Capítulo 37: Citas Dobles.
Sábado en la mañana, me levante más temprano de lo habitual, como eran las siete de la mañana pensé en salir a correr, sin embargo, no sería necesario, en mis entrenamientos ya me bastaba el ejercicio; que algunas veces era excesivo, pero como Clint siempre me decía “una agente no se crea de la noche a la mañana”, era justo descansar por un día.
Resolví quedarme en cama adelantando un poco de trabajo de oficina, leyendo críticas y comentarios sobre el funcionamiento del nuevo carril de transporte, de la situación de la ciudad para poder hablar de eso en un nuevo artículo. Seguí así hasta que nuevamente tuve que ponerme de pie para iniciar mi rutina.
Inicie por ducharme y volver a ponerme el pijama para después iniciar a prepararme para la cena de esa misma noche.
Desayune y encendí las noticias mientras que mensajeaba a mi hermana para enviarle el número y la contraseña de la cuenta donde Fury había consignado el dinero correspondiente a mi “salario”. Después de ello le conté las buenas nuevas a Jess y regrese mi atención a la televisión donde las noticias habían sido reemplazadas por programas de farándula.
Cuando el cielo se tornó de color naranja apagado inicie a cambiarme. No estaba segura de que usar, como tampoco tenía idea de donde iríamos -agregando que ni estaba segura de si se trataba de una cita- finalmente decidí algo resuelto pero elegante: un blusón blanco con algunas lentejuelas, un pantalón ajustado negro, tacones corridos negros y un brazalete dorado al igual que los aretes. Un maquillaje natural y finalmente el cabello liso, pues increíblemente el tiempo me había dado para pasarme la plancha para controlar un poco las ondas rebeldes del mismo.
El timbre no tardo en sonar a más tardar las ocho.
-Buenas noches señorita Mcgouth.- dijo Steve.
- ¿quieres pasar?- fue lo primero que se me ocurrió decir.
-Claro- me hice a un lado para dejar que pasara. Note que llevaba un pantalón caqui y camisa gris ajustada.
- ¿quieres tomar algo?- pregunte cerrando la puerta.
- No, solo pasaba para esperar a que estuvieras lista.
- ¡oh!- exclame- si claro, dame un minuto y nos vamos.
Subí a tan rápido como me lo permitieron mis tacones y busque un bolso, metí allí mis cosas, tome un abrigo y salimos de la casa.
Una vez a fuera pase mi mirada por la acera buscando su motocicleta, aun así, no la halle por ninguna parte.
-¿Quieres que pida un taxi?- me ofreci.
- No hace falta, no tardaran en llegar por nosotros.
- Eres impredecible- dije girándome para mirarle.
- Eso hace parte de la magia.
Le mire confundida; antes de poder decir algo más el volvió a tomar la palabra.
-¡Ahí están!- dijo mirando sobre mí cabeza y levanto la mano. Escuché el ruido de un motor de auto y acto seguido el mismo sonido, solo que más tenue, como si dicho auto se hubiera detenido.
-Vamos- indico él extendiéndome la mano.
Me di la vuelta y acepte la mano que me ofrecía y juntos nos dirigimos al auto. Pude reconocer que se trataba del Camaro de Clint.
-Nat y Clint- dije casi para mí misma.
- Van a llevarnos. – comento al escuchar mi voz.
Nos introducimos al auto y quedamos juntos en la parte de atrás, no dude en verle el lado divertido a la situación y me reí por lo bajo.
-¿Qué sucede?- pregunto el galán junto a mí.
-Oh nada- moví una mano para restarle importancia.- y ¿ustedes?- esta vez me dirigí a la pareja de adelante.
- Creí que Nat te había dicho que iríamos a esa cena de parejas- Dijo Clint mirándonos por el retrovisor.
Asentí con la cabeza y nuevamente un silencio reino en el auto, supongo que ninguno veía la necesidad de charlar, así que cada uno se dedicó a lo suyo, por mi parte me acomode junto a la ventana y disfrute del viaje.
-Hemos llegado- la voz de Clint me saco de mi letargo.
- ¿Tan rápido?- esta vez hablo Nat. Ambos chicos asintieron, para sorpresa, al parecer, de ambas.
- okay- asintió Nat y se bajó del auto, después hice lo mismo.
El suelo del estacionamiento era algo irregular y al no estar acostumbrada a usar tacón mis pies se tambaleaban mucho, casi hasta hacerme tropezar. Nat y Clint tomaron la delantera de la marcha mientras Steve y yo avanzábamos lentamente, gracias a mi mala elección de vestuario.
-“Malditos zapatos”- refunfuñaba mentalmente mientras que no dejaba de dar traspiés.
Estaba maldiciendo entre dientes hasta que Steve me tomo por sorpresa.
-¿Necesitas ayuda?- se detuvo a mi lado.
- ¿Cómo?- le mire sobresaltada- No, a menos de que puedas cargarme hasta la entrada, estos zapatos me están matando- me agache y trate de reacomodarlos.
Note la mirada de Steve sobre mí, aun así no me importo, no toleraba más la incomodidad en mis pies.
-Si quieres puedo hacerlo- se ofreció galantemente mientras me ponía de pie. Abrí los ojos atónita.
-“Ni loca”- pensé mientras le miraba como atontada recreando la imagen de Steve cargándome como a un niñita hasta la entrada del local.
-No- le asegure- creo que con darme una mano basta.
- Como guste mi Lady- me ofreció un brazo el cual use de bastón para evitar caerme.
Una vez superada la trampa mortal que represento el estacionamiento logre llegar sana y salva al restaurante.
Una breve descripción del lugar: No se parecía en nada al lujoso restaurante de nuestra última reunión, por el contrario este lugar era más actual, estaba decorado con luces de neón, sillas y mesas dispersas por el lugar, prácticamente un restaurante- bar, lo supe por que al entrar nos invitaron al “Happy hour” que habría allí después de las once de la noche.
-¿te gusta el lugar?- dije mirándolo de reojo.
- Si se ve que es divertido.
Seguimos avanzando hasta que nos reencontramos con Clint y Nat, observe que se hallaban charlando con un hombre alto y pelirrojo acompañado de una castaña delgada como un palillo. No acercamos, tomados aún de gancho.
-¡Sam!- exclame al ver que se trataba de mi amigo.
-¿con que decidiste venir?- me interrogo.
-¿Cómo?- pregunte desorientada- habla en español.
- A lo de las citas dobles.
-No, o bueno…- me volví hacia Steve buscando una respuesta.
Antes de que alguno de los tres pudiera objetar algo, un carraspeo cercano se entrometió en nuestra charla, esto hiso que Sam se girara exaltado.
-¡Pero ¿Dónde están mis modales?!- exclamo haciéndose a una lado y tomando a la mujer delgaducha de la mano, esta se adelantó y paso a formar parte del sequito, pues Nat y Clint no se divisaban por los alrededores.
-Esta es Claire- Continuo Sam haciendo referencia a la mujer a su lado.
-Un gusto- dijo ella acercándose para estrecharnos las manos.
Luego de las correspondientes presentaciones de Claire y Steve, pude hacerme una imagen de Claire, era alta y con los zancos que tenía puestos, sin duda me llevaba más de diez centímetros, tenía los ojos grises y una rostro lleno de facciones exactas y bien dibujadas, prácticamente de porcelana, sin embargo, había algo que desde un principio no me encajaba.
-Steve, ¿has planeado traerme aquí desde un principio?
Mi pregunta quedo sin respuesta, pues Nat y Clint se acercaban a nosotros.
-¿Qué opinan del lugar?- pregunto Nat.
- Creo que Jack tiene buen gusto- comento Sam.
-Estoy de acuerdo- esta vez fue Rogers quien hablo.
Dudas despejadas: me habían llevado a la cita doble de Jack.
Seguimos allí todos reunidos hasta que me aventure a preguntar:
-¿Dónde están Jack y los demás?
-Perdidos en el tráfico- contesto Sam con Claire a su lado.
- creo que es mejor que apartemos una mesa.
Todos concordamos con Clint y juntamos dos mesas para crear nuestro propio espacio en el lugar.
Cada uno junto tomo asiento junto a su pareja, como era de esperarse. De ahí cada quien inicio un dialogo con su acompañante, me gire hacia Steve.
-¿Cómo supiste lo de las citas dobles?
-Nat me lo dijo- se encogió de hombros- me dijo que no querías ir y como hoy no teníamos nada que hacer, pensé que quizás sería divertido.
- Ah, sí aspiro a que así sea.
- Espero que no te moleste- me miro a los ojos. No supe que decir. Hasta que un silencio incomodo se coló en la conversación, fue allí cuando me vi obligada a responder.
-No, para nada- afirme con una cálida sonrisa.
Trajeron las copas y pedimos una botella de champaña, supongo que para un brindis. Realmente que mis amigos eran las personas más extrañas del mundo.
-¿Deberíamos esperar por los demás?- pregunto Nat mientras un mesero llenaba su copa.
- No- contesto resueltamente Sam.
- vale, entonces ¡todos copas arriba!- exclame yo.
Steve me miro sorprendido aunque su mirada no dejaba de ser radiante e intensa.
-Por esta noche- levante mi copa y la extendí al frente- ¡Salud!
- ¡Salud!- exclamaron todos al unísono con un delicado choque de copas.
Una vez acabado el brindis tres figuras masculinas se acercaron a la mesa, cada uno con una chica al lado.
-Veo que ya iniciaron sin nosotros- inicio Jack fingiendo desdén.
- No seas amargado Jack- intervino Sam- siéntate que hay para todos.
Finalmente el “indignado” de Jack accedió y se sentó con nosotros al igual que Max, Zac y sus parejas.
La pareja de Max era su novia, Caroline llevaba una falda de pliegues negra junto con una blusa palo de rosa, al igual que yo llevaba tacones. Zac iba acompañado de una chica morena y de mirada tierna, se llamaba Sara, los ojos rasgados a los extremos le daban el aspecto de oriente. Por ultimo Colette y Jack.
Iniciamos a pedir los platos, una que otra charla grupal, nada especial, a menos de un momento vergonzoso.
-¿Qué opinas de Espagueti a la boloñesa?- me pregunto Steve.
- No gracias, soy alérgica, prueba otra cosa.
- No es plato para compartir- soltó una carcajada- pero ya que insistes ¿Lasaña de pollo?
-¿Cómo?
- Probemos juntos.
-No te emociones, que ahora no quiero probar de eso- le mire con picardía, a manera de chiste, de la forma más inocente posible.
No había notado el silencio en la mesa y mis amigos se nos quedaron mirando, las personas desconocidas se sonrieron entre si y continuaron con lo suyo, no puedo decir lo mismo de mis amigos quienes reían a carcajadas, por nuestra parte Steve y yo bajamos la cabeza con un leve rubor en las mejillas. ¡Por qué todo lo pensaban con un doble sentido!
Después de comer (cada uno pidió un plato por separado). Había llegado la hora de las bebidas y el baile.
Los primeros en salir a la pista habían sido Jack y Colette, los demás le siguieron.
Solo quedamos Sam, Claire, Steve y yo en la mesa.
-¿Quieres bailar?- dijo Steve poniéndose de pie.
- Claro- asegure.
Nos paramos a bailar, debo admitir que no éramos los que más brillaban en la pista de baile pero llevábamos el paso.
La música era un poco lenta, la canción era “Thinking out loud” de Ed Sheeran, para bailar en pareja, así que Steve me tomo por la cintura y me acerco a él, la mano libre la entrelazo con la mía. Poco a poco fue variando la intensidad de la música y hasta que acabo la pieza Steve y yo nos detuvimos.
-Baila muy bien señorita Mcgouth- me sonrió amablemente.
Fatigada asentí y aun tomados de la mano me apoye en él al sentir un dolor en el talón: los zapatos.
-No puedo decir lo contrario de usted, señor Rogers.
Nos miramos durante un buen rato, envueltos en el frenesí del baile y del lugar y muy lentamente acerque mi rostro al de él. Al principio me miro confuso hasta que se acercó un poco más estábamos frente a frente hasta que…
No sé por qué Steve ladeo un poco la cabeza y me beso en la mejilla, era la primera vez que hacia tal gesto, pero aun así estaba desconcertada, sonriente desenlace mi mano y nos dirigimos a la mesa.
Estábamos sentados con los demás bajo las luces aun encendidas en el local hasta que la voz del Dj nos llamó la atención.
-¿No creen que es hora de animarnos un poco?- gritaba un hombre alto de rastas tras unas consolas llevaba unos audífonos enormes.
Acto seguido se fueron las luces y las lámparas de neón cobraron vida llenando la estancia con su brillo y múltiples camareros se acercaron a las mesas con copas repletas de licor.
Cuando la música electrónica inicio a retumbar por todo el lugar muchos chicos de otras mesas lanzaron gritos eufóricos.
Todos nos pusimos de pie y formamos un círculo.
-Clint, Tex ¿no se nos unen?- grito Max sobre la música.
-Ya vamos- aseguro Clint para mi sorpresa.
En el círculo a un lado estábamos las chicas y al otro los chicos, así que a mi lado estaba Claire y al otro Nat.
-¿Acaso no es guapo?- me pregunto en una ocasión Claire.
- ¿Quién? ¿Sam?
- No. Él.- dijo dirigiéndole una mirada seductora a Steve.
- Ah, si- respondí con cara de pocos amigos.
"- Deberia de estar preocupada por su cita, no por la mia."- pense molesta.
Observe que ahora la dinámica de nuestro pequeño círculo había cambiado, ahora una pareja pasaba al centro a bailar. Seguí como si nada.
-¡Yo voy con Steve!- grito Claire por encima de la música y acto seguido fue hacia él, lo tomo de la mano y lo saco a bailar.
El alma se fue a los pies. Sam me miro perplejo.
-¿Quieres bailar Veth?- dijo Sam
-Acepto encantada.
Pasamos al centro del circulo acompañados por las risas y gritos de la discoteca, bailamos juntos una buena canción “Uptown Funk” de Bruno Mars, a pesar de no ser una diosa del baile supongo que no nos fue tan mal. Cuando nos separamos notamos que Steve y Claire habían entablado conversación mientras bailaban.
-Creo que nosotros deberíamos gozar también- comente casi a gritos.
-Me parece bien, hay que divertirnos.
Como era el “Happy Hour” habían bebidas por todos lados, me tome una margarita, un vodka, sabia los efectos que me traería al día siguiente aun así, esto era una fiesta, no pensaba amargarme.
-¡Salud Chicos!-exclamo Sam cuando estábamos brindando con Clint, Max y Jack.
-¡Salud!- gritaron todos.
-¡alto!- chille para sorpresa de todos.
-¿Qué pasa linda?- me pregunto Jack.
Le lance una mirada retadora y pronuncie lo siguiente.
-Hasta el fondo.
Una vez aceptado el reto tome mi copa y bebí todo el contenido de la misma.
Creo que escuche a Max toser, a Sam estremecerse y pedir otra copa, en fin…
A partir de ahí inicio el juego, sin duda estaba ebria.
-Los amo a todos- dije en la mesa, mientras todos regresaban a descansar.- de veras, son lo mejor del mundo chicos.- me abrace al más cercano a mí, creo que era Max.
Luego algunos regresaban a la pista, yo me mantuve en mi lugar.
-Eres una tarada- me dijo Sam- ahora por tu culpa no me puedo operar el culo.- sus palabras eran torpes y su voz ronca. Estaba ebrio.
-No digas eso- mi estado no distaba mucho del de mi amigo- si tu culo es bonito.
-No, no lo es, nunca le ha gustado a nadie- su voz sonó ridículamente graciosa y sus palabras aún más enredadas que antes y en cuestión de segundos Sam se hallaba llorando a montones.
No pude contener más la risa e inicie a reír a carcajadas.
-¡No digas eso!- dije entre risotadas- tu culo no tiene nada de malo, a los hombres les gustara.
Un sollozo aún más audible provino de Sam.
-por eso quiero operarme el culo, para que nadie lo mire.
Sin lugar a dudas, estábamos demasiado ebrios.
Seguimos así un buen rato hasta que Steve y Claire nos encontraron, cada uno tiro de nosotros hacia un extremo como madres que quieren separar a un par de chiquillo llorones.
-¡Sam!- chillo Claire al ver al pelirrojo hecho un mar de lágrimas.
-¿Veth?- pregunto Steve, supongo que para comprobar mí estado.
-No quiero una prueba de alcoholemia Cap- dije entre risas- soy una chica mala- otra risotada.- además ¿no te divertiste con Claire?- le lance una mirada afilada. Me miro serio, casi al borde de la ira.
Ahora que lo pienso, realmente hice el ridículo esa noche.
-Ya estas ebria, mírate- me miro de arriba abajo-¿Dónde están tus zapatos?- me interrogo con expresión dura. Mire hacia mis pies desorientada, no recordaba donde estaban.
- ¿Yo sé que se? ¿No te los había prestado?- me quede callada y luego volví a reír.
-Esto ya es suficiente- dijo tomándome del brazo y llevándome hasta una silla.
-no te muevas iré por tus cosas y nos vamos.
-¡No seas aburrido!- le espete poniéndome de pie, no duro mucho pues me tambalee y tuve que sentarme.
Steve negó con la cabeza y se alejó.
Cuando regresó traía mis zapatos y el abrigo en una mano y en la otra, mi bolso.
-Nos vamos- se puso en marcha.
-espera- Salí tras él.
Una vez que le di alcance estaba exhausta.
-¿Por qué no nos quedamos otro momento?
-No, es hora de irnos- sentencio con voz firme.
- ¿Y que si no quiero?- le rete con voz y piernas tambaleantes- ¿vas a obligarme?
Enarco una ceja, me dio la espalda y llego hasta el Camaro. Abrió la puerta y dejo mis cosas dentro. Luego regreso junto a mí.
-Vamos Veth.
-No, me quedo aquí- me cruce de brazos.
- tú lo has pedido- acto seguido me cargo en hombros y me llevo hasta el auto.
-¡Bájame!- chille dándole golpecitos en la espalda.
Finalmente logro meterme en el auto y sin decir algo más me puso el cinturón y arranco.
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