Por favor ponme en la cama, y apaga la luz.
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Cuando no estás

O me encuentro en otro lugar del mundo

Era de esas frías mañanas, cuando tanteaba la cama y estaba demasiado frio, aquello indicaba que llevaba bastante tiempo solo entre las sabanas. Lo odiaba. Lo malditamente odiaba. El frio se colaba por su piel, abriéndose paso por todo su cuerpo, provocando ligeros espasmos, pero no los sentía, no le importaba, había aprendido a amar el frio y todo lo que el mismo conllevaba. Se había hecho una costumbre, las sabanas frías, el cuerpo frio, los labios fríos. Todo se había hecho parte de una costumbre que no pensaba romper por nada del mundo.

Cuando no estás

Me equivoco cada medio segundo

Se levantó maldiciendo por lo bajo, sintiendo la garganta seca y un leve dolor de cabeza. El cuarto estaba a oscuras, sino fuera por la leve luz que entraba por las oscuras cortinas. A ella le gustaba así, no le gustaba la luz cuando la despertaba. También se había acostumbrado a consentirla en todo, en cada pequeño capricho que se le ocurriera aunque le costara infinidades. Se había acostumbrado a darle todo pese que ella no lo viera. Tal vez por eso cuando ella se iba quedaba todo al revés.

Cuando no estás

La soledad me aconseja mal

La vida de Jack fácilmente se resumía en una rutina. No hacía nada fuera de otro mundo, simplemente iba a la escuela y volvía a su casa para ahogarse en aquel sentimiento conocido como "soledad". Escuchando el sonido de voces por la televisión para hacerle algo de la compañía que tanto añoraba. Se la pasaba así horas y horas, solo, en silencio, haciendo los deberes de la escuela o simplemente acostado en la cama mirando el techo con lágrimas descendiendo por sus mejillas. Se pasaba el día contando minutos esperando que vuelva.

Cuando no estás

No se abre el paracaídas y salto igual

Y siempre volvía, debía volver, tenía que volver. Descansaba entre sus manos lo que alguna vez había sido, lo que era y lo que alguna vez seria. Por esa razón, siempre debía volver, el corazón del peliblanco se encontraba pendiendo de las manos de la platinada, y ya estaba demasiado roto para que esta lo dejara caer. Porque sabía que si lo hacía, Jack no contaría con las fuerzas suficientes para volverlo a armar pedazo por pedazo. No otra vez.

Y me pierdo en habitaciones vacías

Cuando no estás, cuando no estás conmigo

El café tenía un gusto insípido, todo lo tenía. Todo lo que no fuera aquellos suaves, finos y sobre todo, fríos labios color cereza tenía un gusto insípido para él. Talvez era eso lo que tanto le molestaba, el terminar siendo tan dependiente de un sentimiento que solo la platinada podía brindarle. Jamás creyó que se haría tan dependiente de alguien como él lo era de la de ojos azules, aunque sabía que el tenia gran parte de la culpa. Él tuvo la oportunidad de alejarse de ella, y sin embargo, allí estaba, rendido a sus pies. Esperando miserablemente a que el reloj marcara las 21:30

Cuando no estás

La casa vacía pregunta, ¿cuándo volverás?

En un principio el camino a la escuela se le hacía sumamente relajante, una forma de liberarse que no se comparaba con ningún otro placer que había probado antes. Y si, era algo raro, y lo sabía muy bien. Sin embargo, era lo único normal y monótono que tenía en su, ahora, extravagante y "esplendida" vida. El sonido de los pájaros al cantar, las constantes bocinas de los autos, el olor de las gardenias de su vecina Clara o cualquier otra variable dependiendo del día, era como un placebo que inundaba todo su cuerpo de una manera increíble. Era su cable a tierra.

Y escribo versos crueles conmigo

Cuando no estás

Estoy esperando que vuelvas

Sin embargo, cuando se veía a pocas cuadras de aquella asquerosa institución, toda su paz y algo de "felicidad" desaparecían como un puño cuando se abre la mano. Simplemente la sonrisa que adornaba su rostro durante todo el trayecto desaparecía. Desaparecía al entrar a aquellos pasillos que carecían de aquella tranquilidad y aquel calor que presentaban todas las mañanas. Todo se encontraba gris ante sus azules ojos, no había una mísera cosa que le pudiera llamar la atención en aquel nido de ratas llamado escuela. Bueno, si había pero no aún no estaba allí, y era improbable que lo estuviera. Rara vez se presentaba.

Cuando no estás

Sólo espero verte llegar por esa puerta

Sentía los párpados pesados y las piernas apenas con la fuerza suficiente para caminar, notándose a leguas que necesitaba algo de sueño que le había sido privado la noche anterior. Se esforzaba, se estaba malditamente esforzando, siendo su noche y día interrumpidos de su cotidiana rutina para sacarle aunque sea una sola sonrisa. Pero nadie debía saber eso, era un secreto de ellos dos. Un secreto que se resumía en romper toda la imagen que el peliblanco había tratado años de conseguir y ahora tenía. Era su culpa, siempre dejaba todo al revés cada vez que se iba. Claro que el secreto, ya no era tan secreto...

Lo que ocurre cuando vuelvo es que te quiero más

-Muévete de aquí, maldito imbécil. - solo unas horas más, era solo eso -¿Eres sordo o qué? Te dije que te movieras Frost. Lárgate.

Once horas para las 21:30 y contando...

Estoy esperando que vuelvas
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-Multimedia: Andrés Calamaro - Cuando no estás

Espero que les haya gustado. Y lamento mucho haber tardado tanto en actualizar. Pero muchas gracias por sus comentarios de apoyo con solo la primera parte de la historia (aunque es el prólogo). Realmente los adoro. 💟💟💟😛😄

-All the love in the world for you ❤-