No he sabido nada de ti, y eso me hace bien por el momento. Poco a poco está cicatrizando la herida, y evaporándose tu recuerdo, y te agradezco que no hayas llegado todavía para arrancarme los puntos que yo sola me he dado.

Te estás yendo a lo más profundo de mis recuerdos, con lentitud, pero lo estás haciendo para  que así por fin me dejes volver a vivir y recordar quién era antes de que aparecieras en mi vida y arruinaras todo.

Algunas veces la gente piensa que enamorarse es lindo, pero la verdad es que no lo es. No saben que te estás entregando en cuerpo y alma a otra persona, que estas dejando que toda tu identidad se modifique por alguien que tal vez no te ame con la misma intensidad con la que tú lo haces con ella. No saben lo doloroso que puede llegar a ser que un extraño llegue y te revuelva todas las ideas que tenías para hacerte comprender que estaban mal y enseñarte otro estilo de vida que nunca antes has adaptado, y que tiempo después de que lo hayan examinado y utilizado lo desechen como si fuera nada y para colmo no te den explicaciones de sus crueles acciones.

Me estoy lamentando por esos individuos que todavía tienen la intención de encontrar a su alma gemela, a su compañero de toda la vida, porque se de ante mano que sufrirán tanto como yo lo hice por ti.

El amor no es hermoso a como lo pintaban. No es como la brisa del verano que piensas que se quedara toda la vida ahí, sino que la relaciono con el sentimiento que me has dado al principio, mucho antes de conocerte bien; La brisa que te estoy describiendo es como cuando miras por primera vez a la persona que te gusta... Sólo pasa una vez en la vida y después se va para no volver nunca, y en caso de que vuelva no sentirás lo mismo.

Estos alegre de decir que fuiste mi brisa de verano Morgan, porque así sabré que te dejé ir y no volverás; y si lo haces entonces no sentiré lo mismo por ti dos veces.

Desde ya te digo, hermoso rubio de ojos verdes como la esmeralda, que tenía el presentimiento de que no te gustaba, pero a lo que me he dado a entender en la travesía de estas cartas, es que tú no lo sabías. O tal vez sí y continuaste con tu plan maestro.  Y yo no hice nada para impedirlo, porque estaba cegada con esa linda emoción que casi nunca sentía.

Morgan Packers, eres como el agua en la estación de invierno, helado; como los copos de nieve en México, falsos; como todo lo contrario que les decía a mis amigas sobre ti.

Y yo, Frances Anderson, era como el sol de verano,cálido; como el fuego en una fogata, apasionado y sin ganas de ser extinguido;como un cometa pasando por la Tierra, difícil de ver.