Capítulo 15.
15.-Carried Away (Love to love) - Surf Mesa, Madison Beer
Él siempre había hecho las cosas correctas, incluso cuando me obligó a lanzarme de un avión junto a él. Yo también quería hacer lo correcto con él, pero luego de sacar mis ahorros estaba mortalmente triste. En mi mano los billetes solo parecían pañuelos con los que podría secar mis lágrimas, era en esos momentos en donde me arrepentía no hacerle caso a mamá y conseguir un trabajo el verano pasado.
Ni de lejos podré conseguir boletos para el palco presidencial, pensé. La verdad, no llegaba ni siquiera a un boleto para un solo asiento en primera fila.
Volví a mi computadora y chequeé de nuevo el precio de los boletos. Quería conseguirlos para Lucky, pero esta vez no sería suficiente.
—¿Por qué te ves como si quisieras ponerte en posición fetal y llorar?—me sobresalté al escuchar la voz de Max—. ¿Hay algo mal con Lucky?
Sonreí, Max había sido tan atento con Lucky, siempre preguntaba por él y le enviaba buenas energías. De un día pasó a ser el molesto hermanastro a ser... un hermano de verdad.
—Soy pobre.
—Uhm, eso lo sé, si fuera por ti ya habrías dejado está casa—se burló mientras se arrojaba en mi cama, levanté una de mis cejas al notar su confianza a lo que Max respondió encogiéndose de hombros—. ¿Qué? Es verdad.
—No, no lo es.
—Ah, entonces es mi deseo—dijo pensativo, de nuevo se encogió de hombros—. No es que no me guste tenerte de vecina, Aurie, pero hace dos noches vi algo grotesco en el salón.
—¿Que viste?—cuestioné curiosa, Max fingió un escalofrío.
—Créeme, no quieres saberlo—Max tomó mi computadora sorprendiéndose al ver la taquilla virtual de la Scotiabank Arena—. ¿Desde cuándo eres fanática del hockey?
Tardé un minuto en responder, cuando lo hice miraba mis manos.
—Sé mucho de Hockey, mi papá jugó profesionalmente.
—Oh, sí, lo sé, papá no me ha dicho mucho sobre eso, pero sé que tu papá era muy bueno.
—Lo fue—afirmé un poco orgullosa—. Cuando descubrí quién era mi papá me obsesioné con el hockey, sin embargo, nunca pude escoger un equipo.
—Pues estás yendo directamente a la sede de los Toronto Maple Leafs—dijo divertido, como si no supiera ese hecho.
La verdad había escogido ese juego porque el equipo rival era Colorado Avalanche, el antiguo equipo de mi padre.
—Ahora entiendo porque dices que eres pobre, ¿seiscientos dólares un boleto en primera fila? Bueno, al menos en el balcón están solo en setenta dólares.
—¿Cómo consigo entradas para el palco presidencial? —pregunté, ya que estos no aparecían en la web.
Max me miró extrañado.
—Solo familiares y personas cercanas al club tienen ese placer. Algunas son vendidas, pero se elevan entre los mil quinientos y dos mil dólares—me ahogué con mi propia saliva. Mis ahorros de tan solo doscientos treinta y tres dólares gritaron nuevamente: ¡Pobre!—. ¿Por qué tanto interés en este juego?
—Es uno de los deseos de Lucky —Al ver a Max tan confundido decidí explicarme—. Lucky hizo una lista de deseos, cosas que quiere cumplir antes de... Su deseo número cinco es ver un juego de hockey en el palco presidencial.
—¿No podía ser en el balcón superior? Dios, Lucky, que costoso has salido—se burló Max, pero pude ver algo en sus ojos, algo que pocas veces veía en Max.
Dolor.
—¿Cuánto tienes ahorrado?—señalé mis billetes y él suspiró —. ¿De verdad, Aurie?
—¡Te dije que soy pobre!
Max echó la cabeza hacia atrás para reír, debí enojarme con él, pero Max tenía razones para burlarse. Era hasta triste la situación.
—Oye, siento reírme—dijo mi hermanastro poniéndose serio inesperadamente. Quizás algo en mi rostro lo conmovió, tomó mi mano y la apretó —. No tienen que ser necesariamente boletos en el palco presidencial.
—Lucky gastó dinero en una asquerosa tarjeta de Charizard, Max, obviamente va a querer sus boletos en el palco presidencial. De igual manera ya sé que no puedo pagarlo, ya se me ocurrirá otra cosa—Max aún se veía entristecido por lo que le sonreí —. No hay problema, hay muchos deseos que cumplir, no es el único.
Él asintió, se veía pensativo. De repente se levantó de la cama y salió de mi habitación sin decir palabra dejándome un poco consternada su drástico cambio de comportamiento. Me encogí de hombros y cerré la página de la arena.
Tal vez el siguiente deseo para cumplir sea esa estúpida sesión de fotos sexy. Tomé la cámara de mi mesita de noche y me cercioré de que tuviera un par de rollos en su interior. Iba a mandarle un mensaje a Lucky, pero Max entró nuevamente en mi habitación arrojando algo sobre mi regazo. Al tomarlo en mis manos me di cuenta de lo que era, confundida miré hacia mi hermanastro.
—¿Qu...?
—No alcanzará para un palco presidencial, pero sí para entradas en primera fila.
Los ojos se me llenaron de lágrimas entendiendo finalmente lo que estaba pasando.
A diferencia de mí el pequeño moco si había tomado un trabajo de mesero durante el verano, le pagaron poco, pero Max le puso mucho empeño. Ver tal cantidad de dinero me sorprendió.
—¿Me estás dando tus ahorros?
—Por supuesto, es para ayudar a un amigo. Eso sí, compra un boleto adicional, ni loco me pierdo un juego entre Maple Leafs y Avalanche.
—Max...
—Por favor, no te pongas a llorar, princesa Aurora—A pesar de que se burlara de mí con ese apodo me levanté de la cama en dirección a mi hermanastro y lo abracé con fuerza. Fue tal sorpresa para él que sus manos quedaron unidas a su cuerpo como dos trozos de cemento.
—Gra-gracias.
Fue cosa de escucharme para devolverme el abrazo. Así estuvimos por un buen rato, hasta que un aclaramiento de garganta nos hizo separarnos. Nick estaba en la puerta viéndonos sorprendido, fue cuando cada uno de nosotros tomó su postura habitual para enmascarar lo que acababa de pasar.
—¡Fuera de mi habitación, moco!
—¿Oh, es tu habitación, princesa Aurora? Discúlpeme por entrar a sus aposentos, voy a buscar al dragón para que venga a quemarlo.
—¡No hay dragones en la bella durmiente!
—¡Pues buscaré a Maléfica!
Sin más salió de mi habitación dejando a su padre seriamente confundido. Al verlo aún en el marco de la puerta crucé mis brazos en mi pecho.
—¿Necesitas algo Nick?
—¿Yo? No, Aurie.
—Bien—fue lo último que dije antes de cerrar la puerta en su cara.
De nuevo sobre la cama sonreí feliz al ver el dinero, no serían boletos para el palco presidencial, pero serían unos excelentes puestos. Todo gracias a Max, alias el moco.
Después de comprar los boletos Max estaba extasiado, quería guardar su dinero para algo que valiera la pena y para él boletos en primera fila en la arena realmente eran una gran cosa. Lucky aún no lo sabía, se los daría luego de su sesión de quimio de la cual seguro saldría agotado.
Lo había acompañado la mayor cantidad de oportunidades al área de oncología para ayudarlo en el proceso, él me afirmaba que ayudaba y yo haría cualquier cosa para facilitarle las cosas.
Ese día fue diferente.
Habíamos llegado puntuales, saludamos a todos, ellos ya nos conocían. Lauren portaba una pañoleta de un nuevo color, la verdad es que ya había perdido la cuenta de los colores que ella había llevado. Thony nos regaló una sonrisa al pasar aun cuando se veía destruido, había perdido todo su cabello, pero Thony odiaba a los calvos, sus palabras, no las mías, por eso usaba una peluca rubia en su lugar, su esposa, Marie, siempre trataba de sacarle sonrisas. Pero quién se había ganado nuestro corazón era Samuel, el niño de los cómics, tenía doce y un agresivo osteosarcoma, cuando supimos su diagnóstico fue inevitable no pasarlo inadvertido.
—¡Jacobi! ¡Aurie!—saludó con emoción.
—¡Samuel Thompson, siempre tan galán! Esa camisa está genial—saludo Lucky haciendo un gesto de puño con el niño, luego al igual que yo saludamos a su madre.
Vivian se veía incluso más delgada que Samuel, sus ojeras se veían más profundizadas. Era madre soltera y lo único que tenía en la vida era a Samuel y esa enfermedad se lo estaba arrebatando.
Lucky cómo desde el primer día se sentó en el sofá a un lado de Samuel y empezaron a hablar, ambos eran fanáticos de Pokémon, quizás por eso habían hecho tan buenas migas. Yo por mi parte me aparté de ellos sentándome a un lado de Vivian quien apenas pudo embozar una mueca simulando una sonrisa.
—¿Está todo bien?
Vivían estaba a punto de romper a llorar, pero tomé su mano tratando de darle fuerzas. No quería que el pequeño tampoco la viera de esa manera.
—Le hicieron algunas pruebas, no está mejorando—dijo casi sin voz.
Mi corazón se arrugó, miré hacia los chicos, Samuel se veía delgado, cansado, pero sus ojos aún resplandecían de vida.
—¿Qué decidieron? —pregunté en trance observando como los chicos reían de alguna ocurrencia de parte de Samuel.
—Dos semanas de prueba, fue lo único que pude conseguir o sino lo mandarán a casa—finalmente me atreví a ver a la madre desconsolada, siendo tan valiente para no llorar frente a su hijo—. No sé qué voy a hacer si Samuel no lo logra, Aurie.
—Ten fe, Vivian, sé que él puede lograrlo. Es un chico fuerte—le sonreí apretando con más fuerza su antebrazo.
—A veces pienso que tener fe no es suficiente.
Tomamos un taxi para ir de vuelta a casa, Lucky tenía su cabeza recostada sobre la ventana dormitando, se veía agotado.
Una vez el taxi se detuvo frente a su casa lo desperté, le di algunos billetes al chófer y luego bajamos del auto en dirección a su casa. Fue Love la que nos abrió, sonrió triste mientras me ayudaba llevar a su hermano a la cama. Lucky casi de inmediato volvió a quedarse dormido, besé su frente y salí de su habitación encontrándome con su hermana en el pasillo.
—¿Todo bien?—le pregunté al verla tan ida, se abrazaba a sí misma, como si se estuviera protegiendo.
—Mamá tiene tres días sin salir de su habitación—dijo en voz baja preocupada—. Está tomando la misma actitud de la última vez y no sé qué hacer Aurie.
—¿Y tu padre?
—Se mantiene cuerdo, gracias a Dios no ha caído en la bebida de nuevo, al menos todavía. Ha intentado sacar a mamá de la habitación, pero ella no quiere ni siquiera sentarse en la cama, me preocupa que esto también afecte a Lucky.
A mí también, pero de igual manera me preocupaba más que Peace estuviera de esa manera. Miré en dirección a la habitación de los padres de Lucky con una idea formándose en mi mente.
—¿Te molestaría si entro a hablar con tu mamá?
Love con sus ojos abiertos de par en par por la sorpresa asintió lentamente, por lo que con algo de timidez me acerqué a la puerta de la habitación y di tres toques en ella sin obtener respuesta, por lo que entré de igual manera.
La gran habitación estaba sumergida en la oscuridad, una preciosa cama tamaño king estaba dispuesta en medio de la habitación y sobre este un bulto sobresalía de las sábanas. Titubeando me acerqué tomando asiento en la cama, Peace abrió uno de sus enrojecidos ojos sobresaltándose al verme a su lado, como pudo tomó asiento.
—¿Aurie qué...?
—No soy nadie para venir a pedirte cosas y sé que estás sufriendo, es tu hijo el que está enfermo. ¿Recuerdas aquel día que le pediste a Lucky subir al ático? —Ella asintió con su barbilla temblorosa—. Encontramos una vieja lista, su lista de deseos antes de morir, ¿sabías que la había escrito?
—No, n-no lo sa-sabia.
—Uno de sus deseos era no hacerte llorar una vez no estuviera con nosotros—Un nudo se forma en mi garganta, pero la aclaro antes de ponerme a llorar. Peace se veía conmovida—. Él odia verte llorar y más por su culpa.
—O-odio es-esto.
—Lo sé, pero no hay que vivir un duelo que aún no ha sucedido, Peace.
Mis palabras fueron el interruptor para dejar salir sus lágrimas, la abracé mientras la escuchaba sollozar, fue por un largo tiempo, hasta que finalmente se separó y secó sus mejillas.
—Gracias, cariño.
—No tienes que agradecerlo solo... Sé fuerte, ¿sí? Todavía hay esperanzas, Lucky no se ha rendido, no lo hagas ver como si él lo hizo.
Volví minutos después a casa luego de haber sostenido en mis brazos a la madre de Lucky.
Siendo casi cerca de las siete de la noche Lucky vino a mi casa, miré desde la cima de las escaleras como este abrazaba a mi mamá. Intercambiaron unas palabras, pero no logré escuchar que estaban hablando. Subió las escaleras calmado, al encontrarme sonrió de lado haciendo que su hoyuelo se marcara, no pude evitar dejar un suave beso en la marca.
—¿Esperándome?
—Tuve la leve sospecha de que volverías a mí. Te quedaste dormido demasiado rápido.
—Estaba agotado, lo lamento—murmuró un poco avergonzado.
—No tienes que disculparte, sé que no es fácil—Tomé su mano llevándolo a mi habitación, cerrando la puerta una vez estuvimos dentro—. ¿Te sientes bien?
—Me siento bien—se recostó en mi cama y luego señaló en dirección de la puerta—. Tu madre se va a enojar.
Me encogí de hombros. Si a mamá le molesta ella abrirá la puerta más temprano que tarde.
Y como si ambos la llamáramos la puerta de mi habitación fue abierta por mamá. No dijo nada, solo abrió la puerta de par en par y le regaló una sonrisa a mi novio antes de irse. Rodé mis ojos.
—Aunque no nos deje solos tu mamá me ama.
—Lo sé, te adora.
Lucky asintió, se veía un poco distraído, pero al verme acercarme palmeó el lado libre de la cama. Me senté justo ahí, estaba cerca de su cabeza. Quité su gorro, mordí mi labio inferior al ver los espacios huecos de su cabello, todavía no lo había perdido por completo, pero estaba en camino. La delgada cicatriz se burlaba de mí, recordándome que el chico del que estaba enamorada no tenía problemas de un típico adolescente.
Acaricié su corto cabello, parte de él se quedó alojado en mi mano, mi barbilla tembló un poco.
—Sé que estás pensando, Aurora. Para mí, el cabello es lo que menos me importa, vuelve a crecer—dijo moviéndose de tal manera que su rostro quedará fijo a mí. Tomó mi mano izquierda y frunció el ceño—. ¿Y tú anillo?
—Era un anillo de caramelo, Lucky—dije burlona, pero cuando su ceño no cedió rodé los ojos y estiré mi mano para tomar el anillo de plástico que estaba en mi mesa de noche. Se lo mostré antes de ponérmelo.
—Así está bien, mucho mejor.
—Eres un tonto—me reí. Al verlo tan concentrando analizando cada detalle de mi mano pensé que era el momento perfecto. De nuevo me estiré esta vez tomando el sobre blanco con los boletos, se lo extendí a Lucky—. Te tengo un regalo.
—¿Para mí? Oh, gracias—sonrió emocionado.
Cuando lo abrió sus ojos brillaron emocionados.
Levantó sus boletos al mismo tiempo que se sentaba.
—¿Qué...?
—No es solo mío, Max colaboró... No, Max prácticamente puso todo el dinero—me corregí, dándole el mérito a mi hermanastro—. No conseguí boletos para el palco presidencial, pero la primera fila es mucho más genial. Quizás consigamos el autógrafo de algún jugador.
—¿Por qué? —cuestionó, al verme confundida, aclaró —. ¿Por qué las compraste?
—Uhh, ¿deseo número cinco?
—Sí, deseo número cinco. Tenía planeado tachar esta noche el deseo número ocho, en realidad—Llevó las manos a su espalda para tomar algo, luego me extendió lo que yo llamaba el tesoro maldito, el diario de papá —. Deseo número ocho, devolverle el diario a Aurora.
No dije nada, solo tomé el diario de cuero y acaricié el encuadernado con mi dedo índice.
—Lo terminé esta mañana y tengo que decir que tu padre es mucho mejor escritor que yo—Guardé silencio aún sin mirarlo—. Dijiste que querías leerlo.
—Quiero hacerlo, pero no sé si...
—No tienes que hacerlo hoy, tampoco mañana, hazlo cuando lo necesites—se acercó y besó mis labios—. Gracias por los boletos. Será genial ver al antiguo equipo de tu padre en el hielo, admito que su pasión por el hielo me ha conmovido.
De repente se puso de pie aún con los boletos en mano y caminando hacia la salida.
—Pero como dijiste, alguien dio mucho dinero para conseguir este bebé, ¿no?—le asentí con una sonrisa, él también lo hizo. Salió de mi habitación rumbo a la de mi hermanastro—. ¡Maxi! ¡Ven aquí, chicuelo! ¡Lucky quiere darte un abrazo de oso!
Observé cómo salía de mi habitación, sin embargo, me quedé en mi lugar esta vez abriendo el diario y repasando nuevamente las únicas palabras que había podido leer.
La dedicatoria.
Para mí princesa Aurora. Sobre nuestro pasado, mi presente y tu futuro.
—¡Aurie! ¡Aleja a tu novio de mí!
—¡Maxi me adora!
—¡Aurieee!
Enjuagué la solitaria lágrima que había recorrido mi mejilla y sonriendo salí en busca de ambos niños pequeños.
Max el mejor cuñado del mundo *llora*
Nos estamos acercando a uno de los momentos más asdfghjkl del libro *-* Falta poco jajajaja
Por cierto, nadie acertó con el spoiler que les dejé muajajaja
Disfruten este capítulo :)
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