
Capítulo 27 •💘
Jimin observó la silla disponible al lado de una mesa desocupada y no tardó ni un segundo en ir a ella, dejando escapar un pequeño suspiro de puro alivio cuando la presión en sus pies se detuvo con ello.
Observando a los invitados seguir disfrutando de los recién casados que bailaban en compañía de otras parejas en la pista de baile, Jimin movió sus piernas bajo la mesa, asegurándose de cubrirlas con el mantel y luego empujó sus zapatos fuera de sus pies.
Una pequeña mueca surcó en sus labios con dichos movimientos, pero Jimin lo olvidó rápidamente cuando el alivio lo invadió al tocar el fresco césped bajo sus pies.
Ah... Eso era vida.
Con el problema resuelto, concentró su atención en la hermosa pareja vestida de blanco, quienes lucían especialmente felices y enamorados mientras bailaban, susurrándose cosas entre ellos y riendo por lo bajo.
Realmente, a pesar de que él no tuviera un especial interés en los matrimonios, solo le deseaba la felicidad máxima a ese par que había estado con él en todo momento.
Junto a Taehyung había presenciado el comienzo de ese amor después de todo, y tal vez hasta metido sus narices y manos en el asunto cuando se percataron primero de lo bien que serían como una pareja y ninguno parecía dar el primer paso.
Sí, tal vez no debería de haberse inmiscuido en los asuntos de su hermano y mucho menos arrastrar a su mejor amigo en ello, pero lo hizo porque vio la felicidad reflejada en el rostro de Namjoon cada vez que veía a SeokJin, ¿cómo no iba a ayudar siendo así?
Al menos su razón fue mejor que la de Taehyung, quien solo lo hizo para que Namjoon dejara de ser tan entrometido con ellos e intentara robarle su tiempo juntos.
Ambos solo tenían buena intención, después de todo, y eso era lo que contaba.
—Como que debieron de haber expresado su agradecimiento hacia nosotros, ¿no? Fuimos quienes comenzaron su romance —expresó el apuesto rubio, acercándose con dos platos llenos de pastel.
Observándolo, Jimin bufó y aprovechó que este se sentó a su lado para quitarle la bandana de la cabeza.
—Hey, ¿y eso por qué? —se quejó, haciéndole puchero.
—No combina con tu traje —respondió—. Agradece que te la quité yo y no Jin Hyung —resopló divertido.
—Por favor, me ama, por eso me eligió como su damo de honor —sonrió arrogante, tirando de su chaqueta con la punta de sus dedos.
Negando, Jimin observó ligeramente divertido como ambos llevaban trajes bastante similares, solo que en vez de que su camisa fuera negra como la de Tae, era blanca, y la solapa de su chaqueta tenía algo de brillo.
Pero esa eran las únicas diferencias entre ambos, inclusos sus zapatos eran iguales.
—Te eligió porque Nam me eligió primero —se burló.
—Me lastimas, Minnie-ah —jadeó, tocando su pecho—. ¿Me pasas mi pastel? —pidió olvidando todo drama.
Resoplando divertido, Jimin se giró y una pequeña maldición escapó de sus labios ante la sorpresa cuando casi se cae ante el repentino movimiento de su mejor amigo, quien le tomó de sus tobillos y dejó sus pies sobre las piernas ajenas.
—¿Qué crees que haces? —preguntó, observándole extrañado.
—Eso averiguo —respondió y observó los calcetines blancos de Jimin sucios con césped y... Ligeras manchas de sangre.
Sin aviso alguno, retiró ambos calcetines y buscó hasta encontrar la causa de dichas manchas rojas un poco más arriba del talón y en los dedos pequeños del pie.
—Y... ¿Me vas a explicar esto? —preguntó, señalando sus pies.
—Lo haré, pero cúbrelos otra vez o Hyung podría verlo y venir a ver qué ocurre, o peor aún, mi padre y madre —se estremeció, e instintivamente los buscó con la mirada, encontrándolos bailando en su propio mundo al igual que los novios.
—Sabía que algo había ocurrido con tus pies, pero no me imaginé que estarían así —anunció, revisando sus bolsillos para sacar unas benditas adhesivas transparentes a excepción del cuadradito blanco—. ¿Y entonces? —preguntó mientras se las colocaba.
—¿Recuerdas que ayer me llegué quejando por lo especialmente imbécil que había sido Min estúpido Yoongi sacándome de mi escritorio? —suspiró.
—Pff, si no salimos al karaoke a beber fue solo porque hoy era la boda de Namjoon —resopló.
—Bueno, resulta que el haber estado caminando todo el maldito día con zapatos nuevos le hicieron eso —los señaló.
Taehyung frunció el ceño.
—¿Y realmente no le puedo decir a mi tío que lo asuste? —preguntó.
—¿Cuál de todos? —dudó, bastante tentado.
—El que roba celulares —anunció—. El tío Gi-muk acaba de salir de la cárcel y está trabajando en un taller de mecánica, prefiero usar ese comodín para otra —explicó.
—Suena tentador, pero Yoongi tiene guardias siguiéndolo aunque no lo parezca y ni siquiera permitirían que tu tío Lifan se le acerque —expresó con un suspiro—. Y no, tú no puedes ir y hacer una de tus travesuras con él.
Taehyung chasqueo su lengua.
—Le quitas la diversión a la vida —se quejó, bajando las piernas de su amigo para recibir su pastel.
—No lo hago, solo te cuido negándote las ideas más estúpidas que te podrían meter a la cárcel —aclaró y estiro una mano—. Calcetín.
—Ni lo sueñes —negó, arrojándolos detrás de su silla—. Deja que tus pies descansen —ordenó y se quitó sus propios zapatos y calcetines—. Nada como darles un buen respiro —sonrió y comenzó a comer su pastel.
—Si se dan cuenta de ello y preguntan, ni siquiera pienses que te dejaré dormir en mi casa hoy —advirtió.
—Por favor, como si necesitara de tu permiso para hacerlo —resopló y señaló hacia la feliz pareja—. Además, están en su momento, no se darán cuenta de nada y tus padres tampoco.
—Uhm, mi padrastro es un poco más observador que mi madre por lo que corro el riesgo —indicó, comiendo de su pastel.
—Por cierto, ¿cómo te sientes de tenerlos aquí? —preguntó, observándole curioso.
—¿Se supone que debería de sentirme de alguna forma? —le observó alzando una ceja.
—Bueno, llevas tiempo sin verlos.
—Cómo si no estuviera acostumbrado a la ausencia de ambos en mi vida —respondió sin mala intención ni culpa en su tono, solo cómo si fuera lo... Normal.
Y es que precisamente de eso se trataba, el día en que había perdido a su papá, no fue lo único que perdió realmente, aunque ni su madre ni él lo admitirían.
—Si hay algo que me molesta un poco, es que hubieran llegado tarde a la boda de Hyung —anunció, frunciendo sus labios.
—Bueno, tal vez llegaron tarde pero al menos aparecieron y no dejaron plantado a tu hermano cómo en navidad, o año nuevo —indicó Tae.
—Sinceramente, ninguna de las dos veces realmente tenía esperanza de que aparecerían, y hoy dudé al no recibir llamada alguna de mi madre, por lo que me alegro por Namjoon que realmente aparecieran —sonrió leve.
—¿Qué regalo de disculpa trajeron esta vez? —indagó curioso.
—Para Namjoon un libro antiguo de no qué país y a mí un juego de anillos, algunos con piedras verdes en ellos.
—Piedras —resopló—. Solo di joyas o diamantes —negó divertido.
—Eso suena muy ostentoso —negó.
—¿Y sus excusas para no aparecer?
—Retraso y cancelación de algún vuelo o embarque —respondió y plantó una sonrisa en su rostro—. Los recién casados se acercan, nada de decirle sobre lo que hizo el demonio si quieres que te deje conducir mi auto de vuelta.
—¿Tuyo? La palabra aquí es nuestro, querido —corrigió y sonrió lo más inocente que pudo.
—¿Qué hiciste ahora? —cuestionó Namjoon tan pronto como se detuvo frente al par de amigos.
—¿Qué? ¿Por qué dices eso? —parpadeó Taehyung.
—Estás sonriendo de aquella forma que dice travesuras —indicó SeokJin y tomó una silla corriéndola para sentarse al otro lado de Jimin.
Al ver sus pies, alzó una ceja preguntándole con la mirada.
—Zapatos nuevos —susurró el hermoso pelinegro, aprovechando que su hermano seguía distraído interrogando a su mejor amigo.
—Entonces, porque tres es mejor que dos... —murmuró, y se quitó sus propios zapatos—. ¿Tienes otra bandita? Los míos también son nuevos —explicó sonriendo de alivio al quitarse también sus calcetines.
—Taehyung, dame otro par de banditas para Jin hyung —pidió Jimin y su amigo se las pasó mientras seguía discutiendo con su hermano.
—Espera, ¿por qué necesitas banditas, amor? —cuestionó Namjoon, ignorando a Tae para ir con su esposo.
—Oh, no es nada cariño, solo los zapatos nuevos —explicó con una sonrisa tranquilizadora—. ¿Puedes traerme algo para beber? —pidió.
—Y a mí por favor —le sonrió Jimin.
—Enseguida vuelvo —asintió.
—Yo también quiero algo, cuñado —pidió Tae, recibiendo un dedo de corazón como respuesta.
—No es por nada, pero me ama más que ustedes —expresó Tae y los tres rieron.
—Escuché que tus padres se irán esta noche, ¿no quieres pasar más tiempo con ellos? —preguntó Jin, observando al hermoso pelinegro.
—Nah, ya bailé con cada uno, escuché las historias de mi madre y Tae-pyun, también recibí su regalo de disculpas, me doy por satisfecho —respondió y le observó—. ¿Cómo te fue a ti?
—Bueno, ambos a su manera me pidieron nietos pronto y a la vez no porque no quieren reconocer que ya están viejos —rió junto a los demás—. Suerte que aún no hay planes de bebés con mi esposo —sonrió.
—Gracias a Dios —exclamó Tae—. No es por nada, ambos me caen genial, pero apenas puedo con un Namjoon y otro mini Namjoon en nuestras vidas no es algo que me pueda imaginar —explicó.
—Entiendo —pronunciaron en sincronía ambos contrarios y luego los tres rieron.
—Espero que no se vayan a ir pronto chicos, lo bueno se viene ahora —comentó SeokJin observando a su esposo acercarse.
—Por favor, nosotros somos el alma de la fiesta —resopló Tae, recibiendo su trago al igual que los demás.
—Sin alcohol para ustedes dos —anunció Namjoon observando al par de amigos, e ignorando sus quejas, observó a su pareja—. Mamá me pidió que por favor dejáramos participar a Jimin y Taehyung cuando tires el ramo —pidió.
—¿Qué? —musitó Jimin, arrugando su nariz.
—Ya sabes —suspiro Namjoon—. Como nuestros padres se conocieron en una boda y se casaron luego de que ella atrapara el ramo, asegura que esta es tu oportunidad —explicó, observando a ambos.
—Por mí no hay problema —asintió Jin.
—Pero sabes lo que pienso de las fantasías de mi madre —refunfuñó el pelinegro.
—Por favor... —pidió su Hyung.
—No lo obligaremos si ninguno quiere —comentó SeokJin, dándole una mirada a su esposo.
Observando a su amigo cuando este le pegó un pequeño codazo, sonrió al ver que este le guiñaba un ojo.
—Está bien, no es como si lo fuera a coger y cumplir con la fantasía de mi madre —sonrió inocente, consiguiendo la atención de la pareja quienes le sonrieron agradecidos.
Yoongi sonrió y evitó ser atrapado en una conversación que no le interesaba saliendo al jardín del edificio.
Metiendo la mano en el bolsillo interior de su chaqueta, sacó una cajetilla de cigarros y tomó uno antes de volver a guardar la caja.
La tentación de encenderlo surgió en él, pero la alejó jugando con el cigarrillo, moviéndolo entre sus dedos.
—Lo siento, no pensé que tu madre también iba a estar invitada en la boda ni muchos menos que traería a Yuri con ella —expresó Jungkook, parándose a su lado.
—Está bien, al menos no les dio por anunciar un supuesto compromiso —descartó.
—Pensé que lo habías dejado luego de que JiHoon te regañara —comentó, señalando el cigarrillo moviéndose entre sus dedos.
—Y lo dejé —asintió, rompiéndolo—. Pero a veces, no puedo evitar comprar una cajetilla a pesar de que sé que no la fumaré.
—Tú y tu competitividad —negó.
—¿Había otro evento en este edificio? —preguntó cuando escuchó ruido.
—Ah, escuché a la novia quejarse porque no pudieron reservar todo el jardín trasero —respondió y sonrió—. Según oí por ahí, Kim Namjoon se iba a casar hoy también —comentó.
Una lenta sonrisa creció en el rostro de Min.
—¿Deberíamos de ir a felicitarlo? —preguntó—. Ambos estamos en la cima de los negocios, sería lo normal ir a saludarlo estando en el mismo lugar.
—Ambos se odian —le recordó su amigo, divertido.
—Odiar es una palabra profunda que implica muchos sentimientos —indicó—. Simplemente, no nos agradamos —corrigió, comenzando a seguir el camino.
—Normalmente, te diría que es una mala idea, más ahora que podrías arruinarle un gran día dependiendo de lo que le podrías decir, pero necesitas una distracción luego de encontrarte con tu madre —comentó, siguiéndolo felizmente—. Wow, realmente no se preocuparon por gastos.
—Ni ninguno de nosotros lo hacemos —se encogió de hombros y se detuvo cuando contempló una escena curiosa.
—Oye, ¿ese no es tu asistente el que está esperando para atrapar el ramo? —cuestionó Jeon, observando lo mismo que él—. No sabía que era alguien cercano a Kim Namjoon.
—Tal vez solo es el acompañante de alguien —resopló, observándolo.
Cuando el ramo fue lanzado, todos exclamaron ansiosos.
Y mientras algunas mujeres se acercaban intentando cogerlo, Jimin junto a otro tipo hablaban entre ellos distraídamente a pesar de estar en el grupo también, pero cuando el arreglo de flores cayó frente a ellos, ambos se observaron y asintieron como si se pusieran de acuerdo.
El tipo rubio se agachó y en vez de levantar con el ramo, lo sostuvo derecho como si fuera un balón de fútbol americano.
Gritando una jugada, Jimin corrió y pateó el ramo enviándolo a volar lejos, pasando sobre lo que aún quedaba del pastel de boda y luego ambos exclamaron y corrieron alegremente.
—Vaya, no sabía que tu asistente tuviera un lado travieso en él —comentó con sorpresa Jungkook.
Una sonrisa creció en los labios de Yoongi al recordar el insulto que le había dejado caer entre una sonrisa y luego actuó como si nada, fingiendo una dulce inocencia molesta.
—Creo que no es todo lo que aparenta —comentó.
—Mira, parece que van a hacer otro juego —indicó al grupo de personas que se reunía, incluido el novio junto a Jimin y el tipo rubio.
Al otro lado, estaba quien suponía era el esposo de Namjoon, de pie junto a una silla, tenía una pierna arriba de ella y una liga alrededor de su muslo.
—Quién logre sacarla recibirá un beso de SeokJin —anunció alguien, y el nombrado vestido de blanco alzó su mano agitándola.
—No quedamos en eso —gritó Namjoon.
—Esfuérzate —gritó alegremente una pareja mayor.
—Parecen divertirse mucho más que la boda a la que fuimos invitados —murmuró Yoongi, observando como a los participantes le cubrían los ojos y les daban vueltas.
—Ni que lo digas, parece que llegamos a la mejor parte —sonrió Jungkook, acercándose un poco más.
Siguiéndolo, Min observó interesado como la señal era dada y todos los participantes salían tambaleantes, yendo a todas direcciones menos hacia la del novio llamado SeokJin.
Cuando observó a Jimin reír y tambalearse en su dirección, no se movió y simplemente esperó hasta que este chocó con él.
—Wow, lo siento mucho —pronunció entre risas alegres, apoyando sus manos en su pecho.
Manteniendo silencio, Yoongi observó interesado esa pequeña nariz y esos labios regordetes, siendo demasiados parecidos a los de su chico de la luna como para ignorarlo.
La tentación de comprobar la suavidad de estos y su dulce sabor surgió en él, pero antes de que pudiera hacer algo, el pelinegro se apartó disculpándose entre risas para seguir su búsqueda.
Observando la silueta de su asistente personal, con sus ligeras curvas y ese perfecto trasero alejándose, una duda surgió en Min.
¿A caso Jimin había leído su propia encuesta?
Y más importante, ¿realmente contestaría honestamente?
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