En nubes blancas encontré calma, en medio de mi destructivo día, como al mirar los restos de un zoológico deshabitado, como al ser testigo de la destrucción de un castillo mientras cesa la batalla, como al contemplar como una tormenta arrolladora y silenciosa devora la luz de la luna, como un volcán que me convence de saltar a sus famélicas fauces.

En nubes negras encontré calma, en medio de mi destructiva noche, como si me bastarán cinco palabras para expresar mis sentimientos, como si caminara hacía un final alternativo, como si viera con satisfacción mi futuro, como si pudiera cambiar mi pasado, como si tan solo la dicha de ver el cielo aliviara todos los males de mi vida; como si simplemente viviera, entre la densidad de las nubes y el resplandor del día, la más hermosa de las mentiras.