Introducción
Antes de empezar con la historia me gustaría informaros un poco sobre su desarrollo. Los primeros capítulos son una introducción sobre la vida del personaje y demás detalles necesarios para poder comprenderla. Os pido un poco de paciencia hasta el tercer capítulo, que es cuando comenzará la trama real. Mil gracias por dar una oportunidad y adentraros en mi universo.
Gracias a no_estoy_drogada por la maravillosa portada que diseñó para mí ❤️
* * *
Me miro en el espejo y suelto un suspiro.
Es mi primer día de universidad, mi sueño a punto de convertirse en realidad.
Como una cambiante jaguar no me está permitido mezclarme con los humanos, una de las razones por las que huí de mi manada después de luchar incontables años por conseguir que aceptaran mi deseo de estudiar, sacarme una carrera y sentirme realizada más allá de las estrictas leyes arcaicas que sigue mi manada.
Por supuesto, no lo aceptaron.
Pase años estudiando en secreto para conseguir mi graduado y enviar una solicitud de admisión a la Universidad, pero no es tan fácil como el graduado no, tenía que asistir presencialmente para poder sacarme la carrera que quería, veterinaria.
¿Quién lo iba a decir? Una jaguar veterinaria, aveces la ironía de la vida me sorprende.
Suelto un suspiro y me observo. Unos ojos color ambar penetrantes me devuelven la mirada desde el espejo, herencia de mi segunda naturaleza.
Me observo de pies a cabeza, intentando adivinar si pasaría desapercibida en el mar de estudiantes humanos en el que estoy a punto de meterme.
No me dan especialmente miedo, pero me aterra no encajar porque la verdad es que nunca he tenido contacto con su mundo.
Hago una mueca al ver mi pelo asalvajado, por más que intento domarlo es imposible.
Paso los dedos por mi cabello intentando colocarlo, consiguiendo que los rizos se abran y se vean aún peor.
Desisto del intento y lo dejo tal cual está, es lo último que tengo en mente en estos momentos.
Los mismos pensamientos que llevo teniendo desde que me fuí bombardean mi cabeza con insistencia una vez más.
¿De verdad dejar la manada había sido lo correcto?
Mi vida no había sido fácil, siempre tan estrictos conmigo y obligándome a tomar una responsabilidad para la que yo no estaba preparada todavía y no sé si lo estaré algún día.No quería emparejarme y ese fue uno de los principales temas de discusión con mis padres y con la manada, pero no el único.
Me considero una mujer fuerte, tanto en mi piel humana como bajo la forma de jaguar, pero ellos siempre esperaron más y cuánto más daba, más exigían. No quiero recordar las torturas que me hicieron soportar, la cantidad de combates que aunque no fueran a muerte, lo parecían... los días sin comer y sin beber, todo para hacerme resistente, todo para ser digna.
La sociedad felina es cruel y sádica, cuánta más sangre provocas, más fuerte pareces y todas esas cosas han conseguido que a día de hoy sea una persona hermética y desconfiada.Observo, analizo y ataco...es lo único que sé hacer, es lo único que he aprendido.
Cada día me levantaba con un vacío más grande en mi pecho, más fría y desinteresada con los demás, más parecida a un robot sin sentimientos que a una persona viva. Por unos años me olvidé de quién era, cómo había sido antes de todo esto...
¿Alguna vez había sonreído de felicidad?
¿Alguna vez había contemplado la vida de una manera diferente que no fuera la de sobrevivir?
Recuerdo que cuando era niña tenía amigos, jugaba y reía con ellos, pero ya he olvidado lo que se siente cuando ríes de verdad, no con sarcasmo o ironía.
Estos meses a solas he estado intentando reparar todo el daño que sé que me provocaron, intento hablar con la gente, ser amable...sonreír porque quiero hacerlo sin una represalia de por medio.
He descubierto que la mayoría de personas dan por hecho que soy tímida y que por eso no hablo demasiado o no mantengo el contacto visual... lo que no saben es que interiormente me preparo para eliminar a cualquier amenaza, que estoy en constante tensión observando mi alrededor.
Con los humanos me siento más tranquila y no les considero unos rivales a tener en cuenta, de todas formas a la hora de la verdad ellos no tienen mucho que hacer contra mí.
Poco a poco he ido recuperando la confianza en mí misma y a no temer que me ataquen en cualquier momento, he aprendido a ser feliz, a ser yo misma y sólo por eso, ha merecido la pena escapar de allí.
Me preparo y me echo un último vistazo en el espejo.
La ropa que he elegido para ir es un conjunto de vaqueros de tiro alto que se ajustan y moldean mis escasas curvas junto con un jersey de lana de un tono entre verde musgo y el verde del bosque profundo.
Me recorre un escalofrío involuntario al recordar mi hogar y sus espesos bosques, todo lo que he dejado atrás persiguiendo un deseo que bien puede ser imposible, ante la posibilidad de tener que volver con el rabo entre las piernas y la cabeza agachada, suplicando el perdón de mi manada.
Sacudo la cabeza para despejarme en un intento por borrar las imágenes que bombardean mi mente en estos momentos.
—Tienes que dejar de auto compadecerte—digo al reflejo que me devuelve el espejo.
Doy media vuelta enfadada conmigo misma y rebusco entre todos los libros y papeles que tengo desperdigados por mi escritorio, buscando los horarios y las asignaturas que me tocarían hoy.
Me tiemblan las manos de los nervios al recoger la hoja de papel y las cierro en puños, arrugando en el proceso los horarios con las asignaturas.
Cierro los ojos y tomo una gran bocanada de aire, intentando controlar mi respiración.
—No es más que un par de clases con un montón de humanos Selene , no puede ser tan difícil —me digo a mi misma mientras suelto un suspiro tembloroso y abro la bola de papel en la que se ha convertido mi horario.
—Veamos, economía agraria a las 10:00 de la mañana, biología animal y vegetal a las 12:00 y bioquímica a las 14:00 —rebusco entre la tonelada de libros que tengo en el escritorio y los voy guardando en mi mochila.
Una vez que tengo todo listo, después por supuesto de haberlo revisado como no sé, un millón de veces, agarro mi mochila y salgo de mi casa.
He de decir que el hogar que he encontrado y en el que me he estado refugiando estos dos meses desde que me escapé, tiene su encanto.
Es una cabañita de madera en mitad del bosque, de una sola planta, como a unos 10 km del primer pueblo.
Como es comprensible, no podía permitir que empezara a haber rumores sobre un animal salvaje correteando por la zona cuando decidiera ir a dar un paseo nocturno en forma de jaguar, habría demasiadas complicaciones y de esas, ya tengo bastantes.
Aunque para ser honesta, creo que también tiene que ver la necesidad de soledad e independencia que tengo arraigadas, al fin y al cabo, los felinos somos así ¿no?.
Me dispongo a introducirme en la camioneta que encontré en un desguace hace cosa de un mes, no es uno de esos coches modernos que hay hoy en día, pero me sirve para no llamar la atención y cumple con su utilidad.
Es hora de enfrentarse a mi mayor miedo.
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