaban las clases de la tarde, yo tenía demasiada felicidad, tanta que no dejaba de sonreír. Pero a la hora de salida no la ví en el lugar que la esperaría.

Llegó en 1 hora, se demoró demasiado,tanto que fui a mi cuarto, una llamada de ella resonó en mis oídos diciéndome que contestará y me dijo.

—Ah, hola Idia, perdoname por demorarme¿Puedes venir al lugar que me dijiste?

Salí de mi habitación lo más rápido que pude, y la ví con los ojos rojos e hinchados, pero sonrió al verme, me alarmé y le pregunté.

—¿Paso algo malo? ¿Por qué tienes los ojos así?

—Me metí en un problema con Leona y tuve que ir a la dirección—Dijo cabizbaja, pero levantó su cabeza y me dijo—Pero al final gané yo.

—¿Ganaste?—Dije confundido.

—¿Podemos pasar y te explico?

—Claro.

Al entrar me dijo.

—Leona y yo discutimos fuertemente sobre eso de que el no permita que nos relacionemos con los demás estudiantes,incluso me dijo cosas muy feas, así que lo arrastre hasta la dirección para hablar con Dire, el cual apoyó mi ideal e hizo a Leona arrepentirse.

Una sonrisa se formó en mi rostro, ella era fuerte y valiente.

Al llegar al lugar todos la miraban sorprendidos, seguro todos sabían lo del escándalo del príncipe kingsholar, le mostré las zonas de diversión que tenía Ignihide, porque, aunque yo proviniera de la isla de la lamentación, no iba a amargar a los estudiantes.

A ella le gusto muchísimo Ignihide, a las 8 de la noche tuvo que irse a savanaclaw, cosa que me dolió, pero mi día con ella fue tan genial, que algunos alumnos me miraban contentos de que al fin, el presidente de sus dormitorios compartiera tiempo con ellos.

Dormí con una sonrisa enorme, me sentía felíz, con Dianne me sentía capaz de mostrar mis puntiagudos dientes. Solo ella podría arruinar mi felicidad, y hasta ahora no lo había hecho.

Al otro día me levante temprano, me aliste y al salir de mi habitación no veo a Ortho,demasiado raro,aunque supongo que estaría ocupado, al salir por el mismo espejo de ayer me encuentro algo realmente sorprendente.

Estaba Dianne, y Ortho, esperandome afuera, para ir a la escuela.

—Buenos días Idia-Kun. ¿Has dormido bien?

Las orbes verdes de Dianne me miraban brillantes, como siempre, sonrojandome mucho.

—Si y tu? —Dije lentamente avergonzado.

—Yo dormí muy bien, vamos juntos a clase.

Ella tomó mi brazo y me jaló hacia la clase. Ese agarre tornó mi rostro y mi cabello de un color rojo fuerte, pero ella lo ignoró y me llevó en esa posición casi corriendo hasta mi salón.

—Nos vemos—Dijo sonriente.

Al no poder casi hablar me despedí con la mano y Ortho me dijo.

—Ya se porque te gusta tanto, es una chica muy amable.

Lo miré y me sonrió.

Asi pasaron varios meses, ella me gustaba tanto, se acercaba un baile escolar,y yo queria pedirle a ella que bailaramos juntos, lo que no sabía cómo hacerlo.

Al final de todo, Leona hizo amigos, eso era algo bueno, a parte de Ruggie y de Jack se lleva bien con Vil por alguna razón.

La chica de mi sueños estaba parada frente a mi y me dijo.

—Idia-kun.¿Con quién bailaras este domingo?

—Aun no se. ¿Quisieras s-ser tu?

Ella se sonrojo y me dijo.

—¿En serio? ¡Si! —dijo lanzándose  a mi a abrazarme.

Nuestras caras estaban tan cerca que mi pelo se tisnó rojo y me alejé bruscamente.

Detrás de mi se sintió una risa y al ver era Vil.

—¿Chicos, ya que decidieron bailar juntos, pueden venir esta noche a Pomefiore? Necesito hacerles un traje en conjunto.

—Claro—Dijimos ambos, si prendidos de que Vil apareciera así.

Esa noche Dianne y yo chateamos algo incómodos por lo que pasó.

Y así estuvimos hasta el sábado que ella me dijo que habláramos a solas.

Nos encontramos en el patio trasero de la escuela, era tarde, estaba nervioso.¿Llevábamos dos días tensos que podría necesitar?

Al llegar allí, la ví sin el uniforme, sentada en un columpio que colgaba de un árbol. Una imagen muy linda la verdad.

Al llegar ella me ofreció un lado para sentarme y empezó a hablar.

—Idia, hace dos días que estamos muy incómodos uno cerca del otro, te conté que siempre he querido conocerte, y quiero hacerte tres preguntas—Ella miraba al suelo, jugando con sus dedos—¿Alguna vez has querido saber porque te conocí? ¿Quieres saber porque estoy incómoda? ¿Quieres saber que significas para mi?

—Siempre he querido saberlo, siempre he querido saber porque quisiste hablar con este antisocial, porque nos hemos alejado, y desde antes de conocerte, me he estado preguntando que soy yo para ti.

Dije mirando a la nada.

—Eres más que mi mejor amigo Idia, me has apoyado tanto, todos estos meses que hemos pasado juntos, que me he decidido a decirte hoy, que la respuestas a mis preguntas es que te amo.

La mire impactado, mi pelo y mi rostro eran casi rojo fosforescente de la vergüenza que sentía, pero ella continuó.

—Por eso quería que bailaramos juntos, siempre había querido saber de ese chico tan tímido que eres, tan inocente, tan lindo, siempre me llamó la atención Idia Shroud, presidente de Ignihide, persona de pocas palabras, pero de gran corazón.

Lloré, sus palabras eran tan lindas, nadie me había elogiado tanto, la abrace con fuerza y le dije hipando de llorar

—Yo también te amo, no sabes, cuanto he querido que lo supieras, las miles de veces que me preguntaba como alguien como yo alcanzaría a una chica como tú, como iba a hablarte, tenía tantos deseos de conocerte y mirate aquí, me siento, tan felíz.

Ella me abrazo y me consoló hasta que me calmé.Se acercó a mi rostro y me dijo

—Pue... —La besé yo primero, para poder tomar la iniciativa en algo y que no se avergonzara de mi persona.

Estuvimos asi un rato hasta que luego le dije.

—Dianne.¿Serías mi novia?

—Claro que si—Me dijo con esa sonrisa que tanto amaba.

Y ahi estuvimos, no se por cuantas horas, pero abrazados y felices, como seríamos por muchos años más.

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