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Capítulo 25

Capítulo 25

El calor ya no invadía mi cuerpo, solo el frío  era lo que me recorría desde que me había alejado de ella… Maldita idea la suya y perversa la mía. ¿Cómo lograré no tocarla?, ¿cómo haré para resistirme?.

Algunas veces, las decisiones que tomamos no son las correctas… ¿Hice lo correcto?》

Pocas horas después, antes de que salga el sol, me preparé para irme. Pero antes, sin hacer ruido, me acerqué a la habitación de Amelia para verla dormir… La arropé y deslicé mi mano sobre su frente por un rato, intenté saciarme de ella mediante caricias. Porque no podría volver a sentirla de una manera más íntima y no debía permitirme a mi mismo flaquear. 

Es hora de resistir》

—¡Buenos días señor!— escuché cuando abrí la puerta de mi casa.

—Buenos días Miriam. ¿No te parece qué es temprano para limpiar?— mi empleada estaba limpiando la escalera cuando llegué.  

—La señorita Charlotte le solicitó al señor Michael que traiga a su perro Rufus… Lamentablemente, el animal dejó un pequeño regalo en la escalera y debo dejar todo impecable, es mi trabajo. El guardia de seguridad estaba cumpliendo con el rondín y me avisó— Miriam cuando hablaba era muy respetuosa, pero me daba cuenta de su enojo, la expresión de su cara la delataba. No le hacía gracia tener que limpiar el excremento de Rufus.  

—Miriam, no quiero que vuelvas a despertarte tan temprano. Además, el excremento de Rufus es un problema de Charlotte. Tienes mi autorización para mandarla a limpiarlo. Yo voy a hablar con ella, no te preocupes. 

—No señor, la señorita Charlotte es de la familia…

—Pero eso no le da derecho a no limpiar lo que su perro hace. Conoce las reglas, los animales se quedan afuera de la casa. Esto se pudo haber evitado— Miriam asentía con vergüenza. No quería causar problemas—. ¿Michael se fue?. 

—No, se quedó a cenar cuando trajo a Rufus y  después me ordenó que acomodara su cuarto. Se quedó a dormir.

—Bueno, puedes ir a descansar— comencé a subir las escaleras. 

—Cuando termine de limpiar lo haré señor— señaló los elementos de limpieza que tenía al pie de la escalera y yo asentí con la cabeza. 

Caminé por los pasillos amplios de la casa y me dirigí hacia la habitación de mi hermanastro, era urgente que hablemos sobre los problemas que teníamos delante de nuestras narices. Giré la manija de la puerta y entré de manera sigilosa en el cuarto. Lo que vi después, me hizo dudar sobre mis acciones por un instante. Mis pensamientos quedaron perplejos y mi razón quedó obnubilada. 

Michael se encontraba recostado sobre la cama con Charlotte a su lado y Rufus estaba a sus pies. Ambos estaban con ropa puesta, pero permanecían abrazados y fundidos entre ellos. No era la primera vez que los veía en esta situación, pero definitivamente ahora no era una decisión lógica que ellos estuvieran durmiendo en la misma cama. No sería bueno que alguien los vea en una posición comprometedora… 

Mi mente permaneció en blanco un rato, luego me permití pensar unos segundos antes de reaccionar de mala manera. Después de todo, yo no tenía relaciones perfectas, el corazón no era mi aliado y tenía un prontuario bastante malicioso en temas de amor.

En definitiva, yo no tenía poder para opinar sobre su fracaso amoroso… Ni mucho menos para hablar de sus relaciones actuales. Por eso desistí con mi intención de entrar, cerré la puerta lentamente y me fui a mi habitación. 

Antes de que pudiera descansar un rato en mi cama y cerrar mis ojos, escuché unos golpes leves sobre la puerta.

—¡Adelante!— dije en voz alta. 

—Permiso, ¿todo bien hermano?—Michael con su tono de voz me delataba su inseguridad. 

—Yo estoy bien, ¿tú?. Ven, siéntate, no te quedes parado en la puerta— le dije.  

—Supongo que me encuentro bien. Pero no soy idiota, viste una situación extraña. No quiero que tengas una mala impresión de Charlotte— Michael se sentó sobre la punta de mi cama y me miraba a los ojos. 

—No tengo una mala imagen de nadie Mich. Pero creo que ya es hora de que ustedes dos dejen de dar tantas vueltas. Ahora hay gente en el medio que puede salir herida. Ya son grandes— Mich me interrumpió.

—No ocurrió nada, solo nos quedamos dormidos mientras hablábamos. 

—No tienes que decirlo. Te conozco… Pero yo tampoco soy idiota hermano. Ustedes siempre se quisieron— Mich suspiraba—. Yo he compartido la cama con Charlotte infinidad de veces, pero siempre hemos dormido en extremos diferentes. Ustedes estaban pegados como una lapa. 

—No lo entenderías Jona, no es tan fácil— por un momento me quedé pensando en lo que me decía. Todo me indicaba que el impedimento de su amor era gracias al padre de Michael. Siempre decía que él y Charlotte eran primos. Por lo tanto, sería mal vista su relación. Pero nunca creí que realmente fueran a romper con su noviazgo por eso. Creía que Michael sería más inteligente y defendería a Charlotte, creí que defendería su relación. Ahora podía atar muchos cabos sueltos.

—¿Fue por Henry?, ¿Charlotte te dejó por eso?— siento que mi rostro se contorsiona al preguntarle—. Mich, no puedes hacer todo lo que tu padre te diga… Y ahora ya no eres un adolescente. 

—Ahora ya es tarde para lamentos, ella tiene una relación con Paul, por más que me moleste. Y yo estoy feliz con Carolina— dijo firmemente mirando a la pared. Le costaba mirarme a los ojos—. Te repito que no sucedió nada y agradecería tu discreción. 

—No tienes que pedirlo— le dije con seguridad. Entendía que no podía abrir mi boca porque muchas personas quedarían afectadas al saber que Michael y Charlotte se querían. 

—Gracias— su voz era muy baja, casi no podía escucharla—. En cuanto a sus líos. Pedí a unos conocidos que investiguen la patente que me diste. La moto es robada. No tenemos datos del conductor. Pero lo localizaron cerca de los bares de Tacker— Mich había cambiado de tema al instante. Hablar de sus heridas, no le parecía agradable.

—Iremos a dar un paseo más tarde con Paul. Gracias por ayudarme.

—No es necesario. Paul ya fue a investigar con Lucas. Seguramente en un rato tendremos novedades. No te preocupes.

—Tendrías que haberme dicho antes— yo tenía que estar al lado de mi amigo. Estaba enfurecido. 

—No, tienes que tener un perfil bajo. Y Paul tiene que arreglar sus problemas solo— Mich tocaba mi hombro para tranquilizarme—. Jonathan, tú no eres parte de su mundo. Vas a tirar tus sueños a la basura, ¿te imaginas lo que dirá la prensa?— tenía razón pero mi furia estaba intacta, hay códigos entre amigos que nunca pueden romperse.

—Él es mi amigo y eso nunca va a cambiar. Mi deber es ayudarlo— grité y apreté mis puños con fuerza. 

—No le va a pasar nada, más tarde nos dirá que sabe. Pero Jonathan, por una vez hazme caso. Mantente al margen de esto— lo miré sin creer lo que me decía.

—Dame el ejemplo entonces. 

—Me involucro por Charlotte y lo sabes…

—Yo lo hago por ambos, es la última vez que tendré que ayudarle. Estoy seguro. No volverá a tener problemas con Tacker.

—Espero que tengas razón hermano. No quiero que tenga más líos, por él, por vos y por Charlo…— sonaba resignado y enojado. No le hacía gracia que mi prima estuviera corriendo peligro—. Basta, esperemos las novedades… Deja de pensar un rato en los problemas de Paul por favor— asentí con la cabeza. Pero no dejaría de preocuparme por ese asunto—. En unos días llega mi padre y tu mamá… Ya le dije a Miriam que deje todo impecable por las dudas que vengan aquí. Igualmente se van a quedar en su casa de Santa Mónica— volvió a cambiar de tema y ahora sentía que esa noticia era la peor de la semana.

Cuando cumplí la mayoría de edad, mi madre y Henry se dedicaron a viajar por el mundo... Solo venían un par de veces al año para controlar las empresas y a visitarnos. Es decir, que vivían de vacaciones y no permanecían mucho tiempo en un lugar, cambiaban continuamente de destino. 

Pero no verlos a veces era beneficioso… Aunque yo extrañaba mucho a mi madre y tenerla lejos por tanto tiempo me destrozaba. No tener a mi padrastro cerca era una bendición porque él quería controlar mi vida y yo no lo permitía.

—Los tendrás de vecinos, genial— no le hacía gracia mi comentario. Tener a su padre cerca de su casa sería un dolor de cabeza. Henry tenía un carácter fuerte, no era un hombre que demostrara afecto en todo momento y mucho menos por cualquier motivo. 

—Es agradable tener a Catherine en mi casa, ya la estaba extrañando— mencionó a mi madre pero no a su padre—. Hace mucho tiempo que no venían, es bueno que nos pongamos al día y charlemos. Y la inauguración de la editorial se aproxima, ellos no pueden faltar— Michael tenía la capacidad de ocultar sus emociones, siempre demostraba ser fuerte. A veces lo envidiaba por la seguridad que manifestaba, pero era evidente que cargaba con mucha responsabilidad sobre sus hombros y eso lo mataba por dentro. Ser hijo de Henry Brown no era fácil y yo lo sabía perfectamente bien porque tenía un papel similar al de Michael, pero a diferencia de él, yo no me dejaba doblegar…

—Sí, ¿tienes idea cuándo dejará la dirección?— quizás en un tiempo, la mochila que cargaba Michael en su espalda se va a ver más vacía porque Henry dejará todas las empresas a su cargo. Se apartará de la dirección para descansar, según me había contado mi madre. 

—A fin de año, eso es lo que dijo. Lo anunciará en la fiesta de Navidad de la empresa.

—Suerte con eso… Deseo que tengas más libertades y menos presiones— dije con una sonrisa. 

—¿Puede que me deje más tranquilo, no?— su pregunta era dudosa. Sus ojos me delataban su angustia. 

—Esperemos Mich. Pero Henry Brown no permite que el control se escape de sus manos. Aún estando lejos, siempre se encuentra cerca— el suspiro de Mich me dejó helado. Era la primera vez en mucho tiempo que me demostraba sus preocupaciones.

—Nos vemos hermanito, tengo trabajo que hacer— Mich chocó su puño con el mío y se fue de mi habitación. 

Parece que los días que vienen serán intensos》

Miré la hora en mi móvil y decidí bajar a desayunar. No tenía demasiado tiempo para perder, hoy tenía que llegar temprano al rodaje. No podía seguir demostrando una mala imagen. 

Al entrar a la cocina la encontré a Charlotte cocinando huevos revueltos, unas tostadas y exprimiendo naranjas. Era la primera vez que la veía ocuparse de su desayuno. Definitivamente necesitaba ocupar su mente en algo diferente, de lo contrario no lo haría.

—¿Te golpeaste la cabeza?— le dije riéndome mientras me acercaba a su lado para darle un beso en la mejilla.

—No estoy para tus bromas— su voz era cortante y sus ojos despedían fuego. —¿Mich ya se fue?. 

—Sí, tenía cosas que hacer. Es un hombre trabajador y ocupado— intentaba sonar serio, pero mis carcajadas no tardaron en salir.

—Claro, es fiel al legado. Me había olvidado— rodó sus ojos y frunció el ceño. Por un momento dejó de exprimir la naranja, pero después la apretó con más fuerza.

No sabía si era buena idea hablar con Charlotte sobre mi hermanastro… Creí que no sería sano meter el dedo en la llaga. El tema resultaría áspero para ella. Pero por suerte, ella misma comenzó a hablar sobre otras cosas. 

—Estuve con Amelia, parece una chica inteligente. No me gustó tanto como esperaba, pero puede que la soporte— yo ya sabía que había estado con ella, pero no dije nada.

—Gracias. Supongo que tengo que agradecerte por eso. No quisiera que la asustes primita— le saqué la lengua y la empujé con mi mano.

—Voy a cortar con Paul, no puedo aguantar más sus problemas— el aire se notaba espeso. No era algo que quería saber porque debido a eso mi amigo sufriría demasiado. Pero la decisión de Charlotte era inteligente, ella no podía vivir con el corazón en la boca—. Y tampoco puedo seguir mintiendo, yo a Paul lo quiero, pero nunca lo amaré. No merece que lo quiera a la mitad— las lágrimas comenzaban a desbordar sus ojos. Y yo solo podía abrazarla y entender lo que decía. 

—No lo quieres a la mitad prima. Lo quieres de una manera diferente. Para vos es un gran amigo, un compañero, pero no es un amor que llegue a colapsar tu sistema. Si no hay pasión, no hay nada… Lo entiendo, solo espero que Paul lo comprenda. Le harás daño, pero más daño le harás estando en una relación que no tiene fin. Sus idas y vueltas no son sanas.

—Gracias por comprenderme. ¿Quién dijo que Jonathan Lennox no entiende el amor?— secó sus lágrimas con la mano y me regaló una débil sonrisa. 

—Puede que tengan razón con lo que dicen… No siempre entiendo sus reglas. El amor es complejo— agarré un cuchillo para cortar las naranjas que quedaban arriba de la mesada—. ¿Desayunamos juntos?— dije.

—Claro— ella comenzó a servir los platos—. Después de la inauguración de la editorial, me iré por un tiempo. Voy a viajar con una amiga. A la vuelta comenzaré a trabajar en la empresa de Melody Borbón. Me ofreció un puesto interesante— Melody era la madre de Michael, desde que se separó de Henry se mantenía alejada y Mich la veía solamente en fechas especiales. Ella no tenía buena relación con Henry y tampoco con mi madre. Pero por las pocas veces que la había visto, podía afirmar que no era una mala mujer. Simplemente quería dejar el pasado atrás y evitar tener conflictos con mi padrastro. 

La madre de Mich, había obtenido poco dinero después de la separación, pero supo invertirlo correctamente. Puso una empresa de indumentaria y al poco tiempo comenzó a diseñar su propia marca de ropa. 

—¿Michael tiene conocimiento de eso?— me quedé sorprendido por la noticia.

—No, tampoco sabe que hablo con ella. Pero no creo que tenga problema, tampoco puede impedir que lo haga. ¿No te alegra?— Charlotte llevaba los platos con la comida a la mesa de la cocina para que podamos comenzar a desayunar.

—Obviamente que me alegra. Tienes mucho talento y amas la moda. Te va a ir muy bien… 

—Gracias, es hora de cambiar de aires— Rufus se nos acercaba para pedirnos comida y ladraba sin pausa. 

—El perro tiene que quedarse afuera, no quiero volver a verlo— recordé lo que había ocurrido anteriormente. 

—Jona, no me hinches— acariciaba a Rufus y lo apoyaba sobre sus piernas.

—Miriam no tiene que limpiar nada de lo que él haga— lo señalé con mi dedo índice.

—Bueno, no lo hará. Lo prometo— rodó sus ojos y continuó acariciando el pelo lanudo de Rufus.

—Espero no enterarme de lo contrario— la cara de enojada de Charlotte floreció. No sabía disimular su enojo. 

—No primo— puso cara de puchero y soltó al perro para seguir comiendo. 

Mientras terminaba de desayunar y me iba a hablar con mi representante para luego ir al trabajo, estaba en piloto automático… Quizás el cansancio acumulado no me dejaba comenzar con más energía el día o todo lo que había ocurrido entre la madrugada y la mañana me había dejado apagado. 

¡Qué difícil son las relaciones!, no podía dejar de pensar en esa maldita afirmación. En esa idea que estaba implantada en mi cabeza.Tampoco podía dejar de recordar el trato que había hecho con Amelia, era algo que por momentos me dejaba sin aire. Pero era la decisión más lógica que podía tomar hasta el momento. 

Hoy, después de ver a través de los ojos de mi hermanastro, pensé en lo difícil que es alejarse de una persona a la que se desea… Y comprendí que un amor destinado al olvido, duele más que una relación que no llegó a sobrevivir… Nada en la vida puede ser olvidado.

 《Quizás no tiene beneficio ser una estrella solitaria... ¿Qué opinará Michael y Charlotte de mi nueva afirmación?》

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