
Capítulo 14 •💘
Min Yoongi aún no lograba comprender qué estaba ocurriendo, en un momento, su invitada le estaba dando una mediocre mamada y al otro instante, la travesura de su amigo en forma de un borracho Santa interrumpía en la habitación y sacaba su ligue de esa noche solo para insultarlo y molestarlo.
Y aunque no creía que la mamada estaba dentro del panorama, la había obtenido de una forma espectacular, y con ello, el tonto chico había iniciado un juego del cual se iba a arrepentir.
Sin importar de qué se trataba, él siempre ganaba, esa era la regla, por lo que por supuesto que no se iba a quedar con los brazos cruzados y simplemente observar como el desconocido se retiraba con aires de grandeza luego de decirle "perdedor".
Bebiendo un trago de la botella de vino, Yoongi la dejó en el mueble cercano y se quitó su chaqueta.
—¿Crees que has ganado solo porque me has hecho llegar? —cuestionó, observando al hombre recostado en la cama.
En respuesta, el Santa se acomodó sobre su espalda, separó ligeramente sus piernas y acarició su erecto miembro atrapado tras su pantalón, diciendo todo con ello a través de su mirada y esa puñetera sonrisa presumida rodeada de esa falsa barba.
"Tú llegaste primero, no yo" Le estaba diciendo.
—Veremos quién llegará primero ahora —desafió quitándose su camiseta.
Un dedo se alzó en su dirección y se movió de forma negativa antes de que el hombre intentara levantarse de la cama.
—¿Qué? ¿Temes perder ahora? —se burló, logrando que el chico se detuviera—. Por supuesto, tienes miedo de que te haga llegar con solo tocarte, por eso te estás retirando antes, perdedor —se mofó.
Esos ojos le observaron furiosos antes de comenzar a quitarse su camisa.
—Te haré llegar antes de enterrarme profundamente en tu interior —juro, quitándose el resto de su ropa.
¿Importaba que era un hombre quién le estaba desafiando y calentando de aquella manera?
Por supuesto que no, en realidad, Yoongi se sentía mucho más excitado y ansioso de lo que había estado en mucho tiempo.
Cuando el hombre estuvo completamente desnudo, a excepción de su rostro que seguía oculto con esa estúpida barba y máscara, Min no pudo evitar que sus ojos recorrieran todo su cuerpo.
Y cuando se dio vuelta, sus manos picaron por tener entre ellas esas redondeadas nalgas para apretarlas y golpearlas hasta tenerlas de un bonito tono rojizo.
Recuperando la botella, el borracho Santa bebió un largo trago mientras lo observaba, alzando su mano para llamarlo con su dedo índice, diciéndole que fuera por él.
Aceptando el desafío, Yoongi se acercó parándose frente a él, su miembro despertando con interés nuevamente mientras el del otro hombre estaba completamente alzado entre ellos.
Colocando una mano en su estrecha cintura, apoderándose de ella, le quitó la botella y bebió un trago.
—No sabes en lo que te has metido, Santa —sonrió y entonces dejó que la botella vacía cayera al suelo antes de abordar aquella boca.
Jimin sintió como inmediatamente sus sentidos fueron abrumados con un estremecedor y dominante beso.
Min estúpido Yoongi ni siquiera le daba la oportunidad de participar, no, él solo estaba tomando y tocando todo lo que deseaba, utilizando su talentosa lengua para lamer cada rincón de su boca como si lo estuviera marcando y tuviera todo el puto derecho de hacerlo.
Y cuando su lengua fue succionada con afán, Jimin no pudo evitar ese lastimero gimoteo que escapó de lo más profundo de su garganta.
En respuesta, Yoongi lo soltó con un húmedo sonido y mordisqueó su labio inferior.
—Ese y más sonidos estarás soltando durante toda la noche —juró, deslizando su mano que descansaba en su cintura hacia atrás para apresar un glúteo, dándole una fuerte nalgada.
Exclamando en sorpresa, el hermoso pelinegro se estremeció y luego se encontró retrocediendo hasta que cayó sobre la cama.
Siguiéndolo, Min agarró sus piernas y las abrió antes de subirlas, haciéndose a sí mismo su lugar entre ellas antes de cernirse sobre él, cubriendo todo su cuerpo e impidiéndole mirar otra cosa que no fuera su perfecto rostro estúpido.
Besándolo otra vez, soltó un ruido molesto cuando la barba comenzó a picar en él.
—Sácate toda esa mierda —ordenó y las manos de Jimin inmediatamente subieron para proteger su máscara.
—No —anunció, firme.
Por muy borracho y caliente que estuviera, no iba a hacer algo más estúpido de lo que ya estaba haciendo al caer en su juego.
—La barba —dijo, empujándola de su camino para repartir besos en su mandíbula.
Mordiendo su labio inferior, Jimin vio el inconveniente de tenerla al no poder sentir los labios de Min directamente en su piel cuando el falso pelo de plástico se cruzó en su camino, molestando a su jefe también.
Sin pensarlo, tiró de ella y arqueó su cuello, exponiéndolo para el deleite Yoongi, quien inmediatamente se concentró en besar y morder dicha zona.
Gimiendo, Jimin lo rodeó con sus brazos, sus manos arrastrándose hacia abajo, dejando con sus uñas un camino hasta que encontró aquellos glúteos que apretó con resentimiento antes de empujarlo a adelante, logrando que este se moviera simulando una embestida.
Con sus miembros duros restregándose directamente, ambos soltaron un gruñido excitado.
—Más —ordenó Jimin, agitando sus caderas en busca de más contacto, de aquella deliciosa fricción.
Gruñendo en respuesta, Yoongi descendió arrastrando sus labios por la suave piel.
—Quédate quieto —ordenó Min cuando el cuerpo bajo suyo se agitó.
Obviamente Jimin no obedeció, por lo que no pudo evitar que un quejido doloroso y en parte excitado escapara de sus labios cuando uno de sus pezones fue mordido en castigo.
—Maderfucker —exclamó, y antes de que Yoongi entendiera, Jimin logró empujarlo y montarlo a horcajadas.
Antes de que pudiera preguntar qué creía que estaba haciendo, un gemido brotó de sus labios cuando el chico Santa mordió su pezón con el mismo trato que él le dio.
Alzándose, Jimin le sonrió socarronamente mientras apoyaba sus manos en sus firmes pectorales, apretando sus muslos a sus costados para luego mover sus caderas de adelante hacia atrás, logrando que aquella polla se restregara con su trasero.
Colocando ambas manos en su cadera, Yoongi las bajó y se apoderó de cada glúteo, separándolas para que su pene encajara entre ellas y luego las juntó.
—¡Shit! —exclamó Jimin, arqueando su espalda.
Sonriendo ladino, Yoongi tomó una mano del chico Santa y la alejó llevándola hacia atrás, para que presionara con su palma su dura erección deslizándose entre las mejillas de su trasero.
—Oh, fuck —jadeó Jimin, mordiendo su labio inferior mientras la acariciaba con su mano y movía su trasero empujando contra ella.
—Mierda —maldijo Yoongi, y alejó su mano, tenía otro trabajo para ella.
Cuando sintió una caliente prisión rodeando su miembro, Jimin abrió enormemente sus ojos y un profundo gemido escapó de sus labios.
Cuando bajo la mirada, se encontró con aquella molesta sonrisa sexy y malvada.
—Vente —ordenó Yoongi, masturbándolo sin piedad alguna.
Jimin negó agitando su cabeza, su cerebro recibiendo demasiado placer como para poder reunir las palabras y responder vocalmente.
—¿No? —se burló, y entonces el desgraciado comenzó a mover su cadera mientras jugaba con el ritmo de su mano.
Subiendo y bajando rápidamente, para luego volverlo tomentosamente lento, apretando con fuerza la base para luego relajarlo y subir, quedándose en la punta donde su pulgar jugaba con las gotas de pre-semen.
—Vamos, vente para mí —ordenó, observándolo lujuriosamente.
Jimin gruñó y volvió a negar, pero entonces, esa otra mano que apresaba su nalga lo soltó y sus pezones comenzaron a ser atacados con dedos perversos.
—Demonios —exclamó, justo en el momento en que ese cosquilleo familiar se volvía demasiado persistente y de pronto, simplemente explotó soltándolo todo.
Jadeante, observó a Min seguir moviendo su mano codiciosamente hasta que obtuvo la última gota derramándose fuera, sin siquiera prestarle atención como su torso había sido manchado con su corrida.
Soltándolo, Min capturó con sus dedos algunas gotas de pre-semen de su torso y las llevó a sus labios.
—Perdedor —dijo, con aquella molesta mirada de superioridad y esa burlona sonrisa arrogante.
Gruñendo molesto, Jimin se dejó caer sin cuidado sobre él, deteniéndose justo antes de que sus rostros chocaran y entonces se acercó a su oído.
—Desempate —declaró.
—Hecho —accedió Min, conteniendo sus jadeos cuando su oreja comenzó a ser besada y mordida—. Maldición —exclamó al ser descubierto un punto sensible bajo su oído.
Gruñendo cuando ese lugar comenzó a ser atacado con insistencia, movió su mano a tientas en busca del lubricante y los condones cerca de la almohada.
Encontrando finalmente el tubo de lubricante, lo tomó y abrió rápidamente para presionarlo en sus dedos.
Olvidándolo cuando obtuvo lo que quería, llevó su mano hacia abajo y movió el cuerpo de Santa más adelante, separando su erección de esas nalgas abultadas.
Escuchando un suave gimoteo quejoso, Yoongi sonrió y empujó un dedo en su interior, probando.
Ninguno supo quien gimió primero, si Jimin al finalmente tener algo presionando en su interior, o Min al encontrar un sedoso pasaje apretado y cálido.
—¿Por qué estás tan apretado? —se quejó Yoongi, moviendo su dedo de adentro hacia afuera.
Gimiendo suavemente, el Santa borracho comenzó a restregar sus cuerpos, logrando que sus pezones se rozaran tanto como su miembro a media erección que rápidamente se estaba endureciendo nuevamente.
Cuando dos dedos presionaron en su interior, Jimin gimió largamente y se enderezó buscando que esos largos dedos fueran más profundo, más duro.
—Solo mírate, tan desesperado por mi toque —exclamó Min, observando como ya se había vuelto duro nuevamente.
Entrecerrando sus ojos, Jimin llevó una mano hacia atrás y atrapó el pene de su jefe.
—I'm not the only desperate —refunfuñó, apretando.
Maldiciendo, Yoongi empujó un tercer dedo, concentrándose en aquel rostro oculto que no le dejaba apreciar bien las reacciones que obtenía con su toque.
—Quítate esa máscara —ordenó, alzando su mano.
Echándose ligeramente hacia atrás, Jimin empujó esa mano lejos.
—No.
—No le diré a Jungkook —gruñó.
—No.
—¿Es porque trabajas para mí? —cuestionó de pronto, alertando un poco el borracho cerebro de Jimin—. No te despediré si es así —juró volviendo a acercar su mano.
—Ah-ah-ah —negó y tomó esa mano, llevando los dedos a su boca.
—Joder —exclamó Min al sentir esa cálida lengua húmeda recorrer sus dedos.
Aprovechando la oportunidad, Jimin se levantó y se dio vuelta, mostrándole su desnuda espalda a su jefe.
Los ojos de Yoongi inevitablemente fueron hacia el tatuaje de las fases de la luna recorriendo toda su columna vertebral, comenzando desde su nuca y terminando en su espalda baja, era un trabajo espectacular que iba a la perfección en esa piel suave y firme.
—Condón —exigió el chico Santa, extendiendo su mano.
—¿Si sabes cómo ponerlo? —se burló, entregándoselo.
Jimin bufó en respuesta, quitándoselo de la mano para volver a mostrarle la espalda.
Levantándose un poco, retrocedió y se inclinó para lamer aquella grandiosa erección perfecta
—Deja de jugar —gruñó Yoongi, empujando algunas almohadas a su espalda para quedar en una posición semi sentada.
Soltando una risita, Jimin jugó un poco con él, agitando su trasero en su rostro mientras sus labios fruncidos se arrastraban de arriba hacia abajo por ese eje perfecto, tan grande y grueso.
En respuesta, Min maldijo e hizo lo que deseaba hacer desde un principio, se apoderó de aquellos glúteos y los golpeó con un fuerte sonido haciendo eco en toda la habitación.
—Maderfucker —gimió Jimin, arqueando su espalda.
—Mmh, es un bonito tono rojo —halagó, masajeando dulcemente la zona afectada antes de darle otro azote.
—Oh, shit —exclamó, apresurándose para abrir el bendito condón y deslizarlo por aquel duro miembro.
Cuando estuvo bien puesto, apartó su trasero de aquellas malvadas manos codiciosas y se enderezó volviendo a empujarse hacia adelante.
Sosteniendo esa dura polla con una mano, la mantuvo firme mientras se deslizaba por ella lentamente.
—Espera un momento —jadeó Yoongi, sintiendo como si un apretado guante de seda estuviera envolviendo su polla, succionándola activamente.
Cuando el chico Santa no obedeció, Min alzó sus manos apoderándose de su cintura y trató mantenerlo quieto, pero no fue suficiente para Jimin, quien enviándole una sonrisa burlona sobre su hombro, se sentó completamente de golpe.
—Maldito hijo de... —exclamó Yoongi, cerrando sus ojos y tomando profundas respiraciones para calmar ese intenso deseo cosquilleante que acariciaba desde sus bolas y recorría su cuerpo.
Gimiendo suavemente, Jimin mordió su labio inferior.
Min Yoongi le llenaba y abría absolutamente de forma perfecta.
—Lo siento, no aguanto más —anuncio repentinamente Yoongi.
Y antes de que Jimin pudiera girar a verlo sobre su hombro para preguntarle, el desgraciado comenzó a mover sus caderas con fuerza tan pronto como sintió que su miembro fue aceptado en su interior.
Un jadeo sorprendido escapó de sus labios, seguido de una maldición y de pronto, solo gemidos necesitados estaban brotando de sus labios mientras comenzaba a responder las embestidas de su jefe con pequeños brincos poderosos.
—Vamos, salta más para mí —ronroneó Yoongi, golpeando y masajeando sus glúteos.
Quejándose, Jimin quiso tener algo de control y comenzó a rotar sus caderas de forma circular, agregándole un pequeño brinco de vez en cuando.
—No, no es suficiente —gruñó Min, saliendo del interior del chico Santa para ponerse sobre sus rodillas.
Empujando al chico frente a él en sus manos y rodillas, tomó su cintura y lo empujó hacia atrás, volviendo a hundirse en ese pequeño paraíso.
Soltando un gruñido de satisfacción al volver a aquel cálido lugar, inmediatamente comenzó a tirar de él hacia atrás mientras empujaba con fuerza, obteniendo un sucio y pervertido sonido de pieles chocando con desesperación que armonizaba perfectamente con sus sonidos inentendibles y respiraciones agitadas.
Con su cuerpo agitándose en respuesta de cada golpe, Jimin chilló cuando un empuje particularmente fuerte hizo que su mano resbalara de la cama y de pronto se encontró con sus manos apoyadas en el suelo.
—Oh Dios mío —jadeó, cuando en aquella posición, Yoongi tocó un punto sensible dentro de él.
—¿Estás bien? —pregunto Min, jadeante, deteniéndose.
—¡No! don't stop —exclamó con desesperación al sentir esa presión en su punto dulce—. Sigue fucking me hard —ordenó separando más sus piernas para un mejor equilibrio y apretando todo su interior alrededor de ese duro eje.
—Maldición —gruñó Yoongi antes de seguir empujando con fuerza.
Pero a pesar de que el ángulo era perfecto, con sus cuerpos sudados, pronto las manos de Jimin comenzaron a deslizarse en el suelo.
—Si terminas en el hospital, será porque te follaré tan duro que no podrás caminar, no por golpearte en la cabeza —declaró, y haciendo alarde de su fuerza, cruzó sus brazos bajo el cuerpo delgado para enderezarlo sin salir de su interior, logrando que su espalda se apoyara en su pecho.
—No pares, plis, no —rogó masturbándose con desesperación.
Besando ese apetitoso cuello, Yoongi se sentó lentamente en sus tobillos y comenzó a empujar el cuerpo del chico Santa para que fuera contra sus embestidas, logrando que sus movimientos fueran cortos y rápidos, duros e igual de desesperados.
—Vente para mí —ronroneó, mordiendo el borde de su oreja.
Jimin gimió en respuesta y apretó su interior.
—Tú hazlo —jadeó, llevando su mano al muslo de Yoongi para apretarlo.
Desperados para que el otro llegara primero, ninguno pudo contener demasiado su propio orgasmo, y cuando menos se dieron cuenta, explotaron simultáneamente.
Con sus cuerpos juntos y sudorosos, ambos se quedaron quietos, jadeantes, intentando recuperar el aliento después de algo tan... Intenso.
Adictivo.
Peligroso.
—I win —anunció Jimin, antes de que siquiera pensara en ello.
Yoongi resopló en respuesta.
—Yo lo hice —anunció.
Jimin solo una risita burlona y luego una tira de condones apareció frente a su rostro.
—Supongo que solo tendremos que seguir hasta que se defina el ganador —expresó Yoongi, deslizando no sólo sus labios por su cuello, sino que sus manos vagaban por todo su cuerpo, tentándolo.
Y si, Jimin todavía estaba algo borracho en el momento en que tomó la tira de condones y dio vuelta su rostro para besarlo.
Estaba tan jodido.
Y literalmente.
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