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Capítulo 11

[...]

¿Cómo pasó esto?, ¿cómo es que llegué a este punto?, ¿¡cómo demonios terminé así!?

Alguien por favor ocasione un akuma para salir de aquí, se los ruego.

—Asi que te llamas Colín, ¿verdad?— preguntó el hombre que estaba a mi derecha.

—Si...

—Eres bastante apuesto...—comentó la mujer que se sentaba a la derecha del hombre.

—Muchas gracias señora Kurtzberg...

Si, estoy cenando con los padres de Nathaly. ¿Cómo ocurrió?, para ser sincero ni siquiera yo sé porqué.

Ah, si... Lo recordé, por culpa de la madre de Nath.

(...)

Habíamos llegado a casa de Nathaly, era una casa normal, no muy grande no muy chica, bastante acogedora para ser sincero.

—Gracias por haberme acompañado, no era necesario...

—No te preocupes, era eso o seguir con esas locas.

—Por cierto, ¿qué leías?

Historias no aptas para niños donde tú y yo somos los protagonistas, bastante normal ¿no?

—Un libro.— respondí.

—Eso lo sé, pero ¿cúal?

—¿Para qué quieres saber eso?

—Para leerlo.

Comencé a reír por la inocencia de esta chica.

—No. No dejaré que lo leas jamás, nunca.

—¿Por qué no?

—Porque yo lo digo, fin de la conversación. Ahora entra a tu casa que hace frío y podría resfriarme.— hice señas para que entrara.

—Si, claro... Adiós Colín, yo también me divertí. Hasta mañana, que descanses.— dijo irónica.

No sé que me sorprende más: la tomate siendo sarcástica o la tomate diciendo lo que dijo.

—¡Nathaly!, ¿por qué has llegado tarde?, ni siquiera nos avisaste...— un hombre alto salió de la nada para ponerse detrás de la nombrada.

No me digan que él es...

—Disculpa papá, olvide hacerlo.

¡Santas papayas!

Bien, aquí es cuando me alejo lentamente y luego corro por mi vida.

Un paso hacia atrás, dos pasos hacia atrás, tres pasos hacia atrás...

—¿Quién es él?— preguntó una mujer pelirroja, estaba al lado del padre de Nath. Supongo que es su madre.

—Él es... Uh... Un amigo.— respondió nerviosa.

"Il is in imigi"

—¿Un amigo?— repitió el padre con un tono de voz serio.

Si, también escuché que me llamó amigo, no tiene porqué repetirlo.

—¿Y cómo se llama?— volvió a preguntar su madre emocionada. Creo que alguien no es muy social que digamos... Y no, no hablo de mi.

—S-se llama Colín Bourgeois...—

"-... El hijo del alcalde.-"

Odio que me presenten así. Siempre, sin excepción alguna, no importa lo horrible que yo haya tratado a una persona, no importa el odio que yo cause en ellas... todos al escuchar "hijo del alcalde" muestran su mejor sonrisa y se disculpan por cosas que no hicieron sólo para agradarme.

"-Oh, disculpa. No sabía que eras el hijo del señor alcalde, espero que nos podamos llevar bien.-"

Bastante hipócrita a mi parecer.

—... Es un compañero de la escuela.—

Esperen...

—¡Que maravilloso!, un amigo de la escuela, ¿escuchaste eso querido?

... Ella no dijo que yo...

—Si, lo escuché mujer, tengo oídos.

—¿Sucede algo Colín?— habló Nath llamando la atención.

—¿Qué?, ¿por qué lo preguntas?

—Es que de la nada has comenzado a sonreír, nunca te había visto hacerlo... no de esa forma.

—Lo siento, recordé un chiste.

—Oh, yo recuerdo uno que está muy divertido...

Nath y su padre hicieron cara de cansancio.

—Mujer, la cena se quema.—interrumpió.

—¡La cena!— corrió a lo que supuse sería la cocina.

—Bien, un gusto en conocerte pero creo que tienes cosas que hacer así que...— el señor tomó a Nath de los hombros obligándola a entrar, luego comenzó a cerrar la puerta.

—¡Oh, si!, ¡cariño invita al amigo de Nath a cenar!, ¡no seas grosero!

La fingida sonrisa del hombre se borró.

—¡Pero tal vez tenga cosas que hacer!, no debemos entrometernos.

La señora volvió a la puerta, abriéndola.

—¿Eso es cierto?, ¿estás ocupado?

—No, no lo estoy...— el señor me miró molesto. —... Digo, si. Estoy bastante ocupado, ya sabe; la escuela, tarea, la escuela... La tarea...— comencé a alejarme lentamente de nuevo.

La mujer salió de su casa y me tomó del brazo.

—Vamos, que mi estúpido esposo no te asuste.

(...)

Colín... Es un nombre muy bonito.

El señor Kurtzberg no apartaba su vista de mi, me sentía acorralado, a punto de morir.

—Gracias señora, lo escogió mi madre.

—Y tú apellido... Bourgeois, ¿cierto?

Asentí ya que en ese momento estaba tomando chocolate caliente. Ya habíamos terminado de cenar y la madre de Nath había hecho muffins para el postre.

De hecho todos estábamos tomandolo.

—"Nathaly de Bourgeois", ¿no suena lindo?— soltó sonriendo.

Escupí el chocolate, al igual que las otras dos personas que estaban en la mesa.

—¡Mamá!— gritó Nathaly sonrojada.

—Mujer, acompañame a la cocina.—ordenó su esposo.

"Nathaly de Bourgeois ", no suena tan mal...

—Disculpala...

—¿Qué?, ¡no!, ¡yo no pensaba en nada!— ella rió.— Digo... No te preocupes, así son las madres, supongo.

—¿Supones?

—Si, mi madre murió cuando tenia diez años, no recuerdo mucho.

—Oh, lo siento, no lo sabia...

Nadie lo sabía...

—¿Sabes?, no suena tan mal.— hablé para evitar pensar en cosas tristes.

—¿Qué?— preguntó confundida.

—Suena mejor que amigo.

—¡Colín!— se sonrojó y me aventó una pasita que arrancó de su muffin.

—¿Qué?, yo solo digo la verdad. Y no uses pasitas como arma, son muy letales.— me burlé.

—¿Entendiste?— escuche detrás de mi.

—Si, ya te oí. Dejar a la niña en paz.—contestó la mujer haciendo un puchero.

Mi celular sonó en ese momento. Era la chica loca del wattpad.

Es una de las chicas ¿verdad?

Nathaly estaba recogiendo las tazas de chocolate vacías.

—Si... ¿Es tan obvio?

—Tu rostro lo dijo todo. Vamos, contesta, nosotros limpiamos.

—No, dejenme ayu...

No terminé de hablar ya que Nath contestó la llamada y luego se fue. Tuve que atender de mala gana.

—Hello...— habló ella.

—¿Qué quieres?

—No, muy mal. Tenías que decir "it's me".

—¿Qué necesitas?— insistí.

—Que aburrido eres... Bueno, a lo importante, dime algo divertido para mi historia. No tengo ideas.

—¿Historia?, ¿tú escribes una historia?

Así es, ¿quién crees que escribió el grandioso lemmon que leíste ésta tarde?

—Estás mal... Te llevaré a un psicólogo.

—Ya me han llevado, no funciona mucho. ¿Tienes algo que me sirva?

—De hecho si... Llámame en un rato más y te lo cuento, ahora no puedo.

Está bien, no hagas idioteces.— y colgó.

Guardé mi celular y busqué a la familia para despedirme... Ambos padres me observaban de una forma para nada discreta.

—Dejen de hacer eso, por favor...— pidió Nath. Su madre la calló con un ademán.

¿Por qué Nathaly es tan tímida y recervada si tiene a unos padre así?

—Creo que me tengo que ir, estuvo todo muy delicioso. Gracias.

Me acompañaron a la puerta.

—En verdad lo siento Colín...

—No me agradas del todo, no vuelvas en varios meses.

¿Qué significa eso exactamente?

—¡Eres un gran chico!, por favor vuelve pronto.

Ya no entendí, ¿debo volver o no?

Comencé a alejarme de la casa. Sus padres son raros, pero no demasiado.

—¡Adiós, yerno!— se escucharon gritos y luego una puerta ser azotada.

De acuerdo, son bastante raros.

Estaba por llegar al hotel cuando de repente Chat aterriza cerca de mi.

—¿Te sucede algo civil?, desde que saliste de esa casa tienes el rostro rojo. ¿No estarás enfermo?

—Primero que nada, es de mala educación espiar a las personas. Segundo, no estoy enfermo...— Chat rió y rascó su nuca nerviosa. —... Tercero, tal vez te explique mañana en clase. Que descanses Adrianne.

De acuerdo, hasta mañana Col... ¿¡Cómo me llamaste!?

Entré al hotel de prisa dejándola afuera.

¡¿Por qué no puedo dejar de hacer estupideces?!

(...)

—¿En-en serio te dijo yerno?— decía entre risas la chica.

Iba a ponerme el pijama, pero me di cuenta de que ya lo tenía puesto...

Estuve todo este tiempo en pijama y nadie me lo dijo.

—Si, y al parecer a su padre no le agrado mucho.— me acosté en mi cama, la verdad es que no tenía sueño.

—¡Colín conociendo a sus suegros!, esto va para mi fanfic.

—¡Deja de molestar con eso!

—Dejame pensarlo... ¡No!

—Te odio...

—Sé que me amas.

—No... Estoy seguro de que te odio.

—Sé que me amas más que a tu pijama, porque era pijama ¿cierto?— volvió a reír... bastante... de forma muy exagerada. —Es que eres idiota, sólo a ti se te ocurre conocer a tus suegros en pijama.

—¡Ya cállate!

Colgué el celular molesto y me dispuse a dormir. Ya tengo bastantes problemas como para tener que soportar las burlas de esta chica.

[...]

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