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Capítulo 60 •💘


—De todas las cosas por las que había para escoger, ¿tenías que elegir una de agricultura para ambos? —se quejó Taehyung a su lado, más que nada jugando con sus herramientas y la tierra frente a él que realmente arreglándola para enterrar algunas semillas.

—Una vez me dijiste que querías intentarlo —le recordó Jimin, concentrado en escarbar a la misma distancia que las demás.

—Sí, y por eso fuimos a la casa de tu hermano, hicimos un desastre en su jardín y luego devoramos todo en su cocina —refunfuñó—. Después de ese día los dos quedamos en que todo lo que estaba relacionado con tierra no es para nosotros —suspiró, finalmente colocando su trasero en la tierra—. Ya, dime la verdad, Honey —ordenó tirando de su camiseta—. ¿Por qué estamos aquí?

—Ahí —anunció el pelinegro, señalando con su cabeza a cierto lugar en la zona que tenía el campamento para cultivar sus verduras y frutas.

Siguiendo la mirada de su amigo, una automática sonrisa malvada creció en el rostro de Taehyung al encontrar a la molesta mujer mimada.

Con una expresión llena de horror y desagrado Yu-ri, apenas tomaba las herramientas que les habían entregado con la punta de sus muy cuidadas uñas de un tono rojo chillón.

—Que te apuesto que nunca en su infancia se divirtió con tierra —se burló el rubio.

—Dudo que siquiera hubiera salido al jardín a jugar —bufó Jimin, tomando la regadera para echarle agua a sus semillas.

—¿Cómo hiciste para saber que estaría aquí? —indagó su mejor amigo, observándole con curiosidad pura.

—Ayer desaparecí un momento en la mañana, ¿cierto? —expresó—. Bueno, había un problema con los encargados del campamento en el papeleo, por lo que me ofrecí para ayudarles y tan pronto como se enteraron de que era el asistente personal del señor Min me aceptaron —una gran sonrisa cruzó en el rostro del hermoso pelinegro—. Las encuestas estaban ahí, así que solo hice unas pequeñas modificaciones en las nuestras para poder tener más encuentros con ella y así lograr hacer que quiera irse por su cuenta —contó, perdiendo sus ojos en esa dulce sonrisita en su angelical rostro.

Por supuesto que Taehyung estalló en carcajadas con ello, sin poder contenerlo.

—Mi salsa agridulce, tan encantadora —exclamó pasando sus manos en su pantalón antes de limpiarse unas lágrimas—. Y yo aquí, pensando que habías desaparecido porque te estaban dando como cajón que no cierra desde el primer día —expresó con un suspiro.

—Shh... —le ordenó Jimin, pellizcando el brazo de su amigo antes de observar a su alrededor, alerta.

—Auch —se quejó Tae, colocando una mano en su costado—. Todo en orden, querido, los chismosos están en otro grupo y estamos lo suficientemente alejados entre nosotros para que no nos presten atención —aseguró.

—Aun así, no es bueno hablar de ello libremente —le reprochó y escarbó un poco más en la tierra.

—Bien, bien, tendré más cuidado con el volumen de mi boca —prometió—. ¿Qué plan tenemos hoy para dominar el mundo, mi querido Minnie-ah? —indagó con una gran sonrisa traviesa.

—Hoy pensé en esto —anunció, finalmente mostrándole la vacía botella en la cual había estado echando cada bichito que encontró en la tierra.

Desde gusanos, escarabajos, babosas y cualquier bicho extraño con no muy buena apariencia que había logrado encontrar mientras escarbaba.

—Pero aún no sé cómo utilizarlo —expresó pensativo.

—¿Cómo que no sabes? Solo hay que ir y lanzárselos encima —indicó obvio su mejor amigo.

—Será muy obvio y al final nosotros seremos vistos como los malos y ella la víctima —argumentó.

—Creo que su reputación está lo suficientemente por los suelos como para que cualquiera crea en sus palabras —le recordó—. Además, tal parece que con el tiempo que llevamos aquí ha sido suficiente como para que la odien por su "encantadora" Personalidad —resopló.

—Aun así, prefiero no arriesgarme —expresó observando a la mujer que ahora reclamaba con uno de los encargados que vigilaba la actividad.

—Bien... ¿Qué tal lanzárselos sin que se dé cuenta? —pensó su mejor amigo.

—El problema es cómo hacer exactamente eso —pronunció observando la botella—. Y si ¿en vez de echárselo directamente a ella, los dejamos caer en sus cosas? —anunció satisfecho.

En el rostro de Taehyung, una lenta sonrisa totalmente malvada y traviesa nació.

—Me gustas como piensas, mi chikis baby —le guiñó un ojo—. Entonces, yo iré primero —anunció tomando la botella—. Vi donde guardó su mochila, la tonta creía que debía de tener un lugar especial y discutió con la pobre empleada que nos trajo —resopló.

—Deja los que tienen más posibilidades de llegar a sus cosas, por mientras iré recolectando más —le sonrió dulcemente.

Observando a su mejor amigo alzar un pulgar, Jimin jugó con la tierra, buscando un poco más de bichitos en la tierra con un entusiasmo digno de un niño de cinco años en una excursión.

Cuando un suave bufido totalmente lleno de burla apareció repentinamente a su lado, el hermoso pelinegro contempló a la molesta mujer parada a su lado con unos zapatos con tacón ancho en toda la suela que se hundía ligeramente en la tierra, y en los lados tenía aberturas como justo en el frente que mostraba sus perfectos dedos pintados del mismo rojo chillón que las uñas de sus manos.

Alzando la mirada, contempló ese desagradable rostro arrogante y cubrió su expresión con su falsa máscara de amabilidad dulce.

—Buenos días, señora Yu-ri, ¿hay algo en la que le puedo ayudar? —preguntó, manteniendo su posición agachado para observarle.

Aunque obviamente no le gustaba verle desde abajo, también era cierto que en aquella posición le hacía verse más vulnerable y pequeño, y con la desagradable personalidad de Yu-ri daba a entender que esta le estaba molestando aun si no era así.

—Es señorita —espetó, cruzando sus brazos.

—Oh, si, claro —respondió, pero no dijo nada más.

—¿No vas a disculparte? —chillo observándole enojada.

—¿Debería? —contesto alzando una ceja.

—La señora Nara tenía razón, eres una total mosquita muerta —expresó con una sonrisa.

—Es de mala educación hablar de los rumores —reprochó suave—. Digo, yo he escuchado que eres una total perra desagradable, mimada y que te gusta drogar a las personas y no me ves sacándotelo en cara —indicó con una deslumbrante sonrisa.

—¡Tú! ¿Cómo te atreves a hablarme de esa forma? —exclamó horrorizada.

—Tú eres la que comenzó esto, querida —le guiñó un ojo y le ignoró para seguir concentrado en escarbar la tierra.

Cuando el gorro que había estado usando desapareció de su cabeza, Jimin observó a la molesta mujer conteniendo su irritación, apenas.

—Le haré saber a todo el mundo la clase de perra que eres realmente —amenazó.

Jimin soltó un bufido y observó la tierra.

—Yo me concentraría mejor en intentar acercarte al hombre con el cual supuestamente te tienes que comprometer, pero debe de ser realmente difícil cuando este parece odiar lo zorra que eres, ¿no? —expresó mostrándole su sonrisa más dulce—. Digo, Yoongi-ah ni siquiera está interesado en estar en el mismo espacio que tú —se burló.

Observando la absoluta furia en el rostro de Yu-ri, Jimin esperó mirando perfectamente como esa mano se alzaba y luego caía, pero antes de que este llegara realmente a impactar contra él, se lanzó hacia atrás, pero no sin antes dejar uno de sus alargados amiguitos en el zapato de la horrible mujer.

—¡Lo siento, señorita Yu-ri! ¡No tengo el poder suficiente como para cambiarla a las mismas actividades en las que está el señor Min, ni siquiera conozco su horario! —exclamó lo suficientemente alto para que más de un par de cabezas observaran en su dirección.

—¡Eres una pequeña perra sucia! —gritó Yu-ri furiosa al ver que los demás susurraban al verlos.

Con Jimin en el suelo y ella aún parada, era bastante obvio que lo que había ocurrido, pero nada daba mejor ilusión que las palabras del pelinegro.

—Aquí, es ella —anunció Taehyung, finalmente apareciendo con un personal del campamento—. Esta mujer ha estado molestando a mi amigo solo porque es el asistente personal del señor Min y cree que puede conseguir cosas amenazándolo —acusó.

—Eso no es cierto, recién vine a hablar con él y pedirle una de sus herramientas —expresó, intentando representar el papel de una dulce mujer inocente.

Claro que no calzaba para nada en ella gracias a la reputación que ella misma se había dado.

—Estaba molesta porque no le dije de las actividades en las cuales se encuentra el señor Min, pero yo no tengo el poder para ver aquellas encuestas ni mucho menos cambiarlas para que queden juntos —explicó el pelinegro con tono temeroso y cansando.

—¡Eso no es cierto!

—Puede preguntarles a las personas de aquí —anunció Jimin cuando el hombre mayor le observó inseguro—. Todos vieron como vino sin temer a usar la violencia —expresó, levantándose del suelo finalmente con la ayuda de su amigo.

Afortunadamente, cuando el encargado observó a su alrededor, se percató de varias cabezas que se movieron positivamente, apoyando las palabras del pelinegro.

—¿Estás bien? ¿Te lastimaste? —preguntó Taehyung, observando con aparente preocupación a su amigo.

—Estoy bien —aseguró Jimin, apoyándose en él.

—Realmente no puede estar pensando en creerle a esta perra —exclamó Yu-ri indignada tras percatarse de la mirada del encargado.

—¿Podría acompañarme, señorita? —pidió amablemente el hombre mayor.

—Esto no es justo —lloriqueó, pisoteando el suelo como una pequeña de tres años tras no haber obtenido lo que deseaba.

—Ten cuidado ahí —advirtió Taehyung, apenas conteniendo su sonrisa mientras señalaba el pie de la perra—. No querrás lastimar a ese amiguito —expresó.

Juntando sus cejas confundida, Yu-ri observó su pie y luego soltó un agudo grito rompe tímpanos antes de comenzar a mover su pie alocadamente, repitiendo una y otra vez "quítamelo".

Con el pobre empleado intentando ayudar a la irritante mujer, el par de amigos se alejó dejándolos solos.

—Eso fue...

—Aún no —interrumpió Jimin, manteniendo su mirada baja.

Cuando un par de compañeros se acercaron, el pelinegro puso su mejor cara de afligido y evadió las preguntas correctas a la vez que respondía algunas, sin dar demasiada información para que sus mentes comenzaran a trabajar.

—Dentro de poco, todos estarán hablando de esto —anunció el pelinegro con una sonrisa satisfecha.

—Totalmente —asintió su mejor amigo con la misma sonrisa.

—Por cierto, ¿dónde colocaste a nuestros queridos amigos? —indagó observándole curioso.

—Oh, solo por aquí y por allá, nada de que realmente preocuparse, mi dulce bizcocho —prometió satisfecho—. ¿Qué es lo que tenemos que hacer ahora?

—Según el horario que nos entregaron, es voleibol cerca del lago —anunció—. ¿Deberíamos de ir a cambiarnos ropa por traje de baño? —pensó—. Después tendremos un descanso y asarán una carne en el muelle.

—Me sorprende la cantidad de información que puede retener tu cerebro, Honey, yo con suerte sé que comí esta mañana —expresó.

—Eso cualquiera lo sabe —resopló Jimin con una sonrisa divertida—. Solo bastaba con ver la gran sonrisa de Jungkook al salir de la cabaña y la forma en la que te sentabas.

—¿Realmente quieres hablar de eso? —amenazó alzando una ceja.

Riendo, el pelinegro negó suavemente.

Llegando a la zona donde se encontraban sus cabañas, el pelinegro se aseguró de que no hubiera nadie cerca antes de entrar en la cabaña que compartía con su pareja.

Cambiándose a su traje de baño, observó su reflejo en el espejo y soltó un suave resoplido al ver las marcas que Yoongi había dejado en su cuerpo la noche anterior.

Ese bastardo realmente quería que otros supieran que estaba tomado aun si no sabían por quién, exactamente.

Colocándose una camiseta, observó hacia la puerta cuando fue abierta y contempló a Min entrar e ir directamente hacia él tras verlo.

—¿Dónde? —cuestionó, con su mirada recorriendo todo su cuerpo como si buscara algo.

—¿Dónde qué? —preguntó, tranquilo.

—¿Dónde te lastimó esa mujer? —gruñó.

Una sonrisa tiró de los labios del pelinegro y calmó a su hombre con un beso antes de que su humor empeorara.

—Todo está bien —aseguró—. Solo estoy armando la base de lo que tenemos planeado con Taehyung —explicó—. En realidad no me golpeó ni nada, solo unas cuantas palabras que supuestamente eran insultos o amenaza, pero nada fuera de ello —prometió.

Asintiendo, Yoongi lo atrajo para otro beso más profundo.

—Ya estaba pensando en una forma de echarla de aquí si te hubiese lastimado —expresó sobre sus labios, recargando su frente.

—Hey, no debes de quitarnos la diversión a Tae y a mí, nuestra meta es que decida irse por su cuenta —reprochó—. Nos aburriremos si se va pronto.

—Debí de imaginarlo —suspiró con una sonrisa leve.

—Me sorprende que ya estuvieras al tanto de ello —comentó, rodeando su cuello con sus brazos.

—Lo escuché mientras venía de camino, también la vi volverse loca al descubrir unos bichos en su mochila y ropa —contó y le observó divertido—. ¿Tuvieron algo que ver?

—Por supuesto —sonrió—. Ahora tenemos un juego de voleibol cerca del muelle, ¿qué tienes tú? —preguntó curioso.

—Igual —sonrió—. Solo vine por mi traje de baño al igual que Jungkook.

—Entonces iré saliendo primero —anunció separándose—. Y asegúrate de usar una camiseta, no quiero que nadie vea todo esto —expresó deslizando su mano por su firme abdomen marcado.

Pero cuando su mano intentó bajar más allá, otra apareció deteniéndole.

—Será mejor que no sigas si no quieres acabar con tus piernas lo suficientemente temblorosas como para no saltar —advirtió Min.

Soltando una risita, Jimin de todas formas le dio una ligera caricia antes de dejarle.

—Esta noche —prometió—. O tal vez antes si conseguimos algo de tiempo —le guiñó un ojo y salió de ahí de forma apresurada.

Después de todo, Yoongi era capaz de agarrarlo y tener un feroz rapidin y él encantado le dejaría.

Cuando Taehyung no salió inmediatamente de la cabaña, Jimin le dejó sabiendo perfectamente lo que podría estar haciendo con Jungkook.

Era un poco injusto que ellos no se tuvieran que preocupar por ser atrapados, pero a la vez estaba feliz por su amigo.

Llegando primero cerca del muelle, Jimin observó una interesante interacción entre Yu-ri y una encargada que estaba preparando el juego, viendo claramente el dinero pasar entre ellos.

Cuando ambos se alejaron, Jimin se acercó y observó como en una pizarra, el nombre de Yu-ri había sido integrado en el juego de voleibol, justo en el mismo equipo donde estaba su Yoongi.

—Eso sí que no, perra... —murmuró y cambió los nombres, colocando a Taehyung y Yu-ri en el mismo equipo, en lo que colocaba a Yoongi, Jungkook y a él mismo en el otro.

Estaba seguro de que su mejor amigo estaría encantado de saber que tendría la oportunidad de molestar directamente a la perra aún si eso significaba perder.

Oh, no podía esperar a que comenzara ese juego.

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