Capítulo 30: La Respuesta.
Iba caminando tan rápida y distraídamente que no note que Tony me llamaba.
-¡Hey! - grito desde lejos.
Seguí indiferente con mi camino, si Fury no estaba allí no tenía sentido mi presencia.
-¡Hey, tú la de las mechas rubias!
- "ya he tenido suficiente por hoy"- me gire en redondo dispuesta a gritarle lo primero que se me viniera a la mente a Stark...
Pero mi ánimo se vio opacado por una enorme figura que se alzaba detrás de Tony, de inmediato cerré la boca.
- ¿Qué? ¿Te ha comido la lengua el gato?- dijo este risueño.
- Señor Stark- la voz de Fury sonó contundente a espaldas de Tony.
- ¿Qué tal Nick?
- Veo que ya conoce a la señorita Mcgouht.- respondió el hombre del parche juntando los brazos tras la espalda.
- Por supuesto, de hecho, ella te ha estado buscando toda la mañana.- me guiño el ojo para que le siguiera el juego.
- Si, vine para charlar acerca de su propuesta.- me apresure en decir.
- entiendo, sígame a mi oficina.
- Adiós linda- se despidió Tony con la mano.
Me encogí entre la chaqueta y seguí tres pasos atrás de Fury, una distancia prudente, supongo.
Cuando llegamos Fury se detuvo de golpe y poso su mano en la pared- tal como lo había hecho Natasha la primera vez- y la puerta se abrió.
Le seguí hasta adentro donde tome asiento en la silla frente a su escritorio y cerré los nudillos para evitar los nervios, me sentía como en uno de esos tantos momentos donde desearías estar en otro lugar.
-¿Ya ha pensado su respuesta?
- Si- asentí apretando aún más mis nudillos.
- ¿Desea saber algo más antes de darme su definitiva?- inquiero el reclinándose sobre el escritorio.
- No...- titubee- quiero decir, si, si no es mucha molestia.
- Bien, pregunte lo que desee saber. Le advierto que solo se le dirá lo que es estrictamente necesario.
- entiendo- respire hondo, como siempre iniciaría con una mar de dudas antes de aceptar o salir huyendo- sobre la doble vida... ¿alguien sabrá que soy una agente de S.H.I.E.L.D?
-No, nadie fuera de estas paredes puede saber que usted está aquí- me miro de reojo como adivinando mis pensamientos y dijo- ni siquiera su familia y amigos.
- De acuerdo.-trague saliva- ¿Me veré obligada a renunciar a mi trabajo?
- Por supuesto que no, al igual que la agente Romanoff, seguirá con su vida de civil, excepto cuando la organización la requiera para alguna misión.
- siguiente pregunta- me aventure a decir con el tono de reportera- ¿Esto puede considerarse un trabajo?
Por más que tratara de que sonara como una pregunta descuidada y neutral había algo en el tono de mi voz que me hacía desconfiar de mi firmeza. Aunque fue a Fury a quien le toco sorprenderse, se aclaró la garganta y dijo:
-Claro, aunque más que un trabajo puede considerarse un servicio a la nación.
- Ya ¿entonces hay una especie de paga o salario?- solté sin miramientos, necesitaba la respuesta, como una solución a mis problemas.
- ¿Una especie de paga?- apoyo los codos sobre el escritorio- Continúe.
- Si, un salario, como un trabajo cualquiera- sacudí las manos tratando de hacerme entender- es decir, ¿no hay manera de que si acepto pueda recibir una especie de paga?
- ¿Que puede decirme para convencerme de que lo haga?- inquirió el hombre desafiante.
- ¿No cree que si no necesitara el dinero no se lo estaría pidiendo?- contraataque.
- ¿entonces?
- Necesito el dinero para mi familia en Kansas y ya que usted es un súper espía internacional- comente sarcástica- ¿por qué no manda a alguno de sus agentes a que lo averigüe?- me reí secamente.
- De acuerdo, si usted acepta llegaremos a un acuerdo justo.
- Gracias- asentí.
- ¿hay algo más?- enarco una ceja.
- No, nada más.
- ¿Así que su decisión es...?
- Yo...
Estaba a punto de responder hasta que la puerta se abrió de improvisto y una figura muy familiar entro en la habitación.
-Capitán Rogers- asintió Fury a modo de saludo.
-Señor- respondió este con otro movimiento de cabeza.
Al parecer Steve no había notado mi presencia o si lo había hecho, estaba fingiendo muy bien pues ni siquiera me miro. Aunque no me tome la molestia en hablarle.
-Y bien ¿señorita Mcgouth?- pregunto Fury para retomar la conversación.
-Yo...- las palabras se me iban, estaba nerviosa y mucho, algo me decía que no era algo de tomarse a la ligera.
-Si quiere puedo retirarme- comento Steve con brusquedad.
-No es necesario Capitán, ya estábamos terminando- se apresuró a decir Fury, mientras yo maldecía para mis adentros.- Señorita Mcgouth- me apresuro.
- Yo- repetí como por décima vez, pensé en callar pero todos los presentes en la sala me miraban expectantes, en especial, Steve, aunque trataba de ocultarlo- Mi respuesta es Sí, acepto.
Note que las comisuras de los labios de Fury se elevaban un poco en una especie de ¿sonrisa? No se describir que clase de expresión podía ser esa, viniendo de un hombre que parecía hecho de Hierro. Por otro lado la mirada de Steve se volvió glacial y cruda, lo supe en cuando le mire de soslayo, volví la mirada al frente y mire a Fury.
-¿en dónde firmo?- comente risueña, una autentica y clara risa de nerviosismo acumulado.
- Venga mañana para su entrenamiento.
-¿Entrenamiento?- pregunte asombrada.
- Si, mañana le explicare todo.
- De acuerdo. Hasta mañana- le sonreí a Steve burlona, a modo de venganza, aunque ni lo noto, así que seguí como si nada, insatisfecha con mi burla.
Ya en la puerta recordé preguntarle algo a Fury y decidí regresarme hasta su despacho, a tan solo unos metros de la entrada escuche voces, de dos personas, las reconocí como las de Steve y Fury. Al parecer estaban discutiendo.
-Señor, ¿Por qué ella?
- Son decisiones mías, no entiendo su interés en ellas Capitán.
- No creo que esto sea lo apropiado para ella- reclamo Steve.
- ¿Por qué no? ¿Por qué la joven es de tanto interés para usted?
Abrí los ojos, ¿diría algo lindo de mí?, estaba pensando en eso como una niñita ansiosa hasta que las palabras de Steve aplastaron mis ilusiones.
-Creo que no es la indicada para ser una agente de S.H.I.E.L.D
- Lamento que piense así capitán, pero justamente por no estar completamente preparada es por eso que debe entrenarse.
- La disciplina debe ganarse con el tiempo, no de un día a otro.
-no he terminado- le interrumpió Fury- es usted quien deberá entrenarla.
- ¿Cómo ha dicho?- escuche a Steve perplejo mientras en mi cabeza gritaba un ¡¿Qué?! Cargado de perplejidad.
-Como ha escuchado- sentencio Fury.
- ¿es por esto que me ha llamado?
- No, hay algo más de lo que quiero hablarle...
Escuche pisadas cercanas así que decidí que era hora de irme mientras me llevaba el frenesí de esta mañana como un recuerdo poco grato.
Si ya bien sabia, Steve no quería aceptar mi respuesta y ahora mucho menos iba a tener ánimos de verme todos los días, valla embrollo el que había creado un solo "si".
Me fui al trabajo pensando en ello, aún no entendía por que tanto revuelo por una respuesta que repetimos casi diariamente.
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