
Capítulo 50 •💘
Cuando Jimin despertó, lo primero que hizo fue arrepentirse inmediatamente de ello debido al dolor en su cabeza apareció de una sola abofeteada.
Así, sin nada, el dolor ni siquiera esperó a que abriera bien sus ojos y observara si seguía atrapado en la comisaría, no.
Apenas su cerebro mostró signos de vida, ¡pum! Golpazo a la realidad.
—Mierda —se quejó, volviéndose una pequeña bolita mientras sus manos se aferraban a su cabello oscuro—. Duele —gimoteó, cerrando con fuerza sus ojos en lo que sentía un zoológico entero saltar en su cabeza como si estuvieran jugando a la maldita cuerda.
Y si así estaba él, no quería ni pensar en como se encontraba su amigo. Tal parecía que realmente se habían pasado de tragos.
—Aquí, ten —pronunció una voz a su costado.
Frunciendo el ceño, porque esa no era la típica voz de su mejor amigo en la mañana siguiente de una noche en descontrol, Jimin abrió uno de sus ojos para comprobar qué estaba pasando y observó a Yoongi semi acostado a su lado, sosteniendo un vaso con agua y una pastilla para él.
—No... ¿No fuiste un sueño? —preguntó en un susurro, alzando una de sus manos para picotear ese perfecto abdomen expuesto.
—¿Quieres que te muestres mis zapatos? —expresó alzando una ceja.
—Ugh... Así que eso también ocurrió —murmuró, incorporándose un poco—. Uhm... Lo de estar detenido en la comisaría, ¿tampoco fue un sueño? —preguntó, observando su propia habitación.
Realmente no recordaba absolutamente nada de como había llegado, sus recuerdos se volvían algo borrosos luego de aceptar emborracharse con Taehyung, solo tenía pequeños destellos por aquí y por allá de una pelea, una comisaría, una llamada y un auto no tan... Brillante luego de un pequeño problema con su estómago.
—Toma el medicamento o tu dolor no desaparecerá —indicó Yoongi tras verlo quejarse miserablemente otra vez.
Observándolo todavía algo confundido, Jimin intentó tomar el medicamento, pero este fue alejado de su alcance.
—¿Es en serio? —se quejó, restregando uno de sus ojos.
—Abre boca —ordenó Min y él estúpidamente solo siguió su instrucción.
Su cerebro dolía demasiado como para simplemente discutir por algo tonto.
Bebiendo un poco de agua para tomar la pastilla tras ser colocada en su lengua, Jimin le observó curioso.
—¿Por qué estás actuando así? —preguntó.
—Tú eras el que se quejaba porque no era así —le recordó, alejándose para dejar el vaso en la pequeña mesita de noche al costado de la cama.
—Yo... Lo de anoche —pronunció y soltó un sonido sordo cuando Yoongi se volvió a recostar y tiró de él sobre su pecho para luego rodearlo con sus brazos.
—¿Qué sucede con lo de anoche? —preguntó, alzando una mano para dejarla sobre su nuca, comenzando a mover sus dedos en un relajante masaje.
—Yo... Estoy algo confundido —respondió, apoyando su mejilla en el desnudo pectoral—. El viernes te dejé con una advertencia y no tuve señal alguna en todo el fin de semana —recordó.
—Lo sé, anoche te quejaste mucho al respecto —resopló Min—. Y yo te dije que cuando se me pasó la estupidez, te fui a ver a tu departamento, pero entonces te vi con Namjoon y decidí irme antes de hacer una idiotez —le recordó.
—Oh, sí, cierto —recordó y le observó con una pequeña sonrisa, apoyando su mentón en su pecho—. Pensaste que mi Hyung era mi amante —dijo divertido—. Eso fue muy tonto y asqueroso, Namjoon es mi hermano desde los quince años.
—Si, bueno, yo al igual que muchos otros no sabía nada de eso —gruñó—. ¿Cómo lo voy a saber cuando ni siquiera comparten el mismo apellido?
—Ellos me ofrecieron cambiarlo, pero yo no quise, tonto —rió bajito, y luego se quejó de ello.
—Si, deberías de estar sufriendo luego de haberme preocupado tanto —reprochó, y deslizó una mano por su cuerpo semi desnudo hasta capturar un glúteo oculto en ropa interior—. Cuando recibí esa llamada tuya, completamente borracho desde la comisaría, quería matarte, especialmente cuando me cortaste sin darme más que reclamos —gruñó, y le nalgueó—. Si no fuera por Jungkook que me llamó inmediatamente tras recibir una llamada similar, aún estaría dando vueltas en cada comisaría buscándote.
—No fue mi culpa —se quejó Jimin, cerrando sus ojos—. Fue de esos idiotas que no querían dejarnos bailar tranquilos —refunfuñó.
Yoongi chasqueó su lengua con molestia.
—No te puedo ni sacar el ojo de encima que ya te estás metiendo en problemas —negó—. Es por eso que no lo volveré a hacer, te quedarás a mi lado todo el tiempo para poder verte —declaró.
—Para que eso suceda, tendríamos que estar saliendo —resopló Jimin.
—Entonces, eso haremos —anunció como si no fuera la gran cosa.
Parpadeando confundido, el hermoso pelinegro lentamente se enderezó hasta que estuvo sentado en el abdomen de su jefe.
—¿Qué estás queriendo decir? —preguntó lentamente.
—Creo que sabes perfectamente lo que te quiero decir —respondió, con su mirada recorriendo todo su cuerpo.
Y a pesar de que se encontraba el calor y la lujuria en su mirada, la preocupación y ternura estaba más presente en esos ojos acaramelados.
—Mira esto, ni siquiera pudiste defenderte correctamente —murmuró Min, con sus manos recorriendo algunos hematomas que pintaban en su piel.
—No, no intentes cambiarme de tema, Yoongi-ah —negó apartando sus manos de su cuerpo—. Quiero que me lo digas —ordenó.
—¿Tengo que hacerlo? —preguntó alzando una ceja—. Obviamente sabes de lo que estoy hablando —indicó.
—Me hiciste sufrir todo este fin de semana, señor Min, yo digo que sí me merezco que me lo pregunten como corresponde —explicó alzando su mentón.
Soltando un suspiro sonoro, Yoongi se enderezó repentinamente y rodeó el cuerpo de Jimin con sus brazos.
—Quiero que salgas realmente conmigo y seas mi pareja, Park Jimin —anunció—. Por favor —añadió, besando su mentón.
—Oye, eso último fue como un golpe bajo —rió suave, alzando sus manos para enredar sus dedos en aquel cabello rubio cobrizo.
—Te quiero conmigo, y haré y diré todo lo necesario para que ocurra —explicó para nada preocupado por ello—. Sabes el bastardo obsesivo que soy, no me detendré hasta que ocurra —le recordó.
—Eh... Estás actuando muy... Tierno, no sé cómo manejarte —expresó observándolo con una ligera sonrisa de labios.
—Solo di que sí y se solucionará —respondió Min, con una pequeña sonrisa ladina.
—No, no sonrías así —refunfuñó besándolo castamente—. Es malditamente sexy.
—Solo respóndeme, Jimin-ah.
—No lo sé —dudó, observándole algo travieso—. No quiero que el bastardo frío vuelva una vez te dé la respuesta que quieres.
—Ese idiota ya no volverá —prometió Min—. Mantendré las apariencias en la empresa, pero no te trataré así nuevamente —juró, besando su mandíbula.
—Uhm, ¿y cómo me tratarás exactamente? —preguntó interesado—. Porque te digo desde ahora que no considero una relación juntarnos para tener sexo y hablar de vez en cuando, en su mayoría de trabajo —indicó.
—El sexo seguirá funcionando entre nosotros —anunció y traslado sus manos para aferrarse a su trasero—. A ambos nos gusta demasiado como para simplemente dejarlo.
—Bueno, eso es cierto —reconoció—. Pero no podemos tenerlo en la empresa, casi hemos sido atrapados dos veces —le recordó.
—Solo hay que tener cuidado —murmuró, besando la comisura de sus labios—. Te quiero demasiado como para simplemente mantener mis manos y labios fuera de ti —expresó en un suspiro.
—Uhm, vas por buen camino —pronunció bajo, arqueando su cuello para darle espacio a sus labios.
—Quiero citas, dentro y fuera —declaró—. Los otros bastardos tienen que saber que eres un hombre con pareja —gruñó.
—Uno bastante celoso y posesivo —canturreó y gimió bajito al recibir una dulce mordida.
—Lo soy —reconoció fácilmente—. Y por esto mismo dejarás expuestas las marcas que deje en tu cuerpo —ordenó.
—Esa es una arma de doble filo, Yoongi-sshi —pronunció tirando suavemente de su cabello para que este se alejara y le observara—. Si tú me pides algo así, significa que estás dispuesto a hacer lo mismo —indicó.
—Lo haré si eso significa que le estás diciendo a los demás que eres mío —respondió sin problemas, observándole con aquellos acaramelados ojos.
—Joder, no entiendo cómo puedes ser tan caliente —se quejó y lo besó—. Bien, ¿qué más significa salir contigo?
—Compartiremos tiempo dentro y fuera del trabajo, no diré que seré un romántico de primera, porque me conoces, pero puedo tener esos detalles de vez en cuando —sinceró.
—Me gusta como suena eso, no soy una persona muy apegado a lo cursi, pero de vez en cuando está bien —respondió sonriente—. ¿Y qué sucede si quiero tocarte y no para tener sexo? —preguntó—. Hay días en los que simplemente quiero que tomen de mi mano o que me abracen y besen sin nada más.
—Cualquier forma en la que puedo tocarte es suficiente para mí —respondió fácilmente Yoongi—. Mientras me mires y busques solo a mí, lo quiero todo —expresó.
—Estás haciendo que todo esto suene muy bien —gimió y se estremeció suavemente cuando esas manos se introdujeron bajo su ropa interior y un dedo hurgó tiernamente en su pequeña entrada—. ¿Qué hay del sexo? —preguntó—. Aunque no diga que no me guste lento y suave, hay veces que lo necesito rápido y duro, con un devastador orgasmo que deje mi mente en blanco —explicó, moviendo levemente su cadera, restregando sus miembros.
—Yo también —respondió, bajando con besos—. Pero desde ahora siempre habrá una preparación adecuada para ello —murmuró deteniéndose sobre uno de sus pezones—. Y algunos juegos previos.
—No estoy en contra de ello —suspiró feliz.
—También quiero que algunas veces no haya nada entre nosotros —anunció, y capturó su pezón entre su boca.
—¡Mierda! Eso es... —gimió tirando suavemente de su cabello—. Suena bien... —jadeó—. Pero... Ya sabes, m-preg —le recordó.
—Hay anticonceptivos que te ayudan con eso —murmuró, observándolo mientras tiraba de la pequeña protuberancia entre sus dientes—. Y no será siempre, solo cuando realmente necesite todo de ti.
—Joder, no sabía que la mierda de posesivo me ponía tan duro —gimoteó—. Necesito tenerte adentro.
—No tengo condón conmigo —gruñó Min con descontento—. Además, estás lastimado y enfermo, conociéndote, después me culparás a mí.
—Lento y suave también funciona hoy —prometió, tomando su rostro entre sus manos—. Te quiero.
—Y yo —le besó—. Pero como mi pareja, es mi deber protegerte y cuidarte —le recordó con una sonrisa.
—Si me dejas con una erección en nuestro primer día juntos, Min Yoongi, terminaremos —amenazó con sus ojos entrecerrados.
—Ese tipo de cosas ya no sucederán a menos que hagas algo mal, entonces deberé castigarte negándote un orgasmo —explicó y sus manos se trasladaron hacia su cintura para alzarlo a sus rodillas.
—¿Qué estás planeando? —preguntó cuando le vio acomodar almohadas detrás de él y retroceder un poco, observándolo y acomodándose.
—Ahora lo sabrás —le sonrió—. Ven aquí y déjame saborearte —ordenó, lamiendo sus labios.
—Oh, mierda —jadeó Jimin, inmediatamente alejándose para quitarse su bóxer—. Te lo dejaré pasar solo por hoy —anunció, colocando su mano en la protuberancia de Min—. Pero quiero a este amigote en mí la próxima vez —advirtió volviendo a subir sobre él.
—Lo tendrás —aceptó Yoongi, como si pudiera tener una queja de ello.
Parándose nuevamente sobre sus rodillas, Jimin caminó acercándose al rostro de su pareja, acomodando sus rodillas bajo los brazos de Min y apoyó sus manos en el respaldar de la cama.
—Mierda, te ves bien así —gruñó, observando hacia abajo como su erección golpeaba directamente el rostro de su ahora pareja.
—Y tengo buena vista aquí —ronroneó Yoongi, alzando sus manos para apoderarse nuevamente de cada glúteo—. Ven aquí —ordenó antes de darle una lamida.
Gimiendo dulcemente, Jimin empujó su cadera hacia adelante y su polla penetró lentamente por entre aquellos labios firmes y rígidos, pero que se transformaron inmediatamente tras tener contacto con su eje.
—Oh, oh... Dios... —jadeó Jimin, mordisqueando el labio inferior cuando su pareja le empujó hasta el fondo tras detenerse casi a la mitad, el bastardo le observó y luego retrocedió.
—Quiero que grites tan fuerte como lo haces cuando estamos en la oficina —ordenó Yoongi, lamiendo a lo largo de su pene—. Quiero escucharte fuerte y claro.
—En la oficina me contengo —le recordó, observándolo.
—Bebé, ambos sabemos la verdad —le sonrió, y empujó un dedo en su interior—. Gime mi nombre ahora que no tienes tu boca ocupada con mis labios o mi cuerpo —indicó y le comió completamente.
Tan caliente como se sentía, Jimin no pudo hacer otra cosa más que obedecer mientras movía sus caderas con desesperación, gimiendo ruidosamente mientras los sonidos de succión de su amante llenaban toda su habitación.
Maldición, ¿por qué Min tenía que ser perfecto hasta en el arte de chupar pollas?
¿Cómo es que era posible que tuviera una boca tan talentosa?
La forma en que movía sus dedos en su interior, como usaba su lengua, el leve rastro de sus dientes, como podía tomar tanto de él y no quejarse, por el contrario, solo exigirle más.
—Mierda, Yoongi —jadeó—. Y-yo... Agmh~... E-estoy cerca —exclamó, observándolo con sus labios entreabiertos, su respiración agitada y un bonito brillo de sudor y rubor en su rostro.
Gruñendo en respuesta, Min empujó más sus dedos, abriéndolos y sacándolos, como si estuviera...
—¡Oh, Jesús! ¡Ahí! —gritó Jimin, perdiendo el control de sí mismo—. Por favor, Yoongi, ahí, tócame ahí —rogó, con su cuerpo temblando de placer.
Cerrando sus ojos con un largo gemido, Jimin ni siquiera luchó por apartarse cuando sintió ese familiar cosquilleo excitante y disparó toda su carga.
Gimoteando suavemente de pura dicha, lentamente se apartó una vez terminó y dejó que Yoongi lo tomara y lo recostara sobre su espalda.
Parpadeando, gimió bajito al observar ese asombroso pene goteante, pero antes de que pudiera pedirle a Yoongi una oportunidad para probarlo, este se acomodó entre sus piernas y apoyó una mano al lado de su cabeza antes de comenzar a masturbarse con furiosidad sobre él.
—No puedes hacer algo así y esperar que yo no haga nada —se quejó, alzando sus brazos para rodear su cuello.
Gruñendo en respuesta, Yoongi juntó sus labios en un beso devastadoramente ardiente, pero sedoso, devorándolo completamente con una dulzura que le dejó sin aliento.
Realmente... Yoongi estaba grabando todo su nombre en él y a Jimin, le encantaba.
Gimiendo en su boca, Min manchó su cuerpo con su semen y abrió sus ojos para observarle, mortalmente satisfecho y feliz.
—Ahora... ¿Abrazos o baño? —preguntó, ronco.
—Abrazos —respondió Jimin tirándolo cerca.
Rodando sobre su costado, Yoongi lo rodeó con sus brazos y enredó sus piernas sin importarle para nada el semen entre ellos.
—Solo necesito dormir unos minutos más, ya después seguiremos hablando de esto —advirtió el pelinegro con un pequeño bostezo.
—Aquí te espero —prometió Yoongi, enterrando su nariz en su cabello mientras sus brazos se mantenían firmemente alrededor de su cuerpo.
Ah, realmente podía sentircomo todo en él estaba en paz nuevamente al tener a su chico entre sus brazos,su pareja.
💘1/2💘
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro