Capitulo 11
Capitulo 11: Malas energías.
Los últimos rayos del sol caían y el nerviosismo de los hermanos aumento en sobre manera. Aunque ni siquiera se habían dirigido la palabra durante todo el día.
El grupo observaba expectante a los hermanos, ya que, en vez de avanzar, parecieron tener un pequeño retroceso en su relación, pero ¿Qué pasaba realmente por la cabeza de cada uno?.
¿Era el orgullo y vergüenza lo que los alejaba?
No.
Aquello que los separaba iba más lejos que aquellos sentimientos egoístas, aunque ni siquiera los hermanos mismos lo sabían con claridad. Lo que sentían era miedo. Terror sin remedio a ser el único que realmente deseo acercarse al otro no solo para volver a la normalidad sino para finalmente dejar de vivir con rencores. ¿Que pasaría si ahora se acercaban y el otro los rechazaba? Después de todo si en esa luna nueva volvían a la normalidad muy probablemente todo acabe finalmente. No necesitarían seguir "fingiendo". Sentían que el otro los apartaría porque ya no se serían de utilidad mutuamente.
Durante el tiempo pasado con todo el alboroto, los hermanos reflexionaron.
Sesshomaru comprendió que culpar a su hermano menor no solucionaría nada y mucho menos cambiaría las decisiones que alguna vez su padre tomó, entendió lo que era sentir culpa, lo que era llorar por dañar a alguien inocente y aceptó que también era envidioso de aquello que su hermano recibía, más que el nunca tendría. E Inuyasha en cambio, por fin, pudo ver lo mal que juzgo al mayor, este tenía pesares tanto como él y sobre todo se hizo a la idea de que sus actitudes no eran tan diferentes. Eran violentos cuando eran heridos, impulsivos cuando quieren proteger a alguien a quien valoran y también, son capaces de arrepentirse cuando algo hicieron mal.
Ambos son armas de doble filo, sin embargo, siempre buscando mejorar. Afortunadamente, años les sobran para aprender de los errores, aunque aún con milenios de sobra, pareciera que el tiempo te alcanza y te obliga a tomar decisiones rápidas. En este caso, ambos quisieron alejarse mutuamente para poder mantener tiempo a solas y volver a tener control sobre sus alborotados pensamientos.
Ninguno apareció cerca de la fogata hasta después de una hora y cuando lo hicieron ni siquiera se observaron mutuamente. No querían ver que el otro había regresado a la normalidad. Todos guardaron silencio esperando que algo sucediera mientras intercalaban miradas curiosas a ambos hermanos, quienes observaban la fogata como si hubieran descubierto el fuego por primera vez. Sesshomaru estaba sobre una rama y parecía tan inexpresivo como era normal antes de que todo esto ocurriera, mientras que Inuyasha tenia una expresión contrariada grabada a fuego en su cara mientras estaba sentado a los pies de un árbol distante al otro donde estaba su hermano.
Los pequeños Rin y Shippo fruncieron el ceño ante estas actitudes, aunque no se atrevieron a hacer nada al respecto. Rin sabia que podía acercarse a su amo y acompañarlo, pero no se atrevió a interrumpir sus pensamientos, ya que era evidente que deseaba silencio para reflexionar, algo que ella no podría darle. Ante la mirada atenta de todos Aome se levanto de su lugar y se acerco a Inuyasha, teniéndole la mano para que este la tomara y se levantara, el albino la miro algo descolocado ya que ni siquiera la había escuchado acercarse, pero recibió el gesto.
—Ven, demos un paseo.— La sonrisa dulce que le regalo la viajera le dieron deseos de abrazarla al albino. No se había dado cuenta de lo desamparado que se sentía hasta que sus ojos se aguaron levemente, el de orejas de perro asintió mientras comenzaban a caminar si solar sus manos. El resto dejo de mirar a la pareja cuando desaparecieron en la espesa oscuridad del bosque, para luego volver a observar al mayor de los hermanos, quien meneo suavemente los hombros algo incomodo, siendo este su primer movimiento desde que estaba ahí.
El semi-demonio camino unos minutos en silencio acompañado de la azabache. Ninguno se atrevía a decir nada, para no incomodarse mutuamente, pero Aome bien sabia que el silencio no solucionaría nada.
—Inuyasha... — Llamo la joven para que el nombrado la mirara, aunque este no despego la mirada del frente — ¿Qué te tiene tan melancólico? — La respuesta no llego, y es que, como podría explicar lo que siente.— ¿No quieres volver a ser un hibrido? — Sugirió Aome para motivarlo contestar, aunque sea un si o no. En su lugar el joven albino suspiro.
—No es eso. — Aome asintió inconscientemente con la cabeza, aunque Inuyasha seguía sin mirarla. Al comprender de que Inuyasha no agregaría nada mas a su comentario, volvió a preguntar.
—¿Entonces?— La azabache observaba atenta cada movimiento del contrario notando así lo tenso de sus músculos— Hablar quizás pueda aclararte las ideas.— El mayor volvió a suspirar.
—Es solo que...— Inuyasha se detuvo a pensar un momento las palabras correctas.— ¿Qué pasara cuando volvamos a ser como antes?— Pregunto volteándola a ver con sus ojos llenos de un brillo de tristeza, dejando desconcertada a la pobre muchacha, quien nunca había visto a su amado Inuyasha tan vulnerable.
—¿A que te refieres?.
—Piénsalo ¿Volveremos a odiarnos? o quizás simplemente no quiera volver a saber de mi para evitar que algo así vuelva a suceder. — Aome abrió notablemente sus ojos entendiendo finalmente lo que sucedía.
—Temes perderlo.— Inuyasha la miro a los ojos unos segundos, pero aparto la mirada avergonzado de escuchar sus miedos en boca de otra persona. Aome no podía decir que no le dolía aquello, pero lo que mas quería era ver a Inuyasha feliz y si ella no era la fuente de sus felicidad no iba a forzar las cosas.— No se que es lo que pueda sentir Sesshomaru, pero esta en tus manos mantenerlo contigo, debes sincerarte con el.
—Sabes como es, solo lograría alejarlo mas.— Tenia muy buenas razones para pensar aquello y es que no había que ser genio para ver que Sesshomaru no era bueno tratando con sentimentalismos.
—Aun tienes tiempo, no tiene que ser ahora.
—¿Tiempo? ¿Cuál tiempo? Después de esta noche todo volverá a la normalidad, el se ira y perderé a mi única familia, volveré a tenerlo lejos. ¿Sabes? Nunca pensé ser tan débil, después de todo no podía extrañar algo que nunca tuve, hasta ahora.
—No es ser débil Inuyasha. Es normal sentir miedo, eso significa que te importa— Tranquilizo la azabache.— Además tu no volviste del todo a la normalidad, eres un hibrido aun con luna nueva.
—Pero Sesshomaru debe tener todos sus poderes de vuelta nuevamente y...— Aome lo interrumpió abruptamente.
—¡Basta! Estas siendo autocompasivo. Esto tiene solución.— Fue entonces que el albino noto que la azabache tenia razón. Eso no era normal en el, peores cosas había vivido.
—Aome... — Susurro mas para si mismo que para ella, sorprendido— Tenemos un problema...
—Si, pero ya te dije que todo...— Esta vez fue Inuyasha quien la interrumpió.
—No. Lo que trato de decirte es que mis sentimientos se están haciendo demasiado intensos— La chica lo miro extrañada, esperando a que continuara.— No puedo ni siquiera controlarlos.
—Eso no tiene sentido...¡Cuidado! — Grito de pronto la joven viajera derribando al semi-demonio para esquivar lo que parecía una piedra gigantesca.
—¡¿Que demonios?!— Rápidamente se levanto poniendo a Aome a salvo a sus espaldas. Busco con la mirada el culpable del ataque no viendo nada al principio, cuando nuevamente vio volar a su lugar otra gigantesca piedra, pero no había ningún enemigo visible. No podía arriesgarse a mandar a Aome por el resto del grupo. Sin mas opciones desenvaino a colmillo de acero viendo como este respondía a su llamado nuevamente.— Gracias.— Le susurro y sin mas realizo un viento cortante. Todo permaneció quieto unos segundos pero vio como miles de piedras de mediano tamaño comenzaban a volar en su dirección, esta vez no parecían haber sido lanzadas ya que estas tenían la capacidad de seguirlos a gran velocidad. Por instinto y a falta de una mejor idea volvió a realizar un viento cortante para alejar aquellas rocas consiguiendo que mas se levantaran del piso y fueran a atacarlos.
—¡¿Qué es esto?!— Chillo Aome asustada, pues no traía su arco con ella para apoyar a Inuyasha.
—No lo se, no logro ver al responsable.— Colmillo comenzó a vibrar para después lanzar una especie de camino de luz dorado. Quizás no era el mejor plan de escape, pero era lo mejor que tenían. Solos y con un enemigo invisible no llegarían lejos.—¿Segura no puedes ver nada?—Pregunto rápidamente el albino mientras subía a la chica a sus espalda, preparado para huir de la escena.
—Solo la energía maligna, pero no veo de donde proviene.— Y es que aquella energía parecía una masa negra extendida por todo su alrededor. — Tenemos que irnos.
— Te pondré a salvo y volveré — Dijo comenzando a correr siguiendo el pequeño camino de luz que colmillo había hecho para ellos.
—¡Tenemos que pedir ayuda! — Contradijo Aome molesta por la idea que tenia el albino. Mientras miraba hacia atras, llevándose la sorpresa de que la energía parecía perseguirlos.
—Eso solo los pondría en peligro.
—¡Nos esta siguiendo! — Anuncio la viajera volviendo su vista al frente, cuando Inuyasha se detuvo unos segundos— El camino... ya no esta.— El semi-demonio maldijo en voz baja sin saber que hacer. Bajo a Aome de su espalda y la empujo levemente hacia un escondite entre los arboles. —¡Inuyasha!
— Tranquila Aome, todo estara bien..— O eso esperaba...
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Hola gente bonita, renací de entre los muertos. Lamento la tardanza!
Atte. QCCLV.
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