
Capítulo 13 •💘
Sentado solo en una mesa apartada, Jimin bebía aparentemente con tranquilidad, mientras su mirada seguía sin poder evitar al demonio de elegante vestimenta sexy que se paseaba con la top model de escasa ropa pegada a su costado como una molesta sanguijuela chupa sangre.
Sin poder evitarlo, palabrotas caían por lo bajo de sus labios cada vez que observaba aquella arrogante sonrisa molesta y sexy aparecer levemente mientras hablaba con otros, utilizando su encanto para atraerlos a su trampa y conseguir lo que buscaba.
Simplemente no podía evitarlo, ese estúpido jefe desalmado le había engañado.
Es que, en serio, no podía creer que ese estúpido ogro le hubiera jugado tan chueco para aceptar ser su asistente personal.
Y lo que más odiaba de todo, era haber caído en su juego tan estúpidamente.
Sabía cómo era ese idiota, había trabajado casi un año con él, y aun así...
—Agh, esa sucia rata inmunda —resopló, inclinando su cabeza para beber todo el contenido de su copa.
Golpeando suavemente la copa en la mesa, el pelinegro torció sus labios y sacó su teléfono celular para llamar a alguien, necesitaba soltar lo que estaba enterrado bajo su lengua o en cualquier momento, todo simplemente podría caer fuera.
Y, aunque sus compañeros estaban lo suficientemente bebidos como para no importarles que estuviera apartado solo en una mesa, bebiendo, dudaba que no recordarían si hacía un pequeño show.
Tenía una imagen del empleado perfecto que mantener después de todo.
Bufando, colocó el aparato contra su oído y esperó hasta el sexto tono antes de finalmente ser contestado.
—Mal momento para llamarme, corazón, todavía estoy intentando seducir al sexy daddy Santa Claus —expresó Taehyung, con fuerte música de fondo.
—Distráeme —ordenó.
—Ay, no, suena a que Min Sexy Yoongi hizo algo nuevamente —suspiró—. Dame un segundo cariñito, debo buscar un buen lugar para esto —expresó.
Jimin hizo un sonidito con su garganta, el cual se transformó en un gruñido resentido al observar al Grinch prestarle atención realmente a la sanguijuela luego de que esta presionara fuertemente su pecho contra él y le susurrara cosas a su oído.
—Estúpido, imbécil, arrogante de mierda. Claro, arruíname la noche y luego ve a follar como si nada con un esqueleto andante —refunfuñó amargamente.
—Hey, ¿qué se supone que te hice, baby? —exclamó su mejor amigo.
—No es para ti, es para la rata inmunda —bufó y apretó el puente de su nariz.
—Uy, huele chisme del bueno —exclamó entretenido—. Dile a papi Tae que te hizo ese feo monstruo —expresó.
—Me engañó —acusó—. El muy estúpido hijo de su madre me hizo caer en una trampa, TaeTae —se quejó e hizo parar a un camarero que pasaba por su lado para pedir otra copa.
—¡Ese estúpido hijo de puta! ¿Quién se cree que es para engañar a mi honey? —exclamó.
—Eso, eso —apoyó el pelinegro—. Y ahora el muy rata está coqueteando con una sanguijuela como si no me hubiese arruinado la Navidad, TaeTae —se quejó.
—Uuh, esa gonorrea con patas —chasqueó su lengua.
—Te juro Tae, que estoy a esto —alzó su mano libre, juntando su dedo índice y pulgar—, de ir y hacerle un escándalo —suspiró.
—¿Y por qué no lo haces? —preguntó.
—Porque es una fiesta de la empresa, no estás aquí para apoyarme y las presidentas todavía están dándose vueltas por aquí —respondió con un bufido triste.
—¿Por qué no te vienes conmigo? —preguntó.
—Porque la fiesta aquí aún no termina —respondió.
—Uh, suena a como que más bien tienes algo en mente —indicó.
—Tal vez —reconoció—. Por eso te llamé.
—Vamos bebé, suelta el plan y voy volando a ayudarte a enterrar el cuerpo —dijo excitado.
—No, no es eso —negó, con una pequeña sonrisa—. Te llamé para que me ayudaras a detenerme —explicó, y pidió otra copa, esta vez ni siquiera haciendo el intento de beberla moderadamente.
—¿Estás seguro de que has llamado a la persona correcta, cariño? —le recordó con tono divertido.
—No es como si pudiera llamar a mi hermano para contarle de esto, ¿no? —le recordó.
