- Ya estoy en casa-. Grité para que Sasha me escuchara.

- Estoy en el dormitorio-. Gritó y en seguida se oyó una música, la misma la que ponen en el anuncio de Durex.

Fui para allá con una sonrisa pícara pero mi sorpresa fue que no vi a nadie.

- ¿Sasha?- Pregunté con preocupación.

Ella apareció en la puerta con una postura sexy y con un picardias.

- ¿Te gusta? - Preguntó con voz sensual.

Yo, sin pensalo dos veces la cogí por la cintura y noa fuimos a la cama, allí se pasaron las horas muertas hasta que, abrazados, empezamos una conversación.

- Ha sido mejor que otras veces-. Dijo Sasha satisfecha.

- Me has pillado con ganas-. Contesté sonriente.

- Hace nucho que no me tocas la guitarra-. Hizo un pausa-. ¿Se te ha terminado la inspiración? O lo peor, ¿ya no soy tu musa?- Preguntó incorporándose un poco hacia mí.

- No es eso, influye la falta de ganas-. Contesté restandole importancia.

- Falta de ganas-. Dijo intentando imitarme-. ¿Dónde fuiste con la guitarra?- Volvió a preguntar.

- Sasha, ¿por qué estas preguntas?- Pregunté.

- Me mata imaginarte en las manos de otra mujer-. Contestó apenada.

Con mi dedo índice, levanté su rostro para obligarla a mirarme-. No voy a tocar a otra mujer que no seas tú-. Dije y la besé.

"¿Para qué tener una novia si puedo tener a dos?"

Dijo mi subconciencia y he de decir que, estaba de acuerdo con él.