13
Tal y como lo dijo Sana: era una jodida fiesta de adolescentes.
Lo que hubiese dado Jungkook por el disfraz de zanahoria que Jin eligió. Ahora tenía que soportar unas cuantas miradas por ir vestido como Sailor Moon, ridículo, así se sentía.
Al principio eligió el disfraz de Dorothy, era muy pequeño que no entró en Jungkook. La mala suerte al parecer si existía.
"The time" de "The Black Eyed Peas" sonaba en el bar. La pista estaba llena de adolescentes bailando como locos. Las luces rojas neón estaban logrando marearlo, y los gritos de los adolescentes borrachos no ayudaban con su mal humor.
Jungkook sólo estaba parado en medio de todo el alboroto con una bandeja en mano, sentía la necesidad de rodar los ojos cada dos segundos. Su ceño fruncido dejaba ver lo aburrido que se encontraba, también molesto.
Se estaba odiando por aceptar el trabajo, pero al menos recibiría una buena paga. Era lo único que le daba fuerza para seguir.
Todo iba bien hasta que...
Hasta que... Un chico se acercó por una bebida. Jungkook lo reconoció. Era él, el morocho de la otra noche, no recordaba su nombre. El rizado solo quería morirse allí mismo, mejor no, eso también sería vergonzoso.
-Hey. -el chico tomó una bebida de la bandeja que Jungkook sostenía. -¿Qué haces tú aquí? -al parecer lo reconoció también.
-Aquí trabajo. - dijo fingiendo una sonrisa. La incomodidad volaba en el ambiente.
-¡Genial! -le echó un vistazo de arriba hacia abajo. - Lindo disfraz.
Hasta este momento Jungkook fue capaz de notar que el morocho no iba disfrazado. De pronto una duda asaltó su cabeza. ¿Jimin estaría en la fiesta? ¿Abría llegado? ¿Y si estaba allí? No quería encontrarlo vestido de Sailor Moon, eso sería MUY vergonzoso.
-Gracias. -escondió la vergüenza -¿Qué haces aquí? - -se acercó un poco más para escuchar mejor.
-Hay una clase de carrera mañana. Y se hará en la autopista de las afueras, mi mejor amigo competirá.
¿Jimin iría? ¡Dios! Debía dejar de pensar en Jimin.
-¿Carrera de motociclistas? -preguntó.
-Si. ¿Te gustaría venir? -tuvo que gritar para que Jungkook lo escuchara ya que los gritos de los adolescentes se hicieron más fuertes.
-¿Enserio? -Jungkook no confiaba tanto, es decir, apenas lo conocía.
-Si. Será divertido. ¿Qué dices?
-Me gustaría. -terminó diciendo. No sería tan malo ¿verdad?
-¡Genial! ¿Me das tu dirección para pasar por ti?
-Si. -hizo un ademán para que lo siguiera. Fueron a la barra, Jungkook apuntó su dirección en una servilleta y se la entregó al morocho.
-Eunwoo, por si lo olvidaste. -le guiñó un ojo. -Paso por ti a las seis, me alegra volver a encontrarte Jungkook. -vaya, si
recordaba su nombre. -Nos vemos.
-Hasta luego. -se despidió de Eunwoo, lo vio perderse en la multitud.
-¿Quién era? -Daehyun se acercó con una cara de pocos amigos, al parecer Jungkook no era el único que la estaba pasando mal.
-Un amigo. -contestó.
-Es atractivo, deberías salir con él. -sugirió la rubia.
-No me gustan los chicos, te lo he dicho muchas veces. Además, tengo novia. -le entregó la bandeja al barman listo para seguir entregando bebidas.
-Siempre agregas "además" -Daehyun sonrió. -"Además tengo novia" -imitó la voz de Jungkook.
-Oh, sólo cállate. -se masajeó las sienes con cansancio, vio a un chico vestido de Hamburguesa vomitar en una esquina. Dio gracias a Dios por no ser el de la limpieza.
-Uhg. -Daehyun hizo una mueca de asco. -¿Qué tal tus vacaciones?
-A este paso nos dejarán sin paga. -dijo Jin uniéndose a ellos, su disfraz estaba embarrado de chocolate. -Una rubia me obligó a comer chocolate. -rió. —Le embarré el rostro y me perdí.
Jungkook se carcajadeó junto con Daehyun.
El barman le entregó la bandeja con nuevas bebidas a Jungkook, quien se resignó y se despidió de sus amigos para volver al alboroto de la fiesta. Por lo general el bar siempre era tranquilo y con buena música clásica relajante, Jungkook estaba acostumbrado a la tranquilidad de Purple; en ocasiones como éstas, alquilaban el bar para fiestas grandes, hoy era un maldito día de esos.
Pasó dejando bebidas a una mesa del fondo, con unos motociclistas ebrios. Unas chicas escandalosas se llevaron las últimas dos cervezas de la bandeja. Jungkook suspiró, sin duda sería una larga jordana, quería que el reloj marcara la una de la madrugada para poder salir e ir a casa a descansar. Regresó a la barra por más bebidas y con cara de pocos amigos atendió a un par de chicas coquetas.
Le sucedía todo el tiempo, y sinceramente, su ego estaba por los cielos. ¿Y cómo no? Si le gustaba a ambos géneros, siempre recibía cumplidos coquetos de chicos y chicas.
Su vista cayó en Jin, el castaño estaba bailando con una chica borracha, rodó los ojos y se abrió paso en la multitud para llegar a la otra barra de la esquina. Reprimió una risa cuando vio a Bill, el barman, vestido de Caperucita Roja.
-Ni se te ocurra reírte. -le advirtió el castaño con el ceño fruncido.
-Sabes que no haría algo así. -mintió Jungkook. El rizado se encontraba algo inquieto, tenía esperanza muerta de encontrarse a Jimin por allí. Si Eunwoo, que pertenecía al club y estaba allí, entonces había una mínima posibilidad de que Jimin también lo estuviera.
Es el primo de tu novia, se repetía.
-Por supuesto. -dijo Bill con sarcasmo.
-Mierda, estos malditos adolescentes son tan ruidosos. -se quejó.
-Que esperabas. - Jungkook recorrió el lugar con su mirada.
-¿Buscas a alguien? -Bill preparó la bandeja de Jungkook.
-No. -se lo pensó. -En realidad si, a un amigo.
-¿Cómo es? Tal vez lo haya visto.
-Rubio, ojos azules, labios grueso, uhm, usa una cazadora negra. —vio a Bill con un poco de esperanza.
Talvez debería dejar de estar pensando en Jimin y concentrarse en su trabajo. Debería estar pensando en lo linda que era Sana, no en su primo. Pero no lo hacía, simplemente su mente tomó el control y ahora no podía parar.
¿Qué si se sentía mal? Se sentía como la mierda andante, la culpa lo comía cada vez más. No podía seguir fingiendo que todo estaba en orden cuando claramente había un caos.
-Definitivamente vi a cinco chicos con esa descripción. Si te ayuda. -Bill se ganó su atención.
-Claro. Gracias. -murmuró un poco decepcionado y tomó la bandeja para seguir con su labor.
Sería una larga noche. Sólo quedaban cuatro horas con treinta minutos y su turno llegaría a su fin.
(...)
Bostezó por séptima vez y arrastró sus pies al estacionamiento. Eran aproximadamente la una treinta de la madrugada, no daba para más, fue una noche extremadamente cansada y estresada.
Necesitaba llegar a casa y dormir hasta el medio día como recompensa por soportar a unos chiquillos ruidosos que terminaron borrachos y dormidos en el suelo frío. Caminó apresurado y llegó finalmente a su furgoneta, tan concentrado en abrir la puerta que no notó al chico sentado a un costado suyo apoyando su espalda en la Ilanta del auto.
-Sailor Moon ¿eh? -la voz lo hizo pegar un salto del susto, Jungkook llevó rápidamente su mirada al causante y retrocedió.
-¿Qué estás haciendo aquí? -fue lo primero que se le vino a la mente y lo primero que pudo decir.
-También me da gusto verte. -se burló Jimin. Estaba borracho, no había duda.
-¿Cuánto bebiste? -quiso pasarse una mano por el cabello pero se detuvo al recordar que lo llevaba peinado en dos coletas.
-Nada. Sólo estoy muriendo de sueño. - rodó los ojos. -Lindas piernas. -recorrió el cuerpo de Jungkook sin descaro. El rizado sintió ruborizarse y apartó la mirada fingiendo estar viendo el techo.
-¿Me estabas esperando? -tentó a la suerte.
-No. De hecho estaba muy borracho que no pude subir a mi Chopper y me quedé dormido aquí.
-Dijiste que no habías bebido. -señaló.
-¿Yo dije eso? No tengo idea de lo que hablas. -murmuró. -Fui a ese bar, en Prive, Nam me llevó y me dejó por irse con un chico.
-¿Por qué viniste? -quiso saber.
-Vi tu auto y quise saludar. -se levantó tambaleando, Jungkook lo intentó ayudar pero Jimin hizo un ademán con su mano diciendo que no necesitaba ayuda.
-Estás muy borracho, no puedes conducir así. - Jungkook vio la sonrisa divertida de Jimin, quiso golpearlo. El ojiazul rodeó la furgoneta e intentó abrir la puerta del copiloto.
-¿Podrías abrir la puerta? Necesito dormir. -señaló la puerta trasera. Jungkook suspiró, no podía permitir que Jimin durmiera en su auto, pero estaba muy cansado para lidiar con él y llevarlo a dónde sea que se estaba hospedando. Se resignó y abrió la puerta dejando que Jimin entrara y se acomodara en el asiento trasero.
-Hijo de puta. -murmuró con cansancio y fastidio. Pero claro, ahí lo tenía, había estado pensando y preguntándose toda la noche por él, no tenía que quejarse ahora. Iba a cerrar la puerta cuando Jimin lo detuvo.
-Necesito compañía. Los estacionamientos me dan miedo, ven aquí. -dio unas cuantas palmadas al asiento. Jungkook lo pensó, no tenía nada de malo hacerle compañía al primo de su novia. Se odió y subió cerrando la puerta.
-Esto es una mierda. —murmuró para sí mismo. Jimin se acomodó en el asiento y se acercó un poco más a Jungkook.
-Sailor Moon ¿qué le hiciste a mi Catherine Elizabeth? -Jimin apoyó su cabeza en el hombro de Jungkook.
El rizado sólo había escuchado una palabra.
MI. MI. MI. MI. MI.
Mi Catherine Elizabeth.
No sabía si lo dijo en broma, o porque estaba borracho o simplemente por decirlo, pero Jimin no estaba ayudando en nada. Mira que decir eso causó un gran sobresalto en el corazón del rizado.
-No deberías estar con Sana. - murmuró Jimin. -Es una perra mala.
-¿Qué fue lo que te hizo? -bajó la mirada a su regazo y su corazón golpeó fuertemente su pecho, no se había percatado de que Jimin rodeaba su cintura con su brazo.
-Éramos niños, crecimos juntos como hermanos y mejores amigos. Yo le contaba todos mis secretos, tenía dieciséis cuando le confesé que me gustaban los chicos. -tragó saliva. -Dijo que no le diría a nadie. Le dijo a todos. — no pasó desapercibido el tono triste.
-Confiaste en la persona equivocada. — dijo Jungkook.
-Sentía mucha vergüenza. Toda mi familia me veía raro, excepto Hyuna. Ella dijo que estaba bien pero yo no le creí así que desmentí lo que Sana dijo. Comencé a salir con chicas y las llevaba a casa, así podrían ver que no era gay. Cuando cumplí los diecisiete me uní al club, puedo ser libre con ellos.
-¿Tu familia aún no sabe que eres gay? - Jungkook lo vio de reojo.
-No. Pero soy el ídolo de Mihno, se confesó bisexual el año pasado, es el único que sabe sobre mis preferencias. - rió. -Por eso la otra vez, tuve que mentir porque no quería que me vieras mal. No soporto la homofobia.
-De hecho, sospechaba que eras gay. Todas esas bromas raras. -Jungkook sonrió. -Eres muy valiente, Jimin.
Dios, Jungkook aún analizaba todo. No cabía en su cabeza lo que Sana hizo, no tenía derecho. Causó que Jimin fingiera alguien que no es, algo que no debe y a pesar de los años aún seguía fingiendo.
-Lo sé. Me lo repito a diario mi querida Catherine. -se burló.
Se quedaron en silencio, fue la respiración pesada de Jimin la que informó que se había quedado dormido. Jungkook lo apreció un momento, era perfecto.
No debía pensar así, igual nadie se enteraría de sus pensamientos así que...
Se quedó profundamente dormido.
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Vamos agarrando confianza
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