Capítulo 43
Capítulo 43
¿Cómo iba a dejar a mi novio?. Esa era la pregunta del millón. Porque aunque resulte algo sencillo de hacer, cuando existen sentimientos de por medio, acabar una relación es lo más difícil del mundo. Y cuando no los hay, que no es el caso, también lo es. Claro, siempre y cuando uno tenga las neuronas conectadas.
No quería terminar mi noviazgo, esa es la pura verdad. Ni mucho menos destruirlo el día de hoy. Sin embargo, había un motivo que me exigía hacerlo. Y ese motivo tenía nombre; Tacker.
Ojalá lo hubiera odiado antes. Me gustaría haber tenido una bola de cristal para saber cuales son mis sentimientos por él en la actualidad. Hoy lo calificaría como un maldito idiota, engreido y psicopata. Un inmundo ser humano que no debería existir sobre la faz de la tierra. No paro de pensar en lo mismo; nunca debería haberme cruzado en su asqueroso y cochino camino. De no ser de esa manera, no tendría que pagar las consecuencias de haberme enrollado con él.
Para dejar a Jonathan tuve que utilizar todas las excusas que se me ocurrieron y sin embargo era obvio que mi decisión no era cierta, ni para él, ni para nadie. ¿Cómo podría renunciar a besar sus exquisitos labios?.
—No puedo creerlo. No tendrías que haberlo dejado. Tenía que haber otra salida. ¿Viste su cara en la cena?, se lo notaba muy mal y enojado. Me imagino su rostro cuando te gritaba— Carolina me responde mediante el teléfono, después de haberme escuchado llorar y contarle todo lo que había ocurrido después de la cena —.Yo sabía que no iba a creerte ni una palabra. Parece un mal chiste. Parece que sufrieras de bipolaridad o algún tipo de trastorno— mi rostro comienza a transformarse nuevamente en un mar de lágrimas porque mi amiga tiene toda la razón del mundo.
—No me ayudan tus comentarios amiga— digo entre sollozos, mientras secaba mis mejillas con las sábanas de mi cama.
—Lo siento, es que me pone muy mal escucharte. Y me pone peor no saber como ayudarte. No quiero retarte, ni hablar demás. Perdón por no saber qué decirte. Amelia debes denunciar a ese mal nacido. No podes ocultar esto— me expresa preocupada y exaltada—. No te entiendo ¿piensas casarte con ese loco?.
—¡Claro que no!, nunca. Tengo pensado irme. La propuesta laboral que he tenido la voy a aceptar. Ya estoy haciendo mis maletas— seco mi rostro una vez más y comienzo a buscar el equipaje que hay en el armario a pesar de la hora que es—. No puedes decir a donde voy, tienes que cerrar la boca— agrego mientras pongo la opción de altavoz y selecciono la ropa que llevaré.
—¿Vas a escaparte?, ¿vivirás prófuga?, ¡enloqueciste!. ¿Qué le dirás a tus padres? y ¿la universidad?— parece desesperada por el tono de su voz. Aunque internamente yo lo estoy más.
—Me atrasaré y a mis padres les diré la verdad a medias. Les contaré lo del empleo, nada más— trato de sonar despreocupada—. No voy a escaparme. Solamente voy a alejarme de Jonathan, de todos en realidad. Es lo mejor. Además, tengo miedo de lo que hará Tacker. La única solución que encuentro es marcharme por un tiempo.
—Eso es escaparse ¡te vas a ir de la noche a la mañana!. ¡Eso levantará sospechas!. Y Tacker aprovechará para perseguirte y hostigarte. ¿Cómo harás para alejarlo?. La solución no es irte— dice con preocupación.
—Me iré al finalizar la inauguración, para no levantar sospechas. Solo necesito que no menciones nada a Michael, ni a Jonathan. No pueden saber mi ubicación cuando me vaya— chistó furiosa—. Amiga escúchame, no tengo otra solución ahora. Si me voy, Tacker no estará aquí para hacer daño. Eso es lo que ahora más me importa. Si todo sale bien me va a seguir y yo voy a fingir que lo quiero, hasta recuperar las fotos o pruebas que tiene para hundir a Jonathan.
—Debe tener miles de copias Amelia. No seas ilusa— respondió con ironía.
—Entonces, buscaré pruebas para incriminarlo a él— digo con tranquilidad.
—Es peligroso.
—Lo sé pero voy a recolectar pruebas en su contra. Fotos, audios, contactos. Todo lo que sirva para meterlo en la cárcel. No puedo denunciarlo por unas simples amenazas y chantaje. Todo terminará en la nada, quizás lo suelten enseguida… Y eso no me sirve. Él intentará vengarse— escucho como mi amiga respira agitada—. No puedo permitir que me venza el miedo. Es peligroso, lo sé. Pero temo por la vida de todos.
—No puedo dejarte sola en esto. Vas a jugar con fuego. Te estás metiendo en sus negocios— asiento ante su comentario con una sonrisa temerosa.
—Ya lo sé. Pero tengo que arriesgarme. Amiga, este es el plan “A”. Te prometo usar el “B” cuando me encuentre en peligro.
—El “B” es pedir ayuda a los chicos y a la policía, me imagino— me afirma con voz autoritaria.
—Pensaba en pensar otro plan. Pero esa será la opción “B” si te quedas tranquila y me prometes no decir nada a nadie.
—Guardaré tu secreto por ahora Amelia. No puedo permitirte que te pongas en peligro— por el tono de su voz deduzco que mis planes pueden verse afectados.
—No estaré en peligro. Pero en el caso de estarlo, te prometo que seré yo la primera en avisar a la policía y a Jonathan.
—Estaré pegada al móvil todo el tiempo amiga, espero que me mantengas informada de todo— luego de esas palabras agarro mi cartera para organizarla y me quedo paralizada mirando la cajita que se cae de este. Se me forma un nudo en la garganta al recordar lo que Tacker me había dicho; que debía usar el anillo que hay dentro.
Sin embargo, lo saco y me lo pongo en el dedo. Trato de apreciarlo sin sentir disgusto pero es imposible. Aunque me quede bien y el objeto sea precioso, no tiene ningún valor sentimental para mí.
—Claro, no te preocupes estos días haré una rutina normal. Nos vemos en la fiesta— digo de repente y después de despedirnos lanzo el móvil sobre mi cama.
A la mañana siguiente ya tenía el equipaje preparado en el living y el pasaje comprado. La señora Muxton estuvo de acuerdo con adelantar el viaje y por suerte no tuve que insistirle o mentirle para que cambiara la fecha que me había dicho. Ahora solo me tocaba esperar y cruzar los dedos para poder sobrevivir hasta que llegara el momento de mi partida.
Desde ya, mis padres no estuvieron de acuerdo con mi viaje. La idea de que abandonara la ciudad y la universidad por unos meses no les agradaba. Pero no los culpo, yo también estaba preocupada por mi decisión. Igualmente ellos no podían tener ninguna objeción, yo ya era mayor de edad y no vivía con ellos. Solo tenían que resignarse y apoyarme.
En cuanto a mi hermano podría decir que se encontraba feliz, muy feliz por la noticia.
—¡Genial!, le van a pagar más y yo podré pedirle plata— decía con emoción a lo lejos mientras hablaba con mis padres mediante una videollamada 《Es un pequeño materialista》
—¡Richard Luxor!. Hablaremos más tarde cariño ahora tenemos una charla pendiente con tu hermano— dice mi madre tratando de disimular su enojo. 《El apoyo de mi hermano me vino bien después de todo》
Lo extraño de esa mañana fue el silencio que me invadía. Jonathan no había intentado llamarme y en parte me molestó. Pero en lo profundo de mi ser sabía que era lo mejor. Él no podía acercarse y yo tenía que mantenerme a miles de kilómetros de distancia. Por ahora.
El silencio que no apareció fue el de Tacker. Ese imbécil me mandó un ramo gigante de rosas lilas para arruinarme el día. Escogió el color del amor a primera vista y la eternidad. En cuanto las recibí miré la tarjeta que traían.
…………………………………………………..
¡Muy buen trabajo!, le rompiste el corazón.
Tacker
……………………………………………………
《Ya romperé el tuyo》El chico del reparto me mira y observa que hago un bollo de papel con la tarjeta que tengo en mi mano. Luego posa su mirada en su bolso y me ofrece un bolígrafo para que pueda firmar el comprobante de la entrega.
—No tengo efectivo, pero te las entrego. Seguro puedes venderlas en el camino. Siempre hay algún idiota en la calle disfrazado de Romeo— el chico asiente con las cejas levantadas después de escucharme. Seguro esperaba recibir propina antes de irse.
—¿No las va a querer?— pregunta dubitativo y asombrado. Debo ser la primera persona que no le acepta un ramo.
—La segunda opción es tirarlas a la basura— respondo tajante. Y al ver su rostro deduzco que mi cara de loca le ha dado miedo—. Vuelve a venderlas. Adiós —respondo y me marcho, dejando atrás de la puerta las rosas y al repartidor. Fui bastante descortés con el pobre chico pero no es algo que ahora me importe.
¿Qué creía?. No iba a recibir sus cochinas flores, ni hoy ni nunca…. Vuelvo a ingresar a mi departamento y enciendo mi computadora para enviar un mail a la administración de la universidad. Además de olvidarme del presente indeseado, necesitaba comunicar mi ausencia y tratar de arreglar mi situación académica de manera urgente.
—Veo que no te gustaron las rosas— aparece su voz en el aire de mi living y siento que una avalancha de nieve fría me recorre entera.
—¡Aaah!— grito exaltada y me giro para ver quién se encuentra atrás mío—. ¿Cómo entraste?— es él otra vez.
—Dejan pasar a cualquiera. ¿Sabías?. Es muy mala la seguridad aquí cariño— Tacker se encuentra sentado en la otra punta de mi sillón. 《¿En qué momento entró?》Cierro los ojos y los vuelvo a abrir pero sigue estando en el mismo lugar, reclinado sobre el almohadón y tocando los mechones de su pelo mojado que ahora parece más oscuro—. Bueno, entrar al edificio fue fácil… Pero entrar en el departamento fue un poco más difícil. Tuve que hablar con tu vecina y cruzar los balcones.
—¿Es una broma?— ahora podía afirmar su diagnóstico. Estaba completamente loco—. ¡Qué le hiciste a mi vecina, enfermo!— solté entre gritos.
—¡No vuelvas a gritarme!— su grito grueso me dejó temblando—. La señora se encuentra bien, no mataría a una anciana. ¿En tu mente sería capaz?. Me ofende tu pensamiento sucio amor.
—Ya no sé quién eres, nunca te he conocido— digo en voz baja.
—Soy el amor de tu vida. La abuelita se encuentra bien. Le dije que soy tu prometido y que quiero sorprenderte. Ella me vio cruzar los balcones. No te preocupes— se acerca a abrazarme y aunque mi cuerpo insiste en rechazarlo trato de seguirle el juego.
Mi vecina Florencia, era una persona mayor de edad, muy inocente. Quizás por su esencia o gracias a los años que tenía puestos. Después de esto, estaba claro que no podía seguir viviendo sola y que su alzheimer cada día avanzaba más. Cualquier idiota podía aprovecharse de ella.
—La señora tiene familia, pasan todos los días a verla. Tuviste suerte al no encontrarte con nadie— digo con ironía mientras me alejo sutilmente—. Te aprovechaste de ella y de su patología.
—¿Por la falta de memoria dices?. No fue un problema, solo tuve que escuchar como me cambiaba el nombre todo el tiempo. Fui tu prometido, su hijo, su marido y su tío en menos de una hora— dice con gracia y se acerca para tomar mi mano—. Fue una pena no encontrar a nadie con ella. Hubiera sido más divertido— dice con una sonrisa fría y sádica. ¿Qué estará imaginando?, mejor no quiero ni pensarlo.
—No quiero que vuelvas a ingresar a mi casa— sus ojos negros penetran los míos mientras me escucha y levanta mi mano para acercarla hasta sus labios. Me besa y yo giro mi brazo para safarme de su agarre.
—Y yo no quiero que vuelvas a rechazar mis flores. Pero te perdono porque llevas el anillo puesto— dice dirigiendo sus ojos a la mano que acababa de besarme—. Vas a tener que colaborar con tu carácter amor. No me gusta que te hagas la dificil— se acerca a mi cuerpo con rapidez, me acorrala entre sus brazos y me besa la boca. Me da un beso que dura apenas unos segundos pero con ese solo me alcanza para sentir retorcijones.
—Lo nuestro no va a funcionar nunca y menos con tu actitud. ¿Piensas forzarme?— digo con indignación. En realidad quisiera darle una cachetada y salir corriendo pero mi instinto me dice que esa idea no es buena. Tengo que seguir fingiendo y medir mi antipatía.
—Nunca te he forzado a nada Amelia pero si no me dejas opción creo que lo haré. ¿Ya no te gusta mi boca?— me libera y comienza a pasar sus dedos por mis brazos hasta llegar a mis hombros—. Antes te derretías por este cuerpo, vibrabas cuando me acercaba— las delicadas líneas que dibuja por mi piel se transforman en caricias más intensas que se dirigen por todo mi cuerpo hasta llegar a mis gluteos—. Esto me pertenece amor— aprieta mis nalgas con las palmas de sus manos de una manera que me hace estremecer y recordar viejos tiempos. 《No puedo dejar que el enemigo me coquetee. ¡Maldito seas!》
—Hasta después del casamiento cariño. ¿Qué te parece?— ese día no iba a llegar nunca pero él no lo sabía. Necesitaba inventar alguna excusa creíble para no estar con él. Por más que fuera un hombre de rasgos bonitos, era una porquería de persona. Además lo despreciaba, por lastimarme, mentirme y chantajearme.
—¿Qué mierda pretendes?— dice entre dientes con menos paciencia.
—Abstinencia sexual— digo sonriendo.
—¡No eres virgen cariño!. Te lo puedo recordar ahora mismo— Tacker besa mi hombro y comienza a besar mi cuello—. Y yo no soy de piedra.
—Por favor amor. Quiero casarme contigo pero también quiero que respetes mi deseo. Después de todo, me voy a casar una sola vez en la vida— digo con el corazón en un puño y cruzando los dedos mientras busco la manera de persuadirlo.
—Bueno. Espera… ¿Te vas a ir?— al principio su voz sonó tranquila pero después detecté un cambio en la tonalidad de su voz. Él estaba mirando fijamente mi maleta.
—Tengo una propuesta laboral grandiosa amor. Me voy a ir mañana después de una fiesta a la que voy a asistir con Carolina. Es por un par de semanas, quizás dos meses pero a la vuelta estaré disponible para nuestro compromiso— le digo chillando y tratando de fingir mi felicidad. Inclusive cuando lo nombro por un apodo cariñoso trato de decirlo con adrenalina.
—¿Me viste la cara de idiota Amelia?— Tacker me tomó de la cintura y me giró con determinación. Apoyó mi espalda sobre su torso y tomó mi pelo con una de sus manos para inclinar mi cuello descubierto y dejarlo a su merced—. Sería una pena cortar este precioso cuello ¿no te parece?— retira su mano de mi cintura y saca una navaja del bolsillo con velocidad. La apoya en mi cuello, dejando que sienta el filo.
—Amor, por favor me lastimas— le ruego casi llorando.La situación fue tan repentina que siento que me he quedado en shock.
—¿Te vas a escapar?.
—No, claro que no— digo angustiada mientras mis manos jalan hacía atrás sus brazos con fuerza para evitar que el filo me corte la piel—. Mi jefa me ofreció un trabajo en Pennsylvania. Puedes ver los mensajes. No te miento— digo con un hilo de voz. Tacker afloja su agarre y me libera. Pero mi cuerpo cae rendido al piso por los nervios 《¡Maldito mal nacido!》
—Dame el móvil— me ordena y yo le extiendo el móvil que saqué de mi bolsillo—. Dime la contraseña— se la digo mientras me levanto con lentitud.
—No te miento.
—Veo que no. Pero aún intentas escapar— dice luego de apagar la pantalla de mi móvil. Por suerte había borrado todas las conversaciones previas que tenía con Carolina, pensé—. No puedes intentar irte Amelia. Tú eres mía. Y harás lo que yo te diga. Porque de lo contrario hundiré a Jonathan y a todas las personas que me estorben.
—¿Ahora estoy presa?. Perderé mi trabajo— le digo ocultando el miedo que me invade.
—Claro que no. Pero todo lo harás a mi manera reina. Nos vamos a ir juntos a Pennsylvania— su respuesta no me tomó por sorpresa. Después de todo era lo que en parte quería. Necesitaba entrar en su mundo para recuperar las pruebas que tenía o para conseguir algunas que pudieran hundirlo a él. Después de tanto tiempo juntos, sabía que podía encontrar información valiosa en su móvil o en su computadora portátil. Eran artefactos que los cuidaba como si fueran oro. 《Ahora entiendo el motivo》
—Perfecto, tengo un solo pasaje. Vamos a comprar otro por internet— le respondo mientras observo que aún no ha guardado la condenada navaja.
—Vamos en un vuelo privado. Te paso a buscar por la dichosa fiesta. Pero antes te voy a dejar claro un pequeño punto— atrapa mi mano con velocidad y me acerca a su cuerpo. Luego extiende mi brazo y sobre el antebrazo me hace un corte pequeño. Dibuja una línea horizontal de un centímetro y por suerte no es profunda.
—Me duele ¿estás loco?— le digo horrorizada. Él limpia el filo de la navaja con su remera y la guarda en su bolsillo.
—Por ti sí. La próxima será más larga y profunda Amelia. Esto es solo un aviso. En ese evento estará Jonathan, no te quiero ver cerca— me advierte con una determinación que da miedo. ¿Me sigue todo el tiempo?—. Quita la cara de pánico. Fue solo un corte diminuto. Es solo una marca. 《Esto se volvió personal, te haré pagar》
—¿Para recordarte no?— digo entre dientes y él asiente con cara de psicopata—. ¿Me dejarás ir?— pregunto dudando mientras apoyo mi mano sobre el corte.
—Te dejaré ir, no estás presa. Lo único que cambió es tu situación sentimental. Ahora eres mi mujer. Solo te pido lealtad, amor incondicional y detalles de todo lo que harás. Por un tiempo porque ahora no confío ciegamente en ti. Ven— Tacker me lleva de la mano hasta el baño y saca el botiquín de primeros auxilios para curarme la herida—. Nuestro matrimonio no será horrible, no tengas miedo— agrega mientras pone el agua oxigenada en mi piel y me enrolla el brazo con una venda.
—No sé qué responderte. Esto es una locura— comienzo a llorar de manera descontrolada. Toda la fortaleza que tenía hasta el momento se esfumó repentinamente. —Actúas como un monstruo.
—Shhh, tranquila pequeña. Lo sé. Te prometo que no volverá a pasar. Ya hemos aclarado varios puntos ¿no?— me abraza y besa mis mejillas para capturar cada lágrima.
—Sí— afirmé y lo miré fijamente para tratar de descifrar lo que decía su mente. Era una persona inestable ¿por qué nunca me di cuenta?.
—Se vería genial una línea más en tu brazo. De forma vertical. Una “T”— comienza a reírse mientra yo curvo mis cejas—. Perdón amor, ese comentario fue dañino. La idea era cambiar la expresión de tu cara. Al menos ahora no estás llorando.
—No es gracioso— le digo y de manera instintiva lo empujo hasta que lo muevo.
—Amo cuando eres tú misma conmigo. Ya extrañaba tus enojos. Verás que pronto seremos los mismos— Tacker me mira con brillo en sus ojos. Parece que realmente ha recordado momentos del pasado, algunos que a mí me lastiman—. Respetaré tu deseo. No voy a penetrarte hasta el casamiento. Pero viviremos juntos Amelia. Solo de esa manera aceptaré tus caprichos y el casamiento será aquí cuando regresemos. Estará todo listo.
—Sí, bueno cariño— al escucharlo pensé que iba a necesitar ayuda de las fuerzas divinas para soportar toda esta locura. Y por supuesto, necesitaría todo mi ingenio—. Quiero que confíes. Por favor— muevo lentamente mi mano hasta su glúteo y retiro de su pantalón la navaja. En un principio, veo que su cuerpo se pone rígido y me mira con desconfianza. Pero mis labios hacen puchero y me permite continuar con mi acción—. Dame el brazo— chista con su lengua.
—Amelia, cuidado.
—Shhh— lo callo y comienzo a deslizar el filo de la cuchilla en el mismo sector donde él me marcó a mí—. Faltan dos líneas amor, te las mereces— me mira sorprendido y comprende mi idea, lo veo en su gesto.
—Yo sabía que eras mala. Me excitas cariño. Marcame— me ordena con su voz y sus ojos. La idea de ver mi inicial en su brazo me parece un horror y saber que yo la hice me repugna. Pero necesito ganar terreno. 《No tienes idea del monstruo que creaste》
—Soy una bruja amor. Y me encanta tenerte hechizado— agrego dos líneas más y mi trabajo queda terminado.
¿En qué lío me metí? ¿valía la pena vivir con un demente?. La realidad es que amaba a Jonathan Lennox demasiado. En un principio tenía mis dudas, mis miedos. Pero cuando logré conocerlo en profundidad, me fundí con él. Ahora no podía permitir que nada ni nadie lo dañara. Y en parte esto era mi culpa, Tacker estaba obsesionado conmigo, no con él. No era justo que Jonathan pagara el precio.
Y aunque tenía la opción de pedir ayuda, no podía contar lo que sucedía porque el problema se haría más grande. Todo estallaría por los aires. Era obvio que mi novio; temporalmente ex, intentaría matar a este desgraciado antes de que pudiera tocarme un pelo. No le importaría tirar su carrera por la borda. Pero yo no podía dejar que su sueño se arruinara. La idea de verlo sufrir me consumía. Mis sentimientos iban en aumento y mi cordura se estaba yendo al abismo.
Además, Tacker nunca me dejaría en paz. Estos días repasé en mi mente cada acción, cada una de las palabras que me decía… Él no descansaría hasta tenerme atrapada en su red. Yo era su obsesión, su juguete; uno que ya había utilizado y descartado. Pero ahora que descubrió que alguien lo quería, sacó sus garras para recuperarlo.
Por ende, tenía que hacer algo más que pedir ayuda. Tenía que cortar el problema de raíz. Tenía que colisionar y destruir todo lo malo que había en el camino, aunque tuviera que mimetizarme.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro