Coleccionando miradas.
Jungkook, es un hombre de 36 años, dueño de la mansión "embrujada" en el pueblo donde Taehyung vive. La mansión ha estado "vacía" durante años, y los rumores de fantasmas y maldiciones la rodean.
Taehyung, un chico de 29 años, siempre ha sentido curiosidad por la mansión, pero jamás se atrevió a entrar en ella, al menos no sólo.
Un día, después de una noche de borrachera con sus amigos, deciden retarse a entrar a la mansión.
Lo que no saben es que Jungkook está dentro, esperando...
- Vamos Tae, entremos, ¿qué te puede pasar? Esta abandonada - Jimin sonreía mientras jalaba del brazo al castaño
- Si Tae, no seas agua fiestas - Dijo Hoseok mientras bebía otra cerveza
- Esta bien, pero sólo entramos y nos largamos a dormir - Tae ya estaba cansado y pensaba que en cualquier momento se caería y comenzaría a dormir.
- Esto se ve horrible, estaría genial si rentan este lugar para las fiestas de Halloween - Jin miraba los jardines llenos de maleza y las ventanas llenas de polvo.
- Sería genial tener una fiesta en la mansión embrujada, recuerdo que cuando era más pequeño decían que quien entraba ya no salía, pero mamá decía que sólo se iban de la ciudad, bueno eso quiero creer - Hoseok comenzo a buscar su linterna en la mochila que llevaba lista desde la mañana.
- Mañana debemos trabajar, debemos apresurarnos a entrar o debemos irnos, pero que sea rápido, mañana entro a las siete - Tae comenzo a ver si la puerta estaba abierta o debían irse.
Jungkook los había estado observando durante semanas, esperando el momento perfecto para actuar. Y finalmente, llegó la noche en que Taehyung y sus amigos, decidieron entrar a la mansión.
Con una sonrisa siniestra, Jungkook los vio acercarse, borrachos y riendo. Los siguió sin ser visto, esperando el momento perfecto para atacar.
La puerta estaba abierta, por lo que permitió que los chicos ingresarán rápidamente, en cuanto llegaron caminaron un poco al centro y comenzaron a observar algo peculiar.
- Esta muy hermosa por dentro, no da tanto miedo, pero ¿por qué tiene iluminación si se supone que no vive nadie? - Hoseok comenzo a mirar a su al rededor con miedo.
- Callate, sólo estamos nosotros, vamos debemos explorar un poco, no toquen nada sólo observemos - Jin camino lejos de sus amigos haciendo que se separaran para explorar algunos lugares cercanos.
Esto fue aprovechado por Jeon quien uno a uno los capturó, dejándolos atados y amordazados en las distintas habitaciones de la mansión. Jin en la sala de estar, Jimin en el comedor, Hoseok en la biblioteca y Taehyung en el dormitorio principal.
Jungkook los miró con una mezcla de fascinación y deseo, sus ojos fijos en los ojos de sus víctimas. Sanos, brillantes y perfectos. Eso era lo que buscaba.
Más que buscarlos, los deseaba. Habia observado a los chicos desde hace dos semanas, desde hace dos semanas que espera que entren en la mansión y desde hace dos semanas que preparo los frascos membretados con el nombre de sus víctimas.
Aún que en esta ocacion un amigo que jamás había visto los acompañaba, dejando a Jeon con tener que elegir que hacer con el chico, matarlo después por la falta del frasco, o dejarlo ir, al final todo objeto colocado en sus estantes era meticulosamente elegido incluyendo el frasco, pero si lo dejaba ir podría delatarlo.
Después de llevar a cada uno de los chicos a su "sala de espera" comenzo la extraccion con una habilidad quirúrgica envidiable, Jungkook comenzó a retirar los ojos de sus víctimas, uno a uno, agregándolos a su colección...
La extracción era un proceso delicado. Jungkook utilizaba instrumentos quirúrgicos para abrir la órbita y extraer el globo ocular con cuidado.
Jungkook se movía con precisión en su laboratorio secreto, un lugar oculto a los ojos del mundo. Había preparado todo con cuidado, desde los frascos de vidrio hasta el líquido conservante.
Trabajaba con rapidez y precisión, sin dejar rastro de sangre ni tejido. Era un ritual para él, una danza macabra que lo hacía sentir vivo.
Con manos enguantadas, Jungkook tomaba cada ojo con delicadeza, como si fuera una obra de arte. Una vez extraído el ojo, lo colocaba en un recipiente temporal, lleno de solución salina. Luego, lo trasladaba al frasco definitivo, donde quedaba suspendido en el líquido conservante, que mantenía su forma y color.
Jungkook admiraba su obra, fascinado por la belleza y el horror que encerraban esos pequeños recipientes. Añadía una etiqueta a cada frasco, con el nombre de la víctima, la fecha y el lugar donde la había encontrado. Era su forma de catalogar su colección.
Una vez extraídos los ojos, inyectaba a las víctimas para terminar una vez con su vida, no podía hacerlo antes ya que los ojos perdían el color, por eso dormía a las víctimas antes y durante el proceso quirúrgico.
Siendo el día 28 de octubre del año 1990 a las 8:45 pm Jeon Jungkook cometió el asesinato de tres jóvenes de aproximadamente 26 Y 29 años, dejando no sólo el camino truncado de esos jóvenes, si no que también dejo sin una parte de corazón a aquellos que amaban a esos chicos. Un golpe muy duro en aquella ciudad después de tantos años en "calma", en cuanto al cuarto chico....
Jungkook se acercó a Taehyung, listo para examinar sus ojos y ver si eran dignos para agregarlos a su colección. Pero justo cuando tomo al chico por la mandíbula, escuchó un golpe en la puerta.
Se detuvo, sorprendido. ¿Quién podría ser? No esperaba visitas.
Dejó a Taehyung inconsciente en el suelo, se miro en uno de los espejos buscando algo inusual, al no ver nada se dirigió a la planta baja para atender la puerta. Al abrirla, se encontró con el policía Kim Namjoon.
- Hola, señor - dijo Namjoon. - Recibimos reportes de gritos provenientes de esta dirección. ¿Todo está bien? - El oficial sonreía incómodo, pues la casa parecía en orden y el sujeto que atendió la puerta se veía algo molesto.
Jungkook despues de un bostezo sonrió tranquilo, tan tranquilo que parecia estar en en paz, aparentemente su corazón ya no estaba acelerado, un ser tan meticulosamente estricto hasta con su propio actuar, finjio tan bien que después de un bostezo mas continuó la charla sin levantar sospechas de lo que había hecho minutos antes.
- Ah, sí. Fue un mal entendido. Un grupo de amigos entró a mi casa sin permiso y, al verme, se asustaron y corrieron. No pasa nada, la mayoría piensa que esto aún sigue abandonado. -
Jungkook se tallaba los ojos finjiendo que acababa de despertar, queria librarse del policia y debia actuar lo mejor que pudiera.
El policia al verlo se disculpo, Namjoon lo miró con escepticismo, pero no pareció encontrar nada sospechoso.
- Entiendo. Bueno, si está seguro de que todo está bien, me retiro -
- Sí, gracias. Todo está bien. -
Jungkook asintió, aliviado.
Namjoon se fue, sin sospechar que Jungkook había estado a punto de agregar a Taehyung a su colección de ojos y que aquellos chicos jamás salieron de la mansión.
Jungkook decidió limpiar el desastre antes de ocuparse de Taehyung. Con calma y precisión, recogió los cuerpos de Jin, Jimin y Hoseok y los llevó al bosque detrás de su mansión. Cavó una fosa profunda y los enterró, cubriéndolos con tierra y hojas.
Luego, regresó a la mansión y se dedicó a limpiar cada rastro de sangre y desorden de su sala quirúrgica. Quería que todo estuviera perfecto antes de ocuparse de Taehyung.
Finalmente, después de horas de trabajo, Jungkook se sentó en su mesa de comedor, listo para cenar. Se sirvió un plato de comida exquisita y disfrutó de cada bocado, saboreando la tranquilidad de la noche.
Mientras tanto, Taehyung seguía inconsciente en el dormitorio principal, sin saber que su destino estaba sellado...
Jeon Jungkook, estudiante de medicina forense, siempre había sentido una fascinación morbosa por la muerte. A los 20 años, su obsesión alcanzó un nuevo nivel.
En una noche fría y oscura, Jungkook se encontraba en el depósito de cadáveres del hospital donde realizaba sus prácticas. Había estado estudiando los cuerpos, buscando entender la muerte desde una perspectiva científica.
Pero esa noche, algo cambió.
Mientras examinaba un cadáver, Jungkook se sintió atraído por los ojos del difunto. Eran azules, como el cielo en un día claro. Y en ese momento, supo que quería poseerlos.
Con manos temblorosas, Jungkook extrajo los ojos del cadáver. La sensación de poder y control que sintió en ese momento fue adictiva.
"Son míos", susurró Jungkook, mientras miraba los ojos en su mano.
Y así comenzó su adiccion por coleccionar miradas.
A medida que pasaban los días, Jungkook se convirtió en un experto en la extracción de ojos. Su colección crecía, y con ella, su obsesión.
Nadie sospechaba de él. Era un estudiante brillante, con un futuro prometedor en la medicina forense.
Pero en la oscuridad, Jungkook alimentaba su monstruosidad.
Para comprender un poco más sobre el comportamiento de Jeon es necesario analizar su infancia.
Jungkook creció en un entorno privilegiado, hijo de unos prominentes médicos que fundaron el Hospital Universitario de Seúl. Desde pequeño, Jungkook mostró una curiosidad morbosa por la muerte y el sufrimiento.
A los 8 años, Jungkook comenzó a experimentar con insectos, torturándolos y observando su agonía. Luego, negaba haberlo hecho, con una sonrisa inocente.
A los 10 años, Jungkook se convirtió en un experto en manipular a los demás. Cuando su perro familia, Max, murió misteriosamente, Jungkook se mostró devastado, pero en secreto había envenenado al animal.
Sus padres, absortos en su trabajo, no se dieron cuenta de los pequeños episodios psicópatas de Jungkook. Lo consideraban un niño sensible y emocionalmente inteligente.
Cuando Jungkook cumplió 15 años, su vida cambió drásticamente. Sus padres murieron en un accidente de coche misterioso. La policía nunca encontró al culpable.
Jungkook se convirtió en el heredero del Hospital Universitario de Seúl, una institución prestigiosa y poderosa. Con solo 15 años, Jungkook estaba a cargo de un imperio médico.
La muerte de sus padres desencadenó una obsesión en Jungkook. Comenzó a estudiar medicina forense, fascinado por la muerte y el sufrimiento humano.
En el hospital, Jungkook se rodeó de un equipo de expertos que lo ayudaban a investigar y analizar casos de muerte sospechosa.
Pero detrás de la fachada de un joven brillante y ambicioso, Jungkook ocultaba un secreto oscuro: su sed de poder y control sobre la vida y la muerte.
Jungkook se sumergió en sus estudios de medicina forense, convirtiéndose en un estudiante excepcional. Su inteligencia y carisma lo llevaron a ser el favorito de los profesores.
A los 22 años, Jungkook se graduó con honores y se convirtió en el médico forense más joven y prometedor de Corea del Sur.
El Hospital Universitario de Seúl lo nombró embajador y portavoz, debido a su carisma y habilidades comunicativas. Jungkook se convirtió en la cara visible del hospital, apareciendo en conferencias y programas de televisión.
En secreto, Jungkook comenzó a buscar personas con ojos que consideraba perfectos. Su obsesión lo llevó a seguir y vigilar a aquellos que poseían la belleza que él deseaba.
Una noche, Jungkook se encontró con una joven llamada Ji-Hyun, cuyos ojos azules brillaban en la oscuridad. La siguió hasta su apartamento y...
Ji-Hyun nunca más se fue vista.
La policía investigó su desaparición, pero no encontró pistas.
Jungkook repitió este patrón, desapareciendo a personas con ojos que le parecían irresistibles. Su colección crecía, y su sed de poder y control se intensificaba.
Sin importar el color, lo que le importaba era cuan hermosos eran.
Jungkook llevaba una doble vida: médico forense respetado y asesino en la sombra. Su reputación crecía, mientras su secreto permanecía oculto.
Pero, ¿por cuánto tiempo podría mantener esta fachada?
Jungkook sabía que, aunque aún no era sospechoso, debía ser precavido. Para evitar levantar sospechas, comenzó a realizar viajes regulares a lugares lejanos, supuestamente para conferencias médicas o investigaciones.
Cada tres meses, Jungkook desaparecía durante una semana, dejando atrás su vida en Seúl. Los investigadores, que aún no tenían pistas sólidas, se frustraban al no encontrar conexión alguna entre las desapariciones.
Detrás de la impresionante mansión de los Jeon, se extendían los jardines perfectamente cuidados y, más allá, el bosque. Un lugar donde la naturaleza y la oscuridad se unían.
Jungkook había convertido una parte del bosque en su cementerio secreto. Allí, enterraba a sus víctimas, lejos de ojos curiosos.
Una rutina macabra que realizaba acaba que necesitaba recolectar sangre pata su tratamiento mensual o cada que encontraba unos ojos llenos de belleza única.
Jungkook seguía su rutina con precisión:
1. Selección de víctimas: Buscaba personas con ojos que consideraba perfectos.
2. Secuestro: Utilizaba su carisma y posición para acercarse a sus víctimas.
3. Asesinato: Mataba a sus víctimas, extrayendo sus ojos para agregarlos a su colección y extraía la.sangre para otro de sus tratamientos.
4. Entierro: Enterraba a sus víctimas en el bosque, cubriendo sus tumbas con flores y ramas.
La colección de Jungkook crecía, y con ella, su sed de poder y control. Su doble vida se mantenía intacta, pero por cuánto tiempo podría seguir así?
Un día, Kim Namjoon comenzó a investigar las desapariciones. Era un hombre astuto, con un instinto que lo llevaba a creer que había un patrón en las desapariciones, no por nada fue un detective en la ciudad donde nació y la desaparición de su único hijo Taehyung lo mantenía alerta de cualquier pista...
Namjoon, un policía experimentado y padre de Taehyung, había estado investigando las desapariciones en Seúl. Su instinto le decía que había un patrón, pero aún no había encontrado la conexión.
Un día, mientras revisaba los archivos, Namjoon se encontró con una foto de Jungkook en una conferencia médica. Algo en su sonrisa le pareció familiar.
Namjoon comenzó a investigar sobre Jungkook, descubriendo su pasado y su conexión con el Hospital Universitario de Seúl.
Namjoon descubrió que varias de las víctimas habían sido pacientes en el hospital donde Jungkook trabajaba. La conexión era demasiado clara como para ignorarla.
Namjoon decidió pagar una visita a Jungkook, con la excusa de una entrevista sobre la seguridad en los hospitales.
Jungkook recibió a Namjoon con su sonrisa característica, pero por dentro estaba en alerta. Sabía que no podía dejar que Namjoon descubriera su secreto.
Namjoon había llegado a vivir en aquella ciudad hace algunos años atrás, convirtiéndose en policía, perdió a su esposa en un accidente de auto y solo quedó a cargo de su pequeño hijo, ambos tenían una gran relación por lo que aquella mañana en la que se despertó con una sensación de pánico sabia que algo estaba mal. Su hijo, Taehyung, no había regresado a casa la noche anterior.
Después de buscarlo por todas partes, Namjoon denunció su desaparición. Su instinto de padre y policía le decía que algo le habían hecho.
Namjoon comenzó a investigar, siguiendo cualquier pista que pudiera llevarlo a Taehyung. Su búsqueda lo llevó al Hospital Universitario de Seúl, donde conoció a Jeon Jungkook.
Namjoon había oído rumores sobre Jungkook, un médico forense con una reputación impecable, pero también con una aura de misterio. Sin embargo, al conocerlo, Namjoon se sorprendió.
Jungkook parecía genuinamente preocupado por la desaparición de Taehyung y ofreció su ayuda en la investigación.
La actitud de Jungkook, su empatía y cooperación, convencieron a Namjoon de que no podía ser el asesino. Jungkook parecía demasiado inocente, demasiado dispuesto a ayudar.
"Este hombre no puede ser el culpable", pensó Namjoon.
Namjoon siguió investigando, pero una pista falsa lo llevó por un camino equivocado. Mientras tanto, Jungkook continuaba su rutina macabra, sin levantar sospechas, mientras aun mantenía a Taehyung con vida.
Mientras Namjoon investigaba, Taehyung seguía secuestrado en la mansión de Jungkook. Estaba encerrado en una habitación oscura, sin ventana, con solo una pequeña luz que iluminaba su rostro.
Jungkook visitaba a Taehyung con frecuencia, observándolo con una sonrisa siniestra. Taehyung, desesperado, intentaba encontrar una salida, pero la mansión parecía un laberinto sin fin.
Jungkook continuaba su rutina, alternando entre su vida pública como médico forense y su vida secreta como secuestrador y asesino.
Nadie sospechaba de él, y su reputación como experto en medicina forense seguía intacta.
Mientras tanto, Namjoon se sentía cada vez más desesperado. No había pistas, no había indicios y su hijo seguía desaparecido.
La investigación parecía estar en punto muerto, y Namjoon comenzaba a perder la esperanza.
Pero...
Un día, un pequeño detalle llamó la atención de Namjoon. Un detalle que podría cambiar todo...
En la mansión, Taehyung estaba atrapado en un infierno. Jungkook lo había secuestrado y lo mantenía encerrado, pero paradójicamente, también lo cuidaba.
Jungkook proporcionaba comida y agua a Taehyung, y incluso le hablaba con una voz suave y calmada. Sin embargo, esta apariencia de bondad se desvanecía cuando Jungkook se enfurecía.
De vez en cuando, Jungkook sometía a Taehyung a tortura psicológica. Le decía que nunca saldría de allí, que sería su prisionero para siempre.
Taehyung, desesperado, intentaba resistir, pero Jungkook siempre encontraba formas de hacerlo sucumbir.
La relación entre Jungkook y Taehyung se convirtió en un juego macabro. Jungkook era el dueño, y Taehyung, el prisionero.
Pero en momentos de debilidad, Jungkook mostraba un lado más humano. Le hablaba a Taehyung sobre su infancia, sobre su soledad y su necesidad de control.
Taehyung, confundido, no sabía qué creer. ¿Era Jungkook un monstruo o un ser humano roto?
"Somos fragmentos de alma, rotos y rehechos a nuestra imagen, bailando al ritmo de nuestra propia locura, donde la cordura es un espejismo y la realidad, un reflejo distorsionado de nuestra mente."
Jungkook parecía luchar con su propia dualidad. Por un lado, quería lastimar a Taehyung, pero por otro, lo cuidaba y lo protegía.
Esta lucha interna solo aumentaba la confusión de Taehyung.
Días, semanas o tal vez meses después de su secuestro, Taehyung comenzó a sentir una extraña conexión con Jungkook. A pesar de la tortura y el encierro, Taehyung empezó a ver a Jungkook como una figura protectora.
El que le hablara con suavidad, le proporcionara comida y agua, o que incluso le mostrara momentos de bondad. Hacían que Taehyung se sintiera agradecido por estos gestos y empezó a justificar las acciones de Jungkook.
- Él no es tan malo -pensaba Taehyung. - Me cuida, me protege. -
Taehyung comenzó a sentir una lealtad hacia Jungkook, y su miedo se transformó en sumisión. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para complacerlo.
Mientras tanto, Namjoon recordaba la conversación con Jungkook en aquella noche cuando lo visito por los reportes de gritos. Había mencionado a unos chicos, y Namjoon sospechaba que podría estar relacionado con la desaparición de Taehyung.
Namjoon comenzó a buscar por los alrededores del bosque, pero no encontró nada. No había rastro de Taehyung ni de los chicos que Jungkook había mencionado.
"¿Qué quería decir con 'unos chicos'?", se preguntaba Namjoon.
Namjoon continuó su búsqueda, decidido a encontrar a su hijo y descubrir la verdad.
_Y Jungkook..._
Jungkook observaba a Taehyung con una sonrisa siniestra. Su plan estaba funcionando, y Taehyung estaba cada vez más bajo su control.
El tiempo pasaba rápido, las estaciones cambiaban y la relación entre Jungkook y Taehyung se había transformado en algo inusual y complejo. Taehyung ya no estaba encadenado ni encerrado, era libre de irse, pero su corazón ya no quería escapar.
La ironía era cruel, Taehyung se había enamorado de su secuestrador, de aquel hombre que una vez lo había mantenido prisionero. Pero ahora, era su propia mente la que lo mantenía encadenado a Jeon Jungkook.
La obsesión de Jungkook por Taehyung había dado paso a una extraña intimidad. Jungkook lo cuidaba, lo protegía y le mostraba un lado más humano. Taehyung, a su vez, se sentía atraído por la oscuridad y la vulnerabilidad que Jungkook ocultaba detrás de su sonrisa.
La mansión, que una vez fue su prisión, ahora era su refugio. Taehyung se sentía seguro en aquel lugar, rodeado de la belleza y la locura de Jungkook.
Pero, ¿qué pasaría cuando el mundo exterior irrumpiera en su pequeño universo? ¿Podrían mantener su relación a salvo de las consecuencias de las acciones de Jungkook?
La noche caía sobre la mansión, y Taehyung se encontraba sentado en el jardín, rodeado de flores silvestres, no podía salir de día, así que aprovechaba las noches para tomar aire fresco Jungkook se acercó, su sombra proyectándose sobre el suelo.
- ¿Por qué te quedas conmigo, Tae? - preguntó Jungkook, con voz baja y suave.
- No puedo irme - respondió Taehyung, su mirada perdida en el horizonte. Me has atrapado, Jeon. -
- ¿Atrapado? - Jungkook se rió, su sonrisa torcida. Eres libre de irte cuando quieras. -
- No - Taehyung se levantó, su rostro cerca del de Jungkook. Mi corazón no quiere escapar. Te amo. -
Jungkook lo miró, sus ojos oscuros brillando con emoción.
- Eres mío - susurró Jungkook, su aliento cálido en la oreja de Taehyung. - Siempre serás mío.
Taehyung se estremeció, su piel erizándose con la proximidad de Jungkook.
- Y tú eres mío - respondió Taehyung, su voz apenas audible.
Jungkook sonrió, su boca rozando la de Taehyung.
- Somos un infierno perfecto - susurró Jungkook.
Taehyung asintió, su corazón latiendo con una pasión retorcida.
- Nuestro infierno privado - respondió.
La noche los envolvió, y su amor floreció en la oscuridad.
Taehyung entró en la mansión, su corazón latiendo con anticipación. Jungkook lo siguió, su presencia envolviéndolo como una sombra.
Sin decir una palabra, Taehyung guió a Jungkook hasta la habitación que compartían. La luz tenue de la luna iluminaba el espacio, creando un ambiente íntimo.
Jungkook cerró la puerta detrás de ellos, y Taehyung se volvió hacia él. Sus ojos se encontraron, y el aire se cargó de tensión.
Sin una palabra, Jungkook acercó a Taehyung a su cuerpo. Sus labios se rozaron, y la pasión explotó entre ellos.
La habitación se convirtió en un mundo propio, donde solo existían ellos dos. El tiempo se detuvo, y su amor los envolvió.
- Voy a hacerte el amor - Jungkook dijo eso sin más Y continuó besando y acariciando al castaño.
- Mi cuerpo es tuyo, haz de el lo que quieras - Tae correspondía los apasionados besos, por alguna razón sabían tan bien.
- Así que... ¿Lo que quiera? -
Sin dejar que el chico respondiera, Jungkook comenzo a retirar la ropa del castaño, mientras dejaba caricias y besos por todo el cuerpo del chico.
Cargo al joven por los glúteos y se dispuso a subir las escaleras, pero el que Tae lo besara y jalara de sus cabellos, lo hizo perder la poca cordura que aún vagaba en el, por lo que sumido en pasión, se quedaron en el descanso de las escaleras.
Jungkook sonreía con cada marca dejada sobre la piel canela, sonreía con cada suspiro que Tae dejaba salir de esos hermosos labios.
- Ya no puedo resistirme, lo siento Tae - Jungkook bajo sus manos y sin nada de cuidado comenzo a jugar con la entrada del chico, un dedo, dos dedos, tres, Tae no dejaba de gemir.
Era una dulce, sensual y apetitosa melodía, que aumentaba el hambre de aquella bestia.
- Estas presionando mis dedos hermoso, relajate un poco -
Tae mordia su labio, Joder!! Por que tenía que hablar así, colocó sus brazos al rededor del cuello de Jeon y después de un suspiro largo, hecho la cabeza hacia atrás relajando más su cuerpo.
En cuanto Jeon noto que la entrada de Tae estaba lo suficientemente dilatada, bajo sus pantalones junto con su ropa interior, dejando salir su exitado miembro.
Entro en Tae y se enterró profundamente, un golpe, dos y tan pronto, mas de lo esperado ya estaba tocando el punto dulce del castaño.
Tae enterraba sus uñas en la espalda del pelinegro, lo estaba volviendo loco, como es posible que de una forma tan rara y tan unica le mostraran lo que era hacer el amor.
Mas alla de tocar su cuerpo, Jungkook toco su alma, reafirmando asi que lo que sentía por el, no era solo de un momento.
La noche se desvaneció en un susurro de caricias y suspiros. Taehyung y Jungkook se perdieron en su propio mundo, donde la oscuridad se transformó en luz.
Después de que Tae se corriera, Jungkook lo cargo hasta la habitación, donde nuevamente se entregaron mas de una vez al deseo carnal.
Cuando la aurora iluminó el cielo, Taehyung se despertó en los brazos de Jungkook. Su corazón latía con una sensación de pertenencia.
- Eres mío - susurró Jungkook, su voz ronca de sueño.
- Siempre - respondió Taehyung, su sonrisa débil.
En ese momento, nada más importaba. Solo ellos dos, en su pequeño universo de amor y oscuridad.
Esa mañana Namjoon llegó a la mansión, decidido a obtener respuestas. Jungkook lo recibió con una sonrisa tranquila.
- ¿En qué puedo ayudarlo, detective? - preguntó Jungkook.
- ¿Dónde está Taehyung? - exigió Namjoon.
Jungkook se encogió de hombros.
- No sé de qué hablas, ese dia en el hospital te dije todo lo que sabía
Taehyung, que escuchaba desde la habitación, sintió una oleada de pánico. ¿Debía irse con su padre o debía quedarse con Jungkook?
Después de un par de largas horas convenciendo a Namjoon, el detective se marchó frustrado, algo le decía que el era el culpable de tantas desapariciones, pero sin pruebas no podía hacer nada.
- Voy a descubrí la verdad Jeon, encontraré a mi hijo y a todos los muertos que están tras de ti - el policía amenazó al pelinegro agotando su paciencia.
- Para eso necesita una orden, no volvera a entrar a mi casa sin una orden, segundo no mate a nadie, soy forense no médico además que lo hace creer que después de tres años su hijo sigue vivo, aquel loco pudo matarlo.
- Te voy a sacar la verdad desgraciado, doble cara - Namjoon se fue de aquella mansión furioso.
Una vez Namjoon se marchó Tae se hizo presente ante Jeon. Su corazón estaba en guerra. ¿Debía irse o quedarse con el hombre que lo había secuestrado?
- No puedo quedarme - dijo Taehyung, con voz débil.
Jungkook se enfureció.
- Si intentas irte, volveré a encadenarte - amenazó.
Taehyung se defendió.
- No puedes hacerlo - respondió -. Ya no te tengo miedo.
Jungkook se acercó, su rostro cerca del de Taehyung.
- ¿Crees que puedes dejar de necesitarme? ¿crees que puede irte asi de fácil? Puedo matarte en este momento lindura - Jungkook se acercó a Tae y lo tomo por la mandíbula
Taehyung vaciló.
- No sé si sea capas de olvidarte y se que puedes matarme- admitió -. Pero tambien sé que no puedo quedarme aquí.
Jungkook sonrió.
- Te quedarás conmigo - insistió -. Porque eres mío.
Taehyung se estremeció, su corazón dividido.
- No sé qué elegir - susurró.
Jungkook lo abrazó.
- No necesitas elegir - dijo -. Ya eres mío.
Taehyung se debatió entre su amor y su libertad, pero se vio alterado cuando Jeon en un movimiento rápido lo sujeto a la silla que tenía detrás. Con ayuda de la cinta que dejó sobre la mesa.
Jungkook sonreía mientras se acercaba a Tae.
- Eres mío, Tae. Siempre lo has sido. Y pronto, te quedarás conmigo para siempre. - Jungkook susurró eso con una voz profunda capas de erizarla piel de cualquiera
Tae con miedo respondio - No... por favor, no me hagas daño. Déjame ir, puedo volver cada tanto -
Jungkook soltó una carcajada - ¿Dejar que te vayas? No, Tae. Eres mi obsesión. Mi razón de ser. Y si te dejo ir serás mi muerte -
Tae desafiante se armo de valor - No sabes vivir sin mí, Jungkook. Me necesitas tanto como ahora yo te necesito a ti. -
Jungkook estaba sorprendido - ¿Cómo te atreves a decir eso? ¡Soy yo el que tiene el control aquí bonito! -
Tae sonrio débilmente y hablo firme - Pero no puedes matarme, Jungkook. Porque si lo haces, te quedarás solo. Y no puedes soportar eso.
Jungkook se enfurecio, pero luego su expresión cambio a una de deseo y con un susurro recupero su calma
-Tae... siempre has sabido cómo hacerme sentir vivo. -
- Y tú siempre has sabido cómo hacerme sentir completo. - Tae miro a Jungkook con una mezcla de miedo y atracción.
Jungkook se inclino y beso a Tae con fuerza, mientras Taehyung devolvia el beso con la misma intensidad y pasión.
Después del beso apasionado en el comedor, Jungkook liberó a Taehyung y se encontraron en la habitación, rodeados de una atmósfera cargada de tensión y deseo.
Taehyung se sentó en el borde de la cama, su mirada fija en Jungkook, que se acercó a él con pasos lentos y deliberados. La proximidad entre ellos era casi palpable.
Jungkook se detuvo frente a Taehyung y lo miró con una intensidad que hizo que el corazón de Tae latiera con fuerza. Luego, sin decir una palabra, Jungkook se inclinó y besó suavemente los labios de Taehyung.
Taehyung se rindió al beso, sintiendo que su resistencia se desvanecía con cada contacto. Jungkook lo abrazó, acercándolo más a él.
En ese momento, Taehyung se dio cuenta de que había desarrollado una dependencia hacia Jungkook, una necesidad que iba más allá de la física. Y Jungkook, a pesar de su naturaleza perturbada, parecía sentir lo mismo hacia él.
Aunque no habían hablado de ser pareja, Taehyung sentía que Jungkook lo trataba como si lo fueran. La forma en que lo miraba, lo tocaba, lo besaba... todo parecía indicar que Jungkook lo consideraba suyo.
Y Taehyung, a pesar de sus miedos y dudas, no podía evitar sentir lo mismo. Se sentía atrapado en la red de Jungkook, pero no quería escapar.
La escena se desvaneció en una sucesión de besos y caricias, dejando a Taehyung sin aliento y a Jungkook sonriendo con satisfacción.
En ese momento, Taehyung supo que no podía dejar a Jungkook, no importaba cuán peligroso fuera. Estaba demasiado y profundamente enamorado de él.
Namjoon se sentó en su escritorio, mirando fijamente la pila de documentos y pruebas que había recopilado sobre el caso de los desaparecidos. Estaba convencido de que Jungkook estaba detrás de todo, pero cada vez que intentaba obtener una orden de cateo para la mansión de Jeon, se encontraba con una pared de resistencia.
"¿Qué pasa?", se preguntaba Namjoon, frustrado. "¿Por qué nadie quiere escuchar?"
Se levantó de su silla y comenzó a caminar por la habitación, pensando en su próximo movimiento. Sabía que no podía rendirse. Tenía que encontrar la forma de demostrar que Jungkook era el culpable.
De repente, sonó su teléfono. Era su jefe, el comisario.
- Namjoon, necesito hablar contigo - dijo el comisario, con un tono serio.
Namjoon se sentó de nuevo en su silla, preparándose para lo peor.
- ¿Qué pasa, jefe? -
- Namjoon, hemos recibido varias quejas sobre tus métodos y tus declaraciones públicas sobre Jungkook. Estás difamando a un ciudadano inocente - dijo el comisario.
- ¿Inocente? - repitió Namjoon, incrédulo. - ¿Cómo pueden decir que es inocente si hay tantas pruebas que lo vinculan con los desaparecidos? -
- Namjoon, no hay pruebas concluyentes. Y además, estás obsesionado con este caso. Estás perjudicando la reputación de la policía - dijo el comisario.
Namjoon sintió una ola de ira y desesperación.
- ¿Qué vas a hacer en tonces? - preguntó, sabiendo que la respuesta no sería buena.
- Voy a suspender tu licencia como policía, Namjoon. No puedes seguir investigando este caso, tomate unos dias, que sean unas vacaciones para poder asimilar lo de tu hijo - dijo el comisario.
Namjoon se quedó sin aliento. ¿Cómo podían hacerle esto? ¿Cómo podían dejar que Jungkook siguiera libre?
"¿Qué voy a hacer ahora" se preguntó, sintiendo que su mundo se derrumbaba.
Pero Namjoon no se rindió. Sabía que tenía que encontrar otra forma de demostrar la verdad. Y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para lograrlo.
En la mansión de Jeon, un hombre desconocido llegó a la puerta principal, pidiendo hablar con alguien. Jungkook se sorprendió al ver a un joven, llorando de pie en la entrada.
- ¿qué haces aquí?", preguntó Jeon, confundido.
- Necesito tu ayuda, dijo el chico, con una mirada desesperada. - Quiero poner un letrero en tu entrada con la cara de Tae. Quiero que todos sepan que lo extraño, que me arrepiento de dejarlo porque no supe valorar lo especial que era y ver si asi vuelve a casa, lleva años desaprecido.
Jeon se sintió incómodo con la solicitud, pero el chico continuó.
- Por favor señor Jeon. Me siento mal por cómo lo traté. No aparece y me preocupa. Quiero hacer algo para mostrarle que me importa -
Jungkook, que estaba observando la escena desde una distancia, se sintió molesto. ¿Quién era ese hombre y por qué estaba hablando de Tae de esa manera? Se acercó al peli plata, con una sonrisa falsa.
- Disculpa, ¿quién eres tú? - preguntó Jungkook, con una voz suave pero amenazante.
- Soy Min Yoongi, el ex de Tae - respondió el chico, sin darse cuenta del peligro que se avecinaba.
Jungkook sonrió y asintió con la cabeza.
- Entiendo. Bueno, Min, creo que podemos ayudarte con ese letrero. Pero tambien deberias poner letreros por la carretera, alguno que pase tal vez pudo verlo.
- Tiene razon señor, muchas gracias - Min corrio y pego un letrero en la reja de la entrada de la mansión, y durante toda la mañana, tarde y parte de la noche repartió y pego volantes.
Ya era tarde, tanto que ni un auto pasaba por la carretera, se alejo tanto del pueblo que ahora no tenia mas opción que regresar caminando, en medio de la penumbra, la luz de un auto hizo que su sombra se reflejará, al girarse sintió miedo, pero al escuchar la voz de Jeon se calmo.
- Es muy tarde, ¿que haces por aqui? Min, ¿cierto? -
- Señor Jeon casi me da un infarto, gracias al cielo es usted y no el loco secuestrador -
- Una suerte sin duda, me alegra haber hecho tiempo extra en el hospital, ¿quieres que te lleve a casa? Podemos hablar más sobre Tae y cómo podo ayudarte -
Min sin sospechar nada, aceptó la oferta de Jungkook. Mientras conducían por la carretera solitaria, Jungkook comenzó a hablar sobre Tae, pero Min pronto se dio cuenta de que algo no estaba bien.
Al observarque estaba mas lejos del pueblo y solo se adentraba mas al bosque Yoongi comenzo a preocuparse.
- ¿Dónde estamos? - preguntó Min, empezando a sentir miedo.
- En un lugar tranquilo - respondió Jungkook, con una sonrisa siniestra. - Donde podemos hablar sin interrupciones -
De repente, Jungkook detuvo el coche en un lado de la carretera y se volvió hacia Min.
- ¿Sabes, Min? Creo que Tae no necesita un letrero. Necesita algo más... personal -
Yoongi se dio cuenta demasiado tarde de que había cometido un error fatal. Jungkook sonrió y se acercó a él, con una mirada que helaba la sangre.
No supo en que momento pero cuando se dio cuenta ya era tarde, Jungkook le habia inyectado algo que le estaba causando sueño, intentaba resistirse, pero termino por perder la consciencia.
Jungkook llevo a Yoongi a su sala quirúrgica en aquel lugar alejado del bosque, lo subio a la camilla, sujeto el cuerpo y comenzo con la extracción de los bellos ojos miel del chico.
- Sabes... eres el primer chico que se interesa en mi querido Tae, es muy lindo, su sabor es delicioso, es un excelente sumiso, es bueno en la cama y además es mi novio ahora, aun que no se lo diga, el sabe que me pertenece, soy tan suyo como el es tan mio, no dejare que nada ni nadie lo separe de mi, asi que la próxima deja de meterte en asuntos que no te competen. -
Jungkook siempre hablaba asi con sus víctimas, le gustaba revelar cosas ya que nunca dirían nada, esa era una ventaja de trabajar con muertos.
Una vez termino el proceso, coloco algodón dentro de los parpados de Min y los pegó cpn el pegamento especial. Lleno su frasco de solución salina y mientras drenaba la sangre del cadaver para su baño, comenzo a limpiar todo al son de lacrimosa limpiaba cada instrumento utilizado mientras los acomodaba sobre la toalla para poder cecarlos antes de ponerlos a esterilizar.
Al terminar coloco el membrete en el frasco que mantendría el recuerdo de Yoongi por siempre y una vez coloco los globos oculares, lo agrego a su colección con una enorme sonrisa, mientras con algo de burla grito.
- Y dime Yoongi ... ¿Quien merece estar con Taehyung? -
En cuanto estaba por deshacerse del cadaver Taehyung entro a aquella sala, pues conectaba directamente a un pasadizo secreto de la mansión y al ver el cadaver de Min quedó mudo.
Tae entró en la habitación, buscando a Jeon. Pero lo que encontró fue algo que lo hizo detenerse en seco. En el suelo, estaba el cadáver de Min Yoongi, su ex pareja. Y dentro del nuevo frasco de aquel estante, flotaban sus ojos.
Tae se sintió mareado y enfurecido al mismo tiempo. Se acercó a Jeon, que estaba de pie junto al cadaver, mirándolo con una expresión extraña.
- ¿Qué has hecho? - gritó Tae, con su voz temblando de rabia.
Jeon se acercó a Tae, con una sonrisa triste.
- Lo siento, Tae. No pude evitarlo - dijo Jungkook
Tae lo golpeó en la cara, haciendo que Jeon se tambalease.
- ¿No pudiste evitarlo? - repitió Tae, su voz estaba llena de ira.
-¿Por qué haces esto? ¿Por qué tienes que hacer daño a las personas que me importan o a quien te mensiona mi nombre?-
Jeon se recuperó y se acercó a Tae de nuevo.
- Porque no puedo evitarlo,soy así. Y lo único que intento es no sacar tus ojos, porque lamentablemente te amo -
Tae se detuvo, sorprendido por las palabras de Jeon.
- ¿Qué quieres decir? Y ¿por que te lamentas? - preguntó Tae.
Jeon se acercó más a Tae, con su voz baja y intensa.
- Quiero decir que eres mío, Tae. Y no puedo evitar hacer daño a aquellos que te quieren. Pero contigo es diferente. Contigo, quiero ser diferente. Quiero amarte sin hacer daño -
Tae se sintió confundido y asustado por las palabras de Jeon.
- Deja de hacer esto, ya me tienes a mí. No necesitas hacer daño a nadie más - Tae acariciaba la mejilla del peli negro
Jeon sacudió la cabeza.
- No puedo dejar de hacerlo - dijo Jeon. - Es quien soy. Pero te prometo que te amo, Tae. Y haré cualquier cosa para mantenerte a salvo -
Tae se sintió atrapado entre su amor por Jeon y su horror por sus acciones.
- ¿Qué voy a hacer contigo? - preguntó Tae, despues de un suspiro y una mirada llena de compasión beso a Jungkook
Jeon sonrió, ante aquel beso y sin más al fin pronuncio tan esperadas palabras.
- Te quedarás conmigo - dijo Jeon. - Porque eres mío -
Sin decir una palabra, Tae se acercó a Jeon y lo abrazó. Jeon respondió, envolviéndolo en sus brazos y sintiendo el calor de su cuerpo.
La habitación estaba en silencio, solo interrumpido por la respiración agitada de los dos hombres que despues de tan inusual confesión se entregaron a la pasión. El cadáver de Min yacía en el suelo, un recordatorio sombrío de la realidad que los rodeaba.
Pero en ese momento, Tae y Jeon solo se preocupaban por ellos mismos. Se besaron con intensidad, sus labios entrelazados en un abrazo apasionado.
La pasión los consumió, haciéndolos olvidar momentáneamente la tragedia que los rodeaba. Solo existían ellos dos, perdidos en su propio mundo de emociones y deseos.
(Separador xd)
Han pasado dos años desde que Tae y Jeon se unieron en su relación tumultuosa. A medida que pasaba el tiempo, Tae se había convertido en una parte integral de la vida de Jeon, incluyendo su oscura obsesión.
Jeon había enseñado a Tae cómo manejar sus impulsos y cómo realizar su macabro ritual. Tae había aprendido rápidamente y ahora trabajaban juntos, como una pareja unida en su oscuridad.
Cada vez que alguien llegaba al bosque, Tae y Jeon estaban listos. Trabajaban en silencio, como una máquina bien aceitada, para cumplir con su ritual.
Tae había encontrado una extraña paz en su nueva vida con Jeon. Había aceptado su naturaleza oscura y había encontrado una forma de vivir con ella.
Continuará . . .
Holi, espero que les guste.
Es un especial de Halloween asi que no he revelado el final, pero deben saber que es por su bien.
¿como creen que termina?
¿Les gustaría leer algun día el final que tenia planeado?
No olviden dejar su voto y comentar, leo todo, asi que nos leemos pronto.
Amaya Aiko.
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