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Capítulo 5

Capítulo 5

Esa noche Caro se había quedado a dormir en mi departamento y usaba el cuarto que destinaba para invitados. No tenía muchos lujos y era un depto pequeño de 3 ambientes, con 2 habitaciones, un baño, una cocina, un comedor y un balcón a la calle. Nada comparado con la mansión en donde mi amiga vivía con sus padres o la casa de los míos que era enorme, no tanto como una mansión pero no era modesta. Ya que, económicamente mi familia estaba bien.

En fin, era un lugar chico pero acogedor,  era mi lugar en el mundo, me sentía en casa y podía darme el lujo de pagar el alquiler sin tener que depender de nadie… Estaba cerca de la Universidad de la UCLA, donde estudiaba y también de mi trabajo. 

Había conseguido un puesto de encargada en una de las tiendas de ropa del Shopping de los padres de Carolina, pude comenzar como vendedora a mis dieciocho años. Dos años después me ascendieron, me sentí muy feliz por eso, ya que era un logro que no tuve gracias a las influencias de mis padres o los de Caro para poder conseguir ese puesto, me lo había ganado con esfuerzo.  

Entonces, hace 6 meses que vivo sola… Con mis veinte años recién cumplidos, me siento totalmente independiente, sumado a eso estudio y me puedo pagar el alquiler. ¿Qué más puedo pedir?, por el momento puedo decir que ya cumplí una de mis tantas metas. 

A veces se me da por extrañar a mis padres Anna Hipperdinger y Alex Luxor, al igual que a mi hermano pequeño Richard Luxor de diez años. El no convivir con nadie te permite aprender a apreciar la soledad y por momentos a odiarla… Pero sin dudarlo gane ciertas libertades que antes no tenía en la casa de mis padres.

Una de esas libertades era poder dormir sin ningún tipo de interrupciones, horarios o críticas… Aunque eso pasaba las noches que no dormía Caro en casa porque tenía facilidad para despertarme desgraciadamente. 

A las 08:00 hs sentí unos golpes en la puerta de mi habitación.

—¿Qué pasa?— dije con voz dormida.

—Necesito que hablemos Amy— dijo con voz baja.

—Si me decis Amy es porque me vas a pedir algo que seguramente no quiero darte o hacer…— respondí enojada.

—Nada que ver gorda, voy a entrar— entró corriendo y brincó a mi colchón, después se tapó con las sábanas. 

—La felicidad no depende de nadie más, solo de uno mismo ¿sabías?, ¿qué me vas a pedir?— dije girándome para ver su cara.

—¿Por qué supones que te voy a pedir algo?, bueno, hoy voy a cenar con Michael y quiero que me ayudes a arreglarme— soltó con una voz finita y dulce. La miré con los ojos bien abiertos porque eso significaba ir a la noche a su casa y yo quería descansar un poco después del trabajo.

—Te puedo ayudar a arreglarte pero no pienso esperarte despierta, me cuentas todo al día siguiente— le dije seriamente. 

—Amy creo que no puedo ir, no quiero ir, no me siento segura de mi misma. ¿Y si es un completo idiota?, no lo conozco… Ahora me puse a pensar que quizás no fue buena idea aceptar la invitación— me dijo preocupada y mirando al techo.

—Revisamos todas sus redes sociales, no parece un mal tipo, bastante normal se nota. No creo que tengas que preocuparte tanto… No quiero que vayas insegura, quedate tranquila— asentí.

—Okey lo voy a intentar, gracias por tus palabras y el apoyo que siempre me das, bella— me dijo contenta. Se paró y comenzó a caminar hacia la puerta para ir a su habitación.

El día fue bastante agotador, aproveché la mañana para hacer ejercicio y después  tuve que ir a trabajar al local porque estaba de vacaciones en la Universidad pero en mi trabajo no. 

Al llegar la tarde, los padres de Carolina aparecieron en las oficinas del shopping y antes de irse se acercaron al local donde trabajaba para comprar ropa. Charlie Miller y Lily Lambert  eran como mis segundos padres, desde que me hice amiga de su hija me trataban como una Miller más. 

—Hola cariño, ¿cómo te trata el día y los clientes?— me dijo Lily con una sonrisa. 

—Bastante bien, no me puedo quejar, la semana transcurre muy tranquila y hay pocas ventas— respondí y me acerqué a saludarla con un beso a ella y a su esposo Charlie. 

—Como ya sabrás, no venimos solo a saludarte. Mi mujer se va a comprar todas las prendas del local— mencionó Charlie entre risas y con resignación mientras caminaba por el lugar mirando la ropa.

—Siempre hay lugar en el placard de una dama y tu deber es pagar el ticket en silencio, sin quejas— le respondí con una sonrisa pícara y mirándolo fijamente. Cualquier persona en mi lugar no hubiera contestado de esa manera, ni mucho menos se habría puesto a bromear con él. Pero me sentía con la confianza de hacerlo, ellos me lo permitían y sentía que éramos familia.  

—Cada día me sorprenden más tus respuestas. No te olvides que puedo ir a hablar con tus superiores, además de tus padres pequeñita— dijo cruzándose de brazos. —Por cierto te mandan saludos, ellos siguen en la oficina trabajando y se van a quedar hasta tarde.

—Shhh, basta Charlie, deja de molestar a Amelia. Bella, te esperamos en el estacionamiento. Carito nos avisó que ibas a casa, ¿te llevamos?— respondió Lily asintiendo. 

—Sí, muchas gracias, cierro el local y voy. Gracias por el aventón— le dije con voz alegre. 

Cuando llegamos fuí a la habitación de mi amiga, no podía dejar de apreciar su hermoso cuarto, era gigante con colores pasteles en su interior, tenía baño, balcón y un enorme vestidor. Era más grande que mi departamento sin dudas… 

—Permiso— dije abriendo la puerta sin golpearla. 

—Hola salvadora, vamos, te estaba esperando, menos mal que ya llegaste porque no sabía que ponerme— dijo ansiosa y confundida. 

Fui al vestidor y elegí un vestido ajustado al cuerpo de color negro, con unos zapatos plateados. Los dejé arriba de su cama para que se los ponga. Después, la ayude a maquillarse y peinarse.

Mientras tanto íbamos hablando de cualquier otro tema para que pueda dejar sus nervios de lado. Cuando estuvo lista y recibió un mensaje de Michael que decía que la estaba esperando afuera, ella se fue inmediatamente. 

Salí disparada a mirar por la ventana… Entonces pude ver que había llegado Michael, era un tipo alto, rubio y musculoso. Estaba vestido super elegante y esperaba a mi amiga apoyado en el capot de su Ferrari rojo. Se veían hermosos los dos juntos, no pude evitar pensar que hacían una linda pareja. Cuando Carolina subió al auto, me traslade  al cuarto de invitados dispuesta a dormirme pero no podía. 

El sonido de las agujas del reloj que había sobre la mesa de luz, impedía que me durmiera. Otra vez estaba desperdiciando mis horas de sueño… Y no tuve mejor idea que investigar la vida de Jonathan Lennox con mi móvil. 

No había información relevante, de su familia no se sabía demasiado. Solo que era único hijo, que su padre había fallecido en un accidente y su madre se había casado nuevamente pero no decían nada del nuevo marido. Él no daba mucho detalle en sus notas tampoco, solo hablaba de su carrera. En cuanto a su vida amorosa, que era un mujeriego sexy ya lo había notado, no necesitaba leerlo. Tenía infinidad de fotos al lado de mujeres y en sus declaraciones solo mencionaba que eran amigas, algo que ni él se creía seguramente. 

Pude leer un rato más y solo descubrí que lo detuvieron supuestamente por conducir alcoholizado. Todo era información antigua, para ser precisos hasta el año pasado. En la actualidad solo tenía fotos que él mismo publicaba, fotos de las películas o rodajes que hacía y alguna foto de eventos a los que asistía siempre rodeado de mucha gente. No había ningún rastro de alguna bella mujer a su lado… Eso era extraño, trataba de mantener su vida en privado desde su detención. 

La verdad sentí curiosidad por saber más sobre él, pero al ver sus redes me había empalagado y asqueado de tanto emoji de corazón que le ponían sus fans. Demás está decir todo lo que le escribían, era el marido de todas pero a la vez no era el de nadie y no se tomaba el trabajo de contestar nada tampoco. 

Por un lado, me quedé aliviada, estaba bastante celosa de él y sin conocerlo… Pero por el otro, me daba bronca, era famoso gracias a esas chicas que lo querían, deseaban y amaban. Si no fuera por el público, por esas chicas, su fama no existiría. Al menos esa era mi lógica y creía que estaba en lo cierto. 

A las 03:00hs mis ojos comenzaron a cerrarse, no podía dejar de sentir la pesadez de estos y me quedé completamente dormida.

A la mañana siguiente, durante el desayuno mi amiga me contaba lo bien que la había pasado. Hablaba de la cena increíble que tuvieron en un restaurante super caro y elegante, sobre la caminata en la playa que dieron tomados de la mano, como también de lo enamorada que creía estar de Michael. 

Después me contó algunos detalles de la vida de él, tenía veintiséis años, era de buena familia y por lo tanto trabajaba en las empresas de su padre “Henry Brown”, en el área de administración. Por si fuera poco, el tipo tenía planeado invertir en algunos negocios nuevos. Que seguro comenzaban a rendir sus frutos próximamente. 

Parecía un buen partido y por el momento no podía juzgar demasiado porque no tenía muchos más detalles que esos. Y de su familia contó muy poco… Carolina me decía que le respondía pero sin profundizar tanto el tema, quizás por ser una primera cita esa información era más que suficiente. 

Se había sacado la lotería sin dudarlo, de Michael Brown no habría críticas al menos ese día. Mi amiga había tenido una excelente noche, estaba dichosa de felicidad esa mañana y yo también porque me alegraba por ella.

Al terminar de desayunar, me preparé para irme al trabajo y antes de cerrar la puerta Caro me detuvo porque le quedaba algo por decirme.

—Pará, pará, antes que lo olvide… Hoy te paso a buscar a las 21:00 hs estamos invitadas a una fiesta— dijo con entusiasmo y dando saltos en el lugar. —Después te doy los detalles, no se te ocurra irte a dormir, chau— me dijo y me cerró la puerta en la cara antes de que pudiera negarme, sorprenderme o emitir alguna queja, pregunta o sonido. 

—¿Me acabas de cerrar la puerta en la cara?— le grité. —Chau— dije a continuación con el mismo tono de voz y seguí mi camino.  

 


















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