
Capítulo 56 •💘
Observando el irritado rostro de su madre mientras esta seguía con la mirada a su pareja fuera de la oficina, quien le había enfrentado espectacularmente, Yoongi se enderezó y señaló el asiento frente a él.
—¿Deseas tomar asiento? —ofreció y Nara le observó con molestia.
—¿Es en serio? —exclamó, observándole irritada.
—¿Qué cosa? —pregunto tranquilo, retomando su helado.
—¿Hasta qué punto piensas jugar simplemente para no salir con Yu-ri? —espetó.
—¿Jugar? —alzó una ceja—. ¿Realmente ha habido un momento en el que yo jugara, madre? —expresó con seriedad.
—¿Qué? Entonces me estás diciendo que realmente sales con ese tipo —exclamó observando con horror hacia la puerta.
Yoongi presionó sus labios juntos para no gritarle en la cara que sí, que estaba saliendo con Jimin y que dejara de tratarlo como una puta.
Pero confirmar aquello haría que su madre le hiciera la vida imposible a su pareja, además de querer despedirlo inmediatamente.
—No sé de qué hablas —respondió, obligándose a sonar tranquilo y desinteresado—. Park ya te dijo que solo es mi asistente, ahora que tú tengas un concepto diferente del trabajo de uno, no es nuestra culpa —indicó, comiendo de su helado.
—No importa lo que ustedes digan, yo sé lo que vi —gruñó, cruzando sus brazos.
—¿Y qué viste exactamente? —le observó—. ¿Nos encontraste besándonos? ¿Me viste follándolo contra mi escritorio? ¿O lo viste dándome una mamada? —cuestionó.
—No seas vulgar —reprochó su madre con horror.
—Solo estoy preguntando —se excusó encogiéndose de hombros—. Entonces, ¿solo has venido a interrumpir en mi oficina para expresarme tu tonta idea de yo estando con mi asistente? —preguntó.
—Por supuesto que no —respondió y alzó su mentón—. Vine porque no has estado respondiendo ninguno de mis mensajes ni llamadas.
—Eso es porque a diferencia de ti, yo si tengo trabajo importante que atender para que este lugar se mantenga en pie —aclaró.
—Recuerda, solo eres vicepresidente, no el dueño —indicó fríamente.
—Al igual que tú, tampoco eres la dueña, la abuela sigue siéndolo aun si te apoderaste de las acciones de papá —se burló.
—No he venido hasta aquí solo para que me trataras de esta forma —exclamó furiosa.
—Cosas así suceden cuando apareces sin cita previa —indicó.
—Será mejor que dejes de hablarme así y arregles las cosas con Yu-ri —ordenó—. No sabes lo destrozada que está por toda esa escena que le hiciste pasar en el restaurante —reprochó—. Debes de disculparte y pedirle otra oportunidad —declaró.
—Déjame ver si entiendo —pronunció, recargándose en el respaldar de su silla mientras cruzaba sus brazos—. ¿Quieres que me disculpe con una mujer que claramente estaba intentando drogarme y además le pida que volvamos? —alzó una ceja.
—¡Ella no estaba intentando drogarte! —chilló—. No sé cómo puedes decir algo tan horrible de ella.
—Lo hago porque tengo pruebas para hacerlo —aclaró—. Y es más, ella debería de estar agradecida de que no la hubiera demandado por la estupidez que intentaba hacer, porque si no tú también habrías caído con ella, ¿no? Ni siquiera me sorprendería si la madre de la misma chica también saliera a flote considerando lo desesperados que están todos porque me comprometa con ella —se burló.
—No dejaré que ensucies mi nombre de esa forma —espetó alterada—. Cómo puedes acusarla si no tienes pruebas de nada.
—Pero lo tengo —respondió tranquilo—. El testimonio del camarero al que le pagó para que me diera mi copa con droga que ella misma le entregó y cámaras de seguridad que captan el momento en que ella le habló y le pasó el paquete —anunció.
—Bien —pronunció su madre, arreglando su vestido—. Tal vez ella solo pensó en relajarte un poco con las cosas que consumen hoy en día los jóvenes, no puedes culparla con la personalidad que tienes —argumentó.
La mandíbula de Yoongi se tensó ante el descaro de su madre.
—¿Me estás diciendo que simplemente debo de perdonar a la mujer que intentó drogarme y seguramente engañarme con un falso embarazo y volver a salir con ella? —gruñó.
—Por supuesto —asintió—. Y no olvides que ella es la que más salió perjudicada aquí, le gritaste que intentó drogarte en todo el restaurante.
—Porque eso intentó hacer sin importar cuanto lo ignores —le recordó—. No importa lo que digas, yo no le pediré disculpas por su error ni querré volver con una mujer que intentará drogarme a penas le muestre la espalda —declaró.
—No me importa como lo hagas, ayudaras a Yu-ri a limpiar su imagen y entonces volverás a salir con ella —anunció, como si no hubiera escuchado nada de lo que le dijo.
—No lo haré.
—Lo harás si quieres seguir viendo a tu hermano —amenazó finalmente, con una descarada sonrisa malvada.
—Si vuelvo con una mujer que intentó drogarme, nosotros somos los que nos veremos mal —advirtió.
—Por eso te he dicho que arregles su imagen —anunció y entonces sacó su teléfono de su bolso y tomó asiento frente a él—. Y ya hemos planeado algunas formas de hacerlo —declaró.
La mirada de Yoongi se alzó y se concentró en la puerta entreabierta de su oficina, observando a su pareja haciendo señas, como preguntándole si quería que interrumpiera y él negó suavemente.
Su madre ya había comenzado a molestarlo, lo mejor sería que soltara todo y le dejara en paz nuevamente.
Frunciendo el ceño, Jimin hizo una profunda mueca tras observar a la madre de su jefe antes de finalmente retroceder y dejar a la bruja seguir molestando a su hombre.
Demasiado molesto por lo que la descarada bruja le estaba pidiendo a su pareja, Jimin no pudo quedarse simplemente sentado en su escritorio, porque estaba seguro de que podría terminar haciendo una estupidez.
Observando con molestia la puerta de la oficina, finalmente se alejó y caminó por el pasillo apenas conteniendo el mal humor fuera de su rostro.
Apuñalando varias veces el botón que llamaría al ascensor, observó las doble puertas doradas deseando que estas se abrieran y le permitieran subir a la azotea donde podría desquitarse.
Para su sorpresa, cuando las puertas se abrieron, se encontró con su mejor amigo vistiendo... Bien, normal y algo formal.
—Jimin-ah —exclamó el rubio sonriendo.
—¿Taehyung? —preguntó, parpadeando—. ¿Realmente estás aquí?
—No sé, tú dime —le sonrió y salió del ascensor, acercándose para pellizcarle el brazo.
—¡Tae! —exclamó, riendo mientras apartaba la mano de su amigo—. ¿Qué haces aquí y vestido así? —cuestionó sintiendo como todo su mal humor se iba.
—Conseguí un nuevo trabajo —anunció, señalando su credencial—. El señor Jeon me ha contratado como su chico personal para los recados —movió sus cejas.
—¿Ese puesto siquiera existe? —preguntó divertido.
—Según él, tiene la autoridad suficiente como para darme ese puesto —explicó divertido.
—Pensé que no querías aceptar su dinero —le recordó con una sonrisa.
—No lo estoy recibiendo sin nada a cambio, honey, me ofreció lo mismo que gano en tres trabajos solo por llevarle recados al ogro y lo hizo oficial y todo con contrato —anunció moviendo su cabello—. No soy tan idiota como para dejar pasar esta oportunidad, me dije a mí mismo que dejara de pensar y simplemente me divertiré hasta que llegue el inevitable final.
—¿Y si no hay un final? —preguntó, alzando una ceja.
—Ambos sabemos que siempre hay un final —le recordó.
—Con estos hombres es algo de difícil de saber —expresó.
—Bueno, ya entraremos en pánico cuando sea el momento —descartó—. Yo también quiero cumplir mis sucias fantasías de oficina como tú —movió sus cejas.
—Idiota —se carcajeó empujándolo del hombro—. Será bueno tenerte por aquí más seguido —expresó sonriente.
—Exactamente, ya quiero ver la expresión que pondrá el señor baboso —indicó con una sonrisa malvada.
—Oh, él querrá matarte a ti o a Jungkook por ello —aseguró y ambos rieron de solo imaginárselo.
Pero cuando el horrible sonido de zapatos con tacón apareció, ambos callaron abruptamente y observaron en la dirección en la que provenía.
—¿Y esa bruja estirada quién es? —cuestionó su amigo, observando a la señora Min de arriba hacia abajo con puro disgusto expresado en su rostro.
Observando a la mujer con exagerado maquillaje en su rostro, vistiendo un traje rojo fuerte y un gran abrigo blanco, Jimin tuvo que apretar sus labios juntos, apenas conteniendo las ganas de reír.
—Es la madre de Yoongi —respondió en tono bajo.
—¿Me estás? —exclamó, observándole con sorpresa.
—Me gustaría —resopló y ambos guardaron absoluto silencio cuando la bruja se detuvo frente a ellos, observando fijamente a Jimin, quien le sostenía la mirada con su característica sonrisa dulce.
—Sea un juego o no para molestarme, deja a mi hijo en este momento —exigió, manteniendo su voz en un tono normal a diferencia de cuando estuvo en la oficina de Yoongi.
—Encuentro difícil renunciar a mi puesto simplemente porque usted lo quiera así, señora Min, aún más cuando ni siquiera he preparado mi reemplazo —expresó todo profesional.
—No intentes verme la cara, sabes perfectamente de lo que te estoy hablando, zorra —espetó observándole con desagrado.
—Hey, no le digas zorra a mi mejor amigo, zorra —gruñó Taehyung parándose frente a la mujer de forma amenazadora.
—¿Quién te crees que eres para faltarme el respeto de esta forma? —exclamó indignada.
—Taehyung qué te importa —anunció—. Y solo digo, tengo muchos conocidos en el bajo mundo, por lo que tendría cuidado con el veneno que suelta tu boca —gruñó.
—¿Dejas que tus amigos te visiten en el trabajo? —acusó mirando a Jimin.
—No sé de qué me está hablando, señora Min —respondió con su sonrisa inocente—. No conozco a este chico.
—Pero él acaba de decir que si te conoce —gruñó señalándolo.
—¡Yo! —exclamó Taehyung, señalándose a sí mismo—. Creo que tiene que comprarse audífonos para su oído, señora, tal parece que la edad ya le está afectando —indicó observándole preocupado—. Yo claramente dije que no me gustaba cuando alguien trataba mal a otro simplemente por tener más dinero —anunció.
—Eso no fue así —espetó, pero se concentró en el pelinegro—. ¿Quieres dinero? ¿De eso se trata todo? —exclamó y buscó en su bolso—. Ten tu dinero y deja en paz a mi hijo —anunció tirándole dinero al rostro a Jimin.
—Vaya —murmuró Jimin, observando el dinero reunido en el suelo—. Uno pensaría que una persona como usted tendría más dinero en su cartera —comentó, logrando que el rostro de la señora Min enrojeciera de puro enojo.
—¿Cómo te atreves? —exclamó alzando su mano.
—Atrás, bruja —gruñó Taehyung, interponiéndose en su camino.
—Fuera de mi camino, perro de la calle —espetó.
Observando como algunos rostros curiosos estaban comenzando a asomarse por la puerta, Jimin se movió intentando acercarse y por supuesto que la señora Min aprovechó para darle una abofeteada que resonó en todo el pasillo.
Con un pequeño jadeo, el pelinegro alzó una mano un poco temblorosa y se encontró con la mirada llena de superioridad y satisfactoria de la bruja, y aunque su primer instinto fue decirle unas cuantas palabrotas, Jimin las contuvo apretando sus labios con fuerza, como si así evitara que su labio inferior temblara y bajó su cabeza.
—Lo siento, señora Min, pero sin importar lo que diga y cuánto dinero me ofrezca, no puedo espiar a su hijo por usted ni intentar colocar un afrodisíaco en su café y luego invitar a su ex prometida a su oficina —expresó, haciendo una reverencia perfecta mientras su mano se aferraba a su mejilla golpeada, intentando verse pequeño y vulnerable.
—Obligar y atormentar a un empleado para conseguir lo que quiere puede ser considerado como acoso laboral —espetó Taehyung, observando con seriedad a la mujer mientras ayudaba a su amigo enderezarse—. No importa la posición y dinero que tenga, sigue estando mal —anunció.
Escuchando los murmullos y sintiendo la mirada sobre ella, la madre de Yoongi observó con odio al par de amigos mientras mantenía su postura arrogante.
—Me vengaré por esto —declaró antes de pasar por al lado de ambos.
—Adiós, señora Min, espero que tenga una buena tarde —se despidió Jimin, alzando su mirada para finalmente revelar una sonrisa burlesca a la mujer mayor, que solo la irritó más.
—¡Tú! —exclamó, siendo cortada por las puertas cerrándose automáticamente ante ellos.
Sintiendo a Tae moverse, el pelinegro apretó la mano de su amigo, negando sutilmente con su cabeza mientras se daba vuelta y se enfrentaba a los compañeros que habían salido a quejarse y simpatizar con él por lo horrible que había sido aquella mujer.
—Sabía que la señora Min no tenía una excelente reputación, pero esto es ir demasiado lejos —gruñó Baekhyun, molesto—. ¿Qué vas a hacer? Ella prometió vengarse.
—Tienes que decirle al señor Min, todo esto es entre ellos y te están metiendo al asunto sin necesidad —habló Taehyung, enojado.
—Se lo diré —suspiro, recogiendo el dinero del suelo—. Y le entregaré esto. Gracias por su preocupación, pero no creo que logre mucho considerando que es una de las dueñas de la empresa —les recordó.
Con el grupo volviendo a sus respectivos lugares, quejándose por la injusta posición de alguien tan bueno como Jimin, ambos mejores amigos se acercaron al puesto de trabajo del pelinegro.
—¿Qué harás con eso? —preguntó Taehyung señalando el dinero.
—Dárselo a Yoongi —respondió—. ¿Por qué?
—Porque él no lo necesita como yo, chiki baby —respondió quitándoselo de las manos con una gran sonrisa—. Por cierto, un hematoma está creciendo en tu rostro.
—Hay que dejarlo para que todos se enteren de lo que sucedió hace un momento —sonrió y entró a la oficina de su jefe.
—¿Qué te ocurrió? —bramo Min tan pronto observó el rostro de su pareja.
—¿Que, qué le pasó? —exclamó Taehyung entrando también—. Yo te diré, tu madre ocurrió, fue directamente a golpearlo y amenazarlo —gruñó.
—Está bien, no es tu culpa, ambos sabíamos que tu mamá sospechó de nosotros tan pronto como entró —tranquilizó Jimin a su pareja, sentándose en su regazo—. Al menos con esto tendremos aliados en el edificio que saben que tu madre me está molestando —explicó con una ladina sonrisa traviesa.
—No me gusta si sales herido —gruñó, ahuecando con su mano la zona lastimada.
—Solo un pequeño sacrificio menor, su reputación no era tan buena, ahora es mala y no creo que le convenga seguir hundiéndose al molestarme —expresó, girando su rostro para besar el interior de su mano.
—Esto solo servirá como algo temporal —le advirtió.
—Nos dará el tiempo suficiente como para descubrir como vencerla —indicó—. Porque me imagino ya a lo que vino —bufó.
—Pues yo no —exclamó Taehyung, tomando asiento frente a él—. Así que suelten el chisme.
Yoongi observó y frunció el ceño.
—¿Qué haces tú aquí?
—Jungkook lo contrató —rió Jimin.
—Saluda al chico personal de los recados del señor Jeon —sonrió Taehyung, señalándose a sí mismo.
—No te juntes con malas compañías en el trabajo —ordenó observado a su pareja, quien estalló en carcajadas al mismo tiempo en que el contrario en insultos y reclamos.
Observando al par, Jimin negó y sonrió hasta que sus labios se transformaron en una mueca debido al golpe en su mejilla.
Definitivamente haría pagar a la señora Min por aquello empeorando su reputación en la empresa.
—Te está doliendo —observó Yoongi, deteniendo su infantil discusión.
—Solo un poco —aceptó.
—Iré a buscar a Hoseok, ¿dijiste que era médico aquí, ¿no? —preguntó Taehyung levantándose.
—Quinto piso —respondió Jimin.
—Me lo cuidas —advirtió Tae, señalando a Min antes de salir de la oficina.
—¿Por qué siento qué serán un problema juntos? —suspiró Yoongi.
—Solo uno pequeño —respondió con una sonrisa—. Mientras no nos quiten los ojos de encima... Somos inofensivos la mayor parte del tiempo —mintió y Yoongi resopló obviamente sin creerle.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro