Cap 9 - Dulce agonía
El trayecto en coche fue terriblemente tenso.
Aunque la intensidad de mis hormonas había bajado considerablemente, pero el estar en un espacio cerrado con Matt todavía me afectaba.
En mis 19 años no he tenido ni un solo contacto íntimo con un hombre a excepción claro, de lo que acaba de pasar con Nathan.
Todavía puedo sentir su peso sobre mi cuerpo y el calor del suyo presionando contra el mío.
Sus labios dejaron una sensación electrizante y confusa en mi cuello, que todavía hormigueaba por el contacto.
No se qué tiene ese hombre, pero no puedo negar que hay algo que me susurra que permanezca junto a él.
Observo de reojo a Matt en la oscuridad mientras agarra el volante y mantiene la vista clavada en la carretera.
Sus brazos flexionándose ligeramente, marcando el sutil contorno de sus músculos me hace pensar que, aunque parezca tranquilo, no lo está.
Él me echa un vistazo fugaz antes de volver la vista hacia la carretera.
–¿Te encuentras mejor? —pregunta preocupado.
Reflexiono un instante valorándome.
Físicamente estoy algo más tranquila aunque aún me barren pequeñas olas de calor de vez en cuando.
Supongo que... el pequeño incidente con Nathan ha tranquilizado momentáneamente a la jaguar, pero se que de un momento a otro la intensidad del celo volverá a arrollarme con fuerza.
–C-Creo que por el momento si —tartamudeo nerviosa y odiando parecer tan débil.
Él se queda callado el resto del camino cuando finalmente puedo observar a lo lejos mi cabaña de madera.
Me giro como un resorte hacia él cuando aparca el coche.
–¿Cómo sabes donde vivo? —pregunto desconfiada.
Él se encoge de hombros, sale y acto seguido abre mi puerta para tomarme en brazos. Suelto un suspiro y me acurruco contra su pecho mientras él me lleva al porche de mi casa.
Con una agilidad sorprendente, coge las llaves de su bolsillo, que yo había dejado en el salpicadero del coche anteriormente y me lleva dentro cerrando la puerta tras de sí.
La penumbra y un suave olor a madera nos reciben cuando entramos mientras me desliza al suelo suavemente.
Le miro desde abajo mientras intento pensar en que decirle cuando él coloca una mano en mi mejilla y suavemente, dibuja el contorno de mi mandíbula.
–No te puedes hacer una idea de lo mucho que siento lo que has tenido que pasar —dice finalmente llevando su mirada al suelo.
–No fue nada a lo que yo no hubiera accedido Matt —respondo suavemente dándome cuenta de que en el fondo, yo consentí que todo eso sucediera.
Noto que contiene el aliento y resbala su mano hasta dejarla caer a un costado.
Le miro y veo el dolor bailar en sus ojos antes de que me diera la espalda y mirase por la ventana.
–Yo creía que... que entre nosotros podía haber...algo ¿sabes? —susurra en la oscuridad.
Me quedo completamente sorprendida al escucharle, esque... ¿Qué podía responderle a eso?
De repente suelta una carcajada triste sobresaltándome y veo como pasa la mano por el pelo dándose la vuelta para mirarme.
–Debo de ser el estúpido más grande que ha pisado este planeta —el tono de su voz se oye dolido y me siento culpable por unos momentos.
Iba a responderle cuando de repente un ardor bajando por mi columna vertebral me recuerda la situación actual en la que estoy.
–Matt, tengo que ir a tomarme la pastilla que... bueno que va a hacer que esto... se pase —noto como mis mejillas arden y miro a todos lados menos a él —.Lo siento es que ... es que no puedo concentrarme si tú... —digo nerviosa intentando terminar la frase.
–Si yo, ¿qué? —susurra esperanzado a un palmo de mi cuerpo.
Me estremezco involuntariamente mientras él se aproxima un poco más a mí y siento su aliento jugar con mi cabello.
Está completamente serio y he de decir, que con su estatura y su complexión me intimida un poco.
Trago saliva con dificultad al sentirme tan pequeña en comparación con él.
Me doy cuenta de que no hay nada que Nathan tenga y Matt no, aunque no sé explicar el porqué de la conexión que siento con el lobo.
Suelto un suspiro y le tomo la cara con las manos mientras alzo mi mirada para encontrarme con la suya, queriendo decirle que él era genial siendo como era.
Abre los ojos con sorpresa malinterpretándome cuando hago esto y da un involuntario paso atrás.
–Ve primero a tomar... lo que sea que tienes que tomar y después hablamos. No quiero que esto se malinterprete por culpa de unas estúpidas hormonas —las palabras salen atropelladamente de su boca y sonrío de lado.
Dejo caer mis manos y giro sobre mis talones dirigiéndome a la cocina a coger un vaso de agua y subo a mi habitación.
Miro la ristra de pastillas, saco una y la engullo con un trago de agua.
Y pensar que casi llego a dejar que ese estúpido me quite la virginidad.
«Quizá si te dejaras cortejar un poco por algún macho, no lo serías» escucho decir con retintín a Irinea.
«Cierra el pico, todo esto es tu culpa» la riño interiormente.
Noto unos pasos detrás mía y siento como se aproxima a mi espalda hasta rodearme con sus anchos brazos.
Suelto un suspiro y me apoyo por completo en él mientras los minutos pasan y voy relajando los músculos que ni siquiera sabía que estaban en tensión, oliendo el aroma que desprendía su piel.
Es suave y fresco, como la hierba en primavera con una suave capa de rocío.
Me doy la vuelta en sus brazos y le observo desde mi posición mientras él inclina lentamente la cabeza y posa sus labios sobre los míos en una ligera, pero firme caricia.
Mi corazón se salta un latido y correspondo tímidamente mientras cierro los ojos.Su beso es delicado y suave mientras sus manos acarician mi mejilla con ternura.
Probablemente esto sea un estrago de las hormonas, tal vez no y realmente quería besarlo, pero en este momento soy incapaz de encontrar una razón para dejar de hacerlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro