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«Una última taza de café»
Tres años y medio después...
Tropezaba contra sus propios pies, intentando mantener un orden de sus pasos, pero resultaba casi imposible, cuando entre sus brazos mantenía contra la pared el cuerpo delgado de su novio, ese que dejaba mordidas lascivas en su labio inferior, como lamidas de también suavidad y deseo.
Sus manos se movían expertas sobre el cuerpo de TaeHyung, conocedoras de cada extensión de piel que las yemas de sus dedos y sus labios reconocía, hasta con los ojos vendados. Sus dedos presionando contra la curva de su cintura, dejando seguramente marcas violentas en la piel lechosa.
El delicioso sabor de los labios del omega, así como los exquisitos gemidos que se ahogan contra los suyos, cosquilleando hasta la parte superior de su vientre. Rendido ante las sensaciones que recorrían como marea sobres sus venas, encadenado profundamente a esas emociones.
ㅡBebé. Deberíamos ir dentroㅡmurmuro con su voz más áspera, roca y profunda, parecía que sus cuerdas vocales estaban agotadas, ahogadas en la lujuria que quemaba.
TaeHyung demoró en responder, asintiendo delicadamente, pero bajando sus húmedos besos por el cuello del alfa. La sensación era indescriptible. Los dedos de TaeHyung desenredando los nudos de su cabello, en jalones deseosos y sus besos calientes cepillando la glándula de su aroma. Echó la cabeza hacia atrás, dejándose hacer y deshacer si su novio lo pedía.
ㅡTe extrañe hoyㅡel aliento golpeaba la curva de su cuello, concentrado en su labor. JungKook asintió perezoso, perdido por completo, haciendo el recorrido hasta la espalda baja de él, presionando sus dedos debajo del jersey azul, exactamente dibujando con la yema de sus dedos los pronunciados hoyuelos de Venus del menor.
ㅡY yo a ti, como no tienes una idea.
TaeHyung gimió fino como respuesta, cuando el agarre era posesivo, ese que lo hacía sentir como mera gelatina entre las manos del alfa. Sus besos descendieron hasta las pronunciadas clavículas del alfa, que se mostraban como banquete, uno de sus tantos lugares favoritos. Dibujando mordidas de amor sobre el hueso, esas marcas que se tornan en color bermellón y violetas, marcando así a su alfa. No era común que los omegas lo hiciera, casi era un tabú terriblemente prohibido, pero a TaeHyung en verdad le importaba poco y siempre que tenía la oportunidad remarcaba esas marcas que sus dientes hacían y JungKook estaba más que encantado con ellas, presumiéndolas si era necesario.
ㅡTaeHyung, amor...ㅡinsistió de nuevo, luchando contra el gruñido vibrante de su pecho cuando los dientes del omega cepillaron más brusco su piel. TaeHyung no lo escuchaba, estaba más concentrado en marcar a su alfa. El vasito de autocontrol de JungKook se estaba agotando, tenía que hacer entender a su omega.
Cuando la lengua suave y cálida del omega trazo uno de los huesos de sus clavículas, dejando diminutos besos que prometían más, aquel alfa que en su interior tenía contra las rejas, obligándolo a controlarse, se despojó, salvaje y necesitado. Fue tan rápido que ni siquiera lo veía venir.
TaeHyung sintió su cuerpo ser atrapado en un movimiento limpio y fuerte, pero sin lastimarlo, contra la pared blanca detrás suya. Una de las manos de alfa había quedado en su lugar sobre su cadera, empujando hacia atrás y otra de ellas ascendió hasta su cuello, en un agarre dominante pero sutil.
ㅡOmegaㅡgruñó JungKook, con ese tono más profundo de su voz, haciendo sus piernas temblar y ladear la cabeza en sumisión. El apenas suave tono escarlata, mostrándose sobre el iris azulado de JungKook. TaeHyung trago duró, con la saliva como miel caliente y es que había algo que disfrutaba como el dulce más exquisito, y eso era llevar al borde a su alfa, donde sus movimientos se volvían más posesivos y duros, pero con ese sutil cariño y protección que sabía que nunca lo lastimaría.
ㅡ¿Si, alfa?ㅡtentó, en un meloso tono y batiendo sus pestañas inocentemente. JungKook tenía que reconocer que con los años TaeHyung se había vuelto bastante descarado, colmaba la paciencia de JungKook sólo para recibir besos más rudos o que sus dedos fueran más bruscos sobre él.
Rendido ante ese color verdoso, que era calma y hogar, expuesto frente a su propio mar, así como el intenso aroma dulce de las notas de coco y miel que danzaban contra el cepillado de su pulgar contra la glándula del omega. Sentía las encías torturarlo, agotando su piedad.
En un movimiento tentativo y deseoso, subió su mano, acunando la mejilla del omega, que se disponía a lo que fuera. La yema de su pulgar cepilló el fino y sedoso trazo de los labios del omega e ingresó más allá cuando TaeHyung entreabrió los labios, definiendo la sensación de la lengua, húmeda y áspera, jugueteando con el dígito de JungKook.
JungKook trago, ante la imagen que despertaba más de él a cada segundo. Recorriendo sus propios colmillos que se habían expuesto con la punta de su lengua. Era adictivo a una droga, que ni siquiera podía expresar, perdido en la satisfacción de la sensación.
A punto de acercarse para devorar esa linda boca cereza y ligeramente hinchada por los bruscos movimientos de sus besos, todo se evaporó en un chasquido. La puerta de un lado de la pared, exactamente donde TaeHyung se encontraba empotrado, se abrió.
ㅡ¡Mierda!ㅡchilló ese alfa, con los ojos abiertos al par y el inmediato color rojizo que teñía su cuello. JungKook se apartó, creando apenas distancia con su omega, quien bajo la cabeza, con el rosado color de sus mejillas y un resoplido avergonzado, sus manitas sobre su vientre.
ㅡNamJoonㅡgruñó JungKook, haciendo temblar al omega. Su mano aun posesiva sobre la cadera de él. Fue instintivo, quizás demasiado idiota su decisión, pero el olor del delicioso sabor del TaeHyung estaba en nube a su alrededor, saber que el alfa estaba oliendo lo ponía con los vellos de punta.
ㅡJungKookㅡtosió, avergonzadoㅡ. Yo... yo iba fuera. Si, si, iba a comprar leche.
NamJoon intentó salir del departamento, dando apenas un paso que fue como alerta roja para JungKook, gruñendo voraz, con esa vibración en su pecho y su cuerpo a la defensiva. NamJoon parecía haberse quedado pálido por completo, con sus manos presionadas en puño a un lado a la defensiva. La risita aguda de TaeHyung rompió la burbuja, haciendo girar a JungKook y sentir sus colmillos ocultarse, ladeando la cabeza como un cachorro confundido.
ㅡLo sientoㅡocultó su sonrisa contra su mano, aun con las arrugas que se formaban bajo sus ojos y mejillas, esas que indicaba que estaba divertido. JungKook no entendía la bromaㅡ. Son idiotas los dos.
Explotó en risas, como si fuera sumamente divertido. JungKook no dejaba de mirarlo, con los ojos furiosos y un puchero suave en sus labios. NamJoon por defecto comenzó a relajar su cuerpo, riendo bajito, era imposible no contagiarse.
ㅡTú estás solo de alfa sobreprotectorㅡhundió su dedo índice en el pectoral de JungKookㅡ. Y tú deberías dejar de tenerle miedo a JungKook, van más de tres años y todo fue un mal entendido.
ㅡ¡Sacó los colmillos!ㅡse defendió NamJoon, cruzando sus brazos frente su pecho, con los labios fruncidos. TaeHyung negó, riendo nasal.
El recuerdo era divertido.
Las cosas habían tomado un camino demasiado diferente a lo que había pensado que iba a ocurrir.
TaeHyung tenía a su madre detrás de sus talones para que estudiara la universidad, y él realmente quería hacerlo. Sabía que podía ser difícil, era omega, pero sus capacidades eran mucho mejores y eficientes que algunos alfas que conocía. Demoro bastante en realmente decidir qué quería estudiar, al final era tiempo que tendría que invertir.
No fue hasta una tarde cálida de primavera de mayo, a semanas de los exámenes y presentaciones para ingresar a alguna universidad que mientras le leía uno de los tantos cuentos que había escrito en ese bonito cuaderno de tapa dura y azul, el primer regalo de navidad que JungKook le había regalado, con la promesa de escribir todas esas maravillosas historias que su cabecita inventaba o eso era lo que decía JungKook, qué todo se iluminó ante sus ojos.
TaeHyung trenzaba unos mechones castaños de JungKook, después de dejar el cuaderno con el último cuento sobre Dragones que había escrito para leerle a su novio. Tenía a JungKook con la cabeza recostada sobre su regazo, con el océano sobre él, mirándolo con insistencia.
ㅡ¿Literatura?ㅡfinalmente habló, después de segundos de abrir y cerrados los labios. TaeHyung se detuvo, bajando la mirada para observar directamente los fanales brillantes del alfa.
ㅡ¿Qué dices, Kook?ㅡsonrió, dulce y amoroso. A veces JungKook era tan espontáneo que necesitaba ir dos pasos atrás para TaeHyung.
JungKook se enderezó, sentándose como flor de loto sobre la alfombra de la habitación de TaeHyung. Él omega intentó registrar sus movimientos, pero estaba verdaderamente confundido. JungKook no demoró en atrapar las manos de TaeHyung entre las suyas.
ㅡTus cuentos son increíbles, eres totalmente talentoso. Podrías intentar eso, literatura.
Fue suficiente como para que la pequeña bombilla de su cabeza, plantó un dulce beso en los labios del alfa antes de correr por su computador.
Dos semana después se encontraba enviando todos los papeles para los procesos, dos días después presentó una prueba que aprobó considerablemente y presentó algunos borradores especiales que tenía de historias que había escrito cuando tenía quince. Todo parecía perfecto, aunque la realidad de un detalle cayó como balde de agua fría. Aunque la Universidad no estuviera más allá de dos horas de la ciudad, tendría que irse de casa. Dejaría su madre, a Fluffy, YoonGi y a JungKook.
Y cuando pensó que no estaría listo. El miedo se sentó en la boca de su estómago y los demonios salían para encadenar sus muñecas. Temeroso por encontrarse en un lugar donde sería un completo extraño, repleto de más extraños, era abrumador, no estaba listo. Pero tampoco era el único. JungKook en verdad quería que TaeHyung creciera por sí mismo, que hiciera lo que le apasionara y viviera de su vida, pero la presión de su pecho y su alfa sollozando de dolor con tan sólo pensar en tener lejos a su alma gemela, era un dolor como si el infierno se posara solo para él. Así que era ingenuo y demasiado joven, sólo tomó la decisión.
Durante el proceso de admisión de TaeHyung, sus noches eran agobiantes, dormía después de largas llamadas oyendo a su omega decirle todo lo que había hecho para el proceso, haciendo sentir orgulloso por escuchar el entusiasmo de la voz de TaeHyung, pero el dolor al final de saber que él tendría que quedarse, fue un detonante, hasta esa noche. Después de una de las tantas llamadas de medianoche, tomó el computador de su hermana menor, tecleando con temor. Tan sólo fue necesario llenar un par de formularios y leer los planes de estudio completos.
Tres días después recibió la llamada, tenía que presentarse en las instalaciones. Sin la seguridad de obtenerlo, lo hizo. Después de una larga charla con su madre, que en verdad estaba más que contenta con que su cachorro continuara sus estudios. Mintió a TaeHyung sobre un viaje de urgencia a visitar a un familiar fuera de la ciudad, tomar su guitarra y subir al auto para un largo viaje de dos horas. Quería intentarlo, era una jugada que quizás actuó por ingenuidad, pero al estar ahí, frente a ese gran auditorio con dos hombres de trajes pulcros y una mujer alta de anteojos grandes, todo se desmoronó y creó un gran recorrido de emociones por su cuerpo, lo hacía por TaeHyung, pero no sé daba cuenta que también era por él.
Su audición fue excelente, exquisita como el hombre de cabello blanquecino había dicho. Sabía que le faltaba técnica, que necesitaba más por pulir, pero saber, que aquella canción que había escrito una noche de navidades atrás, sólo como memoria para su padre, había sido la adecuada.
Al salir, con la adrenalina calentando su piel y la sonrisa en su rostro que parecía partirlo en dos, tropezó con un chico que sostenía una bonita guitarra de color blanca. Su cabello era castaño, con unos cálidos ojos miel, como si de un cachorro se tratara. Se veía nervioso, balbuceando disculpas y sus pies apuntando al interior de su cuerpo, JungKook se compadeció, pues él había estado igual. Le regalo una genuina sonrisa y le ofreció unas palabras de buena suerte con un apretón de manos para concretar un saludo. El nombre del nervioso chico era NamJoon, Kim NamJoon.
Una semana después de que TaeHyung recibiera la respuesta de haber ingresado a la Universidad, JungKook recibió su carta. Sabía que no sería fácil, el programa de música era reducido, las posibilidades para ingresar eran una en cien, era caso perdido, pero el destino es más en la balanza.
Había ingresado al programa de música.
Cuando TaeHyung se enteró de ello, confundido, enojado, orgulloso y más emociones en tan poco tiempo. Todo se desplomó cuando quizás su torpe corazón y omega se sentían llenos y complacidos.
JungKook y TaeHyung habían ingresado a la misma Universidad, YoonGi había obtenido una beca del ochenta por ciento por deporte en la universidad de Seúl, misma donde NaYeon había entrado a Psicología, creando más allá de una amistad, pero eso será tema para otra ocasión y JiMin ingresando a unos reconocidos cursos de arte en una academia en Seúl.
La historia incluye a NamJoon en el primer semestre de la carrera de JungKook, cuando lo encontró en una de sus clases dentro del campus. Se hicieron amigos casi de inmediato, compartiendo una conexión espontánea. La sorpresa fue dos semanas después, que decidieron almorzar juntos en la cafetería, donde TaeHyung esperaba a JungKook. TaeHyung recodaría a NamJoon siempre, había sido junto a SeokJin los alfas que lo ayudaron más de una vez en la escuela, lo cual JungKook no sabía que ese era el NamJoon de la historia de TaeHyung, esa historia que quemaba su piel y encendía a su alfa con ganas de correr hacia ese alfa estúpido y desgarrar su garganta con los dientes.
Cuando TaeHyung se quedó sorprendido al ver a NamJoon y el alfa imitara su opción, pues, aunque no eran cercanos, en los pasillos de la escuela solían saludarse. La cercanía de ese momento del celo de TaeHyung, lo puso en lágrimas por el recuerdo deplorable, haciendo encender ese ya conocido instinto de alfa que JungKook tenía y cuando intentó obtener respuestas, no más allá de TaeHyung balbuceando cosas y un NamJoon confundido, poco fue lo que JungKook comprendió, malinterpretado y amenazando a NamJoon sin sentido, obteniendo un temeroso NamJoon, y es que si, podía tener una fachada dominante y peligrosa, pero el alfa de ojos miel era un cachorro adorable y noble.
La historia terminó en disculpas prolongadas de JungKook hacia su omega y NamJoon por tal arrebato, y dos días sin besos por TaeHyung en castigo de haber golpeado la nariz de NamJoon, mandándolo a la enfermería en su segunda semana de clases. Todo parecía ser sólo una divertida anécdota para el futuro, una que seguía siendo años después.
Ahora, JungKook y NamJoon compartían piso en su último año de la carrera con TaeHyung viviendo a diez minutos en los departamentos del campus con una de sus compañeras, Lisa, una linda beta de cabellos dorados que había sido su compañía fiel desde el primer día. Aunque JungKook realmente sólo contaba los meses para conseguir un piso que pudiera compartir sólo con su omega.
ㅡ¿JungKook?ㅡTaeHyung se burló, con una mirada que el alfa conocía de memoria. Sus brazos ligeramente cruzados frente a su cuerpo, apuntando con la cabeza a NamJoon que esperaba con una sonrisa suficiente y engreída porque reconocía lo que pasaría después.
JungKook rodó los ojos, suspirando profundo. Sus colmillos escondiéndose de nuevo, ante la sensación de cosquilleo en sus encías.
ㅡEstá bienㅡJungKook se encoge de hombrosㅡ. Lo siento, NamJoon. No debía de actuar impulsivamente.
ㅡ¿Qué más?ㅡdijo TaeHyung.
Eso debía de ser una broma. JungKook pone los ojos en blanco, repasando sus dientes.
ㅡY por gruñirte. No estuvo bien.ㅡdijo entre dientes, obteniendo una sonrisa complacida de TaeHyung antes de un beso rápido en su mejilla, que rompió la pared de alfa molesto, por un cachorro feliz de recibir besitos de TaeHyung.
ㅡEstá bien. Acepto tu disculpaㅡNamJoon le sonrió, jocoso y plenamente divertido por la situación.
ㅡ¿Y qué haces aún aquí?ㅡpreguntó irónico JungKook con ese tono irritable. Aun la punzada de celos recorría sus venas y es que no podían culparlo, estaba a días de su celo y saber que la dulce y embriagante fragancia de su omega podía olerla el alfa de NamJoon lo ponía con los vellos de punta. TaeHyung rió por el mordaz comentario.
ㅡBien, bien, me voyㅡNamJoon alzó los brazos en un gesto de inocencia. Por unos instantes JungKook vio como le dedicaba una mirada burlona a TaeHyung que encendió sus mejillas en un rosado vibrante, haciendo a su alfa retroceder enfadado, pero guardando la composturaㅡ. Probablemente pase el fin de semana fuera.
ㅡEso es una estupenda ideaㅡmurmuró JungKook levantando la comisura de sus labios. Él sabía que NamJoon sabía que estaba a nada de entrar en celo, era tan predecible, el mal humor, la necesidad constante de tener a TaeHyung cerca, todo apuntaba a ello.
NamJoon se despidió con un par de risas, desapareciendo entre el pasillo desolado del edificio hasta el elevador.
ㅡNos vio, Kookㅡenfatizó las palabras TaeHyung, causando que JungKook soltará una risa boba.
ㅡ¿Qué más da?ㅡsusurró cerca de él. TaeHyung sintió como su piel se erizaba, causando que su respiración se entrecortara y volviera a ponerse nervioso. Su nariz rozaba la de él.
Plantó un breve beso en la nariz de su alfa, con esa mirada típica de más, haciendo reír de JungKook, antes de entrelazar sus manos y guiarlo al interior del departamento. Cuando el alfa entraba en período previo al celo se volvía posesivo y necesitado, pero no era solo el que tenía efectos al respecto. El aroma que expulsaba era tan delicioso que hacía a el omega de TaeHyung arrullarse y la necesidad de cuidar de él era tanta que lo hacía sentirse demasiado ansioso, así que TaeHyung podía pasar horas complaciendo a JungKook con besitos y caricias por doquiera, con tal de tener a su alfa tranquilo y feliz entre sus brazos.
La luz del día se colaba entre las cortinas de la habitación, ese color dorado que entraba como reflectores. La suavidad de la sensación del despertar, entre el enredador espumoso sobre su cuerpo, así como la presión de que envolvía su cintura por el brazo de su alfa, atrayendo su espalda al pecho de JungKook. Le gustaba como su agarre podía ser caricias a su corazón.
Sentía como la nariz del alfa rozaba su nuca y el aliento caliente erizaba su piel, aún adormilado, pestañeando hasta adaptar su visión, le fue casi imposible no notar la presión de algo diferente en su espalda baja, haciendo reír bajito. JungKook estaba a nada de entrar en celo, lo sentía.
ㅡ¿Hfm?ㅡJungKook balbuceo sobre el oído de TaeHyung, acomodándose mejor sobre el colchón y acercando más el cuerpo del omega al suyo, hurgando entre sus cabellos.
TaeHyung giró, quedando de frente al alfa sobre el colchón, acunando el rostro entre sus manos, JungKook gozoso por la sensación tersa. Los cabellos de JungKook estaban desordenados, castaños y miel, adornando su perfilado rostro. Las largas pestañas que descansaban sobre los pómulos, besándolos. TaeHyung batía sus pestañas, memorizando desde la primera peca al inicio de su mejilla como la diminuta marca de sus dientes sobre los labios finos y con sabor a café del alfa.
ㅡTe amoㅡdijo TaeHyung, deslizando su pulgar sobre la piel del alfa que dormía, dejando un beso sobre la mandíbula cincelada, con una ligera capa de vello que hizo cosquillear sus labios.
JungKook sonrió bobo, manteniendo sus manos alrededor de la cintura sedosa de la figura de TaeHyung, envolviendo sus dedos en círculos. Abrió un ojo, somnoliento, el iris azul, profundo. TaeHyung creía que los ojos de su novio eran como si el cielo hubiese bajado y reclamara ese su nuevo hogar.
ㅡYo te amo a tiㅡsusurró sin titubear, atrayendo a TaeHyung más cerca. Una de sus manos subiendo hasta la nunca de TaeHyung, envolviendo sus dedos entre los rizos achocolatados, y supo entonces, que los labios del omega serian siempre su delirio, sabía a miel y rosas.
Demoraron minutos así, con JungKook recostado sobre la plumosa cama con la cabeza de TaeHyung sobre su pecho, entre besos fogosos por minutos para saciar el sabor dulce y caricias secretas repletas de más de lo que se podía explicar con palabras.
La respiración de JungKook se tranquilizó, diciendo así a TaeHyung que había caído entre sueños de nuevo, así decidió seguir sus pasos antes de besar cada uno de los parpados de JungKook.
TaeHyung tecleaba velozmente sobre su computador. Relatando los párrafos de la historia que llevaba semanas en su cabeza. El olor de la vela aromática de vainilla que había traído desde su piso al departamento de JungKook y la luz del atardecer colarse por la ventana del salón. TaeHyung sentado sobre el sillón largo de la habitación, con una frazada hasta el final de su torso y el computador en su regazo., llevando el medio de sus gafas de lectura sobre su tabique y continuando su escribir.
El olor a salsa de tomate y mantequilla haciendo mover su naricita por búsqueda de más. Había pasado tanto tiempo en su computador que ni siquiera recordaba cuanto había sido y su estómago comenzaba a rugir. Dejó su computador y gafas sobre la mesa de café, tomando camino hacia la cocina, haciendo crujir su cuello adolorido en el paso.
JungKook probablemente no era el mejor para cocinar, pero se esforzaba demasiado y TaeHyung podía destacar lo deliciosa que le quedaba la pasta con salsa de tomate, mantequilla y especies raras que colocaba sobre la salsa que ni siquiera JungKook conocía, pero siempre hacía que tuviera buena sazón.
JungKook se desplazaba sobre la cocina, batiendo sobre un sartén en fuego, tarareaba una canción que no lograba reconocer.
ㅡHuele deliciosoㅡhalagó TaeHyung, apoyado en el lado del margen de la puerta, con sus manos dentro de los bolsillos del jogger que había robado del armario del alfa. JungKook giró, con una hermosa sonrisa en sus labios. Su cabello estaba revuelto, vestía unos jogger casi iguales a los que llevaba él y un suéter holgado que dejaba ver sus clavículas, todo de negro.
ㅡEstá casi listo. ¿Puedes ir a preguntarle a NamJoon si cenará aquí, amor?ㅡdijo JungKook, poniendo un poco de sal a la salsa que burbujeaba sobre el sartén.
TaeHyung asiente con la cabeza, antes de acercarse al alfa y dejar un beso en mejilla, y devolverse por el pasillo.
La habitación de NamJoon estaba justo frente a la de JungKook, era uno poco más grande y de colores fríos. Estaba decorada con algunos cuadros que había comprado de JiMin cuando lo conoció dos años atrás en una feria de arte en Seúl, JungKook estaba emocionado de presentar a sus mejores amigos entre sí.
A TaeHyung le gustaba la habitación de NamJoon porque siempre olía a gel de baño y a mar, también las luces led de colores sobre el techo que hacía verlo galáctico. NamJoon recorría de su armario a la maleta mochila negra en su cama, trayendo ropa entre sus manos.
ㅡ¿En verdad te iras?ㅡTaeHyung mordió su labio, evitando reír, pero la sonrisa en sus labios lo delataba.
NamJoon rió, había escuchado los suaves pasos del omega acercarse. TaeHyung no vivía ahí, pero así parecía, era ya parte de ese hogar.
ㅡPrefiero hacerlo. No quiero oír gemidos o ruidos de poca procedencia tan cerca, graciasㅡseñaló tratando de no reírㅡ. Me lo agradecerás despuésㅡlo señaló con una mirada picara, haciendo soltar una carcajada a TaeHyung.
ㅡBien, si tú lo dicesㅡintentó sonar serio, pero su tono irónico y divertido era imposibleㅡ. JungKook pregunta si estarás para la cena, ¿lo estarás?
ㅡNo lo creo. He quedado con unos amigos para ir a un lago, allá pasaré los días y se me está haciendo algo tarde.
TaeHyung encoge sus hombros, deseándole suerte saliendo de nuevo de la habitación para darle la privacidad de continuar su maleta. El pasillo del departamento es agradable, en general, el piso de los alfas es lindo y acogedor. Los cuadros de arte están por doquiera, cada uno de ellos hechos por JiMin. JungKook siempre le hablaba sobre los bocetos de dibujos del omega, no fue hasta unos meses después de formalizar, que JiMin los invito a una exposición local. Era talentoso, no había palabras más para describirlo, era fantástico.
El cuadro para llegar a la cocina era grande, el lienzo destacaba sobre la pared lisa blanca, lleno de color en su máximo. El fondo era negro, pero aun así cada detalle de las marcas como si fueran rostros eran de diversos colores azules, rojos, verdes, amarillos y más. Sus yemas cepillando la pintura que creaba relieve en el cuadro, mientras descolgaba la llamada.
Al devolverse a la cocina, JungKook servía dos platos de porcelana con la pasta. La capa del queso parmesano sobre la salsa rojiza. El olor haciendo danzar su nariz y su estómago rugir. Tomó asiento en uno de los bancos de la barra, relamiendo sus labios al ver el platillo frente a su estómago hambriento, tomando el cubierto y tejiendo de la pasta para devorarla.
ㅡ¿Y NamJoon?ㅡcuestionó JungKook, tomando asiento frente a él en la barra, alcanzando uno de los tenedores para revolver la pasta.
TaeHyung se detuvo con el cubierto frente a su boca, con las mejillas sonrojadas por ser atrapado por los burlones ojos de su novio.
ㅡOh, lo sientoㅡmurmura tímido, bajando el tenedor sobre el plato, sus mejillas sonrojadas en un vistoso color rosado, haciendo sonreír al alfaㅡ. No estará para la cena, debe irse para su excursión.
El alfa asintió, antes de inclinarse sobre la mesa y besar en los labios a TaeHyung, quien ronroneó feliz sobre los labios de él. JungKook estaba a horas de entrar a su celo y se convertía en un alfa demasiado mimoso, a TaeHyung le encantaba.
Cenaron entre bromas, actualizaciones de la historia de TaeHyung e invitaciones a cenar en semanas de la madre de ambos. Entre besos a sabor a pasta y roces que decía más sin palabras. Entre el sonido de sus risas y las endulzantes e intensas fragancias que comenzaban a mezclarse de a poco.
El mayor sonreía complacido. Recibía besos por todo su rostro, desde los pliegues de sus parpados hasta el filo de su mandíbula, con el calor que llenaba su pecho. Sus manos sobre los muslos de TaeHyung, quién estaba de horcadas sobre el regazo del alfa, rodeando con sus piernas e imposible de salir para él. Aunque tampoco lo quisiera. TaeHyung sólo se encargaba de hacerlo sentir amado, con sus dedos tirando de sus cabellos y masajeando suave y sus espumosos labios reconociendo su piel, disfrutando como un elixir.
JungKook amaba esos momentos, cuando simplemente no hacían nada, solo arrullarse juntos sobre el sillón o la cama de su habitación, repartiéndose besos fogosos o perezosos. Disfrutando la compañía uno del otro, sin más.
TaeHyung se detuvo riendo sobre su mejilla, el cosquilleo del aliento del omega, mandando descargas sobre todo su cuerpo.
ㅡ¿Qué ocurre bebé?ㅡpreguntó JungKook en un susurro ronco y roto. Su voz parecía gastada, con una sonrisa perezosa viendo el rostro del omega. Sus mejillas ruborizadas hasta su cuello, los labios hinchados, carnosos y bermellones. Su cabello estaba ligeramente revuelto. Se veía encantador.
ㅡNada, nadaㅡtomó su mentón, alzándolo y atrapando los labios de JungKook entre los suyos. JungKook continuo el beso, tragando denso cuando el vaivén de las caderas de TaeHyung se comenzó, sobre su regazo. Haciendo reír sobre el beso al alfa por la respuesta de su anterior pregunta. El calor de su piel era más intenso, ardiendo ligeramente, ahora sabía que había despertado poco a poco de su celo.
JungKook continuaba un camino, atrayendo a el omega a su pecho para intensificar el beso, haciendo un viaje con sus manos hasta la zona más baja de su espalda. Oprimiendo entre sus manos, con la capacidad de raciocinio de su alfa. TaeHyung no demoró en rodear el cuello de JungKook, jadeando cuando el castaño tiró de su labio inferior con los dientes.
El latido de su corazón latía hasta sus oídos, excitándose hasta el último nervio y despertando ese insisto.
El calor que comenzaba a recorrer el cuerpo de JungKook era doloroso, como si el mismo infierno subiera a recorrer sus venas. La necesidad de detenerlo era casi un llanto de dolor. Quemaba hasta el último nervio, logrando sentir el latido de su corazón con desespero y su respiración condensarse sobre sus pulmones. Los besos desordenados y el suave vaivén de TaeHyung eran como un bálsamo, pero ese mismo era el que encendía a cada segundo un poco más.
ㅡ¿Estás listo?ㅡTaeHyung pellizcó el labio inferior de JungKook, separándose poco para ver el rostro de su alfa. JungKook asintió, desesperado y perdiéndose poco a poco. No era la primera vez que pasaban algún celo de los dos juntos, pero quizás era algo de su omega que sentía que esté era diferente.
TaeHyung se levantó, entrelazando la mano con su alfa, sosteniéndolo y obligándolo a caminar hasta la habitación del mayor. El latido de su corazón taladraba en cada paso más cerca. La habitación de JungKook era agradable, estaba repleta de discos y dos guitarras y un teclado, TaeHyung amaba recostarse sobre la espumosa cama mientras el alfa tocaba sentado en el escritorio, oírlo era un deleite.
JungKook sintió el borde de la cama chocar contra la parte posterior de sus piernas, cayendo de espaldas y TaeHyung trepando sobre su regazo, relamiendo sus labios. El instinto podía ser más fuerte muchas de las veces, tenía que encaminar él las cosas, poco a poco el alfa de JungKook dominaba.
La mirada de JungKook era opaca, perdiéndose entre ese color negro que envolvía a sus pupilas. Deseaba a TaeHyung, más que nada, como nunca desearía a otra persona, nunca. TaeHyung removía la camiseta del alfa, moviendo sus dedos con sutileza contra la dorada piel del alfa. El tacto sobre la piel el alfa era un montón de sensaciones que se concentraban en su estómago. JungKook estaba a su merced si él quisiera, con los ojos puestos sobre TaeHyung, observándolo como la dichosa obra de arte más valiosa del universo.
ㅡEres hermosoㅡgruñó JungKook, antes de enredar sus dedos en los rizos del omega y atraerlo a su boca. Los besos como plumas y algodón se convirtieron en más. Desplomando su ritmo cardiaco con un suspiro jadeante cuando su lengua y las de JungKook se convirtieron en un danzar. Aun cuando el alfa de JungKook dominaba en sus celos, él no dejaba de elogiar y cuidar a TaeHyung cada que podía.
TaeHyung se arregló para quitarse su propia prenda superior, tirándola a cualquier parte de la habitación, acomodándose de horcadas mejor sobre el mayor. Los húmedos y calientes besos de JungKook bajando sobre su mandíbula hasta la glándula de olor. Las manos de JungKook se posaban sobre las costillas de TaeHyung, dibujando figuras con sus dedos. El menor llevó la cabeza hacia atrás, gustoso.
Los gruñidos de JungKook eran cada vez más y más, dejando mordidas sobre la piel, con posibles cardenales que dejarían marcas por días. TaeHyung se tensaba al sentir el vibrar sobre sus trozos de piel, aferrando sus manos sobre los hombros del alfa, intentando concentrarse en el calor que subía como avidez desde su vientre bajo.
ㅡPuedes hacerlo.ㅡsusurró TaeHyung soltando un suspiro. Los faroles azules se posaron sobre TaeHyung, quien jadeaba por aire, que sus pulmones parecían desechosㅡ. Cuidaré de ti, alfa, no tienes que preocuparte.
JungKook se dejó amasar con la dulce voz, le gustaba ese tono. Esas palabras parecieron encender fuego rojo, desatando cada excitación de los poros de su alfa. Dejándose llevar por el instinto, deleitándose. El color de sus ojos, ese azul como el cielo se perdió, esfumándose por completo, llegando un escarlata, vivo y que hizo temblar ligeramente a TaeHyung, pero aun así, nunca le tenía miedo.
JungKook intercambio posición, dejando el cuerpo escurridizo de TaeHyung bajo suyo, deshaciéndose ambos de la estorbosa ropa que sobraba. Yaciendo el uno para el otro, desnudos. Las manos del alfa se dibujaban sobre el sedoso cuerpo, apretando los lugares más deliciosos. El olor más abrumador y endulzante, que lo embriagaba más que mismo alcohol. Los jadeos rotos de TaeHyung, sabía que todos esos movimientos dejarían marcas y cardenales, pero no se arrepentía.
La habitación era algo fría, pero la piel de TaeHyung se calentaba ante cada toque de los labios de JungKook sobre su piel entre besos y mordidas, el inicio de sus clavículas, sus costillas, los huesos sobresalientes de su pelvis, sus muslos. Él rogaba por más, perdido en un intenso calor que se sentaba en su pecho hasta la yema de sus dedos.
El corazón de TaeHyung latía con fuerza, con la respiración errática, estremeciéndose en cada caricias y beso y no era para menos. El calor de su cuerpo subió, su garganta seca y la necesidad que se hacía nudo en su garganta. Apoyó sus manos, buscando con urgencia los ojos de su alfa, que jugueteaba con su lengua en busca de clemencia. Cuando lo hizo, los orbes de JungKook lo entendieron, como dagas hirviendo en su piel.
El verdoso color de los ojos de TaeHyung se había extinguido por completo, como si el recuerdo fuera solo eso. TaeHyung había entrado en celo, hirviendo por más. Era nuevo, nunca antes había pasado, en ningún celo de los años juntos eso había sido algo entre ellos. Entre los supresores que ingería TaeHyung, que atrasaban su ciclo y más, nunca lograban congeniar un celo entre ambos, pero estaba pasando. El calor era firme, consumiendo de ambos.
JungKook miraba del suave omega debajo de él, a través de la tenue luz de la noche sobre la ventana de la habitación, con una mirada de deseo y pasión, de gozo y deleite. Subió, trepando sobre el torso con sus dedos jugando e interrumpiendo entre gemidos y jadeos de TaeHyung, devorando de los labios del menor. Una eternidad se albergaba ahí y JungKook siempre sentía que los probaba por primera vez. JungKook acomodándose entre las piernas de TaeHyung, mimando entre besos y caricias a su desesperado omega.
La primera estocada, se volvió en nada. Perdiéndose entre las llamas que se centraban como infierno. El vaivén era lento, entre el sudor que envolvía a ambos. Robando los suspiros y gemidos de TaeHyung entre sus labios, al recuerdo más puro. Se movía, chocando contra la sensación eléctrica, porque dentro de TaeHyung se sentía un éxtasis.
La habitación estaba envuelta en eso. Gemidos rotos y jadeos necesitados. TaeHyung se aferraba a la espalda del alfa, sus uñas dibujando rayos sobre la dorada piel. No era solo oscuridad, era JungKook haciendo a su omega suyo, sino también TaeHyung estaba haciendo suyo a su alfa.
El manto brillante sobre el torso blanquecino de la piel del omega, las marcas violentas y rojizas sobre su extensión. JungKook giró su cuerpo, aferrándose de la cintura del omega, pegando así su espalda contra el respaldo, con los brazos atrapando de su omega por la cintura. El omega sobre el regazo del alfa, con sus manos presionando los hombros de JungKook, perdido en el placer y calor. JungKook sabía que su omega había entrado en celo y su alfa estaba desesperado por complacerlo, por cuidarlo, por hacerlo sentir bien.
ㅡQuiero que te muevas, hazlo, mi amorㅡdemandó en voz rasposa, haciendo temblar a TaeHyung.
TaeHyung asintió, tímido, hecho un desastre.
La sensación que recorría la columna vertebral de TaeHyung erizaba a su piel. El aumento de sus movimientos entre saltos, bombeando del placer entre burbujeaos en su vientre bajo. JungKook llevaba sus besos sobre el cuello del omega, sus encías comenzando a doler, quemando como hierro hirviendo. Los filosos colmillos cepillando del trozo de piel. TaeHyung se las arregló para buscar los labios de JungKook, entre besos fogosos de minutos y sus movimientos bruscos y rápidos sobre el alfa, saciándose de placer.
ㅡMárcame, alfa.ㅡdijo TaeHyung, sobre los labios de JungKook. El hilo de su voz estaba perdido, con el burbujeante calor que se hacía cada vez más y más.
La respiración de JungKook se detuvo. Presionando sus manos sobre las caderas de TaeHyung, perdido entre los profundos deseos que las paredes de su mente le hacían gritar. Amaba a TaeHyung y él lo amaba, estaba perdido. Entre cada aroma que lo envolvía y su corazón hincharse, con el aliento caliente de TaeHyung gimiendo sobre sus labios y los movimientos que estaba a punto de llevarlo al éxtasis.
ㅡAlfaㅡrogó TaeHyung, recorriendo sus uñas contra los brazos de JungKook. El orgasmo lo estaba a punto de ahogar mientras el color de sus ojos azules brillante temblaban ante ese alfa.
ㅡAmor míoㅡbalbuceo JungKook, besando el hombro desnudo de TaeHyungㅡ. Hazlo tú también, omega.ㅡTaeHyung tembló bajo el tacto y las palabras de los labios del alfa sobre su piel, con sus saltos más perezosos.
JungKook tomó el mentón de TaeHyung entre su mano, procurando no lastimarlo y beso con fervor. El sabor salado de los labios de TaeHyung entre las lágrimas de placer, el omega asintió suavemente, aceptando la petición de él.
Y así fue como sus colmillos se expusieron de la manera más pura que otras veces, agrandándose más de su tamaño. JungKook clavó sus colmillos, rompiendo del tejido de piel de la curva del cuello de TaeHyung. El sabor de la sangre envolviendo hasta su última gota de conciencia. El dolor abrumador, entre el agudo grito de TaeHyung, quién envolviendo sus colmillos de menor tamaño, rompiendo de la piel del hombro del alfa, clavando sus colmillos hasta donde se permitiera.
El nudo de alfa formándose en el anterior del omega, rompiendo del éxtasis y placer. Así como la helada sensación sobre su cuerpo y cerebro, como un remolino que desconecto cada uno de sus órganos un segundo, sólo para convertirlos en uno sólo.
TaeHyung cayó rendido, entre las sábanas espumosas y el pecho de su alfa, perdido entre las sensaciones que se recorrían. JungKook se recostó, llevandose su omega consigo, recostándolo sobre cerca de él, buscando de la reciente marca de sus dientes para dedicarse a pasar su áspera lengua por la herida, saciándose del sabor y encontrando paz a su omega.
ㅡMío, mío.ㅡsusurro empalagoso JungKook, acariciando la piel del omega, quien ronroneaba, perdido en la sensación de la saliva del alfa curando su marca.
ㅡSiempreㅡremarcó TaeHyung en un tarareo.
JungKook se inclinó buscando los labios de su adormilado omega, juntó sus labios con los de TaeHyung, quien rodeaba con sus piernas.
ㅡTe amoㅡle susurró JungKook entre el beso.
ㅡYo a tiㅡmodulo entre su rota voz TaeHyung.
La respiración de TaeHyung se tranquilizó, cayendo en brazos de Morfeo.
Y ahí, con la luz de las estrellas y la luna a su alrededor. La respiración lenta de los dos haciendo un eco en la habitación y la muestra de su unión perpetua.
Dos almas gemelas que habían conseguido su camino, encajando como piezas perfectas.
Un omega torpe y asocial que temía ser juzgado por las personas y poco amante del café cayendo de bruces por el alfa de ojos como el mismísimo océano que atendía en la linda cafetería, y un alfa que buscaba pasar el tiempo de descanso académico en la cafetería de su madre enamorándose de los balbuceos del chico de cabello rizado.
End.♡︎
Los deliciosos cafés con mucha crema y azúcar a finalizado🥺
Gracias, infinitas gracias por todo el amor y las estrellitas para con esta historia. Amé mucho adaptar este bonito fic, espero que a ustedes también les haya gustado.♡︎
Espero que nos veamos pronto en alguna próxima nueva adaptación
¡Gracias por leer!
S.♡︎
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