Capítulo 6
Capítulo 6
El día había sido demoledor, había llegado nueva mercadería al local, la organicé y comencé a hacer el inventario... Tan agotada me encontraba que solo pensaba en llegar a casa, era lo único que quería en ese momento definitivamente.
Al llegar, entre por la puerta y me saqué mis zapatillas para andar descalza. Cuando sentí el frío de los cerámicos en mis pies me pude distender.
Ya, reposando en mi cama, miré el móvil para corroborar la hora. Eran las 18:30 hs y no faltaba mucho para que Carolina viniera a buscarme.
Hasta el año pasado ni yo hubiera pensado o dicho que me volvería una persona ermitaña, aburrida y desganada. Antes y durante mi relación con mi ex novio, era todo lo contrario a lo que soy ahora... Cuando nuestra relación terminó poco a poco me convertí en alguien diferente. Simplemente se llevó hasta mis ganas de vivir y de disfrutar de la vida. La separación provocó que una parte de mí desapareciera, me sentía apagada y solo me quedaba esperar que algo o alguien me encienda.
Para sobrevivir me había construido una coraza y me mantenía ocupada en mis metas. Salía muy poco y las pocas salidas que tenía, las hacía obligada por mi gran amiga. Me estaba comportando más como una adulta que tiene su vida hecha a como una chica joven que recién comienza a vivir.
De tan solo pensarlo me daba pena de mí misma. Había caído muy bajo, estaba en un pozo profundo sin salida y no lo quería admitir. Pero tarde o temprano tendría que hacerlo para tomar cartas en el asunto, no podía seguir viviendo con mal humor, amargada y en soledad... Debería volver a recuperar mi esencia, no podía seguir muriendo por un amor que fracasó, que no supo ser.
Me mentalicé a que ese día tenía que ser hoy, era ahora o nunca... Amelia Luxor debía salir a la luz, volver a escena y ser la protagonista principal. Tomar las riendas nuevamente de mi vida era algo urgente, el tiempo continuaba avanzando y yo no podía detenerme en el pasado, estancarme. No podía permitir que en mi futuro quisiera volver a mi pasado para recuperar mi juventud.
Entonces, antes de seguir deliberando tomé impulso y caminé hasta el armario. Esa noche me iba a vestir como una diosa, como solía hacerlo antes... No podía volver a salir con jean y musculosa, como lo hice la última vez. Estaba impresentable en una premiere y todo por no querer ir a ver una película, hasta yo estaba sorprendida de cómo actuaba y pensaba últimamente.
Con mis ojos puestos sobre tanta ropa, solo imaginaba como me quedaría cada prenda y cuál era la mejor elección.
《 ¿Qué te vas a poner Ame? 》
Fue difícil decidir qué ponerme, pero elegí un vestido de encaje rojo corto y ajustado al cuerpo. Me puse unos zapatos negros de taco alto y después una gargantilla de plata con unos aros que hacian juego. Solo me faltaba peinarme y maquillarme.
El resultado final me dejó con la boca abierta, me miré en el espejo y pude ver reflejada a una persona que no veía hacía ya mucho tiempo. Fue inevitable que una lágrima rodara por mi mejilla, estaba viendo una parte de mi ser que dejé oculta. Hacía mucho tiempo que no pasaba horas arreglándome, fue extraño pero confortable, necesitaba hacer esto por mí y sentirme hermosa.
Treinta minutos antes de que llegue mi amiga, ya estaba lista para salir y dispuesta a dejar que la noche me sorprendiera. A la hora acordada escuché el timbre y supe al instante que Carolina estaba en la puerta.
—Hola, ya salgo— dije desde el portero eléctrico.
—Okey, menos mal que no te dormiste porque iba a tirar la puerta abajo— decía entre risas.
Cuando abrí la puerta mi amiga me esperaba en su BMW blanco, terrible auto. Se lo habían regalado sus padres para la Navidad pasada, pero no lo usaba porque tenía que sacar el registro.
—¡Increíble belleza!, ¿cuándo sacaste el registro?— le grité, y caminé rápido hacia el auto sin poder creer lo que veía, después comencé a recorrerlo mirándolo embobada.
Tener un auto propio era lo que quería, deseaba y necesitaba, pero aún no me alcanzaban mis ahorros para poder darme el lujo de comprarme uno. Ni siquiera tenía para una moto. Por el momento mis medios de transporte eran el taxi, la bicicleta o mis propios pies. El único gasto que por el momento me permitía tener era el alquiler.
Caro bajó la ventanilla y me respondió...
—La semana pasada pero estaba esperando una ocasión especial para sacar este bebé. ¿Y tú qué me cuentas?, ¿qué hiciste con mi nueva amiga?, ¿volviste a tus raíces?— me miraba con cara de asombro y una mueca en su rostro. —Cualquiera que te vea se va a volver loco, los vas a llevar al paraíso y al infierno al mismo tiempo amiga. Sube que vamos tarde— me senté en el coche y Caro encendió el auto.
—Solo estoy un poco sexy y vos no te quedas atrás, estás hecha un fuego con esa blusa y el short.
—Seremos el centro de atención seguro... La fiesta a la que vamos es en Beverly Hills, estoy ansiosa por llegar. Michael nos debe estar esperando.
—Debe ser genial el lugar y seguro la fiesta es una locura.
—Seguramente. Amy, me alegra que de a poco vuelvas a lo que eras. Esta noche te ves preciosa y vamos a pasarla como se debe. Gracias por venir— me acercó su mano para chocar nuestras muñecas mientras seguía manejando.
Al rato llegamos a la fiesta de la que poca información tenía por el momento. Solo sabía que el barrio era el más caro y lujoso, con tan solo observar las mansiones que había ya podías darte una idea de los millones que valdría cada una.
Cuando estacionamos había muchos autos y todos eran de alta gama. La música se podía escuchar desde el portón eléctrico cuando apenas ingresamos y la cantidad de gente que había era demasiada para mi gusto.
Bajamos y nos pusimos a recorrer un poco la entrada, la fachada era imponente, era una mansión de estilo moderno y lo que más me gustaba era que poseía sectores con paneles de cristal que formaban paredes vidriadas.
Al ingresar me quedé impresionada con la gran escalera de mármol y baranda con detalles en oro que había en la entrada. Aunque estaba abarrotada de gente tomando, bailando, besandose o borracha... se podía seguir apreciando la belleza y elegancia de esa casa.
Caro pudo ver mi ensoñación al vuelo, entonces me agarró de la mano y me condujo hacia el jardín en donde había tremenda piscina.
—¡Hola amor!— se escuchó a lo lejos casi a los gritos, cuando giramos la vista ambas, vimos que estaba Michael en la barra tomando chupito pero inmediatamente se paró para venir al lado nuestro.
—Hola guapo, ya te extrañaba— mencionó mi amiga y lo besó en la boca, en cuanto estuvo cerca.
—Hola, soy Amelia, ¿eres Michael cierto?— le extendí mi mano para saludarlo.
—Si soy yo, un gusto conocerte Amelia, espero disfrutes la noche. Puedes sentirte como en tu casa.
—¿Vives aquí?— le dije con intriga.
—Antes, ahora estoy viviendo solo en Santa Mónica. Esta es una de las tantas casas que tiene mi padre pero la usa mi hermanastro. A él le sienta mejor, claro que vengo seguido por aquí pero no permanezco mucho tiempo.
—Y la privacidad que podemos tener en Santa Mónica no sería la misma que aquí— soltó entre risas mi bella amiga.
El comentario de Carolina me sorprendió, no esperaba que fuera tan rápido con Michael… Pero debo admitir que ambos hacían muy linda pareja y se notaba que tenían mucha química entre ellos.
—Exactamente mi vida, por cierto estas hermosa y sos hermosa— le guiño Mich un ojo mientras la miraba con deseo. —Les tengo que presentar a mis amigos y a mi hermanastro, aunque seguramente a él ya lo conocen— nos quedamos ambas mirándonos las caras desconcertadas.
—Si ya lo conozco ¿por qué no me lo has dicho?, ¿quién es?— mi amiga sostuvo la mirada con el ceño fruncido hacía Michael.
—Quizás no lo conocen de una manera personal, mejor dicho... Pero no dije nada porque no quería que pasemos el rato hablando de mi hermanastro, espero que me puedas entender y disculpar por eso corazón— le contestó mirándola fijamente con un poco de enojo y apenado al mismo tiempo, ignorándome por completo. — Debe estar dentro de la casa, síganme.
Mientras les seguía el paso pude mirar más detenidamente la casa y la gente que se encontraba en el lugar, jóvenes de familia adinerada, universitarios de diferentes clases sociales, alguna que otra persona que claramente no encajaba y también creí ver caras conocidas... Podría decir que me parecía que eran famosos pero no estaba del todo segura.
Aunque todos en esa fiesta tenían aspecto de pertenecer a mundos diferentes, estaban todos mezclados y congeniando perfectamente.
Las mujeres estaban vestidas de forma provocativa, casi sin ropa diría y yo desentonaba una vez más... Aunque mi vestido de encaje era sexy, también me quedaba elegante y dejaba lugar a la imaginación, lo que la ropa del resto no permitía.
—Ya viene, es él, está bajando por la escalera— señaló Michael a un tipo musculoso que bajaba, con su torso desnudo a medio vestir, ya que en ese instante, se ponía una camisa blanca que iba abrochando velozmente.
—¿Es el tipo de jean negro, con zapatillas Nike que se está terminando de poner la camisa?, ¿Jonathan Lennox es tu hermanastro?— dijo Carolina con sorpresa y los ojos abiertos como platos.
—Si, perdón por no decirte esto antes, después lo hablamos, le voy hacer señas para que venga— a continuación levantó su mano y comenzó a llamarlo. Al instante Lennox lo localizó con sus ojos y se dirigió hacia nosotros.
Yo me quedé sin palabras, prácticamente me quedé congelada en ese maldito lugar. Quería que me tragara la tierra, no podía creer que el hermanastro de Michael era Jonathan. Pero no había manera de escaparme, tenía que mantenerme tranquila y respirar profundo.
—¡Brother!— dijo Jonathan mientras chocaba el puño a Michael, para luego rodearlo con su brazo y golpearle fuertemente la espalda. —Pensé que tus obligaciones no te permitían venir a divertirte— después que dijo esa última frase sus ojos giraron para mirar a mi amiga y luego quedarse clavados en los míos.
—Hola Jona, los hombres con responsabilidades también se divierten— dijo Michael con un tono burlón. —Te presento a Carolina Miller mi cita y a su mejor amiga Amelia Luxor— mientras decía nuestros nombres nos señalaba y Jonathan miraba con atención.
—Es un placer conocerte Carolina, Michael me estuvo hablando mucho de vos. Lo has flechado— le decía a mi amiga con una sonrisa, mientras la saludaba con un beso en la mejilla y Carolina se ruborizaba.
—Es un placer para mi también, gracias por el dato, no me había dado cuenta de que tu hermano estaba loco por mí aún.
—No hay nada que agradecer, ya nos veo como cuñados— asintió y luego sus ojos verdes me encararon. —¿Amelia, verdad?— me dijo y no me salían las palabras por lo que solo respondí que sí, con un movimiento de cabeza. —Espero que disfrutes de la noche— a continuación apartó la mirada y antes de irse dijo... —Disculpen pero tengo que ir afuera, me esperan— y se fue, tan rápido como llegó.
Me brotaba el enojo, podía sentir que me quemaba la piel de la bronca. El maldito imbécil me ignoró por completo, saludo a mi amiga con un beso en la mejilla y a mí no me saludó ni con la mano. Solo me dijo que disfrute la noche, como si después de verlo y que se largue fuera posible. A todo esto sentía que estorbaba, Caro estaba acaramelada con Michael todo el tiempo y yo estaba pegada a ellos como perro faldero mirando hacía el horizonte.
—Chicos, los dejo solos me voy a tomar a la barra— les dije mientras se besaban y me aparté. Solo sé que me escucharon porque ambos levantaron el dedo pulgar.
Michael nos había presentado muchas amistades, así que me fuí hasta la barra en donde veía caras conocidas y por suerte no había rastro de Lennox. Ya lo había observado besar a un par de chicas dentro de la casa y lo más probable era que ya estuviera en su habitación cogiendo con alguna... Como seguro ya había hecho al comienzo de la fiesta y por eso bajaba vistiéndose.
—Dame una cerveza o lo más fuerte que tengas, sorpréndeme— le dije al barman. Este me guiñó el ojo y comenzó a preparar un trago.
—¿Mala noche reina?— me preguntó.
—Por ahora sí, pero no vine hasta acá pensando en que sería una noche de mierda, voy a mejorarlo pronto.
—No quedan dudas de eso, cualquiera de los presentes va a querer complacerte, yo me incluyo— me miró y me extendió un vaso con su mano, no sé que era y tampoco le pregunté. Pero tomé hasta que el líquido que contenia dentro desapareciera.
—Dame otro rey— le guiñé el ojo.
Después de cuatro tragos me acerqué a un grupo de chicas que bailaban cerca de la piscina y sobre unas sillas. Amaba bailar, entonces me puse con ellas a seguir el ritmo de la música, sin ningún tipo de vergüenza, como si las conociera de toda la vida.
Ya no me acordaba de la última vez que había bailado reggaeton, seguro había pasado mucho tiempo y lo estaba disfrutando como nunca. Con cada tema que sonaba mi cuerpo subía y bajaba moviendo las caderas lentamente, mientras que las chicas me rozaban con la sensualidad que requería cada canción...
En un momento mis ojos lo localizaron instantáneamente, me estaba mirando a lo lejos con un vaso en la mano. Estaba rodeado de mujeres y pocos hombres. Uno de sus amigos me miró fijamente y después se inclinó a decirle a Lennox algo al oído.
Volví por unos instantes a mirar lo que había cerca mío y seguí bailando. Pero nuevamente lo encontré entre la multitud y solo podía seguir bailando mientras le clavaba mis ojos, deseando que mi mirada lo penetrara. Luego, lo perdí de vista porque sentí una mano sobre mi cintura, un joven moreno de ojos azules me rodeó para sacarme a bailar...
—Hola preciosa, soy Jack ¿bailas conmigo?— me dijo sujetándome y apartándose de las chicas con las que estaba.
—Un tema solamente porque necesito la distracción— asentí. La verdad es que el chico era divino, pero yo estaba esperando a otro, lamentablemente.
En ese momento comenzó a sonar bachata y creí que sería un bajón para Jack si lo suyo no era la danza. Pero me sorprendió, era un completo profesional.
—Para tu sorpresa soy bailarín y veo que vos lo haces muy bien.
—Bailaba de chica, hice muchos ritmos pero el clásico es lo mío— le contesté riéndome.
—Tendrías que retomar, antes de dejarte marchar te voy a pasar mi número, doy clases. Y ya que, no puedo robarte un beso, entonces al menos puedo intentar ser tu amigo— me dijo y apenas dejamos de bailar me dejó su tarjeta personal con su número.
—Gracias, me gusta la propuesta, después te agendo— Me besó en la mejilla antes de que me fuera y me dirigí nuevamente a la barra.
Pedí dos tragos más y antes de pedir el tercero, Caro y Mich llegaron a mi lado.
—Gorda, ya tomaste demasiado, vamos— dijo Caro con cara enojada.
—No, nada que ver, quiero quedarme un rato más.
Carolina me insistió y comenzó a tirarme del brazo para irnos pero yo me resistí...
—No te preocupes amor, se puede quedar en el cuarto de invitados. Yo doy aviso para que la miren, queda en buenas manos— Michael le decía a mi amiga.
—Amy, me voy a la casa de Michael, la idea era dejarte antes por tu casa... Pero no me estas dejando opción, ¿vienes por favor?— me extendía la mano para que vaya con ellos.
—No, menos que menos, te voy a joder la noche... Vete.
A continuación no recuerdo qué fue lo que ocurrió o lo que dije, no tengo imágenes de mi amiga alejándose de mi lado tampoco. Solo recuerdo que escuché una voz que me susurraba en el oído.
—Es suficiente por hoy bella...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro