Agua pesada cayó sobre la tierra
mojando todo lo que se observaba
y aunque me dejó todo empapado
estoy feliz de que haya pasado.

Debajo de las gotas, ella se encontraba,
sobre todo su cuerpo ellas estaban
incluso sus botas ahogadas se miraban
el agua sobre ella atacaba despiadada.

Buscando un refugio yo la percibía
pero ningún techo cercano había,
el agua de su cabello negro escurría
y sería yo quien su cuerpo entibiaría.

No sabes cuánto a la lluvia agradezco,
ese día te haya mojado hasta la blusa,
pues aún con la timidez que padezco,
la lluvia para hablarte me dio una excusa.

Sobre su hombro recargué mi mano,
espantada y de prisa hacia mi te giraste
coloqué sobre ti mi paraguas de antemano
y así con tu mirada mi temor disipaste.

Cruzamos nuestras miradas unos segundos
el agua una cortina a nuestro alrededor formó
anticipando la unión de nuestros mundos
que a partir de ese momento se creó.

Apenas unos minutos más la lluvia perduró,
pero estando a su lado, no hubiera importado
la duración, pues su persona me hipnotizó
y únicamente quería permanecer a su lado.

Cuando las gotas del cielo dejaron de caer
guardé mi paraguas y una invitación le realicé
para continuar el día un café le iba a traer
pero cuando escuché su rechazo, me deshice.

Un breve momento que para mi importó
se desvaneció más rápido que la lluvia duró
y sólo tu recuerdo vivirá como una alucinación
de un bello momento que para mi fue una ilusión.