Capítulo 4 - Scream -
No escuches cuando grito. Oculta tus pensamientos y quédate dormido
Recuerdo las lágrimas bajando por tu cara, cuando dije que nunca te dejaría marchar.
Jack no recordaba cuando había sido el día en el que dejo de ser el mismo para convertirse en un maldito fantasma. O cuando había intentado dejar de serlo.
Jack estaba cansado, de todo, tanto física como mentalmente. Sus notas habían bajado considerablemente en cada materia de la escuela, sus piernas temblaban a cada paso que daba, teniendo que detenerse a ratos para no caer de cara contra el suelo. Sus ojos se cerraban a cada minuto, amenazando al ojizarco con quedarse dormido en cualquier momento. Su piel estaba amarillenta, y restos de lágrimas eran visibles en sus mejillas. Su cabeza martilleaba, siendo increíblemente receptivo a los ruidos fuertes, llorando cuando estos se presentaban. Jack no veía ninguna de las señales, y parecía que ningún otro las veía.
Tal vez lo que realmente pasaba era que Jack no podía dejar de ser un fantasma.
Jack sabía que algo no andaba del todo bien con él, que su cuerpo le estaba dando las últimas señales antes de colapsar completamente. Lo sabía muy bien, y sin embargo no hacía nada por cambiar aquellas costumbres que lo estaban destruyendo. No hacía nada para recuperar todas aquellas amistades que había perdido cuando la platinada había llegado a su vida. Simplemente se limitaba a existir, regalándole una sonrisa falsa y un "estoy bien" a cada persona que le preguntaba cómo estaba. Siendo la única razón por la que se sometía a todo aquel martirio su linda novia platinada. Porque no podía fallarle, no ahora, no otra vez.
Cuando todas aquellas sombras casi matan tu luz.
Grande fue la sorpresa de todos al darse cuenta de que la sonrisa de Jack era verdadera.
Hoy había sido un gran día para el ojizarco. Sus notas habían vuelto a subir levemente, provocándole un alivio instantáneo, alegrando considerablemente su día. Aquellos que siempre se encargaban de molestarlo y golpearlo hasta sangrar, se habían tomado el día libre, dejando a un peliblanco completamente en paz. Hoy era uno de sus mejores – y casi inexistentes – días. Y no podía esperar a la noche para pasar la noche con la platinada.
Y era muy contradictorio, tal vez la situación más estúpida y contradictoria a la que Jack se hubiera enfrentado. Pero era lo que era. Porque no importaba cuanto costara, ni cuánto de si estuviera sacrificando; Jack la amaba, pese a que por ella sus notas habían bajado, pese a que por ella se estuviera convirtiendo en un fantasma. Porque Elsa tenía luz, tenía una pequeña luz que tenía al peliblanco como un tonto tras ella, como una polilla. Y Jack sabía que sin él, aquella pequeña luz se extinguiría por las sombras de los miedos de la platinada. Y Jack no iba a marcharse, jamás lo haría.
Recuerdo que dijiste, no me dejes aquí solo.
Eran las 21:30 cuando Jack escucho el primer grito.
Se despertó sobresaltado, con el corazón latiéndole a mil por hora. Mirando a su alrededor tratando de encontrar de donde provenía aquel grito; Sintiendo su corazón partirse cuando la encontró en una esquina de su habitación. Porque Elsa estaba allí, con sus rodillas en su pecho, rasguñándose su cara y sus brazos con más fuerza a medida que pasaban los segundos. Temblaba ligeramente, y sus labios se encontraban pálidos, casi llegando a ser morados, combinando con las lágrimas que corrían libremente por sus mejillas.
Jack corrió hasta llegar a su lado, tomándola en sus brazos, escuchándola gritar y susurrar cosas que no entendía y casi ni escuchaba. Lagrimas se asomaban de los ojos del ojizarco, quien evitaba con todas sus fuerzas que estas corrieran por sus mejillas, sabiendo que aquello solo empeoraría las cosas. Jack seguía sosteniéndola en sus brazos, notando lo fría que estaba, casi como un hielo. Y Jack se sintió culpable, porque sabía que aquello había sido su culpa al haberse dormido, porque Elsa no debía estar sola y él había hecho todo lo contrario. Y Jack no pudo evitar llorar, porque sabía que aquello era su culpa, todo era su culpa.
Pero todo aquello está muerto y pasado esta noche.
-Shh... Estoy aquí cielo, estoy aquí – comenzó a susurrar el más alto, besando suavemente la coronilla de la menor.
Y Jack la tomo en sus brazos, susurrándole palabras tranquilizadoras en un esfuerzo para que las lágrimas contrarias se detuvieran. Y Jack la beso, unió aquellos fríos labios con los suyos en un acto desesperado. Y Jack llora, porque no sabe cómo detener las lágrimas de la platinada en sus brazos, llora porque no sabe cómo solucionarlo, llora porque no puede hacer nada. Llora porque es un maldito inútil. Llora porque todo es su culpa, siempre es su culpa.
Solo cierra tus ojos, el sol se está poniendo.
-Estoy aquí amor, todo está bien, estoy aquí.
Tal vez en realidad nada está bien, pero Jack siempre intentaba convencerse de lo contrario.
Y tal vez no debieron, tal vez no debieron pero Jack no encontró otra salida, ninguno encontró otra salida. Porque ambos se necesitaban, se necesitaban pese a que su tacto quemara; Se necesitaban pese a que el simple hecho de estar juntos los destrozara por dentro, por más contradictorio que sonara. Todo lo que querían era estar juntos, al menos esa vez, esa única vez. Y tal vez no debieron someterse a ese acto entre lágrimas y sollozos, tal vez no era el momento.
Estarás bien, nadie puede ahora hacerte daño.
Y Jack lloraba, y Elsa lloraba, ambos lloraban. Pero ninguno pidió detenerse, ninguno menciono palabra alguna. Los besos no tenían sabor, el toque de ambos era helado, y el sudor que perlaba sus cuerpos solamente volvía más triste y frio todo a su alrededor. No había palabras de por medio, simplemente dejaron que sus cuerpos hicieran todo el trabajo, pese a aque ninguno de los dos estuviera dispuesto a aquello. No había un atisbo de brillo en ninguno de los ojos de la pareja, solo había lágrimas, lamentos y sollozos. Solo había tristeza, culpa, y arrepentimiento, mucho arrepentimiento.
Cuando venga la luz de la mañana,
Y Jack no quería que eso pasara, Jack no quería que las cosas terminaran de esa manera. Ambos se necesitaban, se necesitaban de una manera casi enfermiza. Y estaba mal, estaba muy mal que la única salida que ambos habían encontrado fuera esa, y ambos lo sabían, pero ninguno hacia nada al respecto. Simplemente se limitaban a mirarse, a tratar de encontrar lo que les faltaba en el otro, encontrando absolutamente nada. Pero Jack tenía fe, y él creía firmemente que al día siguiente las cosas podrían mejorar. Que todo iba a estar bien, cuando sabía muy bien que en realidad todo estaba muy mal. Demasiado mal.
Jack esa noche se durmió con el cuerpo de la platinada entre sus brazos, deseando infinitamente despertar a la mañana siguiente de la misma manera.
Tú y yo estaremos sanos y salvos.
Eran las 08:57 cuando Jack despertó solo.
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🌈 Multimedia: Safe & Sound - Taylor Swift
Literalmente escribí este capítulo muriendo de frío teniendo dos frazadas al lado mío.... Todo bien.
Espero que les haya gustado este capitulo y si es así háganmelo saber mediante votos y comentarios. 🌼
Y esta historia terminará en 6 o 5 capítulos aproximadamente. Así que disfrútenla antes de que termine. 🙂
All the love in the World for you 💓
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