Capítulo 12
Después de organizar los horarios de las empleadas y ya habiendo cumplido con mi trabajo, fiché mi salida y bajé al estacionamiento para encontrarme con Anna y Alex, mis padres.
—¡Hola hermosa!, gracias por venir, te extrañamos mucho— mi padre me saludó con un fuerte abrazo de oso, de esos que solo él sabía darme.
—¡Hola hija!, ¿cómo te fue?, vamos a cenar sorrentinos, Richard quería pasta— mi madre besó mi mejilla, cuando Alex me soltó.
—Genial, amo que hagas pasta— asentí mientras me subía en el auto—. Por cierto, nos vemos todos los días. ¿Por qué me extrañan?.
—Nos cruzamos Amelita, es diferente— soltó Alex.
—Richard mañana va a tu casa, tienes que pasar algo de tiempo con él— me dijo Anna mientras conducía y cambiaba el tema.
—No hay problema, extraño al enano— respondí.
—Perfecto, no te olvides que a la noche los buscamos para ir a la fiesta de la empresa— mañana a la noche será la fiesta de despedida de unos empleados que trabajan en el área de administración del Shopping y yo no podía faltar a ese evento. Siempre me organizaba para ir con Carolina a los eventos de la empresa Miller, pero ahora ella iría con su novio.
—Sí, lo recuerdo mamá, no te olvides de traer el traje de Rich cuando lo traigas a mi casa— mencioné y ella respondió que sí, sin apartar la vista de la calle.
Un tiempo más tarde, me sentí como en casa… Me quedé en el living y estuve un rato sentada en el sillón, contemplando las rosas que había en el florero y acariciando al gato gris de mi hermano, que estaba apoyado sobre mis piernas.
—Creí que no ibas a venir, pero me cerraste la boca— dijo mi hermanito Richard cuando se dignó a salir de su habitación para ir a saludarme—. ¡Hola!— extendió su mano para chocar la mía.
—No quiero un saludo chocando las manos, dame un abrazo y un beso mocoso del diablo— le agarré la mano y lo tiré sobre el sillón para poder hacerle cosquillas.
—¡Basta bruja!. Soltame, vamos a lastimar a Igor, lo vamos a comprimir— el niñato gritaba molesto y preocupado por su gato.
—¡Listo!, Igor ya se fue corriendo— solté a Rich para que el gato pudiera salir del sillón porque durante el forcejeo había quedado atrapado entre nuestros cuerpos—. ¿Me das un abrazo?, te extrañé chiquito— mi hermano era insufrible cuando quería, pero lo amaba y lo extrañaba mucho, ya que a él no lo veía regularmente como a mis padres.
—Uno— mencionó con vergüenza—. No soy chiquito, tengo 10 años. Te pareces a mamá y papá.
—Tienes razón, te voy a tratar mal. Vamos a cenar enano— le hice señas con mi mano para que me siga hasta el comedor.
—Enana sos vos— respondió y me siguió hasta el comedor.
—Justo a tiempo, los iba a llamar— mi madre tenía la comida sobre la mesa y nos esperaba junto a mi padre—. Después de cenar tu papá te lleva— dijo mientras agarraba los cubiertos para comer.
—¡Dale, gracias!. ¿Puedo conducir?— pregunté poniendo cara de gato triste.
—Cuando tengas registro señorita— mi padre me respondió. Sabía manejar pero nunca había ido a sacar el registro de conducir porque no tenía auto—. Próximamente lo voy a tener— dije con firmeza.
—Lo vas a tener pronto— comentó mi madre con una sonrisa.
—No hay dudas de eso cariño— dijo mi papá.
—Seguramente no vas a tener el registro nunca— decía entre risas el pequeño demonio, podía ser molesto mi hermanito cuando quería.
—Shhh, ¡Richard Luxor discúlpate con tu hermana ahora mismo!— mi madre lo miró fijamente y enojada.
—Lo siento Amelia, era un chiste— miró a mi madre y luego clavó sus ojos en el plato.
—No hay problema enano— le dije. Después de todo, era normal decirnos algunos comentarios malintencionados.
La cena continuó sin problemas y yo no podía sacar mi mano del bolsillo, sostenía mi celular esperando inquieta. Quería que me llegara un mensaje de Lennox desde que me había enterado que tenía mi número telefónico en su poder. Pero no había señales de él, se lo había tragado la tierra.
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Al siguiente día, tratando de no estar pendiente de su llamado, me dediqué a compartir la mañana con mi hermano. Vimos una película de superhéroes y a la tarde pasamos juntos por el local. No tenía en mente llevarlo a mi trabajo, pero no había muchas opciones.
—¿Ese vestido te vas a poner?— me preguntó mi hermano, mientras metía en una bolsa uno de los vestidos que compré en el local.
—Sí, es precioso— dije y continué con mi trabajo.
—¡No me voy a poner traje! — gritó.
—¿Por qué no?— lo miré.
—Ese vestido no es de fiesta— señaló la bolsa—. ¿Por qué yo debería usar un traje?, no es justo.
—Ese vestido es de fiesta, tú no sabes nada de moda o ropa — quizás tenía razón… El vestido floreado que me iba a poner no era muy elegante, pero era lo mejor que había en el local. Aunque pensándolo mejor, debía vestir algo más formal. No quería pasar vergüenza nuevamente—. Vamos a salir antes y me acompañas a la tienda de trajes, me voy a comprar un super vestido de fiesta y tú te vas a poner el traje— me miró y suspiró pero no dijo nada.
Más tarde, ya habíamos ingresado al local del segundo piso y mi hermano bufaba porque estaba cansado de esperarme. Luego de probarme 10 vestidos, pude elegir el que me gustaba y quedaba mejor.
Me decidí por un vestido de corte peplum en color negro, era hermoso y me definía mejor la silueta.
—¿Nos vamos?— Rich estaba cada vez más impaciente.
—No es para tanto, tiempo es lo que sobra Rich. Lo pago y ya nos vamos— le afirmé.
Después de que llegamos a casa, las horas me resultaron cortas, demasiado cortas. Prepararme y procurar que Richard termine de arreglarse a tiempo fue una misión casi imposible. Pero al menos puedo decir que lo logré.
Cuando estábamos en el auto de mis padres, de camino al evento, me llegó el mensaje que estaba esperando… Era Jonathan Lennox, ¿quién diría que ese bombón me mandaría un mensaje?.
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—¡Hola!, tengo que devolverte la ropa. ¿Cuándo te la puedo llevar?.
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Por más lindo que me resultara, era un maldito imbécil. Ese mensaje me lo confirmaba y no había más vueltas que darle al asunto. ¿No me iba a preguntar cómo estaba? y ¿no se iba a disculpar por irse?. No tenía que enojarme, pero igualmente la sangre me hervía.
El tipo tenía la excusa perfecta para volver a verme, sin tener que darme explicaciones de nada. Y seguramente creyó que le contestaría de buena manera, además de caer a sus pies, pero no.
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— Mich la va a buscar, chau.
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Después de ese mensaje, tendría que hablar con mi amiga y pedirle que mande a Michael a buscar mi ropa. Pero lo bueno era que estarían en la fiesta y no sería necesario llamarlos al instante.
—Llegamos— exclamó mi padre.
—Genial, vamos a saludar a los padres de Caro. Seguro están esperando ansiosos a los invitados— salí con prisa del auto para distraer mi mente.
—Ya no deben tardar en llegar todos. ¿Carolina viene con su novio?— mi madre preguntó.
—Sí, me dijo que venía con él, en un rato— mientras respondía, entrábamos al salón y saludabamos a algunos invitados que habían llegado temprano.
Luego me encontré con los padres de mi amiga y me puse a charlar con ellos. Hasta que me distraje con el sonido de mi móvil y me fui a la barra del salón para tener más privacidad.
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—¿Vas a molestar al novio de tu amiga?, no te preocupes, cuando nos veamos te la doy. Seguramente nos veremos pronto.
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¿No entendía lo que le decía?. No le volví a responder el mensaje, había sido clara con mi respuesta y no tenía tiempo para contestarle lo mismo.
Apagué el bendito celular y me pedí una bebida…
—Buenas noches Mateo, dame un daiquirí por favor— mencioné el nombre que figuraba en el pequeño cartel que tenía puesto el barman.
—Enseguida señorita— asintió y comenzó a preparar el trago.
Cuando estaba disfrutando de mi bebida pude ver a mi amiga llegar con Michael. Pero no estaban solos, cuando mis ojos detectaron el cuerpo de Jonathan no pude evitar escupir el líquido que tenía en mi boca. Fue el momento más incómodo de mi vida y debo agradecer que solo me vio el barman. Era evidente que quería reírse pero solo sonrió y me dio rápidamente una servilleta para secar mi boca.
—No esperabas que el actor viniera a este evento, ¿no?. No te preocupes porque no sos la única sorprendida— me susurró el simpático barman, mientras me señalaba a un grupo de mujeres jóvenes exaltadas, que eran encargadas de diferentes tipos de tiendas que había en el Shopping.
《 ¡Qué raro!, J. Lennox llamando la atención. 》
—No, pero no te preocupes. Yo no me desespero. Gracias por la servilleta Mateo— me aparté de la barra y me fui al baño velozmente, antes de que me vieran.
¿Por qué estaba en este evento?, no podía esconderme toda la noche y tarde o temprano me iba a encontrar mi amiga. Salí disparada al salón y fui directo a la boca del lobo.
Nuevamente mis ojos lo encontraron en el acto, ahí estaba, charlando con mi familia y la de Carolina. Se lo notaba tranquilo, seguro y maduro… También podía apreciar desde lejos que entendía sobre negocios y empresas. Ya que, Charlie Miller no le apartaba su mirada cuando hablaban.
Estaba perfectamente hermoso, sus ojos verdes oscuros parecían un poco más claros cuando se posaba bajo la luz de las dicroicas del salón y su piel bronceada resaltaba gracias al color beige del traje que usaba, que por cierto, le quedaba pintado…
《 ¡Basta de babearte Amelia! 》
Lo miré un rato más desde lejos, mientras analizaba cada uno de sus movimientos. Él intentaba escapar de todas las mujeres que lo reconocían y se le acercaban. A diferencia de otros días, parecía que no quería llamar la atención, pero sus intentos fueron fallidos… No podía desaparecer, entonces, sonreía y hablaba con cada una de las chicas por un tiempo breve.
Verlo en esa situación me dio pena y gracia, pero también en el fondo… Muy en el fondo, me resultó molesto e irritante.
—¿Vas a vigilarlo toda la noche? — me dijo en un susurró una voz conocida. Me giré y estaba Carolina atrás mío.
—¡Hola tonta!, no sentí tus pasos— le dí un abrazo—. No lo estoy vigilando, ¿podrías haberme dicho que él venía, no?.
—No sabía— era evidente que mentía.
—Mentirosa.
—Saludalo, vino por vos. No me lo dijo, pero me doy cuenta— soltó—. Michael lo va a sacar de ahí — señaló al grupo femenino que lo tenía rodeado.
Cuando Mich logró sacarlo de la ronda de mujeres en la que estaba, respiré profundo y fui directo a él. Apenas caminé dos pasos cuando su mirada se encontró con la mía. Sus ojos me hipnotizaron y me quedé paralizada en el lugar, a veinte pasos de su cuerpo.
Me sentí una idiota, no quería que me viera nerviosa y solo pude girar para volver a ir al jodido baño. Pero fue tarde, lo tenía atrás mío siguiéndome el paso. Y rápidamente sentí su mano tibia sobre la mía, impidiendo mi partida.
—¿Te vas Amelí?, no me obligues a pegarte nuevamente a mi cuerpo de un tirón— sostenía mi mano con firmeza, mientras yo seguía dándole la espalda.
Me giré para hablarle y con mi otra mano lo agarré de su brazo para que me soltara. —¿A qué jugamos?, ¿por qué viniste?— solté entre dientes.
—¡¿Jugamos?!— dijo en tono de pregunta pero también de propuesta—. Vine con Mich, quiere hablar con sus suegros y también hablar de negocios con los empresarios que se encuentran en la fiesta. Y es evidente que yo hago lo mismo.
《 Seguramente hablaba de negocios cuando lo acorralaban y acosaban… 》
—¿Lo mismo?, tú no hablas de negocios y no tienes suegros — le afirmé.
—No tienes idea de nada de lo que hago con respecto al mundo laboral. Y por otro lado, por el momento no tengo suegros. Pero le dije a tus padres que pronto me ven cenando en su casa— dijo con aires de grandeza mientras me guiñaba el ojo.
—¡Qué gracioso!. Te ganaste una cachetada, ¿sabías? — no podía pegarle, entonces me contuve las ganas y le agarré su mano para pellizcarla.
—¡Hey!, eso me dolió. Era un chiste, odiosa— me dijo, pero sin importarme nada le apreté la mano y lo llevé conmigo hasta la salida del salón para ir al estacionamiento. Tratando de que nadie conocido nos viera en el camino.
Cuando ya no había gente cerca me sentí libre de decirle lo que quería…
—¿En el auto, aquí y ahora?— preguntó el muy idiota y creído.
— ¡Sos creído!, no será en el auto, no será ahora y no será nunca— acto seguido, mi mano intentó aterrizar en su mejilla, pero su mano me sostuvo con fuerza el brazo.
—¿Qué te pasa por la cabeza?— estaba enojado igual o más que yo. No esperaba mi reacción y para ser sincera, tampoco yo creía que iba a tratar de pegarle. Pero estaba cabreada, enojada por todo, por lo anterior y por lo de ahora.
— ¡Qué te pasa a vos, mejor dicho!. No me diste una disculpa para empezar, ¿te olvidaste que me pusiste a dos niñeras en el parque?— quería responderme pero no lo dejé hablar porque le tapé la boca con mi mano—. Me mandas un mensaje solamente para devolverme mi ropa y caes mágicamente en un evento de mi trabajo. Podría seguir dándote motivos de mi enojo pero no me corresponde plantearte nada — por un momento creía que se sentía apenado porque agachaba su mirada, pero en realidad bajaba la vista hacía mi mano para que la saque de su boca.
—¿No te corresponde?— dijo pensativo cuando pudo hablar—. ¿Tienes celos de algo? — mencionó con una sonrisa pícara en su rostro.
—¿Celos?, por favor, no seas ridículo. Solo te aclaro que no pienso dejar que te pases de listo, yo no soy una en tu lista.
—Mi intención no fue dejarte con dos niñeras Amelia… Y me iba a disculpar personalmente, no quería hacerlo mediante un mensaje — su voz sonaba apenada y sus ojos me miraban un poco tristes…
—Eres actor Lennox, no voy a creer nada de lo que me digas.
—Soy actor y creo que vos también— me señaló con su dedo índice.
—¿Yo?, ¿Por qué?.
—Si ser actor significa ser mentiroso… Acabas de decir una gran mentira hace unos instantes— dijo sonriendo—. Tus celos los sentí desde lejos mientras mirabas cada uno de mis pasos Amelia.
《 ¿Me había observado mirándolo todo el tiempo? 》
—Piensa lo que tengas ganas— solté.
—Tengo razón.
—No tienes razón…
—Sí, tengo toda la razón— dijo y sin darme cuenta su cuerpo se había acercado al mío. Sus manos se apoyaron sobre mi cintura y su cabeza se acercó a la mía, dejando una distancia mínima entre nuestros labios. A continuación sentí nuestras bocas besarse lentamente, sin prisa. Por un instante intenté alejarme pero no pude, quería seguir sintiendo la humedad de sus besos, entonces mis manos sostuvieron sus mejillas instintivamente para profundizar el beso, mientras él me mantenía pegada a su cuerpo con ganas, con firmeza…
Unos minutos después, sus manos fueron subiendo hasta llegar a mis brazos y me sostuvieron para alejarme de su cuerpo, lentamente. Nuestros ojos se miraron en silencio un momento, hasta que Jonathan se decidió a decir algo…
—Tu voz miente, pero no me mienten tus labios— miró mi boca y se mordió el labio.
Ese beso fue perfecto, intenso y lento… Tanto que ya no me bastaba con besar y morder sus labios, necesitaba mucho más. Sin embargo, me resultaba difícil de aceptar.
—No eres irresistible Lennox— le guiñé el ojo—. Igualmente parece que eres un profesional y tienes práctica. Puedes agregar en tu curriculum vitae que sabes besar. Seguro te llaman por eso en tus próximos papeles.
—¡¿Tengo tu aprobación?!, genial. Voy a poner tu número en las recomendaciones, para que te llamen— dijo riendo con sarcasmo.
—Voy a entrar.
—Eres la única fanática que escapa.
—Error— grité—. No sabía ni quién eras hasta que miré la pantalla grande del cine, en la premiere — dije con un tono de voz alto, mientras me alejaba.
La cara de Lennox tenía una expresión sorpresiva… Creí que me iba a responder lo que le dije pero continuó en silencio.
Pude ver que ingresó detrás mío al salón, pero cada uno permaneció en sectores diferentes, hacíamos de cuenta que nada había pasado. Y evitamos acercarnos, aún cuando sabíamos que queríamos volver a estar cerca. A pesar de que nuestras miradas se buscaban entre la gente.
Lamentablemente no estábamos sintonizados…Cuando él dudaba, yo cedía y cuando él cedía, yo dudaba.
—¿Cariño te sientes bien?— me preguntó mi madre cuando faltaba poco para que terminara el evento. Seguramente, se me notaba que tenía ganas de irme.
—Sí— le respondí, pero no me iba a creer.
— En algún momento se va a sincronizar su tiempo.
— ¿Cómo te diste cuenta?— dije.
—Soy tu madre… simple. Además, esas miradas entre ustedes no pasan desapercibidas.
—Shhhhh— la callé.
—Nosotros ya nos vamos, te dejamos en tu casa, ¿te parece?— me lanzó las llaves del auto.
—¡¿Puedo manejar?! — dije con felicidad.
—No hija, pero te cambié la cara, perdón— soltó entre risas—. Vamos.
Y me fui del lugar, para alejarme de su presencia, para ser más prudente, para no tener otro tropiezo, para controlar mi mirada. Por esas y otras tantas razones, me fui, me fui sin él…
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