El grupo de vagos se levantaron adoloridos del piso, sobandose las espaldas donde les obsequié unos "ligeros" golpes con el shinai. Acomodé mi espada de bambú en mi hombro y me fui del lugar, esperaba que aquello fuera lo suficiente para que aprendieran la lección: de venir correctamente uniformados y de no responder a la presidenta. Además, no era la primera vez que hicieran algo así.
—Te vas a arrepentir, perra estúpida -murmuró uno de ellos detrás de mí.
—Me cansé de hablar —dije voltiandome a verlos—. Así que no voy a preguntar quién dijo eso y voy a actuar de frente.
Y apenas terminé de hablar, de nuevo les di una paliza con el shinai y esta vez no esperaba que aprendieran algo, quería que no volvieran a caminar durante toda la semana. Y saben muy bien que no pueden decircelo a los profesores o al director, porque ellos daban unos castigos aún peores que los míos.
—Tatsunomi, hoy también estas de buen humor —me saludó una voz masculina muy conocida para mí.
El único chico ejemplar, Baji Keisuke, tenía la apariencia de un estudiante excelente y listo, lástima que solo en el exterior porque si hablamos de inteligencia... no sé cómo llegó a pisar la secundaria. Además, escuché, entre los docentes, que estaba apunto de repetir el año. Por eso me pedía que le enseñala y en algunas ocasiones nos quedamos después de clases para poder practicar más sobre temas que eran complicados para él.
—Sean como él —señalé al chico de los anteojos mientras los muchachos estaban adoloridos sobandose el trasero en el piso—. Qué tal, Baji -lo saludé y fuimos hacía al salón de clases. Él detrás de mí.
Si tenía algo que me tenía en duda, era sobre un rumor. Hace poco, mejor dicho desde que lo conozco, escuché que Baji era un miembro de una pandilla de motocicletas y que por eso estaba internado en un correccional.
No lo creí absolutamente nada.
Cómo iba pensar que el buen presentable Baji, era en realidad un pandillero buscapleito que andaba en una motocicleta. Era difícil de imaginarlo encima de un moto o ni si quiera puedo imaginarlo en una bicicleta.
Lo miré de reojo al azabache. Estaba detrás de mí. Lucía bien peinado, se notaba claramente que usó un gel especial porque brillaba su cabellera; tenía gafas que lo hacía ver más nerd que cualquier otro chico que sí era listo; y sus dientes... ¿eh?
—Baji —exclamé voltiandome a verlo y él me miró—. Arrega esos dientes caninos que parecen colmillos. Arruina tu imagen.
¿Cómo nunca antes, en todos los años que lo conozco, noté que tenía esos dientes filosos? Estaba claro que me faltaba poner más atención a las cosas.
—¿Hablas en serio? —me miró sorprendido.
—Cuándo he bromeando —respondí—. Hazlo cuando antes —eso fue lo último que le dije y me fui a mi escritorio.
Solo faltaban unos cuantos minutos para que comenzara las clases cuando una bola de papel voló y reposó en mi mesa. Quería botarlo y lo hubiera si no notaba que tenía algo escrito. Extendí el papel para que me facilitala la lectura.
"Tatsunomi, ¿me podrías ayudar con lengua después de la hora de salida"
Y debajo de la nota estaba dibujado un gatito que tenía las dos manitas juntas que parecía que decía un "por favor". Y aunque aquella nota no tenía ninguna firma; la mala caligrafía y ese lindo dibujo gatuno, delataba que era completamente de Baji. Además de que, no era la primera vez que hacía esas cosas para pedir favores.
Levanté la cabeza hacía a él, me miraba fijamente por saber la respuesta, y yo asentí con la cabeza. Pero sentí una presencia un poco extraña.
Cuando terminaron las clases, también terminó, bueno, como los que me odiaban dirían "actitud de guerra" aunque solo me hacía la vista gorda a los que rompían alguna norma leve en la hora de salida.
Di un una mirada al salón para buscar a Baji pero aquel imbécil no lo encontraba por ningún lado.
—¡Maldita sea!¿Dónde se metió? —dije.
—¿A quién buscabas?
—¿Baji? —volteé a verlo y me sonroje.
No lo había reconocido por dos razones muy peculiares: 1) ¡tenía el pelo suelto! y 2) ¡se había quitado los lentes! Era prácticamente otra persona. Era más... más... ¿guapo?
¿Por qué de repente sentía que mis mejillas ardían?
De inmediato quité todas las ideas raras de mi cabeza al mismo tiempo que nos sentamos y abrimos el libro de lengua.
—Tatsunomi, revisame —me entregó el cuaderno con los kanjis y con sus respectivas hiraganas. Se veía un poquito emocionado.
Examiné la hoja, marcando con un marcador rojo las respuestas que estaban bien, multipliqué y sumé los puntajes.
—67 de 100 —dije con una sonrisa-. Nada mal.
Por fin el esfuerzo estaba dando frutos.
Recuerdo muy bien la primera vez que lo revisé era 29 de 100, eso era realmente malísima.
—Ryuko...
¿Desde cuándo me llamaba por mi nombre con mucha confianza? Sin embargo no tuve el tiempo para pensar, porque en el momento en que se levantó, sus labios se unió con los míos sin previo aviso. Pero solo duró unos segundos y después nos separamos.
—¿Qué ha —me mandó a callar con otro beso pero esta vez me sujetaba con ambas manos la parte de la nuca para no separarme de él.
No pude evitar sentir jodidamente bien. Mis mejillas nuevamente comenzaron a arder. No quería, pero al mismo tiempo deseaba más y, cómo si Baji me hubiera escuchado mis peticiones, el beso se volvió más fuerte, introduciendo su lengua en boca, cosa que yo también lo hice.
Cuando dejó de besarme y se alejó, yo estaba completamente roja, con jadeos que nunca antes había estado, mis mejillas quemaban y mi cerebro no funcionaba como debería ser.
Me beso otra vez, tan intenso como el anterior. Sentí que me levantó y me hizo sentar en la mesa y poco a poco me recosté en ella
El azabache estaba entre mis piernas y sin previo aviso, colocó mi pierna izquierda en su hombro, puede sentir su respiración, su cabello acariciaba mi piel que comenzaba a temblar. Sobresalté en el momento que mordió mi muslo izquierdo.
Escapó un quejido de mi boca, sentía dolor pero a la vez placer. Alzé la mi cabeza por curiosidad para ver cómo estaba Baji, me topé con sus ojos que me miraban a mí, tan erótico y sensual, pasando la lengua encima de la marca que me había dejado.
Luego repitió la acción, mordía y lamía, acercándose a mi intimidad cada vez más; yo no dejaba de dar brincos cada vez que hundía sus colmillos en mi piel.
En aquel punto, por el calor, ya no me importaba en lo que iba a terminar, solo quería apagar ese calor que sentía. Hasta que sonó un maldito celular.
Él chasqueó, pero apenas ver la pantalla cambió de actitud; tomó sus cosas.
—Continuamos luego —susurró en mi oído haciendo me cosquillas. Después de eso me dejó ahí como si nada.
Me levanté de la mesa de un solo salto cubriendome la boca con mi mano para no soltar un grito.
Cuando ya estaba completamente sola, pensé en lo que acaba de pasar, y era inevitable ponerme colorada y sentirme extraña.
—Joder...
Primer capítulo, oh, sí, sí.
Me salió más largo de lo que esperaba. Pero más o menos se van conociendo los personajes.
No hubo tanto lemon como quisiera pero prometo que las próximas serán buenas.
Nos vemos~
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