Capítulo 32

Poner la mente en blanco, olvidar todo y resetear la mente… Eso necesitaba. Tenía la necesidad de volver a nacer y volver a empezar. Quería quedarme como una tabla rasa, empezar de cero, retroceder el tiempo, borrar cada página de mi historia, pero eso era prácticamente imposible. ¿Quién podría lograrlo?, nadie en este universo. 

《Quisiera volver el tiempo atrás》

—Tú harás grandes cosas hijo. Eres un Lennox— mientras secaba las lágrimas de mi rostro recordé la sonrisa en el suyo, la fuerza de su voz…Todo me indicaba que él ya sabía mi destino. —No importa la manera, no importa el momento. Tus estrellas están alineadas— sus brazos me levantaron en el aire y me abrazan con fuerza, con la fuerza que necesitaba.

—¿Qué hacen mis estrellas?— mi mamá interrumpe el momento con su grito y nos mira divertida.

—Estábamos mirando el cielo nocturno, cariño. Desde la casa del árbol tenemos una mejor vista— dice Arthur y me guiña el ojo. 

—Hola mami, ven con nosotros— le estiré mi mano para llamarla. 

—Sí bebé— dice mi madre y comienza a subir por los peldaños de madera. 

—Te extrañamos, nos estaba faltando nuestra estrella favorita— menciona mi padre cerca del oído de Catherine.

—Y me vas a extrañar mucho más… Tienes una reunión de trabajo. ¿Lo olvidaste?. 

—No, en un rato voy, cielo.

—Parece que una gran tormenta se aproxima, tendrás que apurarte— menciona mirando el cielo que comienza a nublarse.

—Sí, parece que va a caer en cualquier momento. Nos vemos luego princesa— deposita un suave beso en los labios de Catherine.
—Adiós campeón del mundo, no olvides lo que te dije— choca su puño con el mío y me revuelve los pelos de mi cabeza antes de irse…

《Te extraño》

Ese abrazo sin saberlo fue el último que me había dado, esas palabras fueron su despedida… Esa escena es la última en mi cabeza y la única que quiero recordar. Porque no puedo resistir la agonía de mi mente, cuando veo la imagen de su cuerpo dentro de un ataúd. 

Con estos pensamientos torturándome, choco mi guante de boxeo en la bolsa una y otra vez, mientras contengo mis insultos dentro de mi boca. Mientras aguanto toda la tristeza y la ira que sentía por dentro.

—Te vas a lastimar idiota— me dice Michael cuando ingresa al gimnacio de la mansión junto al perro de Charlotte. 

—El perro no puede estar dentro, no tengo que recordarte las reglas, ¿o sí?. 

—El perro ahora no importa. Te vas a seguir lastimando, tienes que descansar. No voy a soportar tu inmadurez, detente Jonathan. 

—¿O qué?, ¿vas a pegarme Mich?— detengo la bolsa con mis manos, por un momento y lo veo con mis ojos desquiciados.
—Unos golpes más no me harán daño—mi cuerpo me dolía, pero la adrenalina que tenía acumulada se sentía peor.

—No, simplemente quiero que hagas una maldita pausa. Dejá en pausa tus acciones y pensamientos. Eres inteligente hermano, no puedes ponerte mal por un comentario de mi padre. A veces puede ser un completo imbécil, lo sé más que tú. Pero basta, tienes que volver a pisar la tierra. 

—Estoy cansado de sus comentarios malintencionados y que me diga mentiroso. Estoy harto de no cumplir con sus expectativas. Exhausto de que me llame Brown. Asqueado de que no acepte mi profesión, diga que es un hobby y no un trabajo real— me siento sobre la cama de pilates para darle el gusto a Mich. 

—¿Puedo estirar las piernas o también lo tengo prohibido?. 

—Adelante— soltó y continuó hablando. 

—Entiendo tu agotamiento, pero tienes que aceptar que algo de razón tiene.

—¿Viniste a defenderlo?— grité.

—¡No!, vine a tranquilizarte. Y también a ayudarte en tu razonamiento. Parte del enojo que tienes no es debido a Henry. 

—¿No?, ¿puedes desasnarme hermanito?. Dime. 

—Primero te voy a decir que Henry no es idiota. Muchas veces nos ha salvado el culo y después nos ha dado una reprimenda por eso. 

—¿Y?, ¿eso le da derecho a insinuar que miento delante de la gente?. Nos ha encontrado en situaciones inocentes, en comparación a todo esto… Y aún considera que puede creer que soy un alma perdida. ¿No te das cuenta de sus expresiones de mierda cuando me habla?. ¡No estoy tan jodido Mich!. 

—Claro que no, sos rescatable— su respuesta me hace hervir la sangre. 

—¡Qué te den Mich!— me saco los guantes y los apoyo en el piso. 

—Todo va a mejorar, cuando inauguremos la editorial— me confirmó con su comentario que era un completo iluso, no había dudas de eso.

—Por más que él odie menos mi actividad laboral, nunca me voy a comportar como un hijastro ejemplar. Nunca dejaré la actuación… — las palabras de mi boca salían disparadas como balas. 
—Michael, no va a cambiar nada. Y la editorial la manejaré algún día, no ahora— Mich suspiró con resignación pero no dijo nada ante mi afirmación. 
—Él simplemente es el marido de mi madre, no dejaré que tenga el título de padre, mucho menos que se interponga en mi vida o decisiones… No esperes lo mismo que él. 

—Gracias, quería llegar a este punto de la conversación… Ese es el maldito problema Jona, es tu enojo. Intentas por todos los medios llevarte mal con él y no entiendo el maldito motivo, pero sé que ese es el tema en cuestión— Michael me mira fijamente mientras se saca la camisa y agarra unas pesas. 
—Y no me digas lo obvio, ya sé que considera que tu trabajo es un chiste. Ya sé que él espera que dirijas conmigo las empresas y tú no accedes. Soy consciente de que trata de manejar tu vida a veces. Me queda claro que no quieres ser reconocido por el apellido Brown y que quieres forjar tu propio camino. También comprendo que la vida agitada la buscaste por querer desafiar constantemente a mi padre. Pero sabiendo todo eso aún no me cuadra la miseria interior que cargas. ¿Qué te aflige?. 

—Él no debería estar en mi vida— era muy obvia la respuesta.

—Hermano, yo soy su hijo, yo tampoco debería estar. Sin embargo no me odias. Creo— Michael va levantando sus pesas con un ritmo ligero. 

—Tú no quieres reemplazar a mi padre, él sí... Yo lo extraño con cada partícula de mi alma desde el día cero y Henry solo ha influido en los pensamientos de mi madre para borrar cada recuerdo. 

—Él no tiene la culpa de la muerte de tu padre Jona. El día que nuestros padres se casaron no sentías amargura. Pude notarlo.

—No, estaba completamente feliz por mi madre… Además, en ese momento los planetas en mi universo giraban parcialmente con normalidad. Las fotos familiares inundaban nuestra vida, el nombre de mi padre era tema de conversación todos los días, hablar sobre anécdotas era placentero. Esos pequeños momentos dejaron de existir gracias a tu querido padre— miré el techo mientras tomaba impulso para abrir y cerrar el carro de la cama. 

—¿Cómo sabes eso?, tu madre tiene derecho a dejar de sufrir hermano. No creo que sea sano tenerlo todo el tiempo presente. 

—¡Por qué he escuchado una conversación que no debía!. Henry le pedía tener una vida normal y en su normalidad no podía existir el recuerdo de mi padre— hago una pausa para respirar con profundidad. 
—Entiendo en parte lo que me quieres decir… Yo no haría nada para interferir en la felicidad de mi madre y no me parece mal que deje de girar el mundo en torno a Arthur, pero me parece terrible que lo borre de la historia. Hoy es la primera vez que mi madre lo nombra en años… Eso me duele— Mich me escucha atentamente.
—La bronca que siento a veces me consume. Y me dirás que soy rencoroso, pero no me importa.  

—Siente lo que quieras Jonathan, pero te voy a decir algo. Catherine tiene presente a tu padre todos los días de su vida… Y nadie la obligó a nada, simplemente ha querido respetar los deseos de Henry, también lo quiere. No ha reemplazado un amor por otro, lo quiere al mismo nivel en otra escala. 

—¿Por qué supones eso?— le pregunté y Michael se detuvo a descansar un momento. 

—Catherine ha sabido ser una buena madre y pudo detectar, en su momento, mis sentimientos reales por Charlotte… Ella no impuso sus opiniones, solamente me contó sus experiencias. Al escucharla entendí que el amor no se trata de blancos o negros, vida o muerte— se acerca y me da una palmada en la espalda. 
—Deberías hablar con ella sobre tus sentimientos y resolver tus conflictos mentales. No puedes seguir de esta manera, te dañas. Tendrías que ir al psicólogo también— Michael analizando las cosas, siendo maduro y dando un sermón, no era algo que me resultara raro… 

—Gracias por tu consejo genio, lo pensaré… Pero ya que estamos, yo te recomendaría que comiences por tener en cuenta tus propias palabras. Porque no creo que tengas todo muy claro— le guiñé el ojo para picarle un poco en la herida. 
—Me parece…— no era necesario nombrar nada de su vida amorosa, me entendió enseguida. 

—Muy gracioso— Mich distorsiona su rostro.
—¿Y tú?, ¿de Amelia no me dirás nada?... No puedo creer que no me dijeras que ustedes tienen algo— tragué saliva al escucharlo…

—Y yo no puedo creer que no te dieras cuenta— dije en voz baja a modo de burla…

—¿Qué?— pregunta Mich levantando las cejas. 

—Nada, te decía que no hay nada… Hay algo, pero es complejo. 

—¿Complejo?, déjame adivinar. Es complicado porque no es fácil.

—¿Te comiste un payaso?...

—No, simplemente me estoy juntando mucho con vos y con Paul— respondió mientras se echaba a reír. 

—Ya… 

—No es uno de tus juguetes Jona— su voz se puso tensa. 

—No la clasifiques como mi juguete hermano. Amelia resultó ser importante, por eso es complicado. No quiero hacerle daño y es por eso que ahora intento mantenerla alejada. 

—Parece que realmente es importante y el tema complejo… Ahora pienso que no debo preocuparme por ella… ¿Me tengo que preocupar por vos?— preguntó dubitativo. —¿Estás pensando antes de actuar por impulso y deseo sexual Lennox?... ¿Tienes fiebre?.

—No me hagas reír que me duele todo el cuerpo— le dije mientras comenzaba a estirar mi cuerpo sobre la barra de la cama porque ya había terminado mis ejercicios. 

—Ya no hay peligro. Pero que te asegures de eso, me parece bien. 
—En cuanto a mi padre… No le hagas caso a nada y listo. Eso lo puedes hacer a la perfección. Además, no te suele caer mal.

—Depende el día Mich, depende el día. 

Mi celular comienza a sonar y puedo reconocer que es un mensaje, gracias al sonido prolongado. Por lo tanto, me disculpo con Michael, salgo del gimnasio para ir a mi habitación y leo el texto.

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—¿Todo bien?— me llega un mensaje de Amelí. 

—No quiero hablar Amelia— le respondí de manera cortante.

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《No estoy en óptimas condiciones para responder》 

Preferí ser sincero y cruel con ella. Me imaginé que esa opción era mejor que mentirle y decirle que estaba todo bien porque claramente no lo estaba. En mi cabeza se desencadenaba la tercera guerra mundial sin dudas y no quería que ella sufriera los daños colaterales. 

《Lo lamento》

Aunque parezca que los adultos tenemos la vida resuelta, también tenemos ataques de rebeldía, crisis existenciales y actitudes de adolescente. Nadie te da un manual con instrucciones para ser adulto… Por lo tanto, uno va aprendiendo sobre la marcha y trata de manejar con mayor soltura los locos impulsos que te abordan con frecuencia. Al principio lograrán apoderarse de tu cordura, autoestima y lógica, pero con el tiempo tendrán menos control sobre ti. 

Pero yo aun estoy en proceso de aprendizaje, por eso es que a veces escapo de mis problemas. Porque aún no tengo soluciones para estos, solo pongo parches que voy intercambiando cuando se rompen y dejan visible los agujeros negros que hay en mi vida. 

《Mañana lo resolveré, creo》

Cuando caí rendido en la cama, gracias a mi cuerpo moribundo por la paliza y cansado por mis estúpidos ejercicios… Cerré mis ojos y apagué mi cerebro. 

—¡Buenos días dormilón!— escuché gritos en la puerta de mi cuarto.

—¿Quién mierda me molesta?— contesté mientras ponía mi almohada arriba de mi cabeza.

—Yo princeso— respondió Paul cuando entraba.

—Recién me duermo, vete— mi amigo me quitaba las sábanas por la fuerza.

—No me hagas reír, te drogaron con bastantes analgésicos parece. Es un nuevo día, arriba. 

—No me importa, vete igual.

—De eso nada. Vamos a una conferencia de prensa galán. 

—¿Qué?, ni loco. Ya estuve hablando con mi representante, no voy a sacarme fotos, mucho menos daré entrevistas— le tiré mi almohada por la cabeza. 

—Bueno, era mentira. Pero igualmente vamos a salir. 

—No puedo responderte en los diarios… Me cagaste el chiste— me reí sin ganas por el sueño.

—Dale, necesito salir. Terminé con Charlotte. Necesito ir a tomar algo, de lo contrario voy a entrar a su habitación y le voy a rogar que me perdone. 

—No me sorprendería… Puedes ir y dejarme dormir, te doy permiso. 

—¡Jona!— Paul me tirá mi almohada en la cabeza.

—Bueno, bueno, va. Pero no iré a ningún lugar público y no pienso bajar del auto. Te compras unas cervezas y estacionas en algún lugar alejado. 

—Ya tengo el lugar perfecto…

—Nada de coger amigo— le hice señas sexuales con mis manos.

—No voy a seducirte amigo, solo me gustan los actores porno— Paul me seguía el hilo de la conversación sin problema. 

—No me faltan condiciones para entrar en esa categoría. 

—No insistas mucho hermano— Paul me advierte con un tono pervertido… Luego ambos nos reímos al unísono.

—¡No seas cabrón!— le digo. 
—Nos debemos la última pitada— le mencioné al recordar que Michael nos había interrumpido.

—Sería una buena ocasión, lo necesito. En la guantera tengo los porros— me tiró un guiño. 

—Dale, me pongo ropa decente y vamos— lo miro y le sonrio.
—Nos iremos al infierno compañero— hay una mancha más en el tigre… 

—Ambos rezaremos después.

—Eso no nos garantiza el paraíso Paul— solté.

—Pero nos da derecho a réplica hermano. ¿Vamos?.

—Vamos— no titubeo al decirlo. 

Hablar con mi mejor amigo no me vendría mal, realmente lo necesitaba. Por otro lado, las charlas profundas o ambiguas con tu mano derecha a veces ayudan a calmar la mente y eso era lo que quería lograr. Esa era mi necesidad actual. Para dejar de sentirme como una estrella bradita… Lento y sin brillo.