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Capítulo 40

Capítulo 40

Aquella mañana pude ver los restos de una noche impulsiva. Sus prendas intactas desparramadas por la habitación no resaltan tanto como las mías. Desgarradas, rotas, solo pueden servir para usarlas de trapo de piso o para tirarlas en el cesto de basura,
¡Dios mío!》. Cualquiera de las opciones sería válida y podría aplicar ambas en ese mismo orden. 

Suspiro satisfecha, exhalo dichosa y me sonrojo al ver el panorama que hemos dejado. ¿Qué me pongo ahora?, es la duda que me surge en este momento. Y gracias a los santos, a los ángeles y a los sahumerios que enciendo todos los días, tenía prendas nuevas a mi disposición para usar. 

Aunque para no perder la costumbre, elegí nuevamente un remerón de Jonathan. Cuando lo agarré con mi mano, rápidamente se instalaron algunos recuerdos en mi mente… Momentos que no podría olvidar nunca y recordaría para siempre seguramente.

—Tienes bragas esta vez, ¿no?— mi novio me interroga por la espalda cuando me ve cambiada, mientras él se encuentra envuelto en una sábana. 

Se me queda mirando y observa que esta vez no elegí el color negro, seleccioné una remera de color azul francia. Me quedaba increíble y me ayudaba a resaltar el color de mi piel, como también el de mis ojos.

—Sí, hay muchas cajas de lencería nueva en el vestidor— le afirmo y lo rodeo con mis brazos—. ¿Querías que me ponga una remera sola?— sonrío como una idiota. 

—No, ya te dije anteriormente lo que puede llegar a pasar— apoya su boca sobre la mía y me besa tiernamente.  

—Sí, recuerdo perfectamente tus palabras— ruedo mis ojos y mi cabeza memoriza la escena de nuestro primer paseo en auto—. ¿Nos vemos más tarde?.

—Tengo una charla pendiente con mi madre y su marido— levanta su ceja y pone cara de disgusto. 

—Te va a ir bien con ese asunto. Después me cuentas— lo abrazo con fuerza para demostrarle mi apoyo. Él corresponde el abrazo y recorre mi cuerpo con su mano derecha. 

—Amor, no estoy jugando— dice rápidamente. Luego, aprovecha mi cercanía y mete su mano por debajo de la tela y me inspecciona—. Menos mal— respira aliviado y me estira el bretel que regula la braga, luego lo suelta e impacta en mi piel. 

—¡Auch!, me picó, no seas malo— protesté—. ¿Qué pensaste?. 

—No soy malo— acaricia mi glúteo y retira su mano con lentitud—. Creí que no tenías ropa interior, por fuera no podía sentirla— frunce su rostro y yo lo miro con cara de pocos amigos. 《Celoso y protector al extremo resultó ser》—. ¿Vas a salir con mi remera?.

—Mi remera, ahora es mía— lo corrijo —. Sí, saldré con ella porque destruiste mi ropa, ¿lo olvidaste?. 

—Fue un pequeño accidente— rueda sus ojos y mira para otro lado—. Tienes unos vestidos para estrenar…— lo miro con mis ojos tristes y él sonríe mientras se desprende de la tela que lo cubre para cambiarse delante mío. 《Es un dios》 —. Pero todas mis remeras pueden ser tuyas, te quedan increíblemente bien— me susurra en el oído de una manera que me derrite. 

—¿Sí?— respondo y comienzo a sentir como se desliza su lengua por mi cuello y su torso se me pega al cuerpo. 

—Sí— me contestó casi sin aire. 

—Después lo discutimos— me aparto y continuo con mis pasos en dirección opuesta. Si sigo con su juego no podremos despegarnos jamás. 

—¿No vas a jugar conmigo?— me mira con ojos brillosos y comienza a cambiarse.  

—No puedo ahora— lo observo y cuando se termina de poner el pantalón corro a su encuentro pegando un salto hacia sus brazos. Me sostiene en el aire y me besa.

—Bueno no voy a insistir. Parece que mi cara apenada contigo no funciona. Igualmente yo también tengo cosas que hacer— protesta y se pone las zapatillas—. Vamos, hoy darás la prueba de manejo. Te irá muy bien cariño— dice con firmeza y acto seguido me lleva hasta mi destino.

La ansiedad me consume》

Estaba completamente nerviosa, tenía miedo de desaprobar el maldito examen… Inclusive creí que nada podría tranquilizarme pero estaba equivocada. Las últimas palabras de aliento que me dijo Jonathan antes de irse me dieron la paz que necesitaba en el momento justo. 《—Puedes lograrlo, tú siempre brillas.》  

—Señorita Luxor comienza la prueba. ¿Está lista?— me dice la empleada que me tomará el examen de manejo, mientras yo estoy concentrada en las palabras de mi amado. 

—Sí, estoy lista— mi labio se extiende para marcar una sonrisa en mi cara y mis manos me colocan el cinturón de seguridad para dar inicio a esta prueba.

《¡Qué salga todo bien!》

Horas más tarde, había finalizado el examen práctico y el teórico con una buena nota. Oficialmente, después de tanto desearlo, había sacado mi registro de conducir y solo me faltaba recibirlo en mis manos.

Demás está decir que lo primero que hice al saber la noticia fue llamar a mis padres para contarles que obtuve el registro. Por supuesto, luego le dejé mensajes a mi novio  y aunque quería llamarlo, me tuve que quedar con las ganas porque en ese momento él estaba ocupado en el estudio de grabación. Y por último, llamé a mi amiga para que pueda venirme a buscar y enterarse personalmente del motivo de mi alegría. 

—¡Sí!— grita Carolina al verme cuando me va a buscar—. Lo hiciste muy bien nena, felicitaciones— me abraza y se cuelga de mi cuello al rodearme con sus brazos. 

—¿Te diste cuenta?— pregunté entre risas porque no le había dicho nada de la prueba, solo le pedí que venga. 

—Claro, es obvio. Tendrías que ver tu cara— le hago una mueca. 

—¿Manejo yo hasta tu casa?— le guiño el ojo. 

—¿Lo dudas?, siempre te he tenido confianza, tomá las llaves— me extiende con su mano las llaves de su auto y yo las agarro—. ¡Quiero ver la foto!, ¿saliste mal?— dice burlándose.  

—Me lo mandan por correo en estos días,  no tengo el carnet ahora, después te lo muestro— respondo y me mira con sus ojos entrecerrados. 

—Después podré burlarme— dijo y entró al auto. A continuación yo hice lo mismo, puse el motor en marcha y comencé a manejar en dirección a la casa de mi amiga. 

—Hoy tenemos una cita doble— no podía sorprenderme su afirmación. Me imaginaba que ella organizaría una salida con nuestras parejas pronto. 

—¿A dónde iremos?, ¿Jonathan lo sabe?— él no me lo había mencionado, ¿sabría?. De hecho aún no me había contestado los mensajes que le había mandado. 

—Mich reservó una mesa en un restaurante super elegante y me dijo que le avisó a Jona. Nos buscarán a la noche. 

—No me dijo nada, quizás está con su madre y su padrastro o se encuentra grabando aún… Debería ir a buscarme ropa yo… 

—Ya lo creo— mencionó riendo mientras observa la remera holgada que tengo puesta. 

—Vamos a mi casa entonces— suelto sin rodeos y cambio de destino.  

Al llegar a mi casa, nos dirigimos al sillón que está ubicado en el living… Nos sentamos un rato para descansar y hablar de nuestra vida cotidiana. Luego, Caro me ayudó a buscar un vestido que me quede bien y sea acorde al lugar. 

—No me gusta, tendríamos que ir al shopping— me dice cuando me ve desfilar por mi habitación con un vestido de color verde inglés y unos zapatos negros—. No me convence ninguno. Vamos. 

—¿Ahora?.

—No mañana, sí mujer... 

—No hay tiempo, a lo sumo voy a buscar unos vestidos que quedaron de la colección anterior en el depósito de mi trabajo. Hay unos en colores pasteles que son preciosos y algunos con brillos. No hay problema si me los llevo, me los pruebo en tu casa— dije despreocupada. Eso evitará que pasemos horas dando vueltas. Además, los devolveré después y por supuesto compraré el vestido que use. No quisiera tener problemas en el trabajo por una prenda. 

—Bueno, vamos— me responde poco convencida. 

De camino al lugar Carolina maneja y yo me quedo sentada en el asiento del acompañante apreciando la vista. También musicalizando el ambiente para tener un trayecto más placentero.

—¿Quién es?— la voz curiosa de Carolina resuena en mi oído, segundos después de escuchar la vibración y música de mi móvil. Había recibido un mensaje de mi jefa. 

—Mi jefa— digo y luego toco la pantalla del móvil para leer el mensaje.

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Buenas tardes Amelia. Tengo una propuesta laboral para ofrecerte. Quiero que seas la encargada del local que abrimos en Pennsylvania. Es por un tiempo, hasta que puedas seleccionar una encargada eficiente. Te daré la tarea de probar y contratar al personal también. Confío en tu sabiduría.  No tienes que responderme ahora, puedes pensarlo. El vuelo sale en dos semanas— pienso, analizo y respondo. 

—Buenas tardes señora Muxton, luego le doy mi respuesta. Gracias por tenerme en cuenta— no podía dejar de ser cordial. 
……………………………………………………

¿Qué?》no podía creer lo que estaba leyendo, leía el mensaje una y otra vez. La señora Penélope Muxton me había mencionado algo sobre una propuesta laboral pero nunca creí que fuera tan pronto. Definitivamente esto es una gran prueba. ¿Estaba dispuesta a aceptarla?... Irme implicaba dejar por un tiempo la universidad, me atrasaría en mis clases. También tendría que alejarme de Jonathan. ¿Esto me perjudica?, ¿me favorece?.  

—¿Qué quiere?— mi amiga espera mi respuesta, mientras continúa buscando algún lugar para estacionar. 

—Es por trabajo, quiere que me encargue del nuevo local en Pennsylvania. Creo que es una locura— los ojos de mi amiga se abren como platos. 

—¡¿Qué?!... ¿Quieres ir?.

—No dejaría mi vida aquí, no lo haría ni aunque fuera poco tiempo. Pero esto es una prueba para algún trabajo más importante, estoy segura de eso. 

—Eso quiere decir que lo vas a pensar… Te conozco— menciona desconcertada —. Amiga, rechazaste el trabajo en la editorial. Se supone que tu trabajo actual es circunstancial— se supone, pero es un buen empleo, gano bien y tengo oportunidad de crecer laboralmente dentro de la empresa. Eso me hace dudar. 

—Lo sé, solo lo pensaré. No dejaré de perseguir mis metas, no te preocupes— ella no me dijo nada, solo me miró pensativa y chocamos nuestras muñecas para asentir mi respuesta.

—Te tomo la palabra. Amy andá a buscar la ropa. Voy a estacionar en alguna calle cerca de aquí. No tenemos lugar en el estacionamiento, estoy girando en círculos. Te mando la dirección donde me quedo y te espero— asiento con la cabeza y me bajo del auto para ingresar al área de los depósitos que hay en el subsuelo del shopping. Ya que, la ropa que no llegábamos a vender de las temporadas anteriores, quedaba almacenada en ese depósito y no en el que estaba dentro del local.  

Mientras voy caminando saludo a los guardias de seguridad que hay en el shopping y les indico que bajaré a retirar algunas bolsas. Una vez que tengo el visto bueno me dirijo al ascensor, este se encuentra vacío y probablemente por el horario, el subsuelo se encuentra desolado. Lo que me permite buscar con tranquilidad las cajas de la temporada anterior porque se encuentran en un mar de cajas que están sin rotular. 

Al llegar al piso, avanzo por un largo pasillo distribuidor y voy mirando las letras de las puertas que se encuentran en la pared  izquierda del pasillo. La puerta “G” es el depósito del local donde trabajo.

……………………………………………………
Estoy en el depósito, busco la caja de vestidos y voy— mandé un mensaje a Carolina. 

—Bueno, te espero.
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Minutos más tarde estoy arriba de una escalera inspeccionando el contenido de las cajas, con la ayuda de la linterna que tiene mi móvil porque la luz que posee el lugar es tenue. Inclusive, desde la altura la luz se ve más oscura y el sitio parece más espeluznante. 

¡Bingo!

Encuentro las cajas que tienen los vestidos que le mencioné a mi amiga con anterioridad y comienzo a seleccionar algunos para llevarlos dentro de una bolsa. Y mientras intento acelerar mis acciones me doy cuenta que he dejado todo bastante revuelto, por ello,  organizo las cajas de los estantes rápidamente y pongo en el suelo la caja de los vestidos que me llevo para guardarlos mañana cuando ingrese al trabajo.  

—Siempre fuiste meticulosa— se escucha una voz detrás de mí y a continuación el portazo frío de la puerta de hierro. Mis poros derraman sudor, mi estómago se tensa, mi cuerpo tiembla, mi voz se apaga—. Parece que hay gato encerrado— agrega remarcando en su voz la letra “G” de la maldita puerta. Y yo solo puedo estar estática, no me atrevo a girarme, tampoco a omitir una palabra—.Tranquila bonita, no tengo la intención de asustarte. Solo quería verte, charlar… Nos conocemos Amelia, no te sorprendas, no te asustes— sus pasos avanzan en mi dirección, cada vez está más cerca—. De repente comencé a extrañarte y cuando te extraño… No puedo detenerme— sus pies permanecen quietos sobre el cemento. Su sombra dejó de moverse en la pared y yo dejé de sentir por un instante que el mundo se me derrumbaba—. ¿Tú me extrañaste?— su pregunta detiene mi respiración y mi respiración no quiere regresar porque el caos se aproxima y eso no es bueno. 

Volvió, la estrella de mi infierno…》 

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