—Uh, cierto —aceptó—. ¿Cuánto has bebido entonces? —preguntó.
Jimin observó la mesa y torció ligeramente sus labios.
—Bueno... Puede que un poco más de la cuenta —reconoció.
—¿Cuánto es eso? —insistió.
—Lo suficiente como para ir y enfrentarle sin importar que estemos rodeados de otras personas e insultarlo —respondió honesto.
—Entonces, hazlo —animó.
—Taehyung... No me tientes por favor.
—Bien, bien —rió—. Busca un suplente —anunció.
—¿Un suplente? —frunció el ceño.
—Sí, algo parecido a él que puedas insultar sin problemas —explicó.
—Pero... No es como si pudiera invocar a un demonio —refunfuñó, lo que solo causó risa en su amigo.
—Cualquier cosa que no te responda te servirá, cariño, incluso un vaso —aseguró.
Observando a su alrededor, Jimin miró con atención hasta detenerse en el inocente regalo que había preparado para cada trabajador, siendo solo un pequeño presente en forma de un oso deseando una feliz navidad y una botella de vino.
—Bien, lo tengo —anunció, y soltó un hipo pequeño.
—Muy bien, ahora dile todo lo que le dirías al idiota culo arrogante —ordenó.
El pelinegro negó suave—. Es un osito, Tae, no puedo ser malo con un osito y una botella de vino —expresó.
—Ese no es un osito, bebé, es una rata inmunda que te engañó —le recordó—. Es un malvado lobo feroz que se comió a la tierna ovejita.
Los labios de Jimin se torcieron inevitablemente.
—Maldito hijo de puta —anunció.
—¡Eso! Vamos honey, sigue —alentó.
—Te crees muy sexy e inteligente, pero no era más que un puto —gruñó.
—Vamos cariño, dale más duro —ordenó.
—Estúpido Grinch sin corazón —refunfuñó, picoteando con su dedo libre al pobre osito—. Te crees mejor que nadie, pero la verdad es que no serías nada sin mí.
—Dale más duro, corazón, sé que puedes —animó.
—Rata con cerebro. Te odio más que mis mañanas sin mi café. Ojalá te atropellara una bicicleta y pisaras popo de perro —exclamó.
—¡Acabalo bebé!
—Estúpido arrogante de mierda. Te crees mucho solo por tu familia y cerebro, pero soy mejor que tú en muchos sentidos, puto —gruñó y sus ojos se alzaron para buscar a su jefe, encontrándolo apartándose de la fiesta con su compañera aferrada a su brazo soltando risas—. Oh, maldito hijo de puta. Tengo unas ganar de patear tu asqueroso culo adinerado.
—Eso bebé, ahora ven a la fiesta conmigo para que podamos entregar nuestros culos a una verga de la buena —exclamó.
—Solo dame unos minutos, debo decir unas palabras más a ese culo arrogante —anunció, levantándose repentinamente, chocando con un empleado.
—Avísame cuando termines corazón, me alegra que mi charla motivacional funcionara —expresó contento y cortó la llamada.
—S-señor lo siento, yo... No lo vi —expresó apenado el joven chico.
Jimin observó su ropa empapada y soltó un bufido.
—No importa, pero necesito otra camiseta —expresó.
—Tengo una de repuesto —aseguró el chico—. Por favor, espéreme en el baño y se la iré a dejar.
Observando el camino por el cual se había retirado el ogro, Jimin asintió.
—Te esperaré, y si logras conseguirme algo para cubrir mi rostro, tipo máscara, no le diré a tu jefe —prometió, a lo que el joven asintió vigorosamente antes de salir disparado.
Observando al osito en la mesa, Jimin lo tomó junto a su botella de vino.
—Entonces, ¿realmente lo haremos? —preguntó y movió la cabeza del osito de forma positiva—. Así se habla —asintió decidido y se retiró.
Entrando en el cuarto del baño, se quitó su chaqueta junto a su camiseta y limpió un poco su torso con agua, para quitarse algo el hedor de alcohol sobre él.
—Señor, conseguí esto —exclamó el empleado, entrando al baño.
Deteniéndose frente a él, le mostró una camisa negra, un antifaz de ojos junto a una barba de santa y un gorro de este mismo.
—Perfecto —sonrió tomando las cosas—. ¿Puedes abrirla? —pidió, entregándole la botella de vino.
El chico asintió, sin quitarle la mirada de encima.
Guiñándole un ojo, Jimin se colocó la camisa ajustada y luego la máscara roja con diseños de pequeños muérdagos en esta que cubría desde sus cejas hasta su un poco más arriba de su nariz.
Tomando la extensa barba de Santa, se la colocó, y despejó el camino de sus labios.
—¿Me reconoces? —preguntó, al empleado.
Pero dicho joven estaba más concentrado en mirar los botones que se habían abierto de la camisa mostrando hasta la boca de su estómago al ser una talla más pequeña de la que usaría Jimin.
—Sexy —balbuceo.
—Gracias, pero no fue lo que te pregunté —dijo con una risita un poco tonta.
—Uh, no señor —respondió, agitando su cabeza—. Pero, su cabello —indicó.
Observando su reflejo, Jimin tomó el gorro de Santa y se lo colocó ocultando su cabello con ello.
—¿Mejor?
El chico asintió y le entregó la botella.
—Gracias baby —le guiñó un ojo tomando la botella—. Puedes quedarte con esa ropa si quieres, o arrojarla a la basura —indicó antes de salir del baño.
Tomando un trago de la botella, se sorprendió de la buena calidad que era este.
—Bueno, a trabajar —expresó y caminó por los pasillos con un destino en mente.
Sabía dónde se encontraría Min, después de todo, él mismo había tenido que pedir una habitación para el idiota con el esqueleto andante.
Cantando villancicos por lo bajo, un Jimin lo suficientemente borracho como para no temer de las consecuencias sacó de su bolsillo la llave tarjeta que se había quedado y se detuvo frente a la puerta.
—Jo, jo, jo. Merry christmas maderfuker —exclamó, abriendo repentinamente la puerta para contemplar a Yoongi parado con su pantalón abierto y la sanguijuela succionando su polla.
—Pero... ¿Quién te crees que eres? —exclamó Min, abriendo sus ojos para observarle furioso por la interrupción.
Sin responder, solo cantando feliz Navidad en inglés, Jimin entró en la habitación y agarró del cabello a la mujer que había dejado su trabajo para observarle confundida.
—Ay, ¿pero qué haces? —exclamó la mujer, siguiendo al Santa disfrazado cuando este tiró de ella por su cabello—. ¡Yoongi! —chilló cuando cayó fuera de la habitación.
—Jo, jo, jo —rió Jimin, cerrando la puerta en su cara antes de enfrentar al demonio.
Observando el interruptor de la luz, lo apagó para que la habitación quedara iluminada solo con la luz de los ventanales y bebió otro trago de vino.
—Dile a Jungkook que esta fue una broma muy molesta —expresó irritado Yoongi, sin siquiera hacer el esfuerzo por cubrir su miembro expuesto.
—Oh, baby —exclamó, negando—. You are a very, very, bad boss —dijo, bebiendo otro trago.
—¿Te conozco? —cuestionó, entrecerrando sus ojos.
Sonriendo, Jimin se acercó y picoteó el pecho del Grinch con su dedo.
—You know —respondió, y tal vez si había bebido algo de más, porque no pudo evitar que su dedo se deslizara más abajo, deteniendo en el borde del pantalón abierto.
Observando ese duro miembro, no pudo evitar lamer sus labios.
Min estúpido Yoongi realmente estaba dotado incluso ahí abajo el desgraciado.
—Ojos aquí —ordenó Min, tomando su mentón barbudo.
Sonriendo, Jimin llevó la botella a sus labios y luego se empujó estrellando su boca contra la del demonio, empujando todo el vino y obligándolo a tragarlo.
—Drink, son of a bitch —susurró sobre sus labios, luego se alejó y empujó la botella a esa boca.
Yoongi bebió unos tragos y luego empujó la botella lejos.
—No sé qué crees que estás haciendo, pero...
Sin dejarle seguir, Jimin empujó nuevamente la botella a esos malvados labios, obligándolo a tomar.
—Debes de creer... That it's too funny to make fun of your employees, eh, rata inmunda —gruñó y aquellos ojos mieles se entrecerraron en su dirección.
—¿Trabajas para mí? —cuestionó, empujando la botella.
Jimin soltó una risa y luego bebió un trago de la botella.
—Oh baby, you don't need to know —ronroneó y luego alzó su mano libre para darle una bofetada que sorprendió a Min—. Bad boy —anunció, acariciando la zona golpeada.
—Tú —tomando una profunda respiración, Yoongi intentó calmarse a sí mismo.
Y, observándolo tan enojado, Jimin no pudo evitar sentirse satisfecho consigo mismo, pero solo había una cosa que le seguía distrayendo.
Bajando la mirada, encontró ese pene que había perdido un poco el interés, pero aún así se veía igual de grande y majestuoso.
Lamiendo sus labios, ni siquiera lo pensó cuando cayó sobre sus rodillas y empujó el condón baboseado por otra.
—¿Qué crees que haces? —cuestionó Min, con su cuerpo tensándose en molestia.
Sonriendo, Jimin bebió un trago de la botella y luego la dejó en su mano antes de concentrarse en la maravillosa verga frente a él.
Maldición, realmente era de lejos la mejor polla que había visto hasta ahora.
Grande, gruesa, larga y venosa. Con la punta húmeda de pequeña gotas de pre-semen.
—Tú...
Cualquier cosa que iba a decir Yoongi, fue interrumpido cuando Jimin se llevó de golpe aquel miembro en su boca, llevándolo profundamente en su garganta sin aviso.
—Oh, mierda —exclamó Min, llevando su mano libre a su cabeza, cerrando sus dedos alrededor del gorro y el cabello.
Tarareando alegremente ante el ardor en su garganta, Jimin retrocedió y le dio un beso en la cabeza antes de lamer alrededor de esta.
—Hijo de puta —ronroneó, arrastrando sus labios a lo largo de esa maravillosa verga.
Yoongi resopló una risa sin aliento.
—¿Realmente me estás insultando mientras me chupas la polla? —cuestionó divertido.
Frunciendo el ceño, el borracho Jimin santa alzó su mano libre y apretó las bolas del Grinch, obteniendo un sonoro gemido en respuesta.
—Mucho mejor —ronroneó antes de meter nuevamente ese maravilloso pene en su boca.
Observándolo enojado, Min no hizo ningún otro comentario mientras bebía de la botella y comenzaba a mover sus caderas, follando realmente aquella talentosa boca húmeda y apretada que rápidamente le devolvió su completa erección, mucho más dura de lo que había logrado poner su acompañante.
Observando aquellos arrogantes ojos, Jimin utilizó de todas sus habilidades adquiridas, ambos luchando por el control y dominio, para demostrar quién era mejor que el otro.
El calor invadió la habitación, Jimin sintió como su propia polla reaccionaba ante la lujuria que invadía el lugar, con los gruñidos bajos del estúpido Yoongi y sus húmedos sonidos ahogados que emitía su boca llena.
Ah, aunque Min no lo reconocería, era bastante obvio que él tenía el poder a juzgar de las maldiciones y gruñidos de placer que le arrancaba sin que se diera cuenta.
Y se sentía tan bien, saber que él estaba provocando esa reacción, solo lo animaba a seguir y hacerlo aún mejor hasta tenerlo rogando por él.
Cuando sintió esa polla palpitar suavemente contra su lengua, sonrió malvadamente y se apartó sin aviso, tomando por sorpresa a su jefe, quien inmediatamente gruñó observándolo.
—Métela en tu boca —ordenó, apreciando esos rellenos labios acariciando pervertidamente su miembro húmedo.
—Plis —pronunció Jimin con voz ronca, lamiendo la húmeda punta como si fuera una paleta, capturando las gotas de pre-semen una y otra vez.
—No lo diré —gruñó.
Jimin hizo un adorable puchero, el cual restregó suciamente en aquella erección mientras su mano acariciaba la base del miembro en movimientos cortos que solo lo atormentaban más.
Viéndose totalmente disgustado, Yoongi gruñó con molestia y le observó con odio.
—Por favor. —pronunció duramente.
Y Jimin sonrió, totalmente satisfecho antes de volver a meterlo en su boca, succionando con la suficiente fuerza como para volver arrancarle aquellos gruñidos de placer.
Cuando Yoongi inclinó su cabeza y gruñó profundamente, Jimin sonrió mientras sentía como su semilla era disparada por montones en su garganta.
Cuando su cabeza fue apartada, sonrió abriendo su boca, observando como esa maravillosa polla se agitaba suavemente y esa blanca crema caía en partes de su rostro y máscara.
Ah, qué bien se sentía realmente ganarle en algo a su estúpido jefe.
—Loser —sonrió y se levantó del suelo recuperando su botella—. Bye, bye —se despidió agitando su mano mientras intentaba alejarse.
Por supuesto, Min estúpido Yoongi arrogante no le iba a dejar irse así como así.
—Mi turno —gruñó, quitándole la botella antes de empujarlo a la cama.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro