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Capítulo 21: Roto.

Mordió su labio con rudeza, aprisionando aún más el delgado cuerpo del demonio entre sus brazos y guiando sus movimientos con lentitud, sintiendo con un dolor placentero las garras clavándose en sus hombros.

No podía dimensionar lo extasiado que se sentía con cada toque de Luhan, mucho menos controlar esa extraña necesidad de tener el control total de él y someterlo de una manera inhumana, adoptando cierta manía de apreciar marcas rojas en toda la extensión de la pálida y suave piel.

—H-Hun.

Quería más de Luhan, necesitaba muchísimo más. Cambió sus posiciones sin salir de su interior, recostándolo en la cama y posicionándose entre sus piernas para comenzar un vaivén lento, encantado con la tonalidad roja de la mirada del demonio que contrastaba perfectamente con sus labios y mejillas.

Aquellos primeros días con la conexión marcaron una profunda diferencia a cómo era antes, no tanto por la presencia de Luhan la mayor parte del día, sino por la profunda dependencia que estaba desarrollando en cada mirada, cada caricia y cada vez que la atracción sexual lograba superarlos.

Sentiría miedo, se sentiría completamente inseguro, pero el hecho de que Luhan era el demonio dueño de su alma por la eternidad apaciguaba cada duda al respecto de forma inmediata.

Estaría para siempre a su lado y se sentía feliz con ello.





—Oye, te pasaste un poco.

Había sentido las garras de Luhan enterrándose en su piel, pero no lo dimensionó hasta que este lamió la sangre de sus dedos con una sonrisa malévola luego de haber acabado su sesión de amor.

—Eres delicioso, ovejita —hizo contacto visual a través del espejo, procediendo a abrazarlo por la espalda y besar la herida de su hombro derecho—, Satán sabe lo que me estoy aguantando para no devorarte en este mismo instante.

Sehun rodó los ojos y pellizcó el brazo que rodeaba su torso, provocando la risa del otro.

—Inmundo demonio, no sé por qué me gustas tanto.

Se dio la vuelta, apreciando a Luhan vistiendo una de sus camisetas y con sus hebras azabaches revueltas, viéndose tan precioso que lo tomó por la cintura y lo pegó a su cuerpo, suspirando cuando las manos del demonio tocaron su pecho desnudo con suavidad. Se inclinó un poco para alcanzar sus labios, sintiendo que pronto volvería a encenderse si seguían con sus manos encima del otro.

—¿Quieres café? —susurró contra sus labios, sonriendo al tenue asentimiento antes de ser atacado con otro beso intenso.

—Estaba esperando a que lo preguntaras, ovejita.

Manteniendo el coqueteo, ambos terminaron recostados sobre el sofá viendo alguna película mientras Luhan acariciaba la cabeza de Sehun apoyada sobre su regazo, su humeante café esperando en la mesa de centro.

—¿Dormirás conmigo?

—¿Quieres que me quede?

—¿Te atreves a preguntarlo siquiera?

Sehun se levantó y recibió una mirada confundida de Luhan, la misma que se transformó en sorpresa al ser jalado para terminar sentado en el regazo del humano, abrazando su cuello para no caer y con su firme brazo sosteniéndolo por la cintura.

—¿Sabías que eres tan lindo como un muñequito de porcelana endemoniado?

—Te recomiendo dormir con un ojo abierto, no vaya a ser que cierto muñequito de porcelana te clave sus garras en donde menos te imaginas.






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Kyungsoo caminaba de un lado a otro, sintiendo la amenazadora mirada de Chanyeol en su ser.

—Entiendo que Sehun esté disfrutando de su conexión con Luhan. ¡¿Pero por qué diablos no ha hecho nada con respecto a esa maldita bruja?!

El tiempo se estaba acabando, su presencia allí junto a su humana iba contra las reglas y era cuestión de tiempo para que los del infierno se percataran de su falta mientras siguiera en territorio que no le correspondía. Su fuego interno estaba a tope y sentía algo parecido a la desesperación porque tan solo quedaban cuatro días para que el trato de Luhan con Sejeong llegara a su fin.

—Intentaré acercarme a él hoy —Bai Xian hizo aparición en la sala de estar, arreglando su vestimenta con cierta incomodidad—, mi trato con Lucifer también va a acabar.

—Sigo sin entender qué es lo que están planeando hacer. —murmura Chanyeol, observando cada detalle del aspecto de su humano.

—Por gracioso que suene, hay normas que debemos seguir todos para equilibrar el mundo, una de esas normas es que un demonio no puede matar a una bruja, pero ellas si pueden matar a los demonios porque a Lucifer no les importa, él solo vela por los pactos y el trabajo como tal.

—Cualquiera puede ser demonio, pero no cualquiera puede ser bruja y pertenecer a un aquelarre —aportó Kyungsoo—. Lo que Sejeong está haciendo va en contra de toda regla y se le sancionará una vez ella le haga un daño considerable a Luhan, pero es bien sabido que un demonio jamás se dejará dañar y, en cambio, terminará asesinando a quien amenace su existencia.

—Si Luhan llega a asesinar a Sejeong, Lucifer se verá obligado en hacerlo desaparecer para no generar una guerra entre los buenos y los malos, es lo estipulado desde la creación. Es injusto, pero el infierno es así, Lucifer tiene pérdida de un demonio por día, pero a cambio recibe diez nuevos.

Bai Xian percibió la ira en Chanyeol y no solo por sus ojos rojos, sino también por el considerable aumento de temperatura dentro del pequeño departamento.

—¿Me estás diciendo que Luhan va a ser exterminado de todas maneras?

—Tranquilo —se acercó a su demonio, queriendo apaciguar la incontrolable llama de rabia dentro de él—, por eso hice un trato con Lucifer. Mi aquelarre está viendo lo de Sejeong para que sea sancionada lo antes posible por entrometerse en un pacto y mientras debo hacer que Luhan no se le ocurra asesinarla, para ello debo recurrir a Sehun porque es el único que tiene efecto en él.

—¡Ella lo va a exterminar! —vociferó, palpando algo parecido a la angustia, siendo notado por los presentes.

Bai Xian, sintiendo que las cosas iban a salirse de control, decidió actuar y se acercó a Chanyeol hasta que sus manos tomaron su rostro y lo acercó al suyo, mirándolo fijo y de cerca para transmitirle toda la calma que el demonio necesitaba.

—Confía en mi —susurró, percibiendo el calor de Chanyeol apaciguarse lentamente—. Quizás soy una reencarnación con otro nombre, pero sigo siendo el mismo Baekhyun que los vengó y te buscó por centenares. Los protegeré a todos y esta vez no fallaré, cariño.

Su energía seguía siendo irregular y turbia, pero se obligó a si mismo a enfriarse y dejar que la calma de Bai Xian se traspasara. La incertidumbre era más real de lo que un demonio podía sentir, pero el simple hecho de saber que Luhan podría desaparecer para siempre sacaba lo peor sí. 

Con dificultad asintió a las palabras de su humano, recibiendo un casto beso que logró aminorar su malestar.

—Bien, demasiada cursilería, necesitamos más acción —habló Kyungsoo, rompiendo el momento y dándose la vuelta para darle una mirada a Ryujin, quien se encontraba jugando a quizás qué estúpido juego de humanos—. Más vale que no te enamores de mi, mocosa.

Ryujin levantó la mirada y frunció el ceño, realizando una mueca de asco para volver a centrar la atención a su juego.

—No, gracias, paso.






🔥🔥🔥






Lo extraño de esa mañana no era la repentina angustia con la que despertó, sino más bien cierta presencia caminando a su lado, a vista y paciencia de todo el mundo.

Conforme iba acercándose a la universidad, muchos se quedaban mirando con curiosidad y asombro al pálido chico vestido de negro caminando a su lado con sus brazos entrelazados, habiendo insistido que no quería que lo escoltara a su primera clase de la mañana y siendo vilmente ignorado cuando, por arte de magia, Luhan renovó su vestimenta a tal punto de verse increíblemente atractivo.

—Se siente tan bien caminar entre humanos otra vez~.

—Te gusta llamar la atención.

—Pues soy un demonio, ¿Qué más esperabas de mí?

Sehun rodó los ojos y negó con una sonrisa, admitiendo que le gustaba compartir ciertos momentos como aquel con Luhan, ya que parecían ser personas normales viviendo vidas normales. Esperaba con ansias comenzar a hacer cosas tan triviales como esa, disfrutando tanto como quería los beneficios de la conexión.

Anotó a su lista mental visitar un parque de diversiones, curioso por ver cómo reaccionaría Luhan con algo así.

De pronto, la atmósfera se volvió densa y Luhan paró en seco, jalando sus brazos entrelazados y haciéndole trastabillar un tanto por la abrupta acción. Confundido, volteó a verle y se alarmó al notar el negro de su mirada y sus cejas fruncidas, visualizando algo frente a ellos.

La angustia de aquella mañana se intensificó al seguir su mirada y toparse con la falsa sonrisa inocente de Sejeong.

Sus sentidos estaban al cien por ciento, su fuego clamaba por extenderse y consumir todo a su paso, su instinto de sobrevivencia maquinaba las posibles respuestas tan rápido que, en menos de un segundo, se encontraba a una distancia razonable de Sehun, observándolo con suspicacia y cierta amargura.

—¿Qué hace ella aquí?

La dualidad de la mirada del demonio le asombró, comparar lo que reflejaban sus ojos esa mañana al despertar juntos a cómo en ese instante la oscuridad de los orbes parecía esperar el momento más indicado para atacarlo. La conversación con Ryujin afloró en su memoria, dándose cuenta del grave error que había cometido al dejar pasar el tema y haberse dejado llevar por las sensaciones que la conexión les brindó.

La sofocante sensación en su pecho le estaba asfixiándolo lentamente.

—¿Tú la llamaste? —la pregunta mordaz se clavó con dolor en su pecho, sin darle opción a responder— La mataré aquí mismo, terminaré esto de una vez por todas.

Miedo sintió al ver las intenciones del demonio para avanzar, por lo que rápidamente alcanzó su mano y, jalándolo con fuerza, rodeó su cuerpo en un fuerte abrazo.

—Sé todo lo de Sejeong y tú, pero no puedes matarla —susurró en su oreja, notando la manera en la que los músculos de la forma humana se tensaron—, no dejaré que lo hagas.

Hubo un silencio que pareció eterno, donde el mundo dejó de emitir ruido y el sonido de algo rompiéndose resonó en su mente con fuerza. Iba a preguntar sobre aquello, percibiendo una sensación fría expandiéndose por su cuerpo, pero el empujón que Luhan le brindó dejó más dudas que aclaraciones.

Dolor y rabia, los ojos de Luhan estaban inundados en una marea densa de dolor y rabia, de una sensación de traición.

—Quieres que ella se deshaga de mi... —no supo por qué, pero el nudo en su garganta dolía con cada palabra que Luhan soltaba— Quieres librarte del pacto, Oh Sehun.

—¿De qué estás hablando? —no entendía nada, pero lo absurdo de sus dichos lo hicieron reaccionar con demasiado enfado— No quiero librarme del pacto, solo te dije que no dejaré que la mates.

—Eres un maldito hi-

—¡Luhan! —levantó la voz, interrumpiendo el insulto y desesperándose con la abrupta frialdad de la mirada contraria— Solo... solo hazme caso por esta vez, por favor.

Guardó silencio, contemplando sin prisa cada pequeño gesto del humano. Sentía el dolor en ambos por la desconfianza que generó y hubiese accedido a todo lo que él le hubiese pedido, cualquier cosa, pero su única regla para si mismo cobró una relevancia que nunca pensó que sucedería con él, menos cuando la conexión entre ambos se había dado y le demostró que hasta un demonio podía amar casi tan sinceramente como un humano.

Casi, porque la única regla que se obligó a cumplir para si mismo era la de ser un demonio con todo el peso de su existencia.

Bajó la mirada y sonrió, soltando una casual y pequeña risa para volver a levantar la cabeza y mirar fijamente a su humano, mordiéndose la lengua.

—Luhan, por favor...

—Será mejor que desees librarte de mí, te concederé el deseo y desapareceré de tu vida y tu memoria, pero no me pidas que no mate a esa bruja por meterse en donde no le corresponde.

La cálida sensación ya no estaba más, el efímero brillo en los ojos de Luhan se había opacado, sentía tantas ganas de llorar y abrazarse a él, necesitando saber si el contacto físico lograría devolver todo lo que la conexión le había provocado.

Entonces entendió. La lejanía entre ambos, el malestar en su pecho y las emociones tan a flor de piel se lo gritaban con fuerza, esa malvada aura que cubría a Luhan le impedía volver a ver a través de él, tal y cómo si fuese la primera vez que se encontraron en aquel puente al querer suicidarse.

La conexión estaba rota. Luhan lo había hecho y todo entre ellos estaba roto desde ese instante.

Para cuando quiso hacer algo, el demonio ya había desaparecido, dejándolo solo y bajo la satisfactoria mirada de Sejeong a lo lejos.

—Bien, ahora será más fácil exterminarlo. 

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