Cap 14 - La manada
Matt se apartó a regañadientes y fijó su mirada en mi rostro, evaluando cada ángulo de él.
Sus ojos se posaron en mi labio partido y endureció la mirada desviándola hacia Nathan, que observaba apoyado en la pared y con los brazos cruzados.
–¿Tú le has hecho eso? —preguntó en un tono bajo y amenazador.
Me revolví incómoda notando cómo la tensión crecía en el ambiente y viendo como Nathan se encogía de hombros y me dirigía una mirada lasciva.
En ese momento, estalló el caos.
Matt se precipitó contra él soltando un rugido de rabia y se enzarzaron en una pelea.
Le propinó un puñetazo en la mandíbula a Nathan que hizo que trastabillara dos pasos hacia atrás mientras este acto seguido se lanzaba hacia él con las garras extendidas y buscando su yugular.
Me coloqué rápidamente entre los dos mientras empujaba a Nathan apartándolo.
–¡Ya está bien! —grité roja de furia y temblando por la adrenalina del momento.
–¡Él es el que no entiende que no debería de tocarte de esa manera! ¿ Porqué le defiendes? —rugió enfadado Matt mientras le dirigía una mirada asesina.
–Eso Selene, ¿ porqué me defiendes?—provocó Nathan en un tono burlón y con una sonrisa de suficiencia.
Contuve a Matt cuando hizo el amago de volver a lanzarse contra él y le dirigí una mirada oscura llena de advertencia.
–No tengo ni la más mínima intención de defenderte Nathan, no después de todo lo que me has hecho. Pero no voy a permitir que a él le toques, eso tenlo claro —contesté con un tono acerado y cargado de amenaza.
Sus ojos brillaron con lo que parecía ser decepción para luego cubrirlos instantáneamente con su habitual máscara de frialdad e indiferencia.
–Nunca me ha importado lo que pienses o lo que quieras, simplemente eres un error del que me tengo que hacer cargo los próximos dos días —nos miró inexpresivamente y con un tono de voz neutro.
Estaba empezando a colmar mi paciencia con sus habituales cambios de humor.
Necesitaba un puto psicólogo urgente.
–Si no te importo y sólo soy una carga para tí Nathan, déjame ir.Sabes que no pinto nada aquí. Lo único que no comprendo es porque te empeñas en complicar aún más la situación —mi voz transmitió el cansancio que sentía con toda esta estúpida situación.
–No puede —respondió Matt poniendo una mano en mi hombro.
Me giré para encararle y debió ver la confusión en mi rostro porque acto seguido añadió:
–El es un alfa Selene, cualquier manada rival que huela su marca en tí te capturará y te torturará por el simple hecho de pertenecerle. Aunque me duela decirlo, tenemos que quedarnos aquí hasta que estemos seguros de que no hueles a él —murmuró con pesar y una pizca de rencor en su voz.
Me quedé en shock al escucharlo, simplemente no podía ser cierto.
Me giré lentamente para mirarle y casi por primera vez reconocí el aire arrogante y altivo que caracteriza a los alfas, sean de la raza que sean.
Poseen un aura de poder intimidante, con una mirada penetrante y que no permite un no por respuesta.
No me había marcado un simple lobo, me había marcado el más poderoso en una manada y ese pensamiento hizo que me encogiera de terror y miedo por primera vez al pensar él.
Poco sabía acerca de la jerarquía de los lobos. Nunca me había involucrado de ninguna manera con uno de ellos, pero lo que sí sabía es que una vez que eligen una compañera son capaces de cualquier cosa con tal de mantenerla, aunque fuera en contra de su voluntad.
Recé interiormente a cualquier santo que existiera para que no fuera esa la razón de su notable obsesión por mí.
Nathan enarcó una ceja ante mi escrutinio e inconscientemente me acerqué a Matt, buscando la seguridad que me brindaba y el sentimiento de tranquilidad que inspiraba en mí.
Siguió mi movimiento con una mirada cargada de remordimiento, dando un paso en mi dirección cuando la puerta de la habitación se abrió.
Dirigí mi mirada ante el inesperado visitante y me sorprendí al ver una cara familiar.
–¿Keyra ? —preguntó Matt con voz rota.
Levanté la mirada hacia él y vi como el dolor cubría sus ojos y su cuerpo entraba en tensión. Acerqué mi mano a la suya y la tomé firmemente, haciéndole saber que estaba a su lado.
Ella le dirigió una mirada de desdén y asco, desechándolo con la mirada mientras se acercaba a Nathan y colocaba los brazos alrededor de su cintura.
–No creas ni por un segundo que por llevar la marca de Nathan va a ser tuyo —me dijo dirigiéndome una mirada de desprecio.
La miré de arriba a abajo, desde su camisa con escote hasta sus botas de aguja y volví a subir, soltando una carcajada de incredulidad.
–Cuidado lobo, no vaya a orinar en tu zapato para marcar territorio —la ironía y el asco que sentía se notó en esa corta frase.
Tenía ganas de saltarla a la cara y destrozársela de un zarpazo, pero me contuve sin saber muy bien de donde salía ese impulso.
Ella soltó el agarre que tenía sobre Nathan y caminó despacio hacia nosotros, deteniéndose a pocos pasos y levantando una uña puntiaguda para pasarla por la mejilla de Matt.
–Eres guapo querido, no me malinterpretes, pero eres demasiado...débil —dijo con una sonrisa cruel.
Solté la mano de Matt y sin pensármelo dos veces la dí un manotazo apartándola de él.
–Vuelve con tu lobo y aléjate del mío —señalé a Nathan con la cabeza y me aproximé a Matt de nuevo.
Por un momento los tres me miraron con sorpresa e incredulidad y las palabras se atragantaron en mi garganta.
–¿Acabas de proclamar en público que soy tuyo ? —preguntó Matt con sorpresa.
–Yo... —empecé a decir, pero una mano agarró mi brazo y me separó de él con fuerza.
–Creí que te había dejado lo suficientemente claro antes que hasta que mi olor deje de estar en tu piel, eres mía —susurró a un palmo de mi cara.
–Ni lo soy, ni lo seré nunca, chucho —escupí con furia y dando un tirón para escapar de su agarre.
Sus ojos adquirieron una mirada calculadora y sus labios esbozaron una sonrisa oscura.
–No me obligues a demostrarte de lo que soy capaz Selene. Y ahora ¡camina! —gritó dándome un empujón hacia la puerta.
Me negaba a dar un solo paso y dejar que me intimidara, podría ser un lobo y además un alfa, pero no el mío y no estaba dispuesta a acatar sus órdenes.
–No —respondí cortante.
Se acercó y cogió un puñado de mi cabello tirando de él dolorosamente y provocándome una mueca de dolor, pero me negué a retroceder y sostuve su mirada, desafiándole.
–¿Acaso disfrutas intimidando a chicas indefensas? —pregunté con una sonrisa forzada.
–Difícilmente se te podría calificar como una chica indefensa gata, eso es lo que te hace interesante —dió un último tirón a mi cabello y giró rápidamente la mirada hacia Matt, sonriendo perversamente.
Yo seguí la dirección de su mirada con temor y ví como Keyra le colocaba una daga en el cuello, lo suficientemente fuerte como para provocar un hilo de sangre.
La ira burbujeó en mi interior y dí un paso en su dirección, proponiéndome acabar con ella en este mismo instante cuando su voz me paralizó.
–Si te atreves a dar un paso más —dijo agarrándole por el pelo y tirando de él hacia atrás, exponiendo su cuello—.Ten por seguro que verás como tú querido Matt se desangra y se ahoga con su propia sangre —añadió con una voz divertida y sugiriendo que la desafiara para hacer justamente eso.
Apreté los dientes y le miré a los ojos, suplicándole un perdón que sabía que no me merecía y dando un paso atrás, chocando con Nathan.
–¡No vayas con él Selene! No me importa lo que pase conmigo —gritó soltando un quejido cuando la daga que empuñaba Keyra se clavaba aún más.
Le miré con ojos tristes y cansados, brillantes por las lágrimas que no quería derramar.
–No puedo permitir que te hagan daño, lo siento —murmuré estirando mis labios en una sonrisa falsa, haciéndole ver una seguridad que no sentía.
Me di la vuelta y miré a Nathan con determinación, preparándome mentalmente para lo que sabía que estaba por llegar.
–Puedes hacer conmigo lo que quieras, pero a él déjale libre —dije con voz dura y alzando la barbilla.
Pude escuchar a Matt de fondo gritando y pidiéndome que no lo hiciera, que escapara y me mantuviera a salvo,pero no lo hice.
Ignoré sus súplicas y miré los ojos oscuros y helados que tenía enfrente, sabiendo que estaba haciendo un pacto con el diablo.
–¿Todo lo que yo quiera? —preguntó con una sonrisa lobuna en sus labios y enarcando una ceja con diversión.
Contuve el escalofrío que quiso recorrer mi cuerpo ante su sugerencia implícita y asentí con la cabeza.
–Lo que sea, con tal de que él esté a salvo —aparté la mirada con pena y tristeza.
Ante mi contestación Nathan frunció el ceño y su mandíbula se endureció, pero dirigió una mirada a Keyra y después de un asentimiento, ésta propinó un golpe en la coronilla de Matt mientras él se desplomaba en el suelo inconsciente.
Dirigí una furiosa mirada a Nathan y él se encogió de hombros.
–Si le hubiera liberado sin dejarle fuera de combate habría dado muchos problemas —contestó con indiferencia.
Tuve que admitir a regañadientes que era cierto, él habría hecho cualquier locura con tal de liberarme y no estaba dispuesta a correr riesgos, mucho menos con él.
–Pagarás por cada golpe que le has dado y por cada daño que me has hecho. Eso, te lo juro —le dije con un brillo de venganza en mis ojos y una amenaza subyacente en mi voz.
Él palideció ligeramente ante mi respuesta, pero rápidamente se recuperó tomándome del brazo y llevándome con él, nos adentramos en la oscuridad.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro