Capítulo 23- que se j*da todo lo demás.
El viaje a San diego eran 3 horas aproximadamente, Thomas tenía la leve sospecha de donde irían, sin preguntarle a Nadia, estuvieron ese camino largo en una carretera desierta, simplemente escuchando la radio.
- Quita esa canción es molesta— se quejó cambiando de emisora.
- Eres una adolescente te debería gustar katy Perry incluso a mi me gusta. —Dijo tarareando "California girl".
- ¿Sabes que a Dylan le gusta katy Perry? — contestó sonriendo con timidez la joven de mechón fucsia a su lado.
- Siempre hablas de él, un día dirás " Sabes que Dylan toma agua". ¿Te gusta?— Preguntó curioso mientras sonreia,era la primera vez que veía a Nadia hablar como una adolescente y mucho menos sonrojarse por alguien por tan solo asociarlo con cosas normales como una canción o un momento.
- No se. Me agrada pero "gustarme" no lo creo.— respondió jugueteando con el pino del aire para evitar la pregunta de su amigo.
- Entiendo.¿ Es por que es el mejor amigo de kurt?
- No es por eso. Solo soy yo, soy ... no sirvo para nada, estoy dañada. Él es una persona llena de luz, no merece a alguien como yo— respondió incómoda.
- No creo que te veas como nosotros te vemos, tu Iluminas solo con tu presencia. Así que no te sientas mal... quién ama de verdad no le importa esas cosas, además la culpa no fue tuya— respondio con cariño. Nadia suspiro y se concentró en el camino.
Thomas siguió las indicaciones hasta llegar a donde jamás se imaginaba que iría a ser llevado por la temerosa chica.
A la penitenciaria.
(...)
Nadia había decidido que era momento de afrontar sus problemas, de alguna forma el discurso de Samantha la había ayudado, haber vuelto a hablar con kurt, reventarle la nariz a Amanda... solo faltaba enfrenter a su peor pesadilla.
Al llegar a la revisión antes de entrar, se sentía incómoda que una oficial toqueteara su cuerpo. Todo era bastante perturbador, no quería regresar ni tampoco avanzar. Solo quería que existiera un salto del tiempo ¿ era imposible eso?.
- ¿Quieres que entre contigo? Le Pregunto preocupado tomas.
- Yo puedo sola, topy, es algo que debo hacer para avanzar... si quiero ... ¿vivir? —dijo nerviosa.
En la entrada, luego de ser revisada ya su visita estaría aprobada. Al firmar El libro de relación de visitas. ¿Que ponía? ¿Víctima? ¿Loca? ¿Amiga? Decidida firmó su nombre y a un lado algo seguro.
–" pariente".—Al entrar a la sala, solo estaba él y una mesa de 1 metro de distancia. el guardia la acompaño hasta la entrada, eran 2 guardias por cada salida. Al parecer era un recluso bastante privilegiado para tener la sala de visitas solo para él.
– yo... ¿estaré sola? ¿Aquí?— Pregunto temerosa al guardián.
- Estas siendo vigilada, siéntete tranquila... no te va a pasar nada— respondió el guardia sonriéndole, habia notado el dolor de la muchacha, sabía que aquel privilegiado mimado le había hecho algo malo para que su ánimo cambiara así, llevando a la muchacha a la silla, del otro lado de la habitación se abrió la puerta.
Nadia se estremeció en el asiento, no había envejecido mucho de como lo recordaba, aunque su rostro tenía algo nuevo y diferente: una cortada reciente que le iba desde la mejilla hasta la oreja, cuando era pequeña lo veía enorme aunque simplemente era un hombre unos pocos centímetros más alto que ella, delgado y tenía el cabello corto peinado hacia un lado con gel.
- ¿Tu eres? Pregunto despectivo mirando a Nadia — Esperaba a mi abogado no a la pequeña "Monster"— se burló. Nadia frunció el ceño, el maldito que le había arruinado la vida, siquiera la reconocía.
- ¿No me recuerdas acaso? ¿No recuerdas a tu clara? Reclamó mirándolo fijamente.
- Veamos... ¿ mi Clara? ¿Eres... Nadia Miller? — pregunto sorprendido, miro a la muchacha y su expresión cambió —Estas enorme, eres una hermosa señorita. Por lo que veo, siempre tuve "buen ojo". ¿A que debo el honor de tu visita "mi pequeña"? no me digas que Acaso sientes..—dijo burlandose a lo que Nadia interrumpió molesta aquella palabrería.
- ¡Cállate y escúchame! ¿ Por qué lo hiciste? ¿Por que arruinaste la vida de tantas personas incluida la mía?— pregunto tratando de no perder la calma ante el hombre cínico frente a ella.
- Yo, sentí el deseo sabes... Debes sentirte especial, para mi.. ¿ te digo un secreto? fuiste la primera, verte tan perfecta tan callada y orgullosa. Para mi, realmente Fue especial. Y para ti se que lo fue. Fuy muy "especial" Supe que colgaste las zapatillas, ¿ Ahora que haces con tu vida? ¿Eres pandillera? ¿Con cuantos hombres has estado? Por tus delgadas caderas me imagino que solo conmigo.— se burlo mientras jugueteaba con los dedos los guardias miraban de reojo la situacion, y el mismo guardia que habia llevado a Nadia se sintió proecupado por la muchacha que apretaba los puños debajo de la silla.
- ¡Cállate infeliz! ¿Por que yo? ¿Acaso lo merecía? ¡Me arruinaste mi vida!. Mi niñez... reclamó llorando mientras golpeaba la mesa furiosa.
- Sabes, eres especial eres de esas personas que entran a un sitio y todos la miran, te aseguro esos dos guardias al verte te miraron de la misma forma que yo. Eres demasiado perfecta. Tanta perfección en una persona me molesta, me asquea, no lo fui... no fui perfecto, Sabia que callarías y lo sigues haciendo...¿ es mentira?— se burlo mientras su lengua limpiaba sus labios e inhalo fuertemente con la nariz con un gesto de excitación —tienes miedo, porque aún eres esa niña temerosa del parque, "La que temblaba cada vez que me acercaba a ella en los ensayos" "La que aguantaba las ganas de llorar cada vez que tocaba su piernita o su pechito". ¿Sabes?, me alegro que no te crecieran mucho arruinaría tu imagen. — se burló, Nadia se estremeció en la silla y lo miro furriosa levantándose para irse.
— Estaré libre dentro de poco y cuando lo esté regresaré para acabar lo que comencé. Te deseo incluso mira— dijo mientras observaba que los guardias no estaban prestando atención y llevo sus manos entre sus piernas.
– ¡eres un enfermo!— Nadia le escupió el rostro molesta y él simplemente empezó a reírse salvajemente mientras tomaba la saliva y la probaba.
– espérame.—le guiño el ojo y Nadia se fue molesta aguantando las ganas de llorar.
El oficial intento hablarle, pero evitandolo, ella corrió hacía su ansiada libertad, en el pasillo estaba Thomas esperandola, Nadia lo vio y hacia sus brazos buscando refugio.
—Tenia tanto miedo, tengo miedo, ¡tengo demasiado miedo!—. Me quiero ir —dijo en un hilo de voz llorando, con el pecho presionado y sus palmas sangrando por haberse clavado las uñas nerviosa.
De camino a casa sentía aún un nudo en el estómago y, se recostó en el asiento para tratar de no ahogarse sentada.
- ¿Estás bien? —Pregunto preocupado y miró a Thomas
– como doctor no eres muy bueno... con lo obvio — respondió sarcástico y Tomas la miró Y sonrió
– sigues con el sarcasmo—¿ No quieres denunciar? Pregunto y Nadia negó
– no tengo idea—
Al llegar a casa miro todo su alrededor, estaba en casa pero se sentía sucia, sentía que él la había forzado otra vez con la mirada.
Se quitó la ropa que traía y la lanzó a la basura, después de un largo baño, escuchó los pasos por la cocina y se recostó mientras miraba el techo.
- Nadia, tu madre te llamaba y no le contestaste nunca el teléfono y esta preocupada.— Dijo Samantha desde el otro lado de la puerta. —...Tu, ¿Estás bien?—Pregunto ella.
— Pasa— contestó desanimada, ella entró a la habitación y miro a Nadia acostada, Samantha tenía 25 años y era bastante madura para su edad, aunque había sido la primera en graduarse con honores había decidido trabajar al lado de Cedric desde 0 en la empresa familiar y en poco a poco se habian superado ella tenía el cabello color marrón y ojos verdes, de piel tostada, toda una belleza e inspiración para muchas chicas, pero lo que mas grande resaltaba en ella, era su belleza interior.
- ¿Tu eres abogada penal? Pregunto curiosa y Samantha la miro confusa
- no. Soy es abogada comercial. ¿Por qué? ¿Es por lo de la chica que le partiste la nariz? No veo porque sea un problema penal —Dijo ella hundiéndose entre los hombros.
— El profesor que tenía hace años, abuso a varias niñas y ahora será puesto en libertad. Siempre pagaba fianza y y salía es algo extraño. Hizo tanto daño que dos chicas se suicidaron y con la que lo vincularon y aun asi sería puesto en libertad— confesó nerviosa.
- ¿Eso te incomoda? Si quieres yo llamo a unos amigos. Escuche algo de esa historia en el club. Sera... que ¿Lo dices por algo en especial? Pregunto ella curiosa.
- Es sólo que mis compañeras preguntaron por eso... ellas estuvieron allí conmigo y les sorprendido. El tema... Solo eso.— dijo rápidamente, el instinto de Samantha sabia que algo estaba detrás de eso, pero no podía hacer que Nadia retrocediera, una palabra en falso y destruiría la confianza de la niña.
- Tratare de reunirte la información posible y la compartimos. Si, te ayudaré... recuerda, no estas sola— dijo sonriendo mientras sostenía las manos de la chica ella sonrió con timidez y la miró a los ojos
– gracias. — pronunció con debilidad
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