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Capítulo 53: Atrapada.

Desde el día de mi captura (aproximadamente hace tres días), sólo veía el mundo a través de una pantalla, ocasionalmente me llegaban los gritos ofensivos y violentos por parte de mis captores, una que otra pregunta acerca de los chips y por ultimo un silencio oscuro y siniestro, al igual que el lugar donde me encontraba.
Durante esos días no probé más bocado que el de una dulce hogaza de pan y un vaso de agua, lo que me daba la certeza de que mis captores no buscaban que muriera de hambre.
Por otra parte, las imágenes proyectadas en la pantalla me indicaban que mi ausencia pasaba desapercibida o al menos, eso era lo que creía. En realidad, las preguntas sobre mi desaparición no paraban de poner a Melanie en situaciones bastante incómodas, mientras que otros - incluido Rogers - se limitaban a creerle, pensado que quizás mí ausencia se debía a que extrañaba mi antigua forma de vida y que lo veía como un escape a lidiar con la vida en S.H.I.E.L.D incluyendo lo que significaba mi relación con el Capitán.

Después de la escena entre Melanie y Steve, llegaron muchas más por el estilo, uno que otro coqueteo, mientras ella solo empeoraba mi imagen frente a él. Me sentía vilmente remplazada y me dolía ver como ella ocupaba poco a poco mi lugar. De esa manera Melanie se acercó más a Steve, más de lo que me hubiese gustado.

En aquel tiempo, mi mente volaba de un lugar a otro, atrayendo recuerdos y toda clase de pensamientos. Pensaba constantemente en lo que sería de mí en caso de que no les fuera útil o que ni siquiera me necesitaran para algo, pensaba con frecuencia en Steve, en mi familia y en el pequeño niño de cabellos rubios esperando a que le leyeran un cuento a la hora de dormir. Hasta en algún momento llegue a pensar en la muerte, en la belleza y desgracia de tenerla tan cerca, como una vez escuche decir "me respiraba en la nuca", no solo desde ese momento, sino desde el momento en el que acepte trabajar para Fury, pues era como Steve me había advertido: nada era como antes y lamentaba no haberle escuchado lo suficiente. Por otro lado ¿si no hubiera aceptado, que hubiera sido entre nosotros? Nada probablemente, no estaba muy alejado de lo que sucedía actualmente.

En fin, seguí sumergida en mis constantes meditaciones hasta que realice un hallazgo importante: los chips. Se activaban por medio de la voz, no con la de cualquiera, era la voz de alguien. Quizás ese "alguien" podría ser yo, esa podría ser la razón por la cual aún seguía con vida.

La idea duro varias horas dándome vueltas por la cabeza, hasta que decidí desecharla, el proyecto era de Tony y Banner, lo más lógico sería que se activara con alguna de sus voces, así que si no era por mí, de allí surgía la pregunta principal ¿Por qué o para qué me tienen aquí?

Sencillamente, la respuesta no tardó en llegar, en un tiempo record menor a las 24 horas siguientes. Deborah había encontrado los chips en mi bolsa, pero había un problema, no podía activarlos, así que entendí el por qué me tenía allí: necesitaba activar los chips y yo era una especie de garantía para forzar a Tony o Banner para que los activaran.

Después de una larga discusión, mis captores decidieron que lo mejor era pasarles una nota de rescate a los Vengadores, escuche a Deborah hablar frente una cámara y un micrófono. Allí les informaba a todos que estaba secuestrada y que tenían los chips (cosa que Tony sospechaba, pues noto el cambio de dispositivos) y los amenazó con que si no los activaban, me asesinarían. Luego la cámara se posó en mí y me lanzó un rayo que me hizo gritar de dolor, un truco para demostrar que sus palabras eran ciertas. Observe las expresiones en sus rostros, se preguntaban por Melanie entre susurros. Antes de finalizar la nota Tony impasible, explico que los chips se activaban por medio del reconocimiento de voz. En ese momento la comunicación se cortó.

-Te necesito con vida, por ahora- aseguró Deborah- pero... hay algo que me estas ocultando ¿No es así?- pregunto en un tono frio.

Negué firmemente con la cabeza.

-¿Quién puede activar los chips?

-No lo sé.

En ese momento Deborah perdió el control, su cabello parecía una mancha sangrienta y disforme, gritaba y maldecía. Por un momento se mantuvo en silencio y se giró hacia mí.

-¿Esto funciona por reconocimiento de voz, no es así?

-Sí.

No hubo más palabras, Deborah se había marchado de nuevo.

Después de eso perdí todo contacto con lo que sucedía en las instalaciones de Fury, pues la pantalla jamás volvió a encenderse, como tampoco volví a escuchar que Melanie regresara allí, ahora todos sabían la verdad: Melanie era un impostora.

A pesar de los inútiles intentos de Melanie por desactivar el sistema de configuración, este era impenetrable. Al parecer necesitaban que la tecnología de Stark funcionara lo más rápido posible, pues allí las cosas estaban muy activas, escuchaba muchos pasos afuera de la habitación donde estaba retenida, de todos modos, gritar sería lo menos inteligente que podría haber hecho ¿Quién iba a escucharme o a hacer algo por ayudarme?

Seguí allí, con esa pequeña idea bailoteándome en la cabeza, cada vez con más frecuencia y lo único que conseguía era llegar a las mismas conclusiones: necesitaban que alguien activara esos chips y yo era una garantía para que se llevara a cabo.

En menos de tres horas después de "la nota de rescate", el video se encendió y observe a un hombre de ojos azul marino a través de la pantalla, creí estar alucinando, observe la pantalla con atención hasta que descubrí que se trataba de Steve. El corazón me dio un vuelco. Miraba fijamente a la pantalla, su mirada era fría y amenazadora, al escuchar su voz un escalofrío me recorrió la espalda.

-Deborah- inició el Capitán América, desafiante.

Inmediatamente de produjo la respuesta de ella. Su voz no demostraba ninguna emoción en particular.

-Te ofrezco un intercambio, La vida de Verónica a cambio de los chips.

-¿Qué me asegura que son términos validos Capitán?

- Que iré yo mismo por ella. Sin ningún tipo de trampa o ataque ofensivo. A cambio del programa de seguridad de Stark para activar los chips, Verónica deberá regresar conmigo.

Ella guardo silencio mientras se lo pensaba.

Finalmente Deborah cedió a un intercambio: a cambio del programa con la voz de Tony, me entregarían. Sin pensarlo mucho, al otro lado de la pantalla aceptaron la oferta: Ellos activarían los chips y yo regresaría sana y salva. Sin embargo, las cosas no se dieron así: realmente no era la voz de Tony la que activaría dicha tecnología, era la mía. Lo supe en cuanto recordé aquel día, en el momento cuando los chips vibraron al escuchar mi voz. Mis sospechas resultaron ser ciertas...

Ese mismo día, Steve y Deborah pactaron un lugar de encuentro. Sería en la misma central eléctrica abandonada de nuestro primer enfrentamiento con la malvada mujer, todo parecía salir perfecto a excepción de una cosa: el único que estaba allí era Steve.

Abrí los ojos de golpe, en realidad no me encontraba en el mismo lugar que Rogers, seguía en la misma fría habitación, aturdida me gire en cuanto la luces se encendieron.

-¿Qué has hecho?- grite furiosa.

La única respuesta que obtuve fue una risa seca, tenebrosa. La risa de Deborah.

-¿Creíste que sería así de fácil engañarme?- se acercó por detrás y me tomo del cabello, levante la cabeza sin alejar la vista de la pantalla- Sé que la única que podía activar los chips eras tú ¿acaso crees que no lo noté? Melanie estuvo allí la mayoría del tiempo. ¿No es así Doctor Banner?- me hizo girar la cabeza mientras veía como la figura de Melanie cambiaba hasta parecer a la de Banner.

-¡No!- grite colérica- ¿Qué has hecho con él?

-Digamos que ocasionalmente había un cambio de turno -me sonrió con una mirada siniestra.- No te preocupes, se encuentra bien, como si nada hubiese pasado.

Aturdida mire al frente, todo había sido una trampa desde el principio y habíamos caído en ella. Ya era demasiado tarde para arrepentimientos.

-Bien Deborah, iniciemos el intercambio- escuche la voz de Steve envuelta por la resonancia del lugar.

-¡Steve!- chille con todas mis fuerzas, al otro lado de la pantalla.

-Como si pudiera escucharte- me soltó bruscamente la cabeza- ahora vas a activar estos chips para mí.

-¿Si me niego?- rugí.

-Simplemente te despides del Capitán América jovencita- hablaba con un tono agudo- en el lugar hay explosivos suficientes para volar todo el Empire State junto con el Capitán, tú decides.- batió la mano en mi dirección.

Estaba entre la espada y la pared, realmente quería salvar a Steve pero de por medio estaba la cuestión de los chips, si lograba desactivar el sistema de seguridad con mi voz, no sabía a ciencia cierta el por qué estos artefactos tenían tanta importancia. El tiempo corría, debía actuar rápido.

-Acepto. Mi única condición es que dejas al Capitán y a los demás en paz- dije como si me pesaran las palabras.

-Excelente, sabía que dirías eso. Ahora- dijo tomando los delicados chips entre las manos marfil- deléitanos con tu voz- sonrió como la bruja de blanca nieves cuando le tendió la manzana.

Mi mente inicio a trabajar rápidamente, si bien sabía, los chips se activaban con mi voz, pero ¿qué podría decir? Tenía que haber una especie de palabra, de clave, de código especial, Inicie a pensar hasta que un pequeño recuerdo llego a mi mente, veloz como un relámpago.

"No puede ser. ¿Es en serio Tony Stark?"- me pregunte mirando al cielo. Mire por última vez a la pantalla pensando en Steve y deje que las palabras salieran de mis labios en cascada.

-Código York- dije cerrando los ojos, vencida.

En ese momento los chips vibraron en la mano de Deborah, quien miraba expectante, regreso la mirada a mi rostro, se giró fríamente y antes de que pudiera replicar dio órdenes a sus secuaces.

-Mátenlo.

-¿Qué?- grite- ¡Alto! ¡Teníamos un trato!

Deborah no respondió a mis suplicas, gire la vista a la pantalla y delante de mis ojos observe como las bombas se activaban, una densa capa de humo negro lo envolvió todo y perdí de vista a Steve, hubo un segundo estallido y pronto la pantalla perdió la comunicación con un chasquido, el Capitán América había muerto.

-¡No! ¡Steve!- gritaba una y otra vez mientras mi voz se quebraba por el llanto incipiente.

Observe como la pantalla se apagaba silenciosamente, guardaba un silencio burlón y cínico, si alguna vez había pensado que Steve regresaría por mi estaba claro de que no pasaría, tal como lo había dicho Deborah, ya no tenía a mi salvador, estaba completamente sola.

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