Capitulo dedicado a @Mint-sama

Mitsuba Sousuke, un chico amante del arte de sacar fotografías que ignoraba lo que pasaba por las mentes de sus dos amigos más cercanos.

El primero que casualmente compartía su edad y salón de clases, era Kou Minamoto, alguien bastante puro e inocente que era fácil de manipular. Era impulsivo, pero en el fondo un buen amigo que no se alejaba de él por más que le hablara de forma vulgar.

El otro era Tsukasa Yugi, un chico menor a él por un año, quien por coincidencia conoció cuando fotografiaba a las palomas. Aún recordaba las primeras palabras que aquel chico de ropas desordenadas y pelo negro había dicho en voz alta durante su primer encuentro.

"¿Explotarán si les doy arroz?"

Aquella extraña y perturbadora frase, fue la que dio comienzo a la extraña amistad que ambos compartían. El menor había tomado la costumbre de aparecer de improvisto y seguir al fotógrafo haciéndole extrañas preguntas, inclusive había aparecido una vez en su salón justo antes de que su clase terminara, siendo rápidamente agarrado por un clon suyo por detrás que se lo llevó tras disculparse con Tsuchigomori-sensei.

Pero a pesar de sus diferentes personalidades, de alguna forma se sentía a gusto en compañía de aquel alocado chico.

Lo que Mitsuba no sabía, era que entre sus dos amigos, la amistad no era una palabra que definiera su relación. Desde su primer encuentro, Kou notó lo extraño que se comportaba Tsukasa cuando los ojos de Mitsuba no lo veían. Habría jurado ver varias veces una mirada oscurecida en sus ojos dorados cuando sus orbes se encontraban. Al parecer a ninguno de los dos les hacía gracia verse las caras, pero a veces era inevitable, ya que era el mismo amigo en común que tenían el que los reunía.

Debido a eso, una extraña competencia comenzó a llevarse a cabo entre ambos. Tsukasa comenzó a ser más enérgico en sus acciones, tratando de opacar la presencia del rubio del grupo.

Kou en cambio, utilizó un método mucho más elaborado, llevando postres caseros a clase y a sus salidas, sabiendo de antemano que ninguno de sus amigos se había resistido a ellos antes.

Pero con lo que no contó, fue que el más joven también participaría del acto de glotonería, adorando las cosas dulces y llenándose el estómago con aquellos pastelitos que le hicieron tolerar un poco mejor al otro.

Quizás los dos no fueran amigos, pero a los ojos de Mitsuba, no se llevaban tan mal.

Sus ojos no se equivocaban y... su cámara tampoco.

Espero que les guste sajsajjs