Capítulo 49: You & I.
Cundo la banda dejo de tocar para tomar un descanso, la sala aún seguía llena de parejas que regresaban a sus asientos. Los observe sentada desde la mesa, pues me había marchado momentos antes de la pista de baile, Max estaba charlando con Sam sobre no sé qué, le reste importancia al tema de conversación, estaba sumida en mis pensamientos hasta el punto en que no noté que ambos habían dejado la charla de lado y ahora me miraban fijamente.
Sam fue el primero en hablar.
-¿Has visto a Claire?- negué con la cabeza- Si la vez, ¿puedes decirle que la estoy buscando?
-Está bien. Iré al tocador.
Sin más me puse de pie y me encamine hacia allí, cuando entre me encontré con Claire.
-Hola- saludo ella sonriente.- ¿Has visto a Sam?
-Sí, esta fuera, esperándote.
-Gracias.
-No hay de que.- sonreí y me acerque al espejo mientras ella se marchaba.
Minutos después salí del tocador para buscar mi bolso, busque a Steve con la mirada pero no lo encontré. A lo mejor se había marchado antes. Llegue a la mesa y note que algunos de mis amigos seguirían allí mientras que otros iniciaban a despedirse. Tome mis cosas y me aleje sigilosamente. Una vez fuera del lugar el frio de la noche me hizo estremecer, sin embargo, inicie a andar con paso decidido por la acera.
El rítmico andar de mis zapatos y el sonido de algún auto que ocasionalmente pasaba a mi lado eran mi única compañía. Levante la cabeza e inicie a andar un poco más rápido al escuchar que un coche disminuía la velocidad cuando paso a mi lado, trate de pasar desapercibida, no lo logre, la ventanilla del auto bajo misteriosamente para descubrir a su ocupante.
-Veth- la voz conocida me hizo girarme.
-¿Steve?- pregunte algo desorientada.
-¿Quién más?-pregunto irónico.-Vamos sube al auto.
Lo mire algo desconcertada había un tono extraño en su voz, por no decir que en su actitud.
-¿Está todo bien?- fue lo único que dije sin mover un dedo.
-Sí, ¿Nos vamos?- pregunto con afán.
-¡No!- dije cruzándome de brazos- no iré a ninguna parte hasta que me digas que sucede.
En ese momento escuche el ruido de un auto que doblaba la calle, Steve miro por el retrovisor con precaución, con solo observar su rostro pude ver que estaba tenso. Una señal nada alentadora.
-Veth- dijo fingiendo naturalidad- entra lentamente en el auto.- dijo regresando la vista al frente.
No puse más resistencia, ya conocía que se trataba de una orden y por las circunstancias lo mejor era no llevarle la contraria; me introduje despacio en el asiento del copiloto hasta que ajuste mi cinturón, él encendió el auto y lentamente reanudo la marcha.
-Ahora- lo mire fijamente- ¿Vas a decirme que pasa? Ya me estas asustando.
-Nos están siguiendo.-dijo lo bastante bajo para que no pudiera oírlo.
-¿Cómo?- dije algo alterada.
No hubo tiempo para palabras, la respuesta llegó por si misma: un estrujón sacudió el auto. Una camioneta negra nos había chocado por detrás y no cabía la menor duda de que no había sido un accidente. La fuerza del impacto me empujó hacia delante, golpeándome en la frente, mire a Steve para asegurarme de que estaba bien, no hizo falta inmediatamente reacciono y piso el acelerador.
-¿Estas bien?- pregunto sin desviar la mirada de la calle.
-Sí.- asentí llevándome una mano a la frente, estaba pegajosa y me dolía un poco.- ¿Qué ha sucedido?
-Estuve buscándote por todo el lugar, pero Max me dijo que te habías marchado, así que fui a buscarte, cuando salí observe que nos estaban esperando.
-Ya. ¿Crees que se trate de Deborah?
-Probablemente- dijo serio, levanto la vista y observo que la camioneta nos pisaba los talones.
-¿No puedes ir más rápido?- dije exasperada.
-Eso intento- me respondió molesto.
Rápidamente Steve recurrió a otra opción: perderlos en el tráfico. Entramos en una avenida atestada de autos, cambiamos de carril y nos adelantamos, cuando nuestros persecutores nos dieron alcance mire hacia atrás y note que estaban perdidos en el tráfico. Avanzamos un poco más para después salir a una calle.
Hubo un largo silencio en el auto, no sabíamos a donde ir, lógicamente no podríamos ir a S.H.I.E.L.D. pues eso representaría un gran riesgo, tampoco podíamos regresar a las calles, necesitábamos un escondite.
-Por esta calle podemos llegar a mi casa- fue lo único que pude decir.
-Creí que debíamos tomar la principal.
-No, el camino por aquí es largo pero será difícil que nos sigan.
Nos miramos fijamente analizando las opciones, tenía razón, lo mejor sería salir de las calles y pronto, no tardarían en darnos nuevamente alcance.
-Guíame- respondió con la misma seriedad de antes.
Después de recorrer medio Manhattan evitando las avenidas y calles principales llegamos a mi casa sin ninguna complicación, los habíamos perdido y ahora estábamos a salvo. Cuando Steve estaciono el auto ambos nos dejamos caer en nuestros asientos y suspiramos.
-Creo que los perdimos- dijo sonriendo para tranquilizarme.
-Eso espero- dije regresándole la sonrisa.
Bajamos del auto y entramos a mi casa a oscuras, estábamos recobrando el aliento cuando escuchamos el sonido del motor de la camioneta afuera, mire a Steve nuevamente presa del pánico. El me indico que guardara silencio y se acercó con cautela a una de las cortinas para ver hacia la calle.
-¿Son ellos?-pregunte en un susurro casi audible.
El asintió con la cabeza. Me quede petrificada donde estaba, pasaron algunos minutos hasta que me aventure a preguntar de nuevo.
-¿Siguen ahí?
-Sí, ve arriba, si algo sucede no te muevas de allí ¿De acuerdo?
A pesar de que el tono de su voz era neutro, note que hablaba en serio, asentí en silencio y me dirigí escaleras arriba, mientras trataba de retomar la calma, llegue a mi habitación y cerré la puerta.
Me senté tensa en la cama mientras estrujaba mis manos con fuerza, pasaron algunos minutos donde no escuche nada, acto seguido escuche pisadas por el corredor y las escaleras, corrí detrás de la puerta y me prepare para lo que viniera, tan pronto la puerta se abrió reaccioné y corrí al frente dispuesta a defenderme. Por otro lado, la persona frente a mí se acercó y me atrajo hacia sí.
-Tranquila Veth, soy yo.- la voz de Steve entro como música a mis oídos.
-Me has asustado- dije entre sus brazos.- ¿Se han ido ya?
-Sí, todo está bien ahora.- levante la vista y descubrí que él me observaba para luego acercar su rostro al mío. Reparo en el golpe de mi frente- Estas herida.
-¿Esto?- pregunte llevándome una mano a la zona lastimada- no ha sido nada.
-Ven te ayudare- me tomo de la mano y me llevo al baño donde humedeció una toalla y me limpio la frente- ¿Mejor?- pregunto cuando había terminado el trabajo.
-Sí, ha sido solo un golpe. Además- dije reparando en su rostro- tú también te has golpeado.
Tome otra toalla y le lave la herida, a diferencia de la mía, su herida era más grande y profunda, fue necesario vendarla.
-Listo ya está- dije triunfante.
-Gracias- dijo sonriente- no era para tanto.
-¿Cómo qué no? Te has roto la ceja, iré por hielo. Quédate aquí- dije saliendo de mi habitación rumbo a la cocina.
Regrese con una bolsa de hielo en la mano, al entregársela él me acerco y me envolvió en sus brazos como momentos antes, levante la mirada y lo mire fijamente.
Sin preámbulos lo bese en la penumbra, lo necesitaba y no quería que nunca se alejara, él me acerco más a su cuerpo, al parecer sentía lo mismo. Mis manos envolvieron su rostro y lo acerque a mí, lentamente iniciamos a retroceder hasta que me tope de espalda con la pared, poco a poco el beso fue subiendo de intensidad, sentí que sus manos se separaron de mi cintura mientras iniciaba a quitarse la chaqueta del traje, con un poco de ayuda, la prenda no tardo en caer al suelo.
Nos separamos con la respiración agitada y le mire, tenía un brillo diferente en los ojos, sonreí algo apenada por mi acción anterior, iba a decir algo cuando un beso en la mejilla me sobresalto. Confundida, sentí como sus labios iban dando pequeños besos desde mi rostro hasta llegar a mi cuello, al sentir su respiración contra mi piel, no pude evitar sentir un cosquilleo, me aparte un poco y me di la vuelta mientras ponía un flequillo detrás de la oreja, un nuevo beso en la base del cuello me dejo helada mientras sus manos subían hasta el cierre de mi vestido, Steve no tardo en correrlo y deposito un tierno beso en mi hombro, tomo la tiranta y la aparto hasta que la tela comenzó a resbalar por mi cuerpo. Me gire para quedar frente a él antes de que nuestras miradas se encontraran nuevamente.
-Me encantas - susurro sobre mis labios antes de depositar otro beso en ellos.
Esta vez, no me sentí avergonzada lo bese y lo atraje hacia mí con más fervor que antes, lentamente nos dirigimos hacia la cama hasta que mi pierna rozo contra el edredón. Steve me beso con pasión mientras yo movía mis manos por su camisa hasta desabotonarla por completo, sus besos eran apasionados y sus caricias eran llenas de ternura, lentamente me recosté en la cama hasta que su cuerpo quedo sobre mí, sus manos iniciaron a acariciar mis piernas y mi cintura, yo temblaba a causa de las sensaciones, no había marcha atrás, note como Rogers desabrochaba la hebilla de su pantalón, lo mire divertida mientras lo empujaba con los pies, empujó su cadera contra mi vientre y note que la ropa interior iniciaba a fastidiarle.
Me miro en busca de aprobación, a pesar de lo oscuro del lugar pude sentir que su mirada era tierna y amorosa, allí entendí que era lo que sucedía: estaba enamorada de él. En respuesta a su pregunta implícita me levante un poco y le bese. Sin más él se acomodó en medio de mis piernas, acariciando mi cadera, nuestra respiración estaba acelerada y el roce de nuestros cuerpos me dejaba sin habla, un gemido se escapó de mis labios cuando sentí una fuerte presión en la entre pierna. Pase mis manos sobre su espalda y lo atraje hacia mí.
Nos miramos con ternura cuando el inicio a mover sus caderas hasta entrar en mí, jadee un poco cuando el inicio a moverse, el ritmo al principio era lento pero poco a poco fue subiendo de intensidad, arquee la espalda sobre el colchón mientras él me miraba a los ojos, mis manos se aferraron con fuerza a sus hombros. Algunos gemidos de ambos llenaban la habitación hasta que con la mayor sutileza eran acallados por delicados besos. Cada caricia, cada beso y cada instante era mágico, estaba en el más perfecto éxtasis, estaba con el hombre que amaba y sentía que el tiempo cada vez era más lento entre nosotros.
Steve pasó una de las sabanas sobre nosotros mientras mis manos se deslizaban por su espalda, sus manos dibujaban cada línea de mi cuerpo con suma destreza, como un pintor reparando en cada detalle de su obra, lo atraía hacia mí con afán y entre suspiros susurraba su nombre. Cada caricia despertaba una nueva sensación, sus besos eran dulces y llenos de amor, solo quería que él se quedara para siempre.
Finalmente llegó el momento culminante, estábamos sumidos en una especie de ensueño, ninguno se movió, nos miramos a los ojos mientras disfrutábamos del momento, mi cuerpo aún vibraba a causa de las caricias. La sensación era tan embriagadora que daba la impresión de que podía tocar el cielo con las manos, en ese momento no pensaba en otra cosa que no fuera su enigmática mirada. Sonreí cuando se separó de mí y se tumbó a mi lado bocarriba.
Ladee la cabeza y descubrí que mi peinado se había deshecho dejando mi cabello regado sobre la almohada. Steve me regreso la mirada, me tomo la mano y deposito un beso en ella.
-Te amo Verónica Mcgouth- dijo acercándome a él.
Cerré los ojos mientras mi cabeza descansaba sobre su pecho, sus brazos me envolvieron.
-Te amo más Steve Rogers- dije mientras cerraba los ojos.
A la mañana siguiente me removí entre una mezcla de sabanas y un par de brazos acogedores, abrí lentamente los ojos, encontré un poco de luz y a un Steve profundamente dormido, lo mire conmovida y me acurruque entre sus brazos, estaba lo bastante cómoda para no querer levantarme.
-Buenos días- la voz masculina a mis espaldas me sobresalto.
-Buenos días- respondí con voz perezosa.- ¿Has dormido?
-Mejor que nunca- dicho esto, me beso en la cabeza.
-Me alegra oír eso- sonreí- ¿Qué tal tu ceja?
-Mejorando y ¿tu frente?
- ha dejado de doler.
Me gire y quede frente a él.
-Ahora que lo dices- dije besándole- es mejor que te quedes un poco más.
Steve, leyendo mis pensamientos me sonrió pícaramente.
-No es mala idea- dijo besando mi cuello, lo acerque a mi mientras sonreía.
Lo bese nuevamente, no había otro lugar donde quisiera estar que no fuera con él. Rogers se incorporó sobre mí e inicio a besarme el cuello, los hombros; estaba gimiendo, hasta que regreso su atención a mis labios, le rodee el cuello con fuerza.
-¿Así está mejor?- pregunto sobre mis labios. Me reí.
-Mejor que nunca.- sonreí nuevamente mientras mis manos lo atraían hacia mí.
Él no se quedaba atrás, inicio a acariciar cada parte de mi cuerpo con suma dedicación, sin saberlo de vez en cuando suspiraba y decía mi nombre, cuando el regresaba a mis labios los dos sonreíamos, éramos felices en el más puro sentimiento de felicidad. Estando juntos lográbamos olvidarnos de todo lo demás, por desgracia no podía durar para siempre.
-Hoy tenemos que ir a trabajar- dije recordando que el mundo aun giraba a nuestro alrededor.
Él se separó y me miro serio para luego soltar una carcajada.
-Ya te lo había dicho Veth- acaricio mi cabello- Habrá tiempo de sobra después.- volvió a besarme, haciéndome olvidar lo que pudiera suceder fuera de esa habitación.
Un rayo de luz se colaba por la ventana y me indicaba que ya era la hora de despertar, a diferencia de unas horas atrás, Steve se había levantado antes, estaba sola en la habitación ya no tenía sueño, así que me envolví en las sabanas y salí a investigar.
Baje las escaleras y lo encontré en la cocina, llevaba el pantalón puesto y la espalda y los pies al descubierto, además olía delicioso. Me acerque por detrás y lo abrace.
-Hola.
-Por fin despiertas Bella durmiente.-dijo mirándome sobre el hombro.
-¿Qué cocinas? Huele delicioso.
-Hago el desayuno. ¿Te gusta el omelette?
-Por supuesto.
-Ve arriba, te veo en un momento.
-¿Me llevaras el desayuno a la cama?- pregunte entre divertida y enternecida.
-Sí.
-¡Eres un romántico!- exclame sonriente.
-Anda antes de que me arrepienta- dijo burlón.
-Vale- levante un poco mí improvisada vestimenta para evitar enredarme con las sabanas y subí las escaleras.
No tardo mucho para que Steve apareciera por la puerta con una bandeja en la mano, se acercó y el olor del omelette me abrió el apetito.
-Gracias- sonreí mientras tomaba el plato.
Steve se sentó a mi lado y comimos juntos, estaba feliz y con él a mi lado nada podía ser mejor. Después de desayunar y lavar los platos tome una ducha, cuando estuve lista él esperaba abajo.
-¿Vamos a ir a S.H.I.E.L.D?- pregunte al verlo en el sillón.
-Es un buen plan, pero te propongo algo mejor.
-¿Si?- pregunte sentándome a su lado.
-Sí, pasaremos el día juntos, yo cocino.
-Me gusta tu idea.- sonreí subiendo los pies descalzos al sillón mientras veíamos la televisión.
Después de esa noche, los días iniciaron a pasar cada vez más lentos, eran armoniosos, pasábamos el tiempo juntos, éramos felices, nuestra relación iba de maravilla y todo era miel sobre hojuelas; la vida no podía ser mejor. Solo éramos Steve y yo, nada más importaba cuando estábamos juntos, o al menos eso creíamos.
En cuanto a la persecución de la otra noche, nos enteramos por medio de Clint que se trataba de Deborah, como lo habíamos sospechado. El único recuerdo de ese momento fue la abolladura que tenía el auto en el maletero, sin embargo, le restamos importancia al tema con el pasar de los días, pues no volvimos a saber más de la mujer del cabello escarlata, por el momento toda la atención en las instalaciones de Fury se centraba en la llegada de la agente Jasper, aunque para dicho acontecimiento aun faltara una semana.
Aun así algo no encajaba ¿Cómo podrían calmarse las cosas de la nada? Prácticamente Deborah había desaparecido del mapa y ahora llegaba esta chica de manera repentina ¿Tendrían ambos hechos algún tipo de conexión? O ¿Quizás se trataba de otro de mis ataques de paranoia?
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