h
Tres días.
Tres malditos días.
No me llamaste.
Ni siquiera fuiste por tu café.
Lo sé. No compartimos nada realmente especial.
Aunque por un pequeño momento lo creí.
Ahora, después de pocos meses, la cafetería se sentía demasiado extraña,
sin ti.
O tal vez era sólo yo.
O tal vez era todo el mundo.
Pero sentía que algo faltaba.
Necesitaba verte sentado en la mesa 7,
leyendo,
formando casas con palillos,
creando óleos con café.
Lo que sea, Lucas.
Necesitaba tu simple presencia allí.
No me importaba si no me hablabas nunca más.
Sólo quería que llenaras ese pequeño vacío que crecía en mi subconsciente,
con cada día en el que no estabas ahí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro