Capítulo 37
Capítulo 37
Me ponía nerviosa la exposición, tenía que admitirlo. Pero fingir demencia, era lo mío… Calmar mi cuerpo, serenar mis latidos, no eran tareas difíciles de concretar a esta altura de mi vida. Porque gracias a mi trabajo, tenía que exponerme con gente importante y asistir a eventos prestigiosos todo el tiempo.
Pero a pesar de eso, no creía que fuera conveniente y primordial revelar rápidamente nuestra relación sentimental. Consideraba que era mejor esperar, al menos esa era la idea, hasta que caí con los pies en la tierra y entendí que eso sería imposible. Mi novio era un actor famoso, nadie dejaría de seguirle los pasos… Pensar lo contrario sería una tontería.
Desde que la prensa se enteró del estado de Jonathan, están más atentos a sus movimientos y pendientes de su vida. Pero supongo que es lógica la persecución que realizan en este último tiempo, ya que, la información que recibieron por la golpiza que le dieron… Para algunos medios no fue convincente.
¿Qué es lo que sospecharan de él?, ¿desconfían de su entorno?. No es raro escuchar noticias de gente famosa que consume drogas y es normal escuchar opiniones sobre el rumbo que toma su vida. Se juzga y compadece en partes iguales a cada víctima que ha corrompido el sistema y aunque nadie tenga el derecho de hacerlo, sus miserias son sacadas a la luz de una cámara. Se los convierte en payasos, en esclavos de sus malos pasos, pero espero que él pueda alejarse del circo a tiempo. No me gustaría verlo caer en un agujero negro, no quisiera que sus logros artísticos sean convertidos en polvo.
Y aquí estoy, en medio de muchas personas mirando el desfile que realiza la empresa para la que trabajo, tratando de sonreír todo el tiempo. Haciendo mi trabajo de la manera más profesional posible. Aquí las cámaras están presentes nuevamente en mi vida, pero por el momento no soy el foco de atención, soy desapercibida por la gente, gracias a los lentes de lectura que me he puesto a modo de camuflaje. No sé por cuánto tiempo podré esconderme, pero espero que sea por mucho tiempo.
Mientras admiro las prendas que lucen los cuerpos que desfilan y corroboro cada punto que he anotado en mi libreta antes de que comenzara el evento, pienso en las palabras que me dijo mi novio ayer para avisarme que había personas de la prensa tomando fotos. Pienso también en los titulares que he leído en las noticias esta mañana: “Jonathan Lennox tiene una nueva candidata”, “¿Quién es la mujer que besa a Jonathan Lennox?”, “¿¡Lennox enamorado!?”, “¿Nuestro galán abandona la cacería?”, “La cazadora del soltero más codiciado, ¿quién es?”, “¿Nuestro actor favorito tiene novia?”. Podría seguir nombrando en mi cabeza los títulos y describiendo las fotos que habían publicado, pero no quiero ponerme ansiosa por eso. Prefiero seguir nadando en un limbo de emociones maravillosas gracias a su pregunta y mi respuesta, porque ese pensamiento no elimina la tranquilidad de mi mente, más bien hace que perdure. Jonathan Lennox era completamente mío y aún sentía que era un sueño, una completa mentira, pero no lo era. Verdaderamente estaba viviendo dentro de un cuento de hadas.
—¿Cuándo ibas a contarme?— la voz histérica y helada de mi mejor amiga llegaba hasta mis oídos, me despertaba de mi letargo y me hacía pegar un salto por el susto. Parecía un maldito fantasma.
—Hola amiga, ¿cómo estás?, estoy trabajando. No digas nada, por favor— le hacía señas con mis manos, su voz era demasiado fuerte para mi gusto y no quería que nadie levantará sospechas. Estábamos pegadas a la gente, en medio del maldito desfile.
—No ibas a llamarme por lo que veo.
—No podía, me levanté tarde. No puedes enojarte por eso, te iba a llamar en un rato— dije bajando el tono de voz y sacando a mi amiga de ese lugar. Necesitaba hablar con ella en otra parte, por eso fuimos hasta el baño del local. Solo entrarían las empleadas y ellas estaban ayudando con la ropa en este momento.
—¿Son novios?, he visto cada foto… Pronto se dará cuenta todo el mundo amiga. La gente que te conoce distinguirá tu cuerpo— en las fotos no se podía apreciar mi rostro, porque mis labios tocaban los de Lennox. —Estoy muy feliz, pero no quería saberlo por medio de unas tontas noticias— Carolina comenzaba a chillar con su voz y dejaba de sonar ofendida. —¿Son novios, no?.
—Ayer me propuso que seamos novios— le confesé con nerviosismo.
—Dime por favor que dijiste que sí— Carolina por un momento parecía estar feliz y al otro comenzó a ponerse azul temiendo mi respuesta.
—No será difícil decirlo— sus ojos se abrieron y casi salieron impresionados. Le estaba por dar un maldito ataque. —Sí, le dije que sí— comenzó a saltar y a girar en círculos, sus pies repiquetean en el lugar dando saltitos y sus gritos salen despedidos como balas, era todo un espectáculo. Nos abrazamos y comenzamos a girar mientras dábamos unos brincos.
—Casi me muero de un maldito infarto, condenada. Nunca más me hagas bromas de ese estilo. ¡Estás de novia con mi cuñado, sos la novia de Jonathan Lennox, me quiero morir muerta!— le chistaba y le indicaba que bajara la voz. —Yo sabía que iba a pedirtelo, está loco de amor por vos.
—Bueno, pero vamos a ir con más calma— le dije, tratando de bajar la euforia de ambas.
—Vayan lento, rápido, me da igual, pero vayan— volvió a abrazarme con fuerza.
—Tengo que volver al trabajo amiga, me van a matar si algo sale mal y yo no estoy mirando que cada paso planificado salga bien— nos sonreímos mutuamente, parecíamos dos adolescentes hablando de nuestro primer romance.
—Bueno, ya puedo irme tranquila. Necesitaba venir urgente a confirmar tu noviazgo, no podía esperar a que me respondas los quinientos mensajes que te envié— ahora entendía por qué mi móvil vibraba sin parar dentro del bolsillo de mi pantalón. —Me encanta tu astucia, te quedan geniales los lentes, quizás puedas despistar a toda la prensa del evento— agregó al verme.
—No será difícil, parece. Hasta ahora nadie me ha dicho algo, solo tú.
—Voy a organizar una cita doble, hace rato quería hacerlo y ahora puedo— la miré con cara de pocos amigos, la intensidad de mi amiga iba a matarme. —No será difícil organizarla, tranquila, te quiero, nos vemos pronto— me guiñó el ojo y se fue rápidamente para no interrumpirme más.
Finalizado el evento, la gente se fue retirando y la dueña de la empresa se me acercó para felicitarme por el impecable trabajo que había realizado. Estaba conforme con la organización, la selección de prendas y los modelos que había contratado. La señora Penélope Muxton, tenía muchos empleados capacitados para encargarse del trabajo que yo en conjunto con las demás empleadas había realizado, pero me tenía en alta estima y confiaba ciegamente en mi trabajo dedicado.
—No será difícil Amelia que consigas un mejor puesto en mi empresa, eres excelente. Tus padres deben estar orgullosos y ni hablar de los Miller— no pude evitar sonreirme.
—Seguramente, pero solo hago mi trabajo señora Muxton, para eso me paga— dije restando un poco de crédito a mi trabajo, no quería que mi modestia desapareciera.
—Llegarás lejos. Tengo nuevos proyectos en mente, más adelante me pondré en contacto contigo. Por ahora ya puedes irte a descansar, el trabajo de hoy está cumplido— me dijo y asentí.
—Vamos a organizar el local con las chicas antes de cerrar. Quedo a su disposición señora Muxton— le dije y se despidió con un movimiento de su mano. ¿Cuál será el proyecto nuevo que tiene?, me quedé pensando.
Más tarde iría a la casa de mis padres, ya les había cancelado y no podía seguir postergando mi visita. Me cambié de ropa en el vestidor de mi trabajo y salí del shopping con la idea de llamar un taxi porque mis padres no estaban en las oficinas, se habían tomado el día libre. Una vez afuera, agarro mi teléfono móvil, pero antes de marcar el número, veo que tengo varios mensajes de mi reciente novio…
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—Espero que hoy salga todo de maravilla, vas a brillar en tu trabajo. Estoy seguro de eso, eres una estrella, mi estrella— eran las primeras palabras que leían mis ojos.
—No será difícil pensarte todo el día, ya te extraño, quiero volver a tenerte en mis brazos, eres adictiva— unos minutos después había llegado este mensaje… Y al leerlo sentí que mi corazón comenzaba a correr. ¿Quería enamorarme más?.
—Necesito verte, ¿te puedo esperar en mi auto?— era su último mensaje.
—El desfile estuvo increíble, mi jefa estaba encantada. Tú eres la estrella… No puedo verte, tengo que ir a ver a mis padres, lo siento— puse unos emojis enamorados y tristes.
—¿Veremos a mis suegros y a mi pequeño cuñado?— respondió al instante.
—¿Veremos?— me quedé pensativa.
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Comencé a sentir un cosquilleo en mi pelo cuando mi mente pensaba en una respuesta. La cosquilla se trasladó a mi oreja, junto con el soplido de aire caliente que me acariciaba… Me giré rápidamente con sorpresa y choqué sobre un pecho duro, gracias a el impulso del agarre que sostenía mi brazo.
—No puedo evitar pegarme a tu cuerpo— me responde su voz masculina, fuerte y ronca al estrecharme.
—No será difícil despegarme— respondí para pincharlo en su orgullo y me alejé unos centímetros… Miré sus ojos brillantes y me derretí por completo.
—No deberías pelear conmigo ahora, hay mucha gente que puede ver nuestra reconciliación— maldito descarado, creído, me encanta jugar con él, me encanta odiarlo y amarlo al mismo tiempo. Mi novio apareció en la puerta del centro comercial, tenía un maquillaje discreto, tapaba todas sus marcas… Parecía que nunca lo hubieran golpeado, inclusive se lo veía fuerte, entero, cualquiera creería que no le dolía el cuerpo, cualquiera menos yo. A pesar de su fortaleza, Lennox no era invencible. Había aún muchas marcas debajo de su remera que lo delataban aunque intentara disimular la gravedad de cada una.
—O pueden ver nuestra ruptura— dije divertida y observé que no le agrado mi comentario… Pero para no encender el fuego, me quedé callada. —¿Vas a ir a mi casa?— pregunté sorprendida, estábamos yendo muy rápido. Sentía que tenía que pisar el freno urgentemente, pero no sabía el motivo exacto de mi intuición.
—Voy a llevarte, me encantaría quedarme, pero eso lo haré cuando me lo pidas tú— me sostuvo el rostro y me besó con la intensidad que necesitaba… Sus labios acaramelados me comían la boca lentamente y me mojaban con suavidad, dejando rastro de su dulzura.
—Lo pensaré en el camino. ¿Alguien nos está viendo?— pregunté cuando volví a la realidad. La prensa no tardaría en averiguar quién soy.
—No, todos los fotógrafos del evento se fueron hace rato. Por eso te esperé afuera. Quería entrar a verte, pero imaginé que necesitabas un poco de discreción— era atento con mis emociones. ¿Quién lo diría?, ¿lo había sensibilizado?.
—Sos intuitivo, vamos— exclamé y comenzamos a caminar tomados de la mano hacia su auto. —¿Voy a manejar?— le pregunto al ver que entra por la puerta del acompañante.
—Sí amor, voy a darte algunas indicaciones. Quiero que te den el registro en el primer intento. ¿Cuándo es el exámen?.
—No ibas a darte por vencido… No quiero gritos, ni comentarios ofensivos— solté sin más. —Es mañana.
—¿Por qué tendría que gritarte o tratarte mal?...
—Los hombres suelen ser histéricos— la verdad era otra. Mi ex novio había intentado enseñarme a manejar, pero solía gritarme, me ponía totalmente nerviosa. Lograba ponerme muy mal, en cuestión de segundos me sentía una inútil.
—¿Te trataron mal en las clases de manejo?. ¿A qué academía fuiste Amelí?— sus ojos cambiaron de color, se oscurecieron en el acto. —¿Te han gritado?— me puse el cinturón de seguridad e intenté tranquilizarlo al apoyar mi mano sobre su hombro.
—No, la academía a la que voy me enseña muy bien. Son amables y pacientes los instructores. Sin ellos no podría ni encender el auto… Tranquilo— le dije bromeando.
—¿Entonces?— me cuestiona, aún estaba intranquilo y pensativo.
—Nada, un idiota que decía poder enseñarme y no pudo— dije.
—Espero no conocerlo… Podría partirle la cara, lo juro— mencionó apretando sus puños y arrugando su nariz. —Nunca te gritaría, nunca te haría daño. Antes me haría daño a mí mismo— me acaricia los labios con sus dedos y me mira la boca con devoción. —¿Quién es ese idiota?— termina preguntando… Noto que su rostro sigue enojado, quizás sigue debatiendo en su mente lo que he dicho.
—Nadie importante, un ex novio. No deberíamos hablar de él.
—Me gustaría que me cuentes cuando te encuentres lista— dice firmemente.
—No me gusta remover el pasado, espero que lo entiendas. Ahora mi novio eres tú. Vos sos mi presente y espero que seas mi futuro. Solo importa eso— le puse un cierre final a la conversación. Fui directa. No quería recordar a mi ex, no quería hablar de mi pasado con él. No lo creía necesario.
—Te convertiste en mi mundo, en muy poco tiempo… Me encantaría ser tu futuro. Por eso estamos aquí ahora, juntos. Fue la decisión más difícil y hermosa que he tomado en mi vida— no tenía que decirlo, yo internamente lo sabía. Todo el mundo lo sabía. Jonathan Lennox por primera vez se dejaba querer entero y él intentaba dar amor puro.
Nos besamos apasionadamente, con furia, con amor, con iniciativa. Porque no había más palabras que agregar a lo último que él había dicho.
《No me falta mucho para decirle “te amo”.》
—Vas manejando con velocidad, sin temblar, me encanta— dijo Jonathan después de darme algunas indicaciones y reirnos un rato con las bromas que me hacía. En realidad, no me iba tan mal al conducir, pero a veces sentía miedo al pisar el acelerador. El pánico me perseguía constantemente, pensar en chocar y morir me daba terror.
—Eres buen maestro— solté y le tiré unos besos en el aire, los cuales atrapó con sus manos.
—No voy a negarlo— siempre tan modesto, pensé.
Un tiempo después, llegamos al destino, pero nos quedamos abrazados en silencio, esperando. ¿Pero qué esperamos?, esperábamos que aparezca mi valentía, la de él ya estaba presente hace rato, sin dudas.
—Puedo irme— dijo despreocupado, sin más, cansado de esperar.
Habían pasado horas desde que me pidió ser su novia, muy poco tiempo. Y el tiempo en una relación me parecía fundamental. Por eso, sería una locura llevarlo a la casa de mis padres, pero ahí estábamos. Estacionados cerca de la bendita puerta. ¡No podía dejarlo ir!, ¿o sí?. 《¡Piensa rápido Amelia!》.
—Hablamos más tarde— volvió a romper el hielo.
—¡No!, vamos a entrar juntos. ¿Te parece?— esta relación era un torbellino de emociones, una montaña rusa sin freno. Entonces, no tendría nada de malo ingresar con él a mi casa, pensé.
—¿Segura amor?.
—Sí, vamos— dije, después de todo él quería hacerlo. Tenía que confiar en su decisión. Y mis padres lo iban a amar, no eran difíciles de complacer. Al menos eso esperaba.
Nos tomamos de la mano e ingresamos a mi hogar… —¡Hola mamá, hola papá, hola pequeño enano!, ¿están en casa?— grité desde la entrada mientras colgaba mi abrigo y el de Jonathan en el perchero que había en la entrada. —Vine acompañada— agregué y comencé a caminar hacia el living, mientras Jonathan me seguía detrás, para encontrar a mis familiares.
Segundos después los encontramos, pero no estaban solos… —Hola cariño, tuvimos que improvisar un almuerzo de negocios en casa, te presento a Henry y a Catherine Brown— dijo mi padre totalmente despreocupado mientras Jonathan sostenía mi mano con fuerza y mi madre nos miraba sorprendida.
—¡Tiene novio!— exclamó mi endemoniado hermano casi al mismo instante que mi padre terminó de hablar. Sus ojos saltones y su sonrisa traviesa me dieron ganas de matarlo al instante.《¡Mierda!, ¿qué digo ahora?, necesito desmayarme.》
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