Cap 19 - Ólvidate de él
Nathan
Entrecierro los ojos y le dirijo una mirada que estoy seguro transmite todo el rencor y el odio que siento en estos momentos hacia ella.
–Creo que te pasaste de copas gatita, puedo ver hasta lo que comiste la semana pasada —desvié la vista de esa escena con asco.
Ella fija sus vidriosos ojos en mí y hace una mueca con los labios.
Veo divertido cómo intenta acercarse a mí con pasos tambaleantes y señalándome con un dedo.
–Puedes irrrrte al puto inferno cucho —contesta balbuceando y arrastrando las palabras.
Suelto una carcajada ante su intento de comunicación y la acorralo contra la pared queriendo intimidarla.
Abre los ojos con sorpresa mientras pega su espalda contra la frialdad de los azulejos intentando poner distancia entre nosotros.
–Siempre has sido una cosita estúpida Selene, pero he de decir que tienes un buen polvo —contesto con voz ronca y fijando mi mirada en sus labios.
El alcohol es culpable de que hable de esta forma tan vulgar con ella, pero no me arrepiento en lo más mínimo de hacerlo.
Me sorprendo cuando ella estira sus labios en una sonrisa sarcástica, enseñando sus dientes y acercando su rostro al mío.
–Puedes preguntarle a Matt si quieresss, él ha podido compobrar el buennn polvo que soooy —ríe mientras me empuja con sus manos y me mueve unos centímetros.
Me quedo bloqueado ante lo que acaba de decir y una ira inmensa comienza a burbujear desde las profundidades de mi ser.Una parte de mí sabía que podría pasar, pero nunca imaginé que la chica inocente y reservada que conocí fuera finalmente a hacerlo.
Unos celos enfermizos comenzaron a nublarme la razón ante la sola idea de que cualquier macho pusiera un dedo sobre mi compañera de esa manera.
La agarré del brazo con fuerza y la arrastré fuera de los baños hasta salir por la puerta principal del local.
–¡Suéltame! Me hacesss daño animal —gritó con fuerza mientras nos adentrábamos en la oscuridad de las calles del pueblo.
–Y más daño que te voy a hacer Selene, sólo espera —murmuré con los dientes apretados mientras mi enfado iba en aumento.
Iba a matar a ese hijo de puta.
Yo le confesé lo que ella era para mí en el tiempo que le tuve cautivo con la esperanza de que recapacitara y me dejara vía libre con ella, pero no, el muy cabrón organizó una cacería de brujas contra mí para llevársela.
Enarqué una ceja al escucharla reír como una histérica y me dí la vuelta bruscamente.
–¿Qué tiene tanta gracia ? —ví que dió dos pasos hasta caerse de culo y me llevé la mano a la frente con desesperación.
–Tienes un aspecto de mierda Nath ¿Al chico le rompieron el corazooon ? —canturreó mientras se apartaba un mechón de cabello de la cara.
Apreté los puños y me recordé que no podía caer en sus juegos, sólo estaba intentando desquiciarme.
–No pueden hacer tal cosa gatita, yo no siento amor por nadie —la contesté fulminándola con la mirada.
Su rostro se contrajo de concentración y sus ojos se iluminaron de repente cómo si se le hubiera ocurrido algo.
–Touché! —se rió con más fuerza poniéndome de los nervios—.Olvidaba que no tienes corazón, no sé cómo pude hacerlo —terminó con una carcajada y levantándose sacudiéndose el culo con las manos.
Sacó un teléfono móvil y la vi achicar sus ojos ante la pantalla.
Me moví rápido y se lo arrebaté de las manos evitando que llamara o mandara algún mensaje mientras la escuchaba gritar indignada.
–¡Dámelo idiota ! —gritó con su adorable rostro rojo de furia e intentando quitármelo—.Iba a llamar al cachorrito para que viniera a buscarme —lloriqueó tirándose en la acera.
Fruncí el ceño y la miré de reojo.
–¿Cachorrito? —pregunté confundido y torciendo el gesto.
Levantó sus aguados ojos hacia mí y su aspecto era tan desvalido que mi pecho se contrajo.
–Matti.Quiero volver con él. Es bueno y no me grita —bajó los ojos con un puchero y me acerqué a ella, agachándome a su lado y levantando su barbilla con mis dedos.
–Hazte a la idea gatita, de que no volverás a verlo.Yo que tú me iría olvidando de su nombre —gruñí cerca de su cara mientras ella me daba un manotazo y se lanzaba sobre mi hecha una furia.
* * *
Selene
Mi cabeza era un lío de pensamientos y no lograba concentrarme en nada.
Tenía enfrente a la persona que más odiaba en estos momentos y lo único que quería era escupirle o besarle para borrarle esa estúpida sonrisa de mierda.
Mi sorpresa fué absoluta cuando entré al baño corriendo para vaciar el contenido de mi estómago y estrellarme de morros contra el suelo.
Me dan ganas de lavarme los ojos con lejía al recordar la escena que estaban protagonizando Nathan y esa puta en los lavabos, actuando como dos perros en celo. Ahora él se acuclillaba delante mía levantando mi rostro y su furiosa mirada impactó con la mía.
–Hazte a la idea gatita, de que no volverás a verlo. Yo que tú me iría olvidando de su nombre —gruñó acercándose a mi cara.
Levanté la cabeza y de un golpe aparté la suya, lanzándome sobre él y haciéndole perder el equilibrio para estrellarnos contra el duro suelo.
Me coloqué encima suya y comencé a golpearle con fuerza mientras él trataba de sujetar mis manos.
–¡Estas loca! —gritaba apretando los dientes y luchando por zafarse de mí.
Por mi mente pasaba toda la rabia y furia que sentía hacia él y hacia mí misma por sentirme de esta manera.
Nunca debí de recurrir a él, nunca debí permitirle que me besara o que pusiera sus manos en mi cuerpo y toda esa impotencia la vertí sobre él.
–¡Eres un maldito hijo de puta ! —estrellé mi mano contra su mejilla, viendo como comenzaba a ponerse roja y me miraba con los ojos abiertos de sorpresa.
–Se acabó —escuché decir antes de encontrarme de espaldas al suelo y notar su mano en torno a mi cuello.
Examiné esos profundos ojos oscuros y sus rizos rozaron mi mejilla cuando se aproximó a mi rostro.
–¿Quieres matarme? —provoqué mientras sonreía.
Sentí el temblor de su risa por todo mi cuerpo y me tensé al notar el duro bulto que presionó contra mi vientre cuando se inclinó sobre mí.
–Tengo otras cosas en mente que no incluyen el matarte. Bueno, no de la forma que tú crees —aproximó su boca a mi cuello y lo mordió sin atravesar mi piel, provocándome un pinchazo de dolor y placer.
–Me estoy volviendo loca —pensé para mi misma mientras empezaba a notar un calor en mi vientre y giré la mirada
avergonzada.
Él levantó el rostro y sonrió con perversión a un suspiro de mis labios, provocando que contuviera la respiración.
–Tienes suerte de que en estos momentos tu vómito me haya quitado las ganas de someterte gatita, porque te aseguro que si no fuera por eso, te enseñaría como folla un verdadero lobo —se levantó mientras me cargaba en su hombro y yo gritaba mil obscenidades golpeando su espalda.
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