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Capítulo 52: Más Problemas.

La semana siguiente, era un lunes, un día nuevo y la semana iniciaba mostrándome su amplia y blanca sonrisa. El trabajo estaba bien y ahora retomaba mis pasatiempos con Sam; íbamos al cine, a cenar, en fin, era un alivio estar ocupada, pues mi gran problema era que si no lo estaba, me agobiaba con facilidad. Así que, de alguna manera, Sam había sido mi salvador.

Habíamos quedado para salir esa tarde, iríamos a tomar un café para después encontrarnos con los demás para hacer no sé qué, sin embargo, mi horario se corrió un poco: Después de tantos días, había decido regresar a S.H.I.E.L.D.

La decisión no había sido por mi cuenta, de hecho, Nat y Clint intervinieron, hasta que finalmente me convencieron de volver, de cualquier forma, también tenía mis asuntos por allí, era una agente de S.H.I.E.L.D y por ende, tenía mis deberes en las instalaciones.

Al salir del trabajo me encontré con Nat, esta vez ella estaba manejando el Camaro así que me acomodé en el asiento del copiloto y ella encendió el auto, un sepulcral silencio reinaba en el auto hasta que finalmente Natasha rompió el silencio, no sólo del auto, sino de todo lo que había sucedido después del problema con Melanie.

-Aun no entiendo por qué lo hizo.- inició, mirando al frente, frunciendo el ceño.

-Ni yo- suspire cansada- preferiría no hablar de eso.

-Veth, sólo quiero ayudar, hay algo que no me encaja.

-¿Hasta ahora lo notas?- ironice- ella nunca me agrado.

-No es eso, sólo que Steve no es así- hizo una pausa mientras buscaba las palabras.- No creo que quisiera engañarte.

-Nat- la mire seria- ciertamente tampoco creo que haya querido hacerlo, el caso es que- tome aire- lo hizo y punto, ya está.

-A lo mejor deberían hablar ustedes dos, desde ese día ambos actúan distinto.

-¿Distinto?- arquee una ceja.

-Sí, en fin ese es mi consejo- con eso Nat había terminado la charla mientras la entrada secreta se abría en la tierra como dos fauces hambrientas que devoraban el auto.

Una vez en el hangar, nos separamos, aproveche para ir a mi habitación a recoger algunas cosas, iba en camino cuando me encontré con Rogers, nos miramos unos instantes en silencio, no pude evitar apartar la mirada.

-Verónica- dijo él con un tono serio, el mismo que usaba los primeros días.

-Steve- respondí.-Cuanto tiempo- ironice. Me lanzo una mirada acusadora.

-¿Podríamos hablar?-preguntó con un tono neutro.

-Sí por supuesto, ¿Te parece mañana temprano?

-Estupendo.-sonreí.

Iba a decir algo más pero en ese momento llegó Tony, me tomo del brazo y me arrastró tras él hasta el laboratorio. No pude evitar mirar hacia atrás, me encontré con unos ojos azules que me miraban divertidos, esa mirada, la extrañaba. Regresé al frente, corrí tras Stark y eso fue todo.

-De nada- dijo cuándo me soltó y la puerta blanca se cerró tras nosotros.

-Gracias por salvarme caballero- me reí.

-Creí que eso querías. En fin ya estás aquí.

Guarde silencio, en realidad no sabía que era mejor: si la cura o la enfermedad. Aún estaba lo suficientemente resentida como para hablarle y por otra parte, lo extrañaba demasiado.
Stark llamó mi atención y me guio hasta una mesa, en donde Banner como todo un profesional se encargaba del proyecto.

-¿Ya sabes cómo se llama este "proyecto"?- pregunte refiriéndome a los Chips y al extraño suero.

-Por supuesto- aseguraron al unísono.

-¿Entonces? ¿Cómo se llamará?

Tony hizo un movimiento algo llamativo con las manos como si fuera a anunciar algo grandioso.

-Código York.- dijo sonriendo- ha sido el acuerdo al que hemos llegado con Fury.

-¿Código York?- arquee una ceja y reprimí una risilla.

-Sí, acéptalo es un gran nombre, no tan asombroso como el mío o como los de los trajes pero es bueno.

Mire a Tony con una mueca, no me convencía el nombre.

-Era eso o IGCE: inteligencia genial de cerebritos extraordinarios- explico Banner evitando no sonar ridículo, al final no pudo evitar reírse y mirar a Tony.

-Vale mejor se queda Código York.- sonreí.- si lo vez desde una perspectiva optimista, no suena tan mal, tiene sentido, lo creaste en Nueva York y es prácticamente secreto y codificado- sonreí divertida.

-Niña- me miro Tony serio- ¿podrías dejar de criticar el nombre que elegí y cerrar la boca por cinco minutos? Solo disfruta el momento- dijo con mirada entusiasta y perdida, la única que tiene un genio cuando ha logrado su cometido, esa mirada que solo tiene Tony Stark.

-Vale, señor nombres perfectos y raros- dijo riéndome a carcajadas con Banner.

Después de un rato de risas, los dos hombres iniciaron a corregir los últimos detalles de su obra mientras yo encendí la laptop.

-¿No te importa si la uso?- le pregunté a Banner, quien en respuesta me miro taciturno, pero finalmente acepto.

-En cuanto terminemos necesitare probar allí los chips.- me empine y observe que los chips estaban estéticamente hechos para confundirse con un dispositivo USB corriente, aunque con sus detalles únicos, claro, como por ejemplo, la activación por voz, los archivos ultra secretos y otros usos y aplicaciones.

Inicie a descargar unos archivos y aproveche para guardarlos en mi propia memoria USB, la conecté a la computadora e inicie a descargar los archivo cuando las voces de Tony y Banner me distrajeron, fui hasta ellos olvidando lo demás.

-¿Qué sucede?- pregunte corriendo hacia ellos.

-hemos acabado- grito Tony con una sonrisa triunfante- lo hemos logrado.

Momentos después me encontraba ayudando a Banner con el suero, pues este debía de refrigerarse en un lugar seguro.

Por último, los chips, los conectamos a la enorme computadora de Tony y los probamos efectivamente, funcionaban y Banner los configuro para que fueran indetectables. Una vez acabado el trabajo decidieron salir del laboratorio como ráfagas, después de tantas horas de trabajo desearían huir de allí. Salí tras ellos, pero olvide mi USB allí regrese, escuche la voz de Tony llamándome, le grite que en un momento estaría con ellos. Revise la USB que vibro, la desconecte, la guarde en mi bolsa y me marche. Al salir de laboratorio me cruce con Melanie, iba a entrar allí así que salí lo más rápido que pude y evite mirarla a los ojos. No toleraba tenerla cerca.

Iba tarde para verme con Sam así que fui a mi habitación en las instalaciones, busque una muda de ropa limpia y me cambie, retoque mi apariencia, un poco de rímel, polvos y una coleta alta y estuve lista.

Nat me llevo en el auto, pues Clint y ella ya tenían otros planes, tome mi bolso y con un salto aterrice en la acera, despedía a Nat y me dirigí a la cafetería donde me vería con mi amigo. Doble un par de esquinas, mientras serpenteaba evitando gente, escuche dos sutiles silbidos a mi lado, cuando me gire observe a un hombre algo anciano, no preste mucha atención, hasta que el mismo sonido se repitió y a mi lado encontré a una persona diferente, luego otra y otra. Debería de ser normal, siendo esta una ciudad tan poblada pero me parecería escalofriante la manera en como cada vez que giraba hallaba a una persona diferente a mi lado.

Harta del tumulto, decidí tomar un pequeño atajo por un callejón frío y solitario, parecía una opción bastante atractiva: un callejón donde podría respirar aire fresco y librarme de tanta gente y de sus molestos empujones. Avance un par de metros y escuche pasos a mi espalda, me volví y me di cuenta que era un hombre de estatura promedio, seguí con mi camino con tranquilidad. De repente, de una esquina oscura salieron dos figuras, una de ellas era alta y llevaba una capucha cubriéndole el rostro, la otra era un joven a causa de la oscuridad causada por la poca iluminación no pude detallar su aspecto. Ambos me cerraron el paso, inmediatamente, me gire y trate de huir pero el hombre que había visto momentos antes me impidió huir, me tomo por los hombros con fuerza, en respuesta le golpee en las costillas con la rodilla y trate de correr, a pesar del dolor, el que estaba acompañado de la persona con la capucha me agarro del brazo y me tumbo al suelo.

En ese instante pensé que quizás podría tratarse de ladrones, vándalos corrientes o de adictos al crack, cualquiera de mis hipótesis me llevaba a la misma conclusión: estaba siendo víctima de un robo cualquiera. Sin embargo, no era así, podría decirse que si era un robo pero mis victimarios no buscaban exactamente dinero, buscaban algo más valioso. Inicie a pedir ayuda hasta que repare en la figura del hombre que minutos antes había golpeado, su cabello ahora estaba largo y su figura más esbelta, me fije y era Melanie, sonrió al ver mi cara- era una genuina expresión de miedo y horror- y por última vez su forma cambio en la oscuridad.

-¿Sorprendida agente Mcgouth?- su expresión solo expresaba el más puro y maliciosos cinismo.

Observe a una chica con el cabello lacio y largo y pronto lo entendí: Melanie no existía, todo este tiempo había sido la secuaz de Deborah, aquella que había visto convertirse en una niña inocente y que al tocarla un dolor punzante me recorrió el brazo, al igual que aquella vez que Steve me la había presentado. La mire aterrorizada. Minutos después ella posó sus manos sobre mis hombros y un dolor fuerte y punzante me envolvió hasta que perdí el conocimiento.

Cuando desperté, comprendí que realmente me había metido en un problema y en uno bien gordo, no solo porque no sabía que había pasado después de había caído inconsciente sino que no sabía dónde me encontraba y por qué me encontraba atada a una silla, mire a mi alrededor pero todo era oscuro, me moví a tientas en la oscuridad tratando de buscar una salida o como diría Steve: "una estrategia". No había nada que hacer estaba atada y sin maneras de escapar.

Segundos después una enceguecedora luz blanca se encendió por la habitación y me fije en que estaba atada a una camilla, como en las películas de terror, levante la cabeza y me encontré con Deborah, la mujer del cabello escarlata estaba frente a mí con una mirada de fuego.

"Esto sí que es un problema".- pensé mientras Deborah se acercaba.

-¿Dónde está?- fue lo primero que dijo.

La miré extrañada, no tenía ni idea de lo que hablaba esa loca mujer.

-¿Qué?

-¿Dónde están los dispositivos?- interrogo de nuevo.

-No lo sé- dije sin cuidado.- no los tengo yo.

-¿Qué no?- rugió Melanie detrás de la pelirroja, no había notado su presencia.- ¿Acaso no te los llevaste hoy?- su voz era escurridiza y venenosa, trate de no demostrar miedo.

-No tengo ni idea de lo que estás hablando.- repetí.

-Cuando saliste del laboratorio cambiaste los chips por una USB corriente, ahora dime donde los dejaste- estalló.

Recordé haber recogido mi USB y... Era cierto, por accidente había tomado los chips, busque con la mirada mi bolsa pero no cabía duda de que no estaba a mi alcance.

Cansada, Deborah se acercó a mí y me miró fijamente, meneo la cabeza en desaprobación y un rayo me sacudió de pies a cabeza, el dolor era intenso y punzante. Mi cuerpo se tensó y se sacudió por el eléctrico impacto.

-Sera mejor que hables Verónica- recito Deborah con una voz melodiosa- esta vez no tienes a tu salvador, ni al monstruo verde, ni a tu arquero- sonrió ampliamente- esta vez estas sola.

No pronuncie palabra y la mire desafiante, después de algunos minutos esperando respuesta a Deborah pareció aburrirse ese estúpido juego, le hizo una señal a Melanie con la mano y salió del lugar a través de una enorme puerta de metal.

Nuevamente sentí una sensación de adormecimiento y no tarde en quedarme nuevamente, sumida en una especie de dolor y agotamiento único, cerré los ojos vencida por el dolor y finalmente caí dormida en un sueño devastador.

Cuando volví a despertar, toda la habitación estaba a oscuras, fría y espeluznante. Me removí un poco, pero fue inútil, aún seguía atada y la presión de las correas, me habían adormecido varias partes del cuerpo como los brazos y las piernas. Por último repare en un destello que provenía del frente, allí observe lo que sería la proyección de una película o un vídeo, cuando me fije, noté que se trataba de las instalaciones de S.H.I.E.L.D.

A través de la pantalla observe a un Steve pensativo, estaba frente a la puerta de la sala de armas, pronto recordé: habíamos quedado de vernos en la mañana. Me estaba buscando. Impotente observe como Melanie se acercaba y le susurraba algo al oído, no pude evitar que la ira se apoderara de mí, sobre todo cuando escuche que iniciaron a hablar.

-¿Así que esperas a Verónica?- preguntó la rubia con sorna.

-Así es- sonrió él- ¿La has visto?

-No- vacilo un momento- en realidad... Sí, la encontré esta mañana, no paraba de hablar sobre una cita con un tal... ¿Sam? Creo que así se llamaba, le pregunte si se quedaría y dijo que tenía mejores cosas que hacer que quedarse aqui como por ejemplo, hablar contigo.

-¿Mejores cosas que hacer?- se interrogó él en voz alta.

-Quizás no le parece tan importante quedarse para charlar contigo, tenía prisa.

-No, ella no es así.-dijo como si tratara de convencerse.

-Pues créelo, llevaba una enorme sonrisa. A lo mejor estaba ocupada pensando en algo mejor que el asunto entre ustedes dos.- se encogió de hombros.

Steve se mantuvo en silencio y su mirada era fría, estaba molesto.

-Pues sí eso es lo que piensa...creo que ya no queda nada por hacer -repuso molesto.

-Steve- dijo Melanie con calma- después de todo lo que paso... ¿No crees que es momento de dejarla ir?

-¿A qué te refieres?- interrogo él.

-Sí, ya han pasado semanas desde lo que ocurrió y a ella parece que no le importas ni en lo más mínimo, hoy la buscaste para arreglar las cosas y mira, se ha marchado con otro.

Steve pareció pensarse la palabras de ella.

-A lo mejor es cierto- suspiro- Quizás no le importo lo suficiente.

-Será mejor dejarla ir- insistió ella.

-si...- dijo él en un susurro.

-¡No!- grite yo en medio de la sala vacía, como si pudiera llegar a escucharme- ¡No es así!- me sacudí con fuerza pero la presión de mi agarre me hizo desistir.

Levante el rostro y observe como Melanie lo abrazaba y se marchaban juntos. La única respuesta a mis gritos fue el eco de mi propia voz. Lloré en silencio, lo estaba perdiendo.

Después de eso, varias imágenes del día a día en S.H.I.E.L.D se proyectaron en la pantalla, en la mayoría de ellas aparecía Melanie inventando una historia diferente cada vez que alguien le preguntaba por mí. Seguí observando como Melanie inventaba mil calumnias hasta que la luz se encendió, allí apareció uno de los secuaces de Deborah, vestía ropa negra y unos ojos oscuros, casi negros.

-Espero que disfrutes la función en primera fila- se acercó sonriendo con cinismo- para ser una chica corriente eres muy bonita. Que desperdicio- comento el "alterado" mientras acercaba una mano a mi rostro, gire la cabeza, esquiva.

Sonrío y sin más se fue. Dejándome nuevamente en la oscuridad, la pantalla se había apagado y estaba sola, otra vez.
Pensé en Steve abrazado a Melanie, no podía tolerarlo, ahora el creía lo peor de mí, mientras la imágenes de ellos juntos pasaban frente a mi, poco a poco me iba hundiendo, aun lo quería y verlo con ella era la peor forma de tortura. Era como si fuera un recuerdo borroso para él, ya no había nada que pudiera hacer.
Deseaba que en cualquier momento el llegara a salvarme pero cada vez fui perdiendo las esperanzas y lo que antes era una llama viva termino convirtiéndose en un leve destello: la espera de un reencuentro posible solo en sueños.

Hola a todas! Como están?
Espero que bien.
Nuevamente aquí dos capítulos, son algo largos, espero que los disfruten. Además quiero disculparme por dejar abandonada la novela, últimamente no he tenido tiempo de nada, les agradesco mucho por la paciencia y por la espera. Tratare de seguirla pronto, gracias por sus votos y comentarios, pues me gusta saber que piensan de la historia y el giro de la misma.
Gracias por todo.
Nos leemos en la próxima :).

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