Todos se habían acomodado en el enorme castillo, analizando, meditando, unos llenos de rabia y dolor, otros pensando en el mañana y la esperanza de ver a sus seres amados.

De esta forma la larga noche llego a su fin y con ello el inicio de un día marcado en la historia del mundo mágico como luz y oscuridad en dónde la historia se divide de nuevo, está vez a favor de la magia.

Draco miraba a quienes Iban a acompañarlo a Azkaban, hoy liberaría no solo a su padre sino a todos aquellos que estaba siendo sometidos de manera brutal por el maldito ministerio.

Todos aquellos que iban a tomarse la cárcel mágica llevaban una capa con algunos encantamientos y runas especiales para no sufrir daño en el combate que se aproximaba.

Con Draco iban Harry, Severus, Sirius, Charlie, Theo, Luna y los guardianes, los demás tenían que preparar todo para las llegada de los reclusos, estos debían estar en condiciones desastrosas y necesitarían cuidados médicos, comida, ropa y terapia, ellos les proporcionarían todo lo necesario para poder intentar retomar sus vidas.

De esa manera a las 10:00 en punto salieron rumbo a Azkaban.

Llegaron lo más serca posible con la aparición, ahora tenían que atravesar el agua que impedía su entrada, sabían que no era fácil habían millares de trampas además de sensores y alarmas, tenía que tener cuidado.

Aqua miro detenidamente el agua, después de meditarlo por unos minutos llamo a Terra para que le ayudará a desplazar a todos hacia la isla.

Lo primero que hizo Aqua fue levantar dos muros de agua hacia la Isla, después Terra creó un camino nuevo para no tocar la anterior superficie y evitar de esa forma las trampas, les costó serca de 35 minutos llegar a la isla, debía ser muy cuidadosos.

Al llegar Ingis y Ventum destruyeron la entrada a la cárcel provocando de esta manera que todos los guardias se pusieran en alerta, lo que no les sirvió de nada, su magia era demasiado debía para hacerle daño a los guardianes.

Mientras los 4 guardianes reducían a los guardias, los demás empezaron su arduo trabajo, corrieron por cada pasillo entrando a cada celda enviado a través de un traslador a cada uno de los detenidos y condenados. Las condiciones en que los encontraron eran horribles y crueles, Draco estaba furioso todos sus conocidos, personas de las 4 casas estaban en esa maldita prisión, se juro a si mismo que no quedaría una roca en pie de esa asquerosa cárcel.

Mientras tanto el jefe de guardias envío la alerta a la central para que enviaran refuerzos, la situación era desesperante y sentía el frío de la muerte llegar a él.

La alerta llegó cuando los autores estaban por salir a almorzar, dejando todo de lado su jefe de Autores Ron Weasley salió junto a 60 hombres hacia Azkaban, esperaba llegar a tiempo para matar a quien se atrevió a meterse con sus juguetes.

Sirius estaba desesperado no encontraba en dónde estaba su amado, por lo que decidió convertirse en Canuto y de esta manera llegar a él lo más rápido posible, Draco y Harry siguieron al enorme perro hasta llegar a una celda protegida con muchos encantamientos y alarmas, Harry sabiendo que estaba tras esa puerta utilizo todos los conocimientos que había adquirido en este tiempo y desmonto todos los conjuros en tiempo récord.

Al entrar se encontraron con un Lucius demacrado, goleado y muy sucio... Draco estába haciendo un esfuerzo por no romper en llanto al ver el estado de su padre, su piel se pegaba a los huesos, sus ojos no tenían luz, su cabello estaba muy largo y lleno de sustancias horribles, tenia muchas heridas, algunas infectadas, le faltaban las uñas de un pie en dónde la sangre seca se veía, habían quemaduras en su cuerpo y la lengua había sido cortada, era horrible, una pesadilla, Draco se recriminaba por demorar tanto en llegar.

Sirius no solo estaba aterrado de lo que veía, sino que su corazón se llenó de odio y sed de venganza, él era un Black y ahora sabrían porque eran tan temidos.

Harry se acercó a Lucius y lo levanto con cuidado de ese catre donde estaba acostado, volteando a ver a Draco haciendo una muda pregunta, -¿Puedes curarlo?-.

Draco saliendo de su estupor y dolor corrió hacia su papá y dejó salir un poco de su magia en 15 minutos Lucius se veía como nuevo, todos los daños hechos estaban siendo neutralizados y solucionados, el único inconveniente era su lengua, tendrían que someterlo a un procedimiento doloroso para que está vuelva a crecer eso lo hacía Percy además tendría que tener terapia para poder volver a hablar más todo el amor y paciencia que tendrían que tener para que ese trauma sea poco a poco superado.

Tan metidos estaban en sus pensamientos que no vieron a las personas que estaban en la entrada de la celda.

Draco levantó la mirada y frente a él estaba uno de los desgraciados que habían lastimado a su padre, a sus amigos y a su casi hermano Blaise.

Ron por otro lado estaba furioso, todos los presos habían desaparecido por ello había salido corriendo a la celda de Malfoy, pero nunca imagino ver a quienes estaban ahí.

Ron trago saliva, Sirius tenía en sus brazos a Lucius lo que significaba que habían roto el hechizo de Albus y sabían la verdad, a su lado Harry lo miraba con un odio jamás visto por ellos, sentía que podía matarlo con esos ojos y por último estába Draco quien se veía imponente y daba la sensación de muerte con sólo verlo, sus ojos eran acero puro, no tenían nada de blanco, su cabello estaba ondeando por el poder mágico que estaba emanado de él, y de un momento a otro dos enormes alas aparecieron en su espalda, al principio eran blancas, pero en segundos se volvieron rojas, tan rojas como la misma sangre.

Ronald Wesley estaba aterrado, no tenía ni idea que era Draco pero sabía que iba a sufrir, de eso estaba seguro.
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Perdón por la demora espero les guste el capítulo.