Capítulo 11.
11.-The Night We Met-Lord Huron.
Los chicos se dieron cuenta de que algo no estaba bien, Bea era la más preocupada, ella pensaba que Lucky había hecho una tontería conmigo y por eso yo parecía estar muerta en vida, enojada con él.
—Tuvo que haber sido una discusión fuerte—había dicho mientras me acompañaba a casa después de las clases.
Evité a Lucky a toda costa, pero lo poco que pude ver de él es que no tenía su usual sonrisa, estaba tan serio como jamás lo había visto hasta ahora.
—Algo así—No quería dar demasiadas explicaciones, después de todo no era mi historia para contar—. No nos hemos abrazado.
Bea se detuvo confundida. En mi corazón era una de las cosas que más me dolían, no habíamos cumplido nuestra promesa.
—Lucky y yo prometimos darnos un abrazo de despedida todas las noches, si no era posible entonces un abrazo virtual sería la solución —expliqué con voz trémula mientras Bea me escuchaba con atención—. Desde que... discutimos... No nos hemos abrazado.
Su cirugía estaba pautada para el día después y todavía estaba pensando en que decisión tomar: ir o no ir.
—No sé qué pasó, tampoco sé quién pueda tener la culpa de esta discusión, pero si tanto quieres su abrazo y que el trato siga existiendo, tal vez tú deberías tomar el primer paso.
Bea estrechó mi mano con fuerza mientras me animaba a seguir caminando.
Esa noche tampoco nos abrazamos aun cuando quería correr al otro lado de la calle.
Eran casi las dos de la mañana cuando la puerta de mi habitación se abrió, mamá sorprendida por el hecho de que aún estaba despierta me preguntó si podía pasar, a lo que le permití hacerlo.
Pocas veces veía a mamá nerviosa, estrechando sus manos con fuerza y mordiendo su labio inferior, parecía no saber que hacer hasta que finalmente tomó asiento en una esquina de mi cama. Por mi parte estaba bastante curiosa por el hecho de que mi madre se acercara a mí con esa actitud tan sumisa y nerviosa, mamá por lo general atacaba sin avisar, siempre lo había hecho de esa manera.
—Cuando el doctor le dio el diagnóstico a tu padre pensé que mi mundo se estaba destruyendo. ¿Por qué a él? ¿Por qué a nosotros? Me pregunté, no lo sentí justo—Me sorprendí al escuchar sus palabras, no podía creer que mi mamá realmente estaba hablando sobre papá conmigo—. Tu papá miraba hacia el infinito en aquel consultorio mientras que yo trataba de analizar todas las recomendaciones que su doctor estaba haciendo, pero, ¿Él estaba escuchando? Nunca pude preguntárselo.
Mamá extendió su mano temblorosa y la posicionó sobre mi pierna.
—Tu padre me dijo que era su decisión lo que haría a continuación, me enfurecí, porque éramos una pareja, se supone que las parejas toman las decisiones difíciles juntos, pero él decidió que lo mejor sería seguir su vida como estaba: dinero, fama, éxito. No lo acepté, fue por esa razón que se fue—Mamá no hablaba con rencor, tampoco remordimiento, solo la tristeza envolvía cada una de sus palabras—. Pensé que estaba siendo egoísta porque no nos estaba escogiendo, Aurora, pero me equivoqué, solo que me di cuenta demasiado tarde.
—¿Qué quieres decir?
—El día después de la muerte de tu padre recibí un paquete que contenía cuatro cosas: Su jersey, dos cartas y su diario. Una de esas cartas estaba destinada a mí, me explicaba el porqué de su decisión y lo comprendí. Tu padre siempre nos eligió, Aurora, nunca fue el dinero, la fama y el éxito, siempre se trató de nuestra felicidad, no quería que sufriéramos lo que estaba sufriendo él. Lo odié por tanto tiempo, me destruyó, después de todo lo amaba, pero Anthony estaba seguro de que yo volvería a amar, que podría pasar la página y darnos algo mucho mejor.
Mamá enjuagó algunas lágrimas traicioneras que descendieron por sus mejillas, yo por mi parte me había quedado sin lágrimas ya.
—¿Por qué me cuentas esto ahora? ¿Por qué no antes?
Mamá sonrió.
—Porque no quiero que la historia se vuelva a repetir, pueden hacerlo mejor que nosotros.
—Ustedes estaban casados, Lucky y yo ni siquiera somos novios.
—Pero es tu amigo—recordó ella—, y necesita a esa amiga a su lado, porque él a diferencia de tu papá no solo está pensando en su familia, también está pensando en sí mismo, en ti y en lo que quiere hacer una vez que gane la batalla otra vez.
Mamá se levantó de la cama, me dio un beso en la frente y caminó hasta la salida, antes de irse la llamé.
—Gracias mamá, creo que era lo que necesitaba para tomar mi decisión.
—Sabes que siempre puedes contar conmigo—su voz sonaba rota.
Deslicé la colcha a un lado y corrí hasta ella para envolverla en un abrazo. Mamá se había equivocado y nuestra relación la rompí solo para hacerle daño, pero recordaba cada vez que llegaba del trabajo cansada y se sentaba a escuchar como había sido mi día en la escuela, nuestras vacaciones en la playa, los besos que me daba cuando me caía y conseguía un raspón, el día que aprendí a conducir una bicicleta. Sí, mamá se había equivocado, pero también lo había hecho excelentemente ella sola.
—Te amo, mamá.
Inhaló profundamente y me abrazó con más fuerza.
—También te amo, mi niña.
Pasaron las horas y yo no había pegado el ojo en toda la noche. Las bolsas oscuras se posaban debajo de mis ojos, pero no hice ningún intento por cubrirlas.
Desde las cinco de la mañana monté vigilancia en mi balcón, esperando que Lucky y su familia salieran de casa. Eran las siete y media cuando su padre salía con una pequeña maleta estando Lucky, Peace y Love detrás de él. Corrí escaleras abajo despidiéndome con un ademán de mi madre quien se encontraba barriendo el suelo de la sala.
Nerviosa me acerqué a los Jacobi, Love fue la primera en verme, en respuesta le dio un codazo en las costillas a Lucky para que prestara atención, quejándose este por la acción de su hermana, pero toda reacción de molestia abandonó su rostro cuando me vio cruzar la calle.
Los padres de Lucky nos lanzaron miradas discretas mientras se adentraban al auto, Love por el contrario se quedó a un lado de Lucky, no estaba molesta conmigo, ella solo estaba curiosa de lo que pasaría a continuación.
—Hola.
—Aurora, si viniste.
Me encogí de hombros.
—No podía dejarte solo en esto, después de todo, eres mi amigo, mi primer amigo real.
Lucky embozó su sonrisa registrada de lado y me extendió su mano.
—Ahora que estás aquí sé que todo saldrá bien.
Tomé su mano y emprendimos rumbo al lugar más terrorífico de todo Toronto en ese momento, el hospital.
Durante el camino solo Love mantenía una conversación con Peace tratando de mantener los ánimos a flote. Lucky me tomó de la mano hasta que llegamos al hospital, una vez nos bajamos del auto me obligué a mantener las lágrimas al margen, debía dar buenos ánimos y pensar que todo saldría bien, su familia lo estaba intentando y ellos eran los más afectados, yo también podría hacerlo.
Sabrina While era la oncóloga de Lucky, ella estaba esperándolo en la unidad de oncología del hospital, apenas lo vio le dio un abrazo con cariño.
—Todo saldrá bien, campeón.
—Ya no tengo trece años, doctora While—Lucky se quejó en el momento en que la doctora le dio unos golpecitos en la cabeza—, incluso soy más alto que usted.
La doctora While no le prestó atención a sus quejas, en cambio saludó también de un abrazo a los padres de Lucky y por último a Peace.
—Ella es Aurora—me presentó Lucky, estreché la mano de la doctora con el esfuerzo de una sonrisa.
—Aurora Campbell, Lucky me ha hablado tanto de ti.
Mis mejillas se encendieron de inmediato por aquel comentario, lo que hizo reír a la doctora.
Lucky fue ingresado minutos más tarde, su cirugía estaba programada para las once de la mañana. Me permitieron estar en su habitación, aunque la enfermera insistió que solo podía estar presente la familia directa.
Lucky con su usual sonrisa había conquistado a su enfermera.
—Ella es mi familia directa, todavía no lo sabe, pero dentro de unos años tendrá el apellido Jacobi—había susurrado demasiado fuerte, en respuesta lo golpeé con fuerza en su hombro.
Quedaban solo quince minutos cuando los nervios empezaron a reinar. Lucky pidió un momento a solas con cada uno. La primera persona fue su madre, cuando Peace salió su rostro estaba enrojecido de tanto llorar, me partía el alma verla así. Si a mí me dolía, no podía ser capaz de pensar el dolor que estaba sufriendo Lucky en ese momento.
Love fue la última, salió de la habitación fingiendo ser fuerte, pero en sus ojos sabía que se estaba desmoronando.
—Es tu turno, Aurie, él está esperando.
Inhalando profundo me levanté de la silla de plástico y caminé a paso lento hasta la habitación. Lo primero que hice al entrar fue mirar el reloj por encima de su cabeza. Quedaban solo cinco minutos, ¿serían suficientes?
—Hey, ven aquí—Lucky extendió su brazo, cuando tomé su mano me arrastró a su lado. Me senté en la orilla de la camilla—. Gracias por venir.
Asentí, no quería hablar, estaba completamente segura de que si abría la boca también accionaria el interruptor de las lágrimas.
—Los chicos no lo saben aún, no sabía cómo hacerlo. Raph me estuvo atormentando la tarde de ayer porque no nos hablábamos, iba a decírselo, pero me acobardé, no quería perderlos a ellos tampoco—No lo juzgué, pero si me molestaba el hecho de que sus amigos no sabían por lo que pasaría Lucky en ese momento —. Tratarán de eliminar todo el cáncer, Aurora, pero la doctora While me advirtió que no sabíamos a ciencia cierta a lo que nos enfrentaríamos una vez iniciaran. Tengo fe de que todo va a salir bien, que por fin voy a poder hacer alarde de mi nombre y la suerte estará de mi lado, quiero que también pienses como yo, que me envíes todas las buenas energías y no pensemos negativo, ¿de acuerdo?
Asentí a duras penas, el miedo creciendo en mi interior.
—También necesito un favor. Me da un poco de... vergüenza, no es lo correcto, pero los chicos tienen que saberlo—tragó saliva.
No tenía que pedírmelo, sabía lo que quería y lo haría por él.
—Los llamaré.
—Gracias y de verdad lo siento. Sé que debo ser un poco más valiente, pero te perdí por un momento, no quería perderlos a ellos también.
—No me perdiste Lucky, tampoco los perderás a ellos—aclaré mi garganta cuando el nudo se hizo mayor—, porque te amamos, Lucky.
Nunca había visto a Lucky de esa manera, parecía querer esconderse en una cueva y no salir jamás, se veían tan pequeño. Tomó mi mano con fuerza, cuando sus ojos azules como el cielo chocaron con los míos vi un miedo abismal.
Lucky tenía miedo.
—Todo saldrá bien—me dijo, pero parecía que se lo estaba afirmando así mismo.
Quería quitarnos un peso de encima, por lo que sin pensarlo demasiado me acerqué a su rostro y lo besé. Mi corazón latía desbocado y empeoró cuando la mano que no me sostenía se posó sobre mi nuca atrayéndome más a él.
Todo saldría bien, Lucky haría justicia de su nombre, me repetía mientras nuestros labios seguían unidos.
Un carraspeo nos hizo separar. La doctora While nos veía enternecida, verla ahí nos dijo que ya era la hora.
—¿Estamos listos, campeón?
—Nadie nunca está listo de que te abran la cabeza, doctora While. Pero ya lo hizo una vez, confío en usted.
Los enfermeros se encargaron de preparar a Lucky en otra camilla, podía escuchar los sollozos de la madre Lucky en la entrada y la succión de nariz de Love, Bryan se mantenía firme, pero como yo, también estaba roto por dentro.
Tuvimos la oportunidad de estar con él hasta la puerta que separaba el pasillo de los quirófanos, pudimos despedirnos, Peace no quería dejarlo ir, Bryan abrazaba a su hija encontrando una manera de todavía sostenerse y yo solo miraba aquella escena madre e hijo, me pregunté si papá habría querido evitar todo esto, la idea de sentir mi sufrimiento por pensar en perderlo.
Por un momento recordé uno de los deseos de Lucky, él odiaba verla llorar y más si era su culpa.
Pero no era su culpa.
Bryan tuvo que separar a su esposa de Lucky para que los enfermeros pudieran seguir, pero Lucky tenía una idea diferente, tomando mi mano me haló fuertemente a su cuerpo haciendo que mi rostro quedara cerca de sus labios.
—Yo también me enamoré de ti, Aurora.
Dos grandes gotas cedieron ante sus palabras. Su sonrisa ladina también emergió, luego me soltó y permitió que los enfermeros siguieran con su trabajo.
Después lo perdí de vista.
Solo era consciente de los sollozos de la familia Jacobi a mis espaldas, de resto todo fue un borrón. Mis ojos se mantuvieron fijos en la puerta en donde tan solo hacía unos minutos aquel chico de ojos azules se había ido, con la misma sonrisa ladina que me dio cuando lo vi por primera vez mientras lo miraba desde mi balcón.
Después de eso, solo recordaba haberme sentado de nuevo en la silla de plástico, secarme mis pesadas lágrimas y sacar mi teléfono, tenía que ser aquella que diera las malas noticias. Escribí por el grupo que manteníamos en común.
Él tenía miedo, no suena nada como Lucky, pero me lo confesó. Es normal, considerando que yo me enojé con él y le dije que era egoísta por ocultarlo. Me pidió que les dijera por él. Lucky acaba de ingresar a cirugía, sería bueno que estén aquí cuando él salga, ahora más que nunca debemos apoyarlo.
Quise tener tacto, no quería decirles por un mensaje que el cáncer había vuelto, sin embargo, en el mensaje estaba explícito.
Bryan había llevado a Peace a comer algo en la cafetería cuando Bea, Noah, Raph y Trick aparecieron en la sala de espera.
Solo bastó el abrazo de Bea para que finalmente me dejara llevar. Ella tuvo que sostenerme para que no me cayera al suelo. Escuché algunos intercambios de palabras, Love tuvo la tarea de explicarle a los amigos de su hermano la situación.
—Está pasando de nuevo, la maldita pesadilla está pasando de nuevo—escuché decir a Noah.
Después de eso no lo vi más. Bea, Raph y Trick permanecieron en la sala de espera. Noah había desaparecido, Max llegó unas horas después con bocadillos para todos, mamá lo había enviado. Agradecí enormemente la iniciativa de mi madre, era su manera de apoyarme.
—Obligaré a Jacobi a lavar toda mi ropa interior sucia luego de esto—Raph rompió el pesado silencio con su usual carisma, aunque se escuchaba un poco apagado—. Después le diré que estoy enamorado de Aurie en modo venganza.
—Conociendo a Jacobi solo te dará una palmada en el hombro y te dirá que eres un idiota—le contestó Trick.
—Es cierto, pero de igual manera me vengaré.
—Aún recuerdo cuando ustedes jugaban en aquella casa del árbol. Nunca me dejaron jugar ahí, solo porque era más grande—Love rió y secó una lágrima rebelde—, por lo que cuando Lucky llegaba a casa lo hacía jugar a las muñecas conmigo, me lo debía.
Sonreí ante el recuerdo que pintaba.
—No te queríamos en la casa del árbol porque eras una chica —confesó Raph.
—Es cierto, nunca pude subir a la condenada casa del árbol—intervino Bea frunciendo el ceño.
Los cuatro siguieron hablando, mientras que los padres de Lucky y yo solo escuchábamos aquellas anécdotas mientras esperábamos.
—Recuerdo cuando lo sostuve por primera vez, me sujetó el dedo con fuerza mientras me miraba con aquellos pequeños ojos que aún no tomaban un color, pero sabía que tendría los mimos ojos de su madre y hermana—Bryan sonrió mientras miraba a su afligida esposa—. Le dije: lo siento, no pude evitarlo con Love, contigo ni siquiera lo intenté, tu madre está loca, pero conseguí el segundo nombre, Andrew, ¿te gusta? Instantáneamente empezó a llorar.
Todos reímos, Lucky odiaba su segundo nombre tanto como el primero.
—Nunca me arrepentiré de los nombres de mis hijos—aseveró Peace mientras que Love rodaba los ojos.
—Claro, mamá, porque tú no sufriste de burlas gracias a tu nombre.
—Eso es lo que tú crees, querida. Todavía recuerdo cuando en la escuela mis compañeros de clases levantaban una bandera blanca imaginaria cuando la maestra me hacía pasar al pizarrón—Eso arrancó carcajadas de todos—. Pero a Lucky le encanta mi nombre, dijo que solo con verme a los ojos mi nombre cumplía, siempre le traía paz.
Su barbilla tembló un poco, pero esta vez se mantuvo firme y no lloró.
Suponía que solo faltaba yo para dar alguna anécdota con Lucky, pero no sabía que decir, por lo que me mantuve en silencio.
—Recuerdo cuando Jacobi nos contó que estaba enfermo, había vuelto a clases después de unos días estando mal. Me asusté... Nos asustamos muchísimo, Jacobi solo nos sonrió y dijo que estaba bien, que saldría adelante—Todos miramos a Noah quien había aparecido de la nada, sus manos estaban ocultas en sus bolsillos y su rostro se encontraba inexpresivo —. Lamento haberme ido así, es solo que... me transporté a ese momento, cuando teníamos trece años.
Bea se levantó de su asiento y lo abrazó, Noah se aferró a ella mientras su rostro se ocultaba en el cuello de su amiga.
Ocho horas pasaron hasta que la doctora While salió del área de los quirófanos junto a otro doctor y se acercaron a nosotros. La primera en ponerse de pie fue Peace, de inmediato todos imitamos su acción, pero yo me quedé atrás.
La doctora While no traía buena cara.
Demasiado agresivo, hicimos lo que pudimos, era lo que podía escuchar además de los sollozos de Peace.
Yo no sé que decir, solo me iré a hacer bolita...
Capítulo dedicado a bizcochuelo08, espero que hayas sufrido tanto como yo :)
Nos estamos leyendo, traigan más pañuelos para el siguiente capítulo, please.
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