
Capítulo 46 •💘
Observando los números cambiar en la parte superior de ascensor, Jimin tenía sus manos sobre la unión de su cuello y hombros y masajeaba suavemente dicha zona, intentando quitar la tensión de un ocupado día cansador.
A su lado, Min adicto al trabajo Yoongi hablaba en francés con el padre de la tonta mujer pelirroja, sumergido completamente en ella.
Bajándose del ascensor cuando las puertas se abrieron ante ellos, Jimin se alejó dejando a Yoongi, no queriendo saber nada más sobre trabajo, no cuando supuestamente, ya habían terminado por ese día.
Caminando por el pasillo desértico, Jimin no podía evitar sentirse algo enfurruñado porque a pesar de que el idiota le había prometido sus chocolates favoritos y entretención a la hora de llevárselo de viaje con él, este no había cumplido con nada de eso.
Bueno, sí era verdad que una vez las puertas de su suite se cerraban y la noche caía, la cama se convertía en un lugar muy ocupado y activo hasta alta horas de la noche.
Y a pesar de que Jimin disfrutaba cada maldito segundo de ello, si que odiaba despertar todo cansado al día siguiente mientras Yoongi seguía tan perfecto como siempre, manteniendo igualmente su devastador ritmo de trabajo.
El imbécil no sólo había sido bendecido con buena apariencia tras hacer su pacto con el diablo, sino que también había ganado un aguante del demonio con ello.
En serio, ¿cómo era posible que una persona pudiera tener tanta energía y apetito sexual?
"¿En serio te preguntas eso cuando le correspondes con la misma intensidad?" expresó una molesta vocecita en su cabeza que el pelinegro obviamente ignoró.
Abriendo la puerta de su habitación, Jimin se detuvo un momento simplemente observando el interior y luego observó sobre su hombro.
—Creo que nos hemos equivocado de piso —anunció hacia Yoongi al ver que había terminado su llamada y se acercaba—. O tal vez ellos cometieron un error —pensó.
—¿Por qué piensas eso? —cuestionó Min, alzando una ceja.
—Bueno, por eso principalmente —indicó, señalando el interior de la habitación con su cabeza.
Parándose detrás de su asistente y amante, Yoongi colocó sus manos en su cintura y contempló la habitación semi a oscuras, siendo iluminada solamente a través de las ventanas que permitían que la luz del término de un atardecer inundará todo el lugar, dejando así visible un camino de pétalos rojos esparcido en el suelo junto a globos con helio colgando por el techo, siguiéndolo los pétalos.
—No es un error —anunció besando su cuello—. Te prometí recompensarte por traerte conmigo y hasta el momento no he hecho nada más que hacerte trabajar y mantenerte despierto hasta tarde —expresó.
—Ah, ¿te diste cuenta? —expresó observarle con su ceja alzada.
—Algo imposible no hacerlo cuando te estuve escuchando todo el día quejándote por lo bajo, refunfuñando al respecto —indicó empujándolo al interior de la habitación para cerrar la puerta.
—Uhm, aun así, no sabía que podías tener una vena romántica en ti —murmuró arqueando su cuello para darle más espacio a esos pecaminosos labios adictivos.
—Puedo ser muchas cosas si me lo propongo —expresó y se alejó luego de dejar un pequeño mordisco en su cuello que le arrancó un gemidito a Jimin.
—Mierda, ¿qué tienes con dejar marcas en mi cuerpo? —se quejó alzando una mano para tocar la zona afectada—. Nunca en mi vida he tenido tantas marcas en mi piel, algunas incluso en lugares en los que nunca he tenido —expresó, con sus dedos acariciando suavemente la piel resentida.
—Como si tú no hicieras lo mismo conmigo —bufó Yoongi, apretando codiciosamente una de sus nalgas—. Nunca había tenido un amante tan... Tú —le observó.
—Eso es porque soy único en mi especie —le sonrió descaradamente—. ¿A dónde va el camino? —preguntó observando los pétalos rojos.
—Síguelos y lo averiguarás —respondió Min.
Observándolo con una ceja alzada, Jimin soltó un suspiro al saber que no recibiría respuesta alguna, por lo que dejó sus cosas en el sofá antes de seguir el camino, sintiendo más curiosidad al ver que no iban directamente a la habitación principal como había esperado.
—Wow —exclamó cuando finalmente el camino terminó en una habitación abierta.
Dicha habitación, tenía pétalos esparcidos por todo el lugar, con un gran ventanal completo del suelo al techo que mostraba los últimos rastros de la caída del sol escondiéndose detrás de la increíble torre de París y la ciudad bajo ellos, comenzando a iluminarse con sus luces, haciendo un mar brillante bajo sus pies.
Como si la vista ya no fuera lo suficientemente increíble, frente al ventanal se encontraba una cómoda cama King con muchas almohadas mullidas y un edredón rojo escarlata en el cual descansaba una gran caja de sus chocolates favoritos abierta.
A su costado, a una buena distancia y con una vista igual de increíble hacia el ventanal, se encontraba un jacuzzi encendido con burbujeante agua que esperaba por ellos. A su lado, había un pequeño carrito con una botella de vino, otra de champán, dos copas y un gran plato lleno de fruta para picar y queso en trocitos.
—Había pensado en comenzar con un masaje para tu cansado cuerpo antes de ir al jacuzzi —anunció Yoongi, empujándolo suavemente para entrar en la habitación—. Pero eso iba a terminar en otro cosa y al final no iba a ser diferente a las otras noches —explicó, quitándose su chaqueta.
—Bueno, déjame decirte que esta noche realmente me has sorprendido —expresó acercándose a la cama para tomar uno de los chocolates—. Mngh, realmente amo estos... —dijo con un largo gemido sexy.
—Difícil no saberlo siendo que era lo único que mencionabas cada vez que pasábamos por una de las tiendas que lo vendían —resopló Yoongi, observándole divertido en lo que sus manos trabajaban en su camisa.
—Y aun así nunca paraste para comprarme una caja —refunfuñó comenzando a desvestirse también—. Tacaño.
—Si fuera tacaño no te habría comprado nada —indicó—. Estábamos trabajando, no me iba a detener solo para comprarte una caja de chocolate.
—Ah, pero no tuviste ningún problema en follarme hoy mientras esperábamos a Dubois antes del almuerzo —argumentó agachándose para quitarse su ropa inferior.
—Tú fuiste quien lo inició tocándome y metiéndote bajo la mesa para hacerme una mamada —le recordó, observando como ese espectacular cuerpo era revelado—. Estúpido de tu parte pensar que acabaría simplemente en eso.
—No me lo recuerdes —gimió bajo, tomando su caja de chocolates antes de acercarse al jacuzzi junto a su jefe—. Aún no puedo creer que me bajaras los pantalones y simplemente me follaras ahí mismo.
—Corrección, te hice follarte a ti mismo en mi polla —sonrió metiéndose en el jacuzzi—. Y no puedes decir que no te gustó considerando tus saltos desesperados y tus gritos que tuve que ocultar con mi mano —le recordó y observó la mordedura que seguía en el contorno de su mano.
—No es mi culpa, comenzase a golpear ese lugar especial en mi con una puta perfección que no pude soportar —suspiro tomando asiento a su lado—. Es casi como si buscaras a propósito ese lugar para hacerme gritar.
—No tiene sentido que solo yo disfrute mientras lo hacemos —expresó, observándolo fijamente en lo que alzaba su brazo, colocándolo cómodamente detrás de su amante—. Quiero volverte loco de placer para que te sientas como yo me siento cada vez que estoy enterrado profundamente en tu interior.
—Mierda, deja de decir las cosas correctas —se quejó, tomando un chocolate—. Si fuera cualquier otro tonto iluso, ya habría caído en tus encantos —indicó, relajándose complemente en la burbujeante agua que tocaba todos los lugares correctos.
—Por eso me gustas —anunció Yoongi, sirviendo dos copas de vino—. A diferencia de los otros, sabes separar perfectamente entre el placer, trabajo y la realidad.
"Aunque a veces el placer puede superar el trabajo y luchar contra la realidad" pensó Jimin tomando una de las copas.
Lo cual era peligroso considerando su situación.
—Es como un requisito si quiero trabajar contigo —comentó cuando sintió que la mirada de Min seguía sobre él.
En respuesta, el sexy desgraciado le sonrió y alzó su copa en su dirección antes de beber un sorbo.
—Nunca creí que serías este tipo de persona fuera del trabajo —comentó Yoongi, observándolo.
—¿Qué tipo de persona? —preguntó curioso, tomando otro chocolate para empujarlo a los labios de su jefe con toda confianza.
—Esto —pronunció, lamiendo sus labios—. Sexy, atractivo, travieso, confiado y con un lado perverso, malvado y pervertido —expresó, sirviéndole más vino.
—Podría decir lo mismo de ti —indicó, bebiendo un trago mientras se acomodaba para verlo mejor—. Lo de arrogante, un poco frívolo y adicto al trabajo sigue estando presente, junto a lo perfeccionista, pero... Es agradable descubrir que tienes un lado ligeramente más amable, atento, un amante excepcional, que sabes relajarte en tu momento y hacer bromas como cualquier otro ser humano normal —expresó—. Eso solo incrementa aún más tu atractivo —arrugó su nariz—. Lo cual no es justo considerando que ya lo eres en tu papel de bastardo.
Yoongi resopló una risa divertida mientras negaba con su cabeza.
—Parece que el vino ya te está haciendo efecto —indicó colocando una mano en su muslo—. Uno pensaría que tienes más aguante considerando que eres un borracho de primera —comentó, acercándose un poco más.
—Yo no soy un borracho —resopló—. Simplemente no le encuentro mucho sentido el beber con responsabilidad cuando es el motivo principal por el cual bebo —explicó con una sonrisa divertida.
—Y esas, son las palabras de un borracho —observó, empujando un trozo de fruta entre aquellos abultados labios.
—¿Palabras de un borracho? —alzó una ceja—. Decirte que nunca he bebido una gota de alcohol, litros sí, pero una gota no, es la palabra de un borracho —aclaró.
Yoongi bufó divertido y aceptó el trozo de queso que Jimin empujó en sus labios, mordisqueando un poco la punta de sus dedos en el proceso.
—No puedo creer que hayas logrado ocultar este lado de mí por un año —comentó.
—Considerando que solo te preocupas por trabajar y hacer la vida de los demás imposibles en el trabajo, tiene sentido —aclaró—. Dime, ¿qué es lo que realmente haces para relajarte cuando no me llamas a tu casa a divertirnos en tu cama? —indagó, comiendo algo de fruta.
—Leer —respondió.
—No cuenta si se trata de cualquier cosa relacionada con el trabajo —advirtió Jimin.
Yoongi frunció ligeramente sus cejas.
—Hay veces en las que Jungkook logra convencerme y vamos a un bar o aparece directamente en mi casa y me saca —contó.
—Suena bien, ¿qué más?
—Voy a un gimnasio —respondió luego de pensarlo.
—Eh, no es necesariamente algo muy entretenido, pero lo pasaré —indicó.
—Muy crítico tú, pero ¿qué es lo que haces para divertirte? —cuestionó.
—Qué no hago querrás decir —respondió con una sonrisa—. Tener un mejor amigo como Taehyung, significa hacer muchas locuras, acompañarlo en unas cuantas y generalmente terminar en problemas —contó con cariño—. Mi hermano dice que es una mala influencia desde que termine detenido en la comisaría una vez —rió.
—¿Tú? —alzó una ceja.
—Sí —se carcajeó—. Fue el último año de la secundaria, Taehyung perdió una apuesta y me arrastró con él a pagarla, tuvimos que vestirnos de mujer y conseguir el número de diez chicos —contó—. Obviamente conseguimos muchos más, pero uno se fue de la mano y comenzó a decir cosas demasiado obscenas y cuando se fue a las manos largas, Tae le metió un puñetazo y se le cayó la peluca, el tipo se volvió loco y se lanzó sobre él, por lo que obviamente me lancé a ayudar a mi amigo y un policía nos vio y nos llevó a la comisaría.
Yoongi soltó una carcajada libre imaginándose perfectamente aquello.
—Bien, lo admito, nunca he hecho algo tan loco como eso, siempre estuve ocupado estudiando y cuidando de mi... Hermano —recordó, y una sonrisa triste pero sincera creció en sus labios.
—¿Tienes un hermano menor? —indagó Jimin, observándole curioso.
—Sí, JiHoon es... Doce años menor que yo, fue algo... Sorpresivo —contó y aclaró su garganta antes de beber de su copa.
—¿Y qué tipo de hermano mayor eres? —preguntó—. El mío por ejemplo, es el típico hermano mayor sobreprotector que intenta reemplazar la ausencia de mis padres que se la pasan viajando —explicó observando su copa—. No los culpo sinceramente, Hyung y yo tenemos la vida hecha y ellos pueden hacer lo que quieran, pero como que mi Hyung asumió un poco el rol de padres conmigo por ello —contó y suspiró antes de observarle.
—Se podría decir que soy una especie de tu hermano —pronunció Min luego de pensarlo—. Luego de la muerte de mi padre, JiHoon quedó solo y a mi cargo, por lo que siempre trato de esforzarme y cuidarlo, pero él es bastante independiente a pesar de tener diecisiete años —contó con una pequeña sonrisa.
—Me gustaría verte en modo hermano mayor —comentó, dejando la copa a un lado—. No sé, pero siento que te verías mucho mejor actuando todo relajado y protector, aunque admito que verte todo posesivo y celoso también es bueno —expresó con una sonrisita con aire traviesa.
—No rechazo lo de posesivo, lo soy —aceptó—. Pero lo de celoso... —negó silenciosamente.
—Oh, vamos —rió el hermoso pelinegro, empujando juguetonamente su hombro—. No puedes negarlo cuando fuiste tan obvio.
—No lo he sido.
Jimin le observó y soltó un suspiro—. ¿Lo admitirías si yo admito haberlo estado en sus respectivas ocasiones por las tontas teñidas que no aceptaban un no por respuesta?
—Podría hacerlo de ser el caso —sonrió ladino.
—Eres terrible —negó—. Bien, estuve celoso cuando la estúpida mujer pelirroja comenzó a tocarte sin nada más y hoy cuando estábamos de compras y la tipa de la tienda se te lanzó encima —reconoció—. Te toca.
—No gracias —respondió, bebiendo de su copa.
—¡Hey! —exclamó con sorpresa—. Eres un tramposo —acusó soltando una risa.
—Pero no lo soy, nunca dije que te lo diría —se excusó.
Frunciendo sus labios, Jimin le quitó la copa para dejarla fuera del camino y luego se subió a horcajadas sobre el desnudo cuerpo de Min.
—No seas un tramposo y admítelo —ordenó, juntando sus entrepiernas y rodeando su cuello con sus brazos.
—Uhm, de esa forma no lograrás convencerme —murmuró Yoongi, con sus manos apoderándose de cada glúteo.
—Vamos, bebé —pidió Jimin, restregando sus narices y rozando sus labios—. Sé que puedes decirlo —murmuró lamiendo su labio superior.
—¿Qué gano con hacerlo? —expresó, observándolo fijamente.
—¿Qué te parece otra noche conmigo? —ofreció, besando la comisura de sus labios—. Ya sabes, una dónde estás profundamente enterrado en mí y me tienes como loco gimiendo y sollozando tu nombre —murmuró.
—Bien —anunció—. Sentí celos al ver a ese estúpido de Francis coqueteándote tan asquerosamente y dejé marcas visibles en tu cuerpo para demostrarle a todos los idiotas que no te quitaban el ojo de encima cuando salíamos que eres mío —reveló—. ¿Satisfecho?
—Mucho —gimió, arqueando su espalda mientras sentía un par de dedos hurgar en su interior con tranquilidad.
—No hay tanta resistencia —murmuró Min, besando sus labios.
—¿Te sorprende con lo mucho que nos hemos divertido estos tres días? —resopló, moviéndose suavemente.
—No, es perfecto para mí —anunció y restregó su erección en su entrada.
—Yoongi —gimió Jimin, estremeciéndose suavemente—. No me engañes así —rogó.
—¿Quién te está engañando? —respondió y sacó una mano para buscar en el carrito hasta que encontró los condones que había ordenado.
—Mierda, si antes tenían sospechas, ahora sólo lo has confirmado todo —gimoteó apartándose y observando como Min se levantaba.
—No dirán nada —aseguró y observó como Jimin tomaba su erección y besaba la punta con ternura.
—Pronto estarás dentro de mí, bebé.
—Y según tú no eres pervertido —resopló rodando el condón por su erección—. Ya no sé si me quieres por mi pene o mi rostro.
—Un poco de ambos —respondió volviendo a montarlo a horcajadas tan pronto como se volvió a sentar—. Pero sinceramente, por tu amigote que me llena espléndidamente —confesó.
—Uhm, me lo imaginaba —pronunció, agarrando nuevamente ambas nalgas perfectas—. Será mejor que la mantengas firme o estaremos así un largo rato —gruñó Min con voz ronca mientras su pene seguía deslizándose fuera de esa pequeña abertura cada vez que empujaba.
Gimoteando libremente, Jimin dejó de rodear su cuello con uno de sus brazos y llevó su mano hacia atrás, manteniendo firme el eje de Yoongi mientras se deslizaba sentándose en ella.
—Joder, siempre tan grande —exclamó el pelinegro bajando lentamente.
—Y tú eres un maldito paraíso —jadeó Yoongi, mordiendo su labio inferior una vez Jimin estuvo completamente sentado.
Observándose, algo se sintió diferente, tal vez era el lugar, el ambiente o solo la confianza entre ellos, pero a ninguno le importó mientras eliminaban la distancia y juntaban sus labios, cerrando sus ojos.
Pero a diferencia de los otros besos, no hubo esa lucha interior por el dominio de este ni la caliente competitividad entre ellos, esta vez, fue un beso dulce, lento y de una burbujeante pasión ardiente que hasta el momento, no habían demostrado.
No hubo ningún momento apresurado, nada de lujuria explosiva, solo un lento fuego consumiéndolos desde adentro hacia afuera mientras se balanceaban juntos, creando unas suaves olas en el agua que los acompañaba en su danza lenta.
Y la diferencia entre hacerlo lento y dulce, lleno de caricias tiernas, observando directamente sus rostros para contemplar el placer, la satisfacción y la alegría reflejado en sus ojos, fue demasiada adictiva como para no volver a repetirla en la cama, uniendo sus cuerpos nuevamente sin querer perder esa conexión.
Hasta el momento, ninguno había sabido que hacerlo de esa forma sería tan íntimo y a la vez tan bueno, un movimiento demasiado peligroso para ambos considerando la naturaleza de su relación.
Y mientras Yoongi sostenía a Jimin contra su desnudo cuerpo, haciéndole lentamente el amor, temió de lo que había hecho.
Le había mostrado una parte de sí a Jimin que nunca mostró a nadie, le habló de JiHoon, y eso...
No estaba bien.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro