7
-¡Hey! Kate Pierson. -la voz a sus espaldas lo hizo sonreír débilmente. Jimin parecía no recordar su nombre real.
-¿Que haces aquí Dave?- y Jungkook encontraba nuevos sobrenombres también. Jimin se sentó cerca de él pero evitó mojarse los pies. Ambos se quedaron callados viendo los pies empapados del ojimiel.
Era una noche helada y a Jungkook sinceramente no le importaba estar congelándose. No sabía cuánto tiempo había estado sentado en la orilla del mar mojándose los pies.
Esa tarde Sana había estado insoportable, después de su pelea, la pelirubia se encerró en su habitación por una hora, y cuando por fin salió no le habló, se encontraban enojada con Jungkook y le reclamó algunas cosas del pasado.
-Es muy tarde para que estés aquí ¿no crees? -lo vio.
-No. - dijo soltando una risita.
-¿Te encuentras bien? -Jimin agarró un puño de arena y lo lanzó al agua.
-¿Debería no estarlo? -Jungkook frunció el ceño y Jimin rió flojamente.
-Saliste corriendo cuando tu novia nos insultó.
-Bueno. Me molestó lo que dijo. Ciertamente también fue un insulto para mi.-trató de explicar.
-¿Eres gay? -Jimin alzó una ceja y sonrió.
-No seas idiota. Tengo novia. -Jungkook se escandalizó un poco.
-¿Bisexual, tal vez?
-No.
-Pansexual.
-No. Soy heterosexual.
-¿Entonces por qué te molestó lo que Sana dijo? -Jimin se pegó un poco más a Jungkook.
-Mi hermana es lesbiana. -murmuró viendo sus pies ya casi tumidos por el frío y el agua helada. -Desde que era una adolescente sufrió por comentarios homofóbicos, y me molesta que traten así a las personas sólo por sus preferencias sexuales. Personas son personas.
-Nunca terminaras de conocer a Sana. -Jimin puso su mano en el hombro de Jungkook . -Y lo que dijo de mi...No es cierto.
-No me importa. -rodó los ojos y sonrió.
-¡Jimin! ¡Jungkook! -Namjoon los llamó desde el porche. -¡Eun dice que entren ahora!
-Vamos señorita Catherine. -Jimin le tendió su mano y Jungkook la aceptó gustoso, se arrepintió, Jimin lo empujó al mar con brutalidad y luego se rió. Jungkook gritó al sentir el agua helada y sintió ahogarse del mero frío, salió como pudo y abrió mucho la boca. Buscó a Jimin para gritarle, lo vio corriendo y después se sentó en el porche mientras reía.
Jungkook corrió hacia la casa con ganas de matar a Jimin, el castaño se levantó en cuanto lo vio y entró dejándole la puerta abierta. El cuerpo del rizado comenzó a temblar por si solo, dejó rastro de agua en el suelo cuando entró a la sala. Una toalla le cayó en la cara y otra risa por parte de Jimin se hizo oír.
Jimin tenía una actitud tan inmadura.
El ojimiel resopló y se quitó la toalla del rostro.
-Te juro que te irá peor. -Jungkook lo señaló. -Jodido imbécil. -murmuró mientras se secaba con la toalla.
-¿Jungkook? -Eun bi entró a la sala con dos tazas de chocolate humeante. -¿Qué sucedió? -miró a Jimin y suspiró.
-Yo no hice nada. -Jimin se adelantó antes de que su madre hablara. -Él se cayó solito.
Jungkook lo miró mal y le sonrió a Eun bi.
-Ve a cambiarte Jungkook o pescaras un resfriado. -dijo Eun bi muy amable. Jungkook asintió y pasó empujando a Jimin, sonrió con burla y subió las escaleras.
El silencio de la casa le permitió oír la risa de Sooyeon y la de Namjoon desde la cocina. Antes de abrir la puerta de su habitación vio a Sana.
-Sana. -la llamó Jungkook. -Hey. -la pelirubia pasó caminando sin hacerle caso. -¿Qué sucede ahora? -Jungkook la siguió.
-Déjame en paz. -murmuró. Jungkook se quedó parado en medio del pasillo, realmente no entendía los cambios de humor de Sana. Regresó y abrió la puerta, lo primero que hizo al entrar fue ir al armario y sacar ropa seca.
(...)
Cuando Jungkook despertó creyó que se encontraría a Sana en la sala con su amiguito pelinegro, sólo encontró a Hyuna.
Sana había partido esa mañana sin despedirse, por lo menos hubiese dejado una nota. Pero no, no dejó nada. Sólo se fue dejándole en claro a Jungkook que aún seguía enojada con él.
-Buenos días. -saludó Jungkook sin ganas y se dejó caer en el sofá a la par de Hyuna.
-¡Buenos días! -le contestó la rubia. -¿Dormiste bien?
-Uhm. -soltó un suspiro. -Si.
-¿Sucede algo? -ella lo vio con curiosidad.
-Me voy. - dijo. -Regreso a Doncaster está tarde. -si, había tomado una decisión y estaba considerando terminar con Saña. No estaba enamorado y ya no estaba tan seguro de quererla.
-¡¿Qué?! -Hyuna casi saltó del sofá. -No puedes irte. Sólo has estado una semana aquí, además la feria ya empezó y es lo mejor del pueblo. Debemos ir.
-Hyuna. -Jungkook sonrió. -Agradezco mucho todo esto pero no puedo quedarme. Las cosas entre Sana y yo no van bien y necesito pensar.
-No te estoy pidiendo que te quedes por ser el novio de Sana. -rió. -A toda la familia le agradas. Incluso a Jimin, a ese chico no le agrada nadie, ni su propia familia.
-Jaemin. Jimin. -corrigió al instante. -Es muy inmaduro y abusivo. -recordó la noche anterior y el enojo revivió.
-Es sólo un chico. - dijo. -No te puedes ir sin haber ido a la feria. Enserio, ni siquiera te importa Sámano.
-¿Qué? ¡Eso no es cierto! -las mejillas de Jungkook se colorearon de un suave rosa.
-Lo he visto, Jungkook. No estás enamorado. No de ella. -Hyuna le sonrió. -¿Qué importa si Sana está o no? Quédate a disfrutar de las vacaciones.
-No sería justo. -murmuró un tanto avergonzado. -Ella está en el hospital y yo aquí.
-Ella está bien. Y tú deberías disfrutar de las vacaciones ¿no a eso viniste?
-Si pero...
-Pero nada. Te quedas. Y ya.
Jungkook sonrió mostrando sus hoyuelos.
-Sólo una semana más. -dijo no muy bien convencido pero dispuesto a quedarse.
Hyuna sonrió.
-Ahora ve a desayunar.
(...)
Para la noche fueron a la feria del pueblo. Mark les compró una manzana acaramelada a cada uno y se sentaron en una banca frente a un puesto de dulces de algodón.
Jungkook le prestaba atención a los niños que jugaban en la calle con una pelota de playa. Sonrió cuando una niña le dio un pelotazo a un niño menor que ella.
Había mucha gente de aquí para allá, risas aquí y risas allá, muchas parejas tomadas de la mano y se podía escuchar los gritos de las personas que se habían subido a la rueda de juego. Los puestos de comida tenían música, muchas canciones mezcladas entre todo el alboroto. La noche era alegre y divertida, Jungkook estaba seguro de que la pasaría bien.
Estaban todos excepto Jimin, quien había desaparecido desde la noche anterior. A Jungkook no le sorprendía en nada la actitud del rubio. Pero estaba ansioso de que volviera para vengarse por lo que le hizo, no dejaría pasar eso.
-¿Te gustan las palomitas, Jungkook? -Eun bi llamó toda la atención de Jungkook.
-Si. -respondió el nombrado.
-¿Te gustan? Esas cosas son horribles. -dijo Mark haciendo una mueca.
-A ti no te gusta nada. -Sooyeon se unió a la conversación.
-Son malas para la salud. -se defendió el hombre.
-¡Claro que no! ¿Verdad que no Jungkook? -Sooyeon lo volteó a ver.
-¿Verdad que si Jungkook? -Mark también lo vio haciéndole una seña para que dijera que si. Hyuna y Eun bi los veían con diversión.
-No lo sé. -dijo al fin Jungkook con los cuatro pares de ojos sobre él. Sonrió cuando Mark y Sooyeon bufarón.
-Vamos Jungkook. -Mark se levantó. -Subiremos a la rueda.
-¿Qué? ¡No! -a Jungkook le daba miedo. No quería estar en las alturas gritando como los adolescentes que tomaron una mala decisión y decidieron subir.
-¿Te da miedo? Vamos hombrecito. -Mark prácticamente lo levantó de la banca y le quitó la manzana acaramelada para dársela a Eun bi.
-Pero...-a Jungkook no le dio tiempo de protestar, Mark ya lo estaba arrastrando por la multitud para llegar a la gran rueda.
-Esto es adrenalina pura. A tu edad subía a miles de ruedas. -dijo Mark con una sonrisa que Jungkook correspondió con nerviosismo. Las palmas de sus manos le comenzaron a sudar y sintió un cosquilleo por su cuerpo a causa del nerviosismo.
Esto iba a ser una locura grande. Jungkook jamás de los jamases se había subido a una rueda de esas, nunca le gustó.
Al llegar tuvieron que esperar unos minutos para que la rueda terminara la vuelta. Jungkook suspiró pesado y vio hacia la banca donde dos minutos se encontraba sentado, vio a Sooyeon sonriéndole así que también le sonrió.
Sus ojos vagaron por todas partes hasta que se detuvieron en un grupo de motociclistas bailando un jazz. Buscó a Jimin por curiosidad pero sólo logró ver a Namjoon bailando con una rubia.
-¡Aquí vamos! -Mark lo arrastró con él una vez más y le pagó al chico encargado de los viajes. Jungkook sintió que el aire se escapaba de sus pulmones al momento que subió a un asiento, se colocó los cinturones y sintió un poco de alivio cuando Mark se sentó junto a él.
La rueda avanzó con vueltas lentas que le agradaron a Jungkook, la brisa sueve le refrescó el rostro y sintió un poco de paz.
-¡Más rápido! -gritó Mark, Jungkook deseó que nadie hubiese escuchado eso. La rueda se detuvo dejándolos en lo más alto, Jungkook podía ver todas las luces del pueblo, vio a Eun y a Hyuna, vio a Sooyeon con su celular en mano.
-¡Dios! ¡No se mueva! -chilló el rizado, Mark se había acomodado causando que el asiento se moviera inclinándose hacía adelante. Mark soltó una carcajada y el asiento se movió una vez más, Jungkook cerró los ojos y se sujetó del tubo de metal que los aseguraba el asiento. Las palmas de sus manos estaban sudando exageradamente.
La rueda comenzó a avanzar lentamente, bajaron y subieron y la velocidad iba aumentando. Fue en la cuarta vuelta que comenzó a intensificar su velocidad haciendo que Mark gritara de emoción. Para la quinta vuelta el ritmo era rápido, Jungkook cerró los ojos y emitió un grito de pánico. Todos gritaban también. Sentía como se tambaleaba el asiento por su nerviosismo, sentía un horrible sentimiento al momento de bajar y viceversa.
-¡¡Eso es!! -Mark seguía gritando. Jungkook no entendía como era que las personas disfrutaban estar allí. De lo único que disfrutaba era de la vista y de la brisa en su rostro.
Quince vueltas más y la rueda se detuvo bajándolos. Jungkook no sabía como es que logró sobrevivir, no sabía cómo seguía en el mundo de los vivos. Cuando bajaron sintió desfallecer, sus piernas largas le temblaban. Mark le palmeó el hombro y rió.
-¡Dios! Catherine Elizabeth logró sobrevivir. -esa voz. Jungkook giró y se topó con Jimin, el ojiazul estaba parado viéndolo con una mirada burlona. Como siempre.
-¿No hablas? -Jimin se acercó más. Jungkook quiso decirle a Mark que alejara a su hijo de él pero cuando volteó, Mark ya no se encontraba, lo había dejado solo.
-Vete a la mierda. -logró decir. Su garganta estaba extremadamente seca, no supo cómo logró articular palabra.
-Uy, alguien está de mal humor. -Jimin rodeó los hombros de Jungkook con su brazo y lo obligó a caminar con él.
-¿Qué haces? -Jungkook trató de zafarse pero no funcionó.
-Vamos a una fiesta. -Jimin le sonrió.
-No. No.
-No hay problema. Mañana, entonces. -y sin más se alejó perdiéndose en la multitud. Jungkook regresó a la banca donde estaban los Park comiendo una especie de bocadillo.
Fueron a jugar bolos, apostaron quince dólares, Jungkook los ganó por derribar todos los bolos. Después pasearon por las calles y bailaron un poco en la pequeña pista de baile. Comieron dulce de calabaza y tomaron chocolate con malvaviscos, Jungkook le regaló un dulce de algodón a una niña pequeña. Sooyeon y Hyuna subieron a la rueda de caballitos, Eun tomó muchas fotos y Mark sonrió todo el tiempo.
Fue una noche divertida, Jungkook rió muchos por los malos chistes de Mark, Eun sólo dijo que no le prestaran atención. Antes de irse, Jungkook vio a Jimin en el grupo de motociclistas, cruzaron miradas, Jungkook fue el primero en apartar la vista y subió a la camioneta negra de Mark.
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Se siente la tensión en el aire a mi parecer Kskskks
O no?
